Conocimiento

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Concepto:Proceso en virtud del cual la realidad se refleja y reproduce en el pensamiento humano.

Conocimiento. Proceso en virtud del cual la realidad se refleja y reproduce en el pensamiento humano; dicho proceso está condicionado por las leyes del devenir social y se halla indisolublemente unido a la actividad práctica. El fin del conocimiento estriba en alcanzar la verdad objetiva. En el proceso del conocimiento, el hombre adquiere saber, se asimila conceptos acerca de los fenómenos reales, va comprendiendo el mundo circundante. Dicho saber se utiliza en la actividad práctica para transformar el mundo, para subordinar la naturaleza a las necesidades del ser humano. El conocimiento y la transformación práctica de la naturaleza y de la sociedad son dos facetas de un mismo proceso histórico, que se condicionan y se penetran recíprocamente.

Antecedentes

El concepto de conocimiento es ampliamente estudiado en la Teoría del Conocimiento, que inicia su construcción en Grecia Antigua y se continúa construyendo influenciado por el desarrollo de diferentes Corrientes del pensamiento filosófico. Este concepto se estudia también desde diferentes puntos de vista.

Para Platón y Aristóteles, el conocimiento se obtiene por vías directa o indirecta, deduciendo nuevos datos de aquellos ya sabidos. Para Santo Tomás de Aquino, máximo representante de la corriente Escolástica, el conocimiento se produce como producto de la combinación de métodos racionales con la fe en un sistema unificado de creencias.

Posteriormente en el siglo XVII y hasta finales del siglo XIX, la Epistemología enfrentó a los partidarios de la razón (Racionalismo), que consideraban que la principal fuente y prueba final del conocimiento era el razonamiento deductivo basado en principios evidentes o axiomas, y a los que consideraban que la percepción era el único medio para adquirir el conocimiento (Empirismo).

A principios del siglo XX, la Teoría del conocimiento fue discutida a fondo, se prestó especial atención a la relación entre el acto de percibir algo, el objeto percibido de una forma directa y la cosa que se puede decir que se conoce como resultado de la propia percepción. El filósofo alemán Edmund Husserl elaboró un procedimiento, la fenomenología, para enfrentarse al problema de clarificar la relación entre el acto de conocer y el objeto conocido.

El llamado criterio de verificabilidad del significado ha sufrido cambios como consecuencia de las discusiones entre los propios empiristas lógicos, así como entre sus críticos, pero no ha sido descartado. Los analistas lingüísticos se han propuesto estudiar el modo real en que se usan los términos epistemológicos claves —términos como conocimiento, percepción y probabilidad— y formular reglas definitivas para su uso con objeto de evitar confusiones verbales. El filósofo británico John Langshaw Austin afirmó, por ejemplo, que decir que un enunciado es verdadero no añade nada al enunciado excepto una promesa por parte del que habla o escribe. Austin no considera la verdad como una cualidad o propiedad de los enunciados o elocuciones.

En el campo de la Educación se desarrollan paradigmas influenciado por las teorías que corresponden a cada una de las etapas anteriores, donde el Conductismo (causa-efecto), Cognitivismo (fisiología del cerebro humano), Constructivismo (construcción del conocimiento, bajo la teoría de que el desarrollo tira del aprendizaje) y el Enfoque histórico cultural de Vigosky (aprendizaje tirando del desarrollo), muestran en los actores del proceso educativo roles diferentes a partir de la forma en que se obtiene o desarrolla el conocimiento y/o aprendizaje.

El siglo XXI se define como la era de la Sociedad del conocimiento. El conocimiento constituirá el valor agregado fundamental en todos los procesos de producción de bienes y servicios de un país, lo que determina que el dominio del saber sea el principal factor de su desarrollo autosostenido.

Definición

La definición de conocimiento ha sido trabajada por diferentes autores desde diferentes disciplinas, como por ejemplo la Filosofía, la Psicología, la Gestión empresarial y la Informática; por ejemplo, según Jorge Raúl Díaz Muñante, 2004:

“«Conocimiento significa entonces apropiarnos de las propiedades y relaciones de las cosas, entender lo que son y lo que no son»”.

El conocimiento puede ser entendido, con relación a Datos e Información, como "información personalizada"; con relación al estado de la mente, como "estado de conocer y comprender"; puede ser definido también como "objetos que son almacenados y manipulados"; "proceso de aplicación de la experiencia"; "condición de acceso a la información y potencial que influye en la acción".

El Diccionario filosófico de Rosental&Iudin (1973), acorde al Materialismo dialéctico, define al conocimiento como:

"«el proceso en virtud del cual la realidad se refleja y reproduce en el pensamiento humano; dicho proceso está condicionado por las leyes del devenir social y se halla indisolublemente unido a la actividad práctica»".

Fuentes del conocimiento

Donde puede extraerse el conocimiento verdadero y cierto

En las fuentes del conocimiento, se encuentra la acción práctica, activa, sobre la naturaleza, la reelaboración práctica de su sustancia, el aprovechamiento de determinadas propiedades de las cosas con vistas a la producción. Lo que en la práctica se asimila y con ello pasa a enriquecer el saber humano, su acervo de conceptos y teorías, no es la apariencia del objeto, sino sus funciones –descubiertas gracias al hacer práctico– y, con ellas, la esencia objetiva de la cosa dada.

El conocimiento –que se apoya en la experiencia, en la práctica– se inicia con las percepciones sensoriales de las cosas que rodean al ser humano. De ahí que en el proceso de la cognición desempeñe un gran papel la «contemplación viva», la conexión sensorial directa del hombre con el mundo objetivo. Fuera de las sensaciones, el hombre no puede saber nada acerca de la realidad. La «contemplación viva» se realiza en formas como la sensación, la percepción, la representación, el estudio de los hechos, la observación de los fenómenos, etc.

Las sensaciones proporcionan al hombre un conocimiento de las cualidades externas de las cosas. Diferenciando lo caliente, lo frío, los colores, los olores, la dureza, la blandura, etc., el hombre se orienta con acierto en el mundo de las cosas, distingue unas de las otras, adquiere diversa información respecto a los cambios que se producen en el medio que le rodea. La percepción de las imágenes de los objetos y el hecho de conservarlas en la representación permiten operar libremente con los objetos, captar el nexo entre el aspecto externo del objeto y sus funciones.

Objeto del conocimiento

Aspectos, propiedades y relaciones de los objetos, fijados en la experiencia e incluidos en el proceso de la actividad práctica del hombre, investigados con un fin determinado en unas condiciones y circunstancias dadas.

Según sea el nivel a que haya llegado el conocimiento en su desarrollo, pueden también investigarse fenómenos cuya esencia sea ya conocida en cierto grado. En este caso, se entra en conocimiento de las leyes principales y más generales del objeto, cuya esencia llega a descubrirse con mayor profundidad, y el conocimiento avanza de una esencia de primer orden, etc.

A medida que progresa el saber acerca de un objeto, se descubren del mismo nuevas facetas, que se convierten en objeto del conocimiento. Distintas ciencias sobre un mismo objeto poseen diferentes objetos de conocimiento (por ejemplo, la anatomía estudia la estructura del organismo; la fisiología, las funciones de los órganos; la patología, las enfermedades, etc.).

El objeto del conocimiento es objetivo en sentido de que su contenido es independiente de cada hombre y de la humanidad. En cada caso particular, la elección que hace el hombre de los conocimientos aparentemente puede ser arbitraria y subjetiva, más en último término dicha elección está determinada por las necesidades y el nivel de desarrollo de la práctica social.

El objeto del conocimiento puede estar o no estar inmediatamente dado en los sentidos. En este último caso, se estudia a través de sus manifestaciones. En su totalidad y autodesarrollo, el objeto llega a ser conocimiento por el movimiento del pensar, que va de lo abstracto a lo concreto. El propio proceso de la cognición puede ser objeto del conocimiento.

Características

Según Israel Adrián Núñez Paula (2004), el conocimiento tiene un carácter individual y social; puede ser: personal, grupal y organizacional, ya que cada persona interpreta la información que percibe sobre la base de su experiencia pasada, influida por los grupos a los que perteneció y pertenece. También influyen los patrones de aceptación que forman la cultura de su organización y los valores sociales en los que ha transcurrido su vida. Esto determina que el conocimiento existe, tanto en el plano del hombre como de los grupos y la organización, y que estos se encuentran determinados por su historia y experiencia social concreta.

Conocimiento a priori y a posteriori

Las expresiones a priori (en previo a) y a posteriori (en Latín: posterior a), se utilizan para distinguir entre dos tipos de conocimiento: el conocimiento a priori es aquel que, en algún sentido importante, es independiente de la experiencia; mientras que el conocimiento a posteriori es aquel que, en algún sentido importante, depende de la experiencia.

Por ejemplo, el conocimiento de que «no todos los cisnes son blancos» es un caso de conocimiento a posteriori, pues se requirió de la observación de cisnes negros para ser establecido. En cambio, el conocimiento de que «ningún soltero es casado» no requiere de ninguna investigación para ser establecido como verdadero.

Tradicionalmente, el conocimiento a priori se asocia con el conocimiento de lo universal y necesario, mientras que el conocimiento a posteriori se asocia con lo particular y contingente. Como la experiencia sensorial en la que generalmente se basan las justificaciones de las proposiciones a posteriori no siempre es confiable, estas proposiciones pueden rehazarse sin caer en contradicciones. Sin embargo, y especialmente a partir del trabajo de Saul Kripke, se debate la posibilidad del conocimiento contingente a priori y el conocimiento necesario a posteriori.

El conocimiento a priori es básico en algunas ramas de la epistemología (doctrina de de fundamentos y métodos científicos), especialmente en las teorías racionalistas.

El término racionalismo viene del latín, ratio, razón; en Filosofía, es el sistema de pensamiento que actúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, el cual resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.

Reseña histórica

En su momento esta tesis supuso una Revolución, comparable a la Revolución de Copérnico que trasladó el centro del universo de la Tierra al Sol. De la misma forma, el conocimiento es humano, sujeto a sus condiciones trascendentales, que no puede superar e ir más allá del campo de la experiencia. La metafísica no es posible como ciencia.

René Descartes (1596-1650), filósofo, científico y matemático francés, consideraba la razón como una facultad independiente de la experiencia y defendia la existencia de un conocimiento innato , o a priori, conocimiento de uno mismo que expresaba mediante la célebre fórmula "Cogito, ergo sum"(pienso, luego existo), que pasó a ser el punto de partida para sus investigaciones.

La existencia del conocimiento a priori es negada por empiristas como David Hume (1711-1776), filósofo, historiador y economista escocés; y John Locke (1632-1704), pensador inglés, según los cuales solo lo que proviene de la experiencia, lo a posteriori, puede ser objeto de conocimiento.

En realidad, lo que Kant pretende es justificar la existencia del conocimiento científico, consolidado ya como ciencia moderna con la Física de Newton. ¿Cómo es posible que podamos afirmar, con garantía de verdad universal y necesaria, las leyes científicas?

Según Kant, los juicios sintéticos a priori no son posibles en la metafísica, pero sí en las matemáticas y en la parte racional de la Física. El propio Kant pone los siguientes ejemplos: «4 + 3 = 7», «la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos», «la cantidad de materia del universo se mantiene invariable», «en todo movimiento acción y reacción son siempre iguales». También los juicios sintéticos tienen que ver con la lógica; ejemplo: «suba para arriba», «salga para afuera».

Los juicios a posteriori se verifican recurriendo a la experiencia, son juicios empíricos, se refieren a hechos. Tienen una validez particular y contingente. Ejem­plos: «los alumnos de Filosofía son aplicados», «los ancianos son tranquilos».

La existencia del conocimiento a priori ha sido impertante para formular argumentos que tratan de demostrar la existencia de Dios. Algunos filósofos han sotenido que negar el conocimieto a priori supone negar la posibilidad de probar la existencia de lo sobrenatural, ya que esto no es perceptible por los sentidos.

La existencia de verdades a priori es utilizada en ética, que es la parte de la Filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre, porque sus ideales básicos solo pueden ser captados mediante el uso de la razón.

Conocimiento directo o intuición

Saber obtenido sin ayuda de la demostración, contemplación inmediata de la verdad, a diferencia del saber discursivo o demostrativo, siempre mediatizado no sólo por los datos de la experiencia, sino, además, por los razonamientos lógicos.

En el desarrollo de la teoría del conocimiento se ha establecido la diferenciación entre dos tipos de conocimiento directo: el sensorial y el intelectual (intuición sensorial e intuición intelectual), que en las teorias metafísicas se contraponen de manera tajante uno a otro. Hasta Kant, el conocimiento directo sensorial se consideraba siempre como un saber experimental por su fuente. Kant afirmó que aparte del conocimiento directo de procedencia experimental, existen formas de conocimiento directo sensorial (espacio y tiempo), anteriores a toda experiencia (apriorísticas). Rechazó la posibilidad de la intuición intelectual para la mente humana, si bien la consideraba posible para una mente superior a la del hombre.

Para Jacobi el conocimiento directo era la forma suprema del saber; a su juicio, el órgano de dicho saber radica en el «sentimiento»; en sus trabajos tardíos sostuvo que radica en la «razón». En la Antigüedad, admitieron el conocimiento directo intelectual Platón y Plotino; en el siglo XVII, los racionalistas Descartes, Spinoza y Leibniz; a fines del siglo XVIII y principios del XIX, los idealistas alemanes y los filósofos del romanticismo, Fichte, Schelling, Friedrich Schlegel; en el siglo XX, lo ha admitido Husserl. Por intuición intelectual entendían la facultad de «ver» la verdad «con los ojos de la mente» y de verla, además de manera directa, sin que mediase la demostración; se consideraban verdades de ese tipo, por ejemplo, los axiomas geométricos.

En el siglo XX, de la corriente formalista de la geometría ha surgido una opinión consistente en identificar los axiomas con las definiciones, desposeyéndolos del carácter de evidencia inmediata. Hegel sometió a crítica las teorías del conocimiento directo por no ser dialécticas. En el conocimiento directo veía la unidad del saber inmediato y el mediato. Sin embargo, consideraba erróneamente que la base de dicha unidad consistía en el pensamiento mismo en desarrollo.

El materialismo dialéctico ve la base de la unidad del saber inmediato y el mediato en el desarrollo de la práctica material: las verdades, aprehendidas de manera mediata por la práctica y el pensamiento por ésta condicionado, se convierten –en virtud de una múltiple reproducción– en inmediatas y fidedignas.

Conocimiento histórico y lógico

Importante problema filosófico que estudia la relación mutua entre el curso del conocimiento lógico y el curso del desarrollo histórico de la Sociedad en general y de la historia del conocimiento en particular.

El auténtico conocimiento científico es el reflejo del proceso del desarrollo histórico de la Naturaleza y de la Sociedad. Todo fenómeno puede ser conocido correctamente sólo en su proceso de nacimiento, desarrollo y muerte, o sea, en su historia. Conocer un objeto significa reflejar la historia de su nacimiento y desarrollo. Por eso, lo lógico coincide en general e íntegramente con lo histórico. Pero esta coincidencia no significa, ni mucho menos, que el curso lógico del pensamiento debe reproducir la historia en toda su múltiple variedad concreta, en todos sus pormenores, con todos sus momentos casuales y no esenciales. Lo lógico es lo histórico depurado de esas casualidades, expresado en sus leyes más decisivas y esenciales.

“Donde comienza la historia, allí mismo debe comenzar también el curso del pensamiento, y su movimiento ulterior no constituirá otra cosa que el reflejo del proceso histórico que adopta una forma abstracta y teóricamente consecuente”

Un modelo admirable de análisis sobre la base de la unidad entre lo lógico y lo histórico es El Capital de Marx. Lenin escribe que en El Capital se da la historia del capitalismo y el análisis de los conceptos que resumen esta historia, es decir, que la sintetizan teóricamente. Así, por ejemplo, el análisis lógico de las formas del valor reproduce la historia del desarrollo del intercambio. En la lógica del materialismo dialéctico, las leyes del pensamiento, los conceptos, las categorías, su sistema y subordinación (subordinación, relación mutua, conexión e interdependencia), coinciden en general e íntegramente con la historia del pensamiento.

“En la lógica, la historia del pensamiento DEBE, en general e íntegramente, coincidir con las leyes del pensar”
Lenin.

La fórmula leninista del proceso dialéctico del conocimiento –“de la contemplación viva hacia el pensar abstracto y de éste hacia la práctica”– demuestra, que el proceso lógico del conocimiento de cualquier cosa, repite en forma sucinta y abreviada el proceso histórico del conocimiento que se desarrolla desde el conocimiento de lo directamente dado hacia el descubrimiento de los lados cada vez más profundos y esenciales de la Naturaleza y de la Sociedad. La teoría de la unidad entre lo lógico y lo histórico, en la filosofía marxista está dirigida contra la separación idealista y metafísica entre el pensamiento y la realidad, entre la teoría y la práctica, entre la lógica y la historia, y sirve de hilo metodológico rector en el conocimiento del mundo real.

Fuentes