Puentismo

Puentismo
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Concepto:Técnica del salto con arnés.

El Puentismo es una actividad en la cual una persona se lanza desde una altura, generalmente cientos de metros, con uno de los puntos de la cuerda elástica atada a su cuerpo o tobillo, y el otro extremo sujetado al punto de partida del salto. Cuando la persona salta, la cuerda se extenderá para asumir la energía de la caída, entonces el sujeto ascenderá y descenderá hasta que la energía inicial del salto desaparezca.

Historia

El puentismo se inventó a principios de la década de 1970 en Cruseilles cerca de Annecy, Francia. Un escalador alemán (residente en Suiza) llamado Helmut Kiene conectó una cuerda en uno de los puentes que cruzan el río Les Usses y saltó desde el otro. Estos dos puentes distan unos 50m, por lo que realizó un péndulo de similares dimensiones. A esta nueva actividad se la conoció como el péndulo de Kiene en el gremio de la escalada. En castellano se la bautizó como puenting, jugando con las palabras inglesas de otras actividades de aventura (trekking, jogging, rafting, canyoning...) pero es un término completamente spanglish y en absoluto inglés, lengua en la que ni hay un término exacto para traducirlo (la denominación más aproximada es "bridge swing jumping"). En España, el puentismo se comenzó a extender y conocer a inicios de la década de 1980, cuando algunos escaladores hallaron el modo de realizarlo con un solo puente, pasando las cuerdas por debajo del mismo, y son decenas los puentes que se emplean para la actividad. Curiosamente, el puénting (ni la técnica, ni el término) no es conocido más que en el área de influencia del castellano, pese a ser inventado en Francia por un alemán residente en Suiza (países que, prácticamente desconocen la actividad). Ha sido el nombre y la lengua en la que se lo bautizó (aunque en forma híbrida) quien le ha abierto las puertas.

Góming

No han de confundirse el puentismo y el góming, pues los materiales, la técnica, los procedimientos y la experiencia son muy diferentes. Al ser el puentismo iniciativa de escaladores y al difundirse por esos cauces de la escalada, se solía realizar con arneses de escalada, de conexión en la cintura. Pero conscientes de los riesgos que ello conllevaba (más abajo detallados) se comenzaron a adoptar materiales creados para el góming: arneses de pernera e integrales, a complementar el de cintura con uno de pecho (para que personas de cintura no marcada no se escaparan del arnés) así como a duplicarse los arneses, para que el fallo de uno de ellos no resultara fatal. Como consecuencia de las diferencias entre góming y puentismo, se genera otra más: se pueden realizar saltos de góming tocando agua al final de la caída, pues se llega con velocidad menguada al frenarnos la goma. En puénting, sin embargo, es algo a evitar, pues al ser pendular, la máxima velocidad se obtiene en el punto más bajo, luego el impacto con el agua es brutal, y ha llegado a partirse gente al impactar con el agua e ir cada pierna por su lado. Si bien el puentismo se inventó saltando entre dos puentes, esas condiciones (dos puentes a la distancia exacta y altura adecuada) son muy difíciles, así que lo más normal es realizarlo por debajo de un puente de proporciones (anchura/altura) adecuadas. De todos modos, hay saltos que se realizan empleando un solo lado del puente (el punto de salto y el de instalación son al mismo lado del puente, distando ambos la longitud de cuerda que la altura del mismo permite saltar). .


Sensaciones

El puentismo es una experiencia muy emocionante, por una parte porque consiste en tirarse al vacío (como en góming, pupuénting, tirolina, parabóling, supersalto, bigóming, parapente,paracaidismo, saltos al agua…), pero la velocidad que se adquiere durante todo el descenso, lo hacen una sensación muy especial. Podría pensarse que las sensaciones en paracaidismo, al ser la caída libre mucho mayor, serían más intensas. Es muy diferente la sensación de hacer puentismo saltando hacia atrás y la de saltar de cabeza, de cara al vacío, sobre todo si se cuelga de los pies.


Peligros y medidas de seguridad

El puénting, instalado y realizado debidamente, es una actividad de muy bajo riesgo (lo afirman y reconocen las aseguradoras que le dan cobertura) pero la creencia generalizada es la contraria, que es una de las cosas más peligrosas que se pueden hacer (y se emplea su nombre como símbolo de peligrosidad). Y claro que hay riesgos. En orden decreciente de importancia (siniestralidad):

1. Saltar mal. Es el mayor riesgo, pues para la mayoría de personas suele ser su primer salto, y el nerviosismo la lleva a actuar mal. Soltarse mal de la barandilla es una de ellas. Otra es caer de pie yendo de cara al vacío. En ese caso, al venir la cuerda de atrás, el riesgo es sufrir un buen impacto en la entrepierna.

2. Al saltar de frente con la conexión en la cintura, quien salta se suele doblar para atrás (como una herradura equina), y eso puede lesionarle la cintura. Y la conexión a la cintura no es segura para personas de cadera poco marcada (impúberes y personas obesas) ya que tiende a escapar al saltar de cabeza. Si se salta de frente, conviene, pues, saltar con la conexión a los pies (tobillos).

3. Cuando saltamos de frente con la conexión en el pecho se suele golpear las cuerdas con la cara, hasta podemos ahorcarnos con ellas (quedar atrapado el cuello entre las cuerdas). Si se salta de frente, conviene, pues, saltar con la conexión a los pies.

4. Que el puente no haya sido debidamente probado o emplear un puente inadecuado. Para puénting la altura del puente debe ser más del doble que su anchura, en general. De no ser así, habrá de buscarse sistemas compensatorios (saltar en paralelo al borde del puente, si eso es posible, instalando y saltando del mismo borde y a la distancia adecuada; o emplear no toda sino parte de la anchura del puente, son dos posibilidades).

5. Dejar cuerda sobrante. Así se intenta aumentar la caída en puentes de altura excesiva. Pero eso castiga tanto al material como a quien salta. Hay puentes, especialmente los de arcos, en los que la propia altura del lateral genera este efecto. Y se nota que la persona que salta (y el sistema) sufre más, especialmente si no se tiene en cuenta el siguiente caso.

6. No adecuar las tensiones de las cuerdas. Siempre debería ser una sola cuerda la que sostiene a quien salta (las demás servirían de seguridad en caso de que fallara la principal), así su dinámica (estiramiento) suaviza la caída. Pero si dos o más cuerdas se emplean con la misma tensión, se reparten el esfuerzo, estiran menos, no ceden lo necesario, luego multiplican la tensión, hasta poder generar golpe, o haciendo reventar el arnés (ya ha ocurrido).

7. Instalación inadecuada. Consta de muchos aspectos. Pero, por ejemplo, las cuerdas no deben distar excesivamente entre ellas en el punto de instalación, en caso contrario, además de trabajar siempre ambas (y endurecer la recogida), quien salta se puede desviar (en caso de hacer caso al consejo del punto anterior), y si una cuerda fallara la persona podría desviarse tanto que chocara con un costado.

8. Rotura de cuerda. Es muy difícil, pero una mala instalación lo puede provocar. No tratar la cuerda como es debido, no revisarla… la pueden hacer fallar, y esto sería fatal de no tomar en cuenta la siguiente recomendación.

9. No seguir la norma de, al menos, duplicar todo. Materiales, instalaciones, bloqueos, conexiones, comprobaciones y procedimientos duplicados (y todos ellos debidamente realizados) convierten en casi imposible un accidente, pues hace que la probabilidad (por definición un número entre 0 y 1) de un fallo se eleve al cuadrado, reduciéndose enormemente su valor (al cuadrar un número inferior a 1 disminuye su valor).

10. Saltar sin recibir permiso. Esto se suele deber a una falta de normas y explicaciones claras, por ejemplo el cuidado de duplicar los permisos necesarios para poder saltar. Y es asimismo peligroso permitir que alguien se coloque al borde del puente sin tener ya todo preparado o las debidas conexiones de seguridad provisionales (que se quitarán para saltar cuando ya todo esté ultimado). Ha habido casos de saltos encordados en que se ha efectuado el salto sin haber recibido permiso para hacerlo. Las consecuencias no suelen ser buenas. 11. Caída de objetos. Quien salta no debe llevar nada que se le pueda escapar (bolsillos vacíos; calzado bien amarrado; gafas, gorras, joyas y objetos de valor… ¡fuera!). Es especialmente importante cuando pueda haber gente abajo. Y toda la gente que pueda estar en el puente o plataforma de salto ha de conocer y cumplir esa norma. Cuidado especial con los objetos rodantes (botellas, latas…) que pueden caer sobre las personas que están debajo del puente o pueden interferir en el tráfico (en puentes de carretera).

Motivaciones

Así como hemos heredado el instinto del miedo a la altura (los individuos no equipados con este instinto tienden a morir cayendo desde un precipicio y a no dejar descendencia), también hemos heredado la capacidad de superar dificultades (consecuencia de las estrecheces y retos a los que se enfrentaron nuestros antepasados) y eso ha ido conformando nuestro equipamiento, especialmente el psíquico. Nuestra historia evolutiva está tachonada de situaciones difíciles que hemos ido superando, luego hemos ido transmitiendo esas capacidades que nos han permitido vencer dichos retos.

Lugares habituales donde se practica

En España hay muchos lugares donde se suele practicar, el Puente Del Río Cofio, en Santa María De La Alameda, Madrid; el puente de Azkarate-Madariaga, en Azcoitia (Guipúzcoa); el puente de Murillo De Gállego, Huesca; el Puente De Las Siete Lunas, en Alcoy, Alicante; el puente del Rosico, El Grado, Huesca; el puente de Araotz, Oñate (Guipúzcoa); el de Tablate, Granada; el puente de Ledesma (Salamanca), el puente de Cerralbo (Salamanca), el puente de Villanueva del Conde (Salamanca), el puente de Fregeneda (Salamanca).

Fuentes