Serpiente bicéfala (Estatuilla)

Serpiente bicéfala
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Estatuilla decorada en mosaico, procedente de México, 1400-1600 n. e.

Serpiente bicéfala. Es una estatuilla decorada en mosaico, procedente de México, 1400-1600 n. e. La serpiente, tiene un cuerpo compartido por dos cabezas, está representada de perfil, el cuerpo ondula arriba y abajo en forma de W para terminar con una cabeza de expresión feroz y amenazadora en cada uno de sus extremos. El Imperio azteca contó con una cultura floreciente que producía sofisticadas obras de arte más preciadas para ellos que el oro: los mosaicos de turquesa.

Orígenes

A inicio del siglo XVI, los aztecas ignoraban por completo que se hallaban al borde de la destrucción, constituían un joven y vigoroso imperio que contaba con una triunfal posesión del territorio y unas redes comerciales que se extendían desde la actual Texas, en el norte, hasta Guatemala, en el sur. Incluían la mayor parte del México moderno, además de contar con una cultura floreciente que producía sofisticadas obras de arte más preciadas para ellos que el oro: los mosaicos de turquesa.

Cuando los españoles llevaron a Europa algunos de aquellos mosaicos y otros tesoros aztecas, en la década de 1520, causaron un enorme revuelo, ya que permitían vislumbrar por primera vez la existencia de una gran civilización en América completamente desconocida para los europeos y que, claramente, era tan sofisticada y lujosa como la suya propia.

Serpiente bicéfala

La serpiente está elaborada con unas 2.000 pequeñas teselas de turquesa montadas sobre una base de madera curva de aproximadamente 40 centímetros de ancho por la mitad de alto. La serpiente, que tiene un cuerpo compartido por dos cabezas, está representada de perfil, el cuerpo ondula arriba y abajo en forma de W para terminar con una cabeza de expresión feroz y amenazadora en cada uno de sus extremos.

El cuerpo de la serpiente está hecho íntegramente de turquesa, pero se ha utilizado una brillante concha roja para representar los hocicos y las encías, mientras que los dientes, resaltados con concha blanca, culminan en unos colmillos enormes y aterradores.

Al moverce de un lado a otro frente a ella y dejar que la luz juegue con la turquesa, los cambiantes colores parecen cobrar vida y las teselas se asemejan menos a las escamas de una serpiente que a plumas brillando a la luz del sol. Se trata de un objeto que es a la vez serpiente y pájaro.

Resulta misterioso e inquietante, un trabajo de rara habilidad y un vehículo primario de poder. Pareciera estar en presencia de algo mágico. El modo en que se elaboró la serpiente proporciona mucha información útil.

Los distintos elementos de este objeto mágico se mantienen unidos mediante una cola religiosa. Rebecca Stacey y otros científicos de todo el mundo han determinado que en el México azteca la turquesa era transportada a lo largo de enormes distancias, algunas piezas se extrajeron a más de 1.600 kilómetros de la capital, Tenochtitlán, hoy Ciudad de México. Los productos como la turquesa, las conchas y las resinas fueron objeto de un intenso comercio en toda la región, pero es más probable que los componentes de nuestra serpiente se consiguieran por la fuerza como tributo, como exacciones obligatorias a pueblos que los aztecas habían conquistado.

Este imperio había sido creado en la década de 1430, menos de un siglo antes de que llegaran los españoles y se mantenía gracias a un agresivo poder militar y a la recaudación de tributos en forma de oro, esclavos y turquesa enviados con regularidad a Tenochtitlán desde las provincias sometidas. La riqueza generada por ese comercio y esos tributos permitió a los aztecas construir carreteras y calzadas elevadas, canales y acueductos, además de grandes ciudades, paisajes urbanos que asombrarían a los españoles en su avance a través del imperio.

La turquesa era también un elemento clave en los ornamentos del gobernante azteca, Moctezuma II, que presidía grandes ritos en los que se sacrificaba a humanos llevando una diadema de turquesa, un tapón nasal de turquesa y un taparrabos con cuentas de turquesa. Es casi seguro que también la serpiente bicéfala era empleada en tal ceremonia religiosa, o quizá incluso en el ascenso de Moctezuma al trono en 1502. Sin duda tenía un gran valor simbólico, no sólo debido a su preciosa turquesa, sino también por su forma de fabulosa serpiente.

Al observar con detalle la serpiente bicéfala, resulta evidente que las teselas de turquesa, diminutas y cuidadosamente dispuestas, no se alejan mucho del color azul verdoso de las plumas de la cola del pájaro quetzal y en realidad han sido cortadas y biseladas de modo que brillen y reluzcan exactamente como las plumas iridiscentes del quetzal. De hecho, la serpiente bicéfala podría ser una representación del dios Quetzalcóatl, y, de ser así, ello lo vincularía directamente con los trascendentales acontecimientos que rodearon la llegada a México del conquistador español Hernán Cortés.

La serpiente bicéfala habla de ambas historias, es un documento del Imperio azteca en el apogeo de su poder artístico, religioso y político, y es también una evidencia de la opresión sistemática ejercida sobre sus pueblos sometidos, que al final acarreó su destrucción.

Véase También

Fuentes