Protestas en Cuba (2021)

Protestas en Cuba (2021)
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Fecha:11 y 12 de julio de 2021
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba

Protestas en Cuba (2021). Hecho ocurrido entre los días 11 y 12 de julio de 2021 en diferentes puntos de Cuba, cuando grupos de elementos contrarrevolucionarios y delincuentes, instigados a través de las redes sociales, realizaron provocaciones que respondieron a una estrategia intervencionista puesta en práctica anteriormente en otros países, para enarbolarla como justificación de una intervención armada en la isla.

Las acciones estuvieron orientadas, financiadas, orquestadas y apoyadas por el gobierno de los Estados Unidos con el objetivo de demostrar una supuesta ingobernabilidad en Cuba ligada a una feroz campaña mediática de desacreditación como parte de la Guerra No Convencional que trata de fracturar la unidad entre partido-estado y pueblo.

Posterior a estos sucesos y a la par de la campaña mediática y de las noticias falsas (fake news) generadas contra Cuba en el espacio virtual, se intensificó la ocurrencia de incidentes de ciberseguridad contra la isla.

Antecedentes

El Gobierno de Estados Unidos ha dedicado cientos de millones de dólares para interferir en los asuntos internos de Cuba, para hacer injerencia en ellos; para intentar fomentar una oposición política al precio incluso de generar desorden, inestabilidad, con el fallido propósito de fracturar el orden constitucional, el consenso social, las condiciones de estabilidad, tranquilidad, seguridad ciudadanas y armonía del pueblo cubano.

Para ello ha utilizado herramientas de alta tecnología, poderosas y sofisticadas, de las cuales tiene control prácticamente monopólico y lo ha hecho para tratar de aprovechar las duras condiciones sociales que ha generado en el planeta la pandemia y, en el caso de Cuba, haciendo uso de la mentira, la calumnia y la manipulación de datos en el intento de movilizar, convocar, incitar, manipular a las personas. Es un diseño con fines políticos, en el cual el imperialismo norteamericano ha trabajado por largo tiempo, acentuado sus esfuerzos e incrementado su financiamiento[1].

El recrudecimiento de la política de cerco, de estrangulamiento económico del país en plena pandemia, ocurrió junto a un incremento de la agresión política, mediática, comunicacional; a un aumento inusitado de las operaciones de desinformación, financiadas copiosamente con fondos federales del presupuesto de Estados Unidos que se declaran públicamente, decenas de millones de dólares anuales, sin contar los fondos encubiertos que también se usan en estas campañas.

Desde finales del año 2020 y hasta la fecha (2021) venían ocurriendo numerosos actos de instigación a la violencia, a acciones terroristas que con absoluta impunidad han ocurrido y siguen ocurriendo, intensificada desde el 15 de junio de 2021, y que se producen desde cuentas radicadas en el ciberespacio de Estados Unidos, desde dispositivos que están bajo la soberanía del Gobierno de Estados Unidos, desde territorio de Estados Unidos, desde compañías y grupos, algunos con vínculos con el terrorismo, que reciben financiamiento directo del Gobierno de Estados Unidos.

A partir del 15 de junio se lanzó la convocatoria #SOSCuba en Nueva York, usando a agentes pagados por el Gobierno de Estados Unidos, que han cometido actos ilegales en Cuba, físicamente allí frente a la propia sede de las Naciones Unidas en una farsa, y movieron esta etiqueta para tratar de obstaculizar el pronunciamiento de la Asamblea General de Naciones Unidas contra el bloqueo, quedando desarticulada esa campaña prácticamente al nacer.

La convocatoria a protestar en Naciones Unidas y el lanzamiento de la etiqueta en redes fue realizada por Proactivo Miami Inc., una compañía estadounidense radicada y registrada en la Florida, que recibió el certificado de validez jurídica por parte de la División de Corporaciones del Departamento de Estado de la Florida.

La empresa funciona en la articulación de un grupo de compañías bien financiadas, con alta tecnología, que mueve, financia, sustenta desde el punto de vista tecnológico y de laboratorios de ciencias sociales, psicología, comunicación, un grupo limitado pero influyente en la Florida y en las redes digitales, un grupo de medios que controla el flujo de datos manipuladores, políticamente motivados, mediante ilegalidades y la violación de los códigos de las propias plataformas estadounidenses que los hospedan.

Para el 23 de junio de 2021 se puso en marcha una operación comunicacional de alta envergadura que incluía llamados a la violencia, a acciones terroristas, agresión a las autoridades y el asesinato del presidente de la República.

A partir del 5 de julio de 2021 ese laboratorio mediático lanzó la campaña en Twitter, de intervención humanitaria en Cuba y canal humanitario Cuba.

Una intervención humanitaria se sustenta en el uso de la fuerza no autorizado por parte de otro/s Gobierno/s o de una organización internacional, para sustituir el accionar legítimo de un gobierno dentro de su territorio. La propia Cruz Roja, propuso denominar intervención armada y no intervención humanitaria, pues precisamente su característica principal es el uso de la fuerza foránea. En consecuencia, no existe norma ni consuetudinaria ni convencional en el Derecho Internacional que respalde esta clase de uso de la fuerza[2].


El 9 de julio activaron nuevas variantes. Las etiquetas del día 5 se movieron desde una decena de cuentas, pero con una gran capacidad tecnológica automatizada, inorgánica, robótica, con instrumentos de informatización. Un grupo de cuentas líderes, prolíficas, que movían esas etiquetas y que saltan a SOSCuba, SOSMatanzas y Cuba Duele.

Retomaron SOSCuba por ser una etiqueta muy socorrida durante la pandemia, que se ha utilizado con fines humanitarios, solidarios, relacionados con propósitos de auxiliar enfermos y atender situaciones extremas que se han producido en diversos países. Ha sido usada como una etiqueta humanitaria. Y para engañar, confundir y manipular, se utiliza como si fuera una bandera de la cruz roja, para engañar a las personas contra Cuba.

Los operadores utilizaron lo que llaman granjas de trolls, que son usuarios coordinados que divulgan de manera automatizada mensajes en Twitter a través de cuentas falsas, o cuentas robotizada, que utilizan los llamados robots o bots, y que se mueven a una velocidad tremenda que solo puede ocurrir de manera automatizada. Algunos de los robots usados en esta campaña son de última generación, costosos, e indetectables a menos que se indague conscientemente con los sistemas regulares de auditoría de las plataformas de redes digitales.

El 9 de julio desplegaron acciones coordinadas para dar volumen de manera inauténtica a la etiqueta #SOSCuba. Se produjo el abandono de la campaña de intervención humanitaria y se fijó como objetivo lograr altas magnitudes en la etiquetas #SOSCuba y, de manera secundaria, en #SOSMatanzas. El volumen de la etiqueta #SOSCuba es 16 veces superior, multiplica 16 veces las menciones a la etiqueta #Cuba, algo que no ocurre en redes digitales a menos que se estén desarrollando operaciones deliberadamente diseñadas, con alta tecnología.

El hecho de que esta etiqueta haya alcanzado lugar mundial en las redes digitales es resultado de una acción inorgánica desde territorio norteamericano con el apoyo de trolls, medios digitales de Florida, activistas, sistemas automatizados utilizados deliberadamente con herramientas caras, precisamente para convertir un mensaje en tendencia mundial.

La mayoría de los usuarios que participaron en esta campaña estaban ubicados en Estado Unidos y fueron manipuladas las herramientas de geolocalización de Twitter para indicar falsamente que el 60% de los usuarios estaban en Cuba y La Habana.

Disturbios

El Gobierno de Estados Unidos identificó el impacto del virus y la pandemia como una oportunidad para reforzar el bloqueo con motivaciones políticas y aplicar lo que llamó medidas de máxima presión para reforzar la agresión a Cuba.

El 11 de julio de 2021 se manifestó en Cuba el impacto combinado de un aumento de un pico de casos y fallecimientos de la pandemia de la COVID-19. La tensión consecuente sobre el sistema nacional de salud, su efecto en la vida de todas las personas, miles de ciudadanos cubanos y sus familias, y también de las carencias económicas, agravadas por la intensificación deliberada del bloqueo contra Cuba y el impacto de la pandemia en la situación económica internacional.

En una escala muy limitada, y aprovechando de manera oportunista las condiciones difíciles que vive el país, desde el 11 de julio y hasta el día 12, hubo disturbios, desórdenes, vandalismo y violencia en diferentes puntos del país con presencia de elementos desafectos a la revolución y delincuenciales con antecedentes penales y personas vinculadas a elementos de marginalidad.

Activadas por la agenda política de la contrarrevolución, las manifestaciones fueron parte de una operación política y de inteligencia que incluyó actos de Guerra No Convencional, entre ellos, llamados al estallido social, a la violencia, a la agresión a agentes policiales, al vandalismo y al sabotaje. Estos elementos acudieron a estos hechos armados, vociferando y anunciando muertes y hostigamiento a personas revolucionarios y comunistas; planeando asaltar lugares públicos, rompiendo cristales, robando, agrediendo y lanzando piedras.

Los actos fueron inducidos por agentes provocadores (guarimberos que protagonizaron disturbios callejeros y tomas violentas de instalaciones para inducir a la policía a tomar acciones represivas que generaran la percepción de violaciones de derechos humanos), en las manifestaciones participaron sectores populares que sufren los efectos de la crisis de la pandemia, el bloqueo y las sanciones estadounidenses, y algunos revolucionarios inconformes y confundidos por la manipulación de las emociones en las redes digitales.

Estas acciones fueron precedidas por un planificado trabajo de socavamiento simbólico, que buscó erosionar las bases de los vínculos barriales y comunitarios, el sentido común y la moral y el entendimiento colectivos, bombardeados desde los medios masivos de transmisión de datos e imágenes.

Utilizaron para ello sistemas de inteligencia artificial y Big Data, cibertropas y actos de ciberterrorismo para promover la fabricación artesanal y uso de armas o elementos incendiarios, acciones integradas de acoso, chantaje o financiamiento a líderes digitales o influencers internacionales.

En el apogeo de la mentira se emplearon imágenes falsas, se estimuló y glorificó el desacato y la destrucción de inmuebles, la compulsión al asalto y el acoso amenazante a ciudadanos y a las familias.

Para incitar al “cambio de régimen”, la guerra cultural incluyó raperos, la industria de la música hip hop y sectores de la farándula cubana financiados por la USAID y la Fundación Nacional para la Democracia −ambas tapaderas de la CIA− y fundaciones como la Open Society (Soros) y la Red Atlas.

La etiqueta #SOSCuba y #CorredorHumanitario fue usada por mercenarios cibernéticos junto con la canción Patria y vida (en lenguaje orwelliano Anexión y Odio), catapultada por activistas del Movimiento San Isidro como himno de manifestantes “espontáneos” que enarbolaban banderas de Estados Unidos.

Golpe blando

Aunque sus antecedentes se remontan a 2018, en la primera parte de 2021 las maniobras de desestabilización en Cuba involucraban al llamado Movimiento San Isidro (MSI), sus alianzas con estructuras del anticastrismo de finales del siglo XX (la Unión Patriótica de Cuba) y un movimiento que ya en las calles sugería cierto grado de maduración para nuevas acciones dentro del marco difuso de la fórmula básica de la guerra híbrida (guerra no-convencional + revolución de color)[3].

Entre los estrategas de la guerra no convencional y del golpe blando se estableció, como nueva prioridad, financiar proyectos de cambio de régimen en Cuba, para lo cual fue necesario conformar, previamente, un guion sobre un presunto estallido social.

De tales menesteres se encargaron Orlando Gutiérrez Boronat, cabecilla de la organización contrarrevolucionaria en el exterior, Directorio Democrático Cubano, y el congresista de origen cubano Lincoln Díaz Balart, quienes sostuvieron un encuentro para evaluar las acciones hasta diciembre de 2021, a fin de desestabilizar al Gobierno de la Isla. También estuvo presente la tristemente célebre Brigada 2506, bajo la dirección de Johnny López de la Cruz, quien suscribió un memorándum de entendimiento con Gutiérrez Boronat, uno de cuyos objetivos previó «acciones de rescate de países bajo regímenes comunistas en América Latina»[4].

Ambas organizaciones vinculadas con el terrorismo enviaron a sus seguidores un diseño de movimiento de desobediencia civil, en el cual se exponían los pasos para derrocar la Revolución, a partir de estudios realizados en Rumanía, Yugoslavia y en otros países europeos.

El «manual» elaborado contra Cuba concibió, en varias etapas, acciones dirigidas a generar un clima de malestar, realizar campañas por los derechos humanos, acusar al Gobierno de totalitarismo, promover las protestas violentas e intensificar la guerra sicológica, hasta llegar a solicitar una intervención militar.

En tales «estudios sobre los procesos de cambio social», participó también Luis Zúñiga Rey, de larga data en organizaciones terroristas.

Los disturbios y hechos vandálicos ocurridos el 11 de julio evidencian un minucioso análisis del contexto socio-económico local, marcado por elevadas cifras de casos de COVID-19, las interrupciones del servicio eléctrico provocadas por fallas en los sistemas de generación y los efectos del recrudecimiento de la guerra económica contra el país.

En pocas horas, la matriz de opinión de crisis humanitaria fue suplantada por el reclamo de libertades, el fin del comunismo y las denuncias de represión, elementos que amplificaron grandes medios de comunicación, como CNN, televisoras de la Florida en articulación con plataformas digitales financiadas por Washington, la prensa española de derecha y la compañía Twitter.

Respaldado por escenas construidas de un levantamiento popular en Cuba, el alcalde de Miami, Francis Suárez, no demoró en anunciar:

"«Pedimos una intervención internacional liderada por Estados Unidos para proteger al pueblo cubano de un baño de sangre. He estado en contacto con el Departamento de Estado y ellos están monitoreando las protestas pacíficas en Cuba»."

Casi de manera simultánea, Rosa María Payá Acevedo y Liudmila Santiesteban Cruz, integrantes del proyecto enemigo Cuba Decide, emitieron indicaciones a su base operativa en territorio cubano para unirse a la supuesta rebelión popular.

La convocatoria a sumarse a las manifestaciones y la incitación a los disturbios, con el empleo de la coartada de la sociedad civil local, centró el discurso de elementos contrarrevolucionarios, como Yamila Betancourt García.

Al dispositivo mediático se incorporaron igualmente el youtuber Alexander Otaola Casal; el líder del proyecto Somos más, Eliécer Ávila Sicilia, y los influencers Manuel Milanés Pisonero y Alain Lamber Sánchez, conocido como Paparazzi cubano, todos radicados fuera de la Isla.

El propio 11 de julio, William Cabrera González (Willy), cabecilla de La nueva nación cubana en armas, y Jorge Luis Fernández Figueras, al frente del proyecto Lobos solitarios, realizaron una transmisión en vivo, a través de internet, en la cual anunciaban una supuesta infiltración militar por la zona occidental de Cuba.

Con ese propósito, en una operación asegurada por el Directorio Democrático Cubano y la Brigada 2506, desde inicios del presente año (2021) La nueva nación cubana en armas inició el reclutamiento de hombres mediante las redes sociales, todo ello promovido desde territorio estadounidense, con total impunidad.

En indicaciones precisas a sus «comandos» en diferentes provincias, estos personajes incitan a atacar a los agentes del orden público, destruir carros patrulleros, incendiar estaciones de la Policía y lanzar cocteles molotov contra círculos infantiles, escuelas y policlínicos, entre otras instituciones sociales.

Las «órdenes» llegaron hasta sugerir el asesinato de los principales dirigentes cubanos:

"«Eso sería una cuestión que ya el propio desarrollo de la lucha irá diciendo todo lo que hay que hacer. Eso es lo que se llama sobre la marcha. Iremos conociendo cuál es la oportunidad y el método para eliminar a fulano o mengano»."

Tales declaraciones pusieron al descubierto los verdaderos intereses del imperio, que a través de la manipulación de imágenes e información con fines políticos, la adulteración de contenidos de los medios de prensa cubanos, el ciberataque a varios de ellos y el empleo de sistemas de inteligencia artificial y Big Data, dieron cuenta de las acciones de injerencia.

Los acontecimientos del 11 al 13 de julio marcaron un punto clímax en el despliegue de dispositivos clásicos de intervención indirecta mediante redes sociales, control narrativo de los grandes medios y disturbios programados bajo la coartada típica de la “sociedad civil”.

A continuación algunos elementos a puntualizar:

  1. Lo que podía tener el MSI de innovador o “pacifista” desapareció el mismo 11 de julio.
  2. Aun así certificó su función como componente soft de un esquema mayor luego asimilado a una campaña informativa que esperó un momento-dispositivo para avanzar a otra fase de acciones y mensajes.
  3. Lo que comenzó como una “crisis humanitaria” proyectada intensamante desde los medios a partir de un repunte en materia de casos por COVID-19, junto a los efectos del Huracán Elsa y, en particular, las señales de dificultad sanitaria, en Matanzas, rápidamente quedaron en el pasado saltando súbitamente al reclamo, predecible, por “libertades”, el “fin del comunismo”, y las denuncias de “represión”.

A pesar de la fuerte carga simbólica y cultural del discurso generalizado en redes sociales y la poderosa, y bien financiada, constelación de medios involucrados en la operación de cambio de régimen, ciertos aspectos de lo económico y comercial ofrecen un vector de análisis que debe resaltarse, dado que, en ese espacio de insatisfacciones promovidas por el bloqueo, recaen las acciones menos publicitadas.

Previo al 11 de julio, a lo largo de la isla se manifestaron una serie de acciones de sabotaje a la vulnerada alternativa económica de la isla, de por sí afectada con la merma del flujo turístico producto de la pandemia.

El periodo de desestabilización previa que desembocó en los disturbios del 11 de julio tiene un manejo de tiempos y oportunidades limitado y, de ahí, la intensificación por todos los medios.

Los elementos de coyuntura global (la COVID-19) son aprovechados para alcanzar los objetivos estratégicos que se han buscado sobre Cuba en las últimas siente décadas desde Estados Unidos, en algo que pudiera definirse como una campaña de “máxima crueldad”.

Galería de imágenes

Ciberataques

A partir del 11 de julio de 2021, Cuba fue el blanco de una renovada y sofisticada operación de guerra cibernética, que a la par de la campaña de intoxicación desinformativa de los medios masivos cartelizados, de las noticias falsas (fake news), del uso de cuentas “influenciadoras” y de ONG como herramientas de infiltración en la sociedad, estuvo dirigida a desestabilizar de manera caótica y violenta a la isla, y cuyo objetivo principal sería justificar la injerencia militar de Estados Unidos bajo la pantalla de una “intervención humanitaria”.

Las acciones encubiertas de la administración Biden se inscribieron en el marco de la Guerra No Convencional (GNC) del Pentágono; una guerra irregular, asimétrica y de desgaste, que con eje en una “estrategia de espectro completo” abarca una política donde lo militar (incluidas operaciones sicológicas de inteligencia, guerra híbrida, ciberguerra, terrorismo, sabotajes), lo económico, comercial y financiero (el bloqueo y las sanciones y leyes de alcance extraterritorial como la Torricelli y la Helms-Burton) y lo cultural (el uso de la consigna “Patria y Vida” en contraposición a la simbólica frase de Fidel, “Patria o Muerte”), tienen objetivos comunes y complementarios.

Las guerras de cuarta generación requieren del control y la conversión instrumental de los medios (radio, TV, prensa escrita) en armas de la guerra sicosocial, en combinación con las redes informáticas (fibra óptica, cables, computadoras y dispositivos electrónicos para el tráfico y generación de información) utilizadas como herramientas para la difusión de matrices de opinión elaboradas por el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia.

Para tal fin, desde 2007 la CIA consideró prioritario garantizar el acceso a Internet en Cuba, sin el control del gobierno ni de las empresas cubanas de telecomunicaciones, y envió a la isla agentes encubiertos y asesores provistos con teléfonos celulares y laptops, y estableció 10 equipos BGAN (Broadband Global Area Network), lo que le permitió establecer redes ilegales de comunicación para la transmisión de datos.

En 2011 Estados unidos creó una red social clandestina similar a Twitter llamada ZunZuneo, impulsada por mensajes de texto, tanto para probar el control tecnológico como para provocar a los jóvenes a manifestarse contra el gobierno cubano, similar a las ocurridas durante la llamada 'Primavera Árabe'.

En 2018, siguiendo las instrucciones del expresidente Donald Trump, se creó la llamada Fuerza de Tarea de Internet para Cuba (o Grupo Operativo de Internet para la subversión en la isla), subordinado al Grupo de Acción Política (GAP), que forma parte del Centro de Actividades Especiales, una división de la CIA que entre otras misiones realiza análisis basados en el Big Data, procesa perfiles de los sujetos de interés y elabora planes de acción que son enviados a la Fuerza de Tarea para su ejecución.

El Grupo Operativo de Internet contrata los denominados netcenters y reúne a decenas de cibersicarios y haters (hostigadores a través de las redes sociales), mercenarios que realizan campañas de descrédito o 'asesinatos del carácter', cívico o de la reputación de personas, mediante campañas de rumores, noticias falsas y 'chismes', y de la manipulación de materiales digitales, fotos, conversaciones grabadas, correos electrónicos y el robo de contraseñas para suplantar identidad.

Posterior a los sucesos del 11 y 12 de julio y a la par de la campaña mediática y de las noticias falsas (fake news) generadas contra Cuba en el espacio virtual, se intensificó la ocurrencia de incidentes de ciberseguridad, que afectaron la disponibilidad de varios sitios web gubernamentales[5].

Estos ataques congestionaron los canales de comunicación y afectaron la calidad del servicio de acceso a Internet, motivando molestias e insatisfacciones en los clientes, Otro de los objetivos fue hacer colapsar la visibilidad y la credibilidad del gobierno cubano y sus instituciones (como preveía el ejercicio Evento 201), así como su capacidad para difundir información a través de medios oficiales respecto a la situación real que se vive en la nación.

En lo fundamental se detectaron ciberataques de denegación de servicios, conocidos como DoS/DDoS, según sus características.

En términos generales, se generaron muchas solicitudes a un servidor hasta que excedieron su capacidad de procesamiento y colapsaron, atentando contra la disponibilidad de los sitios web en internet, al ponerlos fuera de línea.

Fueron descubiertos ciberataques orientados a tomar el control de las bases de datos de los sitios web y obtener información de valor (conocidos como inyección SQL) y crear condiciones para mantener dicho control en el tiempo.

Aunque fue posible identificar las direcciones IP desde las que se ejecutaron las acciones nocivas contra el país, eso no necesariamente significó que intencionalmente esa nación atacara a Cuba, pues existen tecnologías que operan, burlando las medidas de ciberseguridad y utilizan los recursos de internet de un Estado sin que sea de su conocimiento, para agredir a terceros países.

Los ciberataques se ejecutaron con el empleo de las direcciones IP registradas en proveedores de servicios de telecomunicaciones de Estados Unidos de América, Reino Unido, Francia, Turquía, Alemania y Países Bajos.

Cronología de los incidentes de Ciberseguridad
Fecha
Organismo
12 de julio de 2021

Ministerio de Relaciones Exteriores

15 de julio de 2021

Banco Central de Cuba

16 de julio de 2021


Servicio de hospedaje de ETECSA, que afectó varios sitios web, entre los que se destacan:

  • Presidencia de la República
  • Periódico Granma
  • Cubadebate
  • Instituto Cubano de Radio y Televisión
  • Tribunal Supremo Popular
  • Partido Comunista de Cuba
  • Contraloría General de la República
  • Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera
  • Aduana General de la República
  • Instituto de Planificación Física
  • Fiscalía General de la República
  • Ministerio de Educación
17 de julio de 2021

Biocubafarma

Enlace externo

Referencias

Fuentes

  • Presidente cubano e integrantes de su equipo de gobierno comparecen en cadena nacional. Disponible en:Cubadebate. Consultado el 13 de julio de 2021.
  • El objetivo contra Cuba es claro: Intervención militar. Disponible en:Cubadebate. Consultado el 13 de julio de 2021.
  • Diario estadounidense critica plan para desestabilizar a Cuba. Disponible en:Cubadebate. Consultado el 13 de julio de 2021.
  • CTC condena manifestaciones de desorden en ciudades cubanas. Disponible en:Cubadebate. Consultado el 13 de julio de 2021.
  • Díaz-Canel al pueblo de Cuba: “La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios”. Disponible en:Cubadebeta. Consultado el 13 de julio de 2021.
  • Cuba vs. el terrorismo mediático. Disponible en:Prensa Latina. Consultado el 30 de julio de 2021.