María Elena Walsh

María Elena Walsh
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Datos generales
Fecha de nacimiento:1 de febrero de 1930,
ciudad de Ramos Mejía,
Gran Buenos Aires,
Argentina Bandera de Argentina
Fecha de fallecimiento:10 de enero de 2011 (80 años),[1]
Buenos Aires,
Argentina Bandera de Argentina

María Elena Walsh (Ramos Mejía, 1 de febrero de 1930 - Buenos Aires, 10 de enero de 2011). Fue una destacada compositora, escritora y poeta argentina, y una de las más importantes figuras de la canción latinoamericana.[1]

Renovó el modo de abordar la literatura infantil en lengua castellana y cambió sus parámetros, despojándola de un propósito didáctico.

Síntesis biográfica

Infancia y juventud

Su padre, Enrique Walsh, era irlandés y trabajaba como empleado del departamento contable del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires y tocaba muy bien el piano. De la cultura popular inglesa, María Elena tomaría las tradicionales canciones para niños, como Baa baa black sheep o Humpty Dumpty, que su padre le cantaba de niña, así como el hábito de las construcciones verbales que caracterizan al nonsense (‘sin sentido’) británico, como una de las principales fuentes de inspiración en su obra.

Su madre, Lucía Elena Monsalvo, era argentina, hija de padre argentino y madre andaluza. Se había casado con su padre, en segundas nupcias de este, y tuvieron juntos dos hijas, Susana y María Elena. Del primer matrimonio, su padre tuvo además cuatro hijos.

Fue criada en un gran caserón de Ramos Mejía (en el Gran Buenos Aires), con patios y gallinero, rosales, gatos, limoneros y naranjos y una higuera muy cómoda sobre cuyas ramas la hija rubia y pecosa, tímida y rebelde, leía mucho de adolescente durante la siesta de los mayores Los tres mosqueteros, Robinson Crusoe y La cabaña del Tío Tom.

Antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los diecisiete años, sufrió la muerte de su padre y publicó su primer libro, un poemario titulado Otoño imperdonable, que recibió el segundo premio municipal de poesía, aunque el jurado se excusó diciéndole que no le habían otorgado el primero porque era demasiado joven. A pesar de su juventud, se trata de un libro notable, marcado por las tendencias dominantes de la generación del cuarenta, que llamó de inmediato la atención sobre ella del mundo literario argentino.

Logros, contribuciones, aportes

María Elena Walsh.

A partir de 1945 publicó poemas y notas en las revistas El Hogar y Sur y en los diarios La Nación, Clarín y La Razón.

Reunió poemas escritos entre los 14 y los 17 años, que sorprenden por la madurez expresiva y por un estilo natural, plenos de hallazgos y juegos líricos, como en «Término», donde se define a sí misma como «un sitio donde florecerá la muerte».

El libro fue elogiado por la crítica y por algunos de los más importantes escritores hispanoamericanos, como Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Eduardo González Lanuza y Pablo Neruda.

Luego de finalizar sus estudios secundarios en 1948 ―egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes―, se recibió como profesora de Dibujo y Pintura. Aceptó la invitación del poeta español Juan Ramón Jiménez (autor de Platero y yo) de visitarlo en su casa en Maryland (Estados Unidos), donde permanecería seis meses en 1949. Se trató de una experiencia compleja, porque Jiménez la trató impiadosamente, sin ninguna consideración por sus necesidades e inclinaciones personales.

La propia María Elena describiría unos años después esa experiencia en estos términos:

"Cada día tenía que inventarme coraje para enfrentarlo, repasar mi insignificancia, cubrirme de una desdicha que hoy me rebela. Me sentía averiguada y condenada. Suelo evocar con rencor a la gente que, mayor en mundo, tuvo mi verde destino entre sus manos y no hizo más que paralizarlo. Con generosa intención, con protectora conciencia, Juan Ramón me destruía, y no tenía derecho a equivocarse porque él era Juan Ramón, y yo, nadie. ¿En nombre de qué hay que perdonarlo? En nombre de lo que él es y significa, más allá del fracaso de una relación.
María Elena Walsh

De vuelta en Buenos Aires y ya sobre el filo de la mitad del siglo, María Elena frecuentaba los círculos literarios e intelectuales y escribía ensayos en diversas publicaciones.

En 1951 publicó su segundo poemario, Baladas con Ángel. El libro fue editado en un mismo volumen con Argumento del enamorado, del igualmente joven escritor Ángel Bonomini, quien por entonces era novio de María Elena. El volumen constituye un todo en el que dos enamorados intercambian sus emociones expresadas en versos.

En esta oportunidad Walsh recurre a la balada para construir su obra poética, una forma lírica construida a partir de la musicalidad de su estructura, probablemente reflejando la influencia de Jiménez. Las mismas muestran a la poetisa en un momento de optimismo y alegría inducido por el amor, pero a la vez dejan traslucir una insatisfacción de fondo que pronto estallaría.

Estas emociones pueden encontrarse en «Balada del tiempo perdido», donde la escritora exterioriza la angustia que la venía acosando, calmada ahora por la llegada del amor.

En sus libros posteriores (Baladas con ángel, 1952; Hecho a mano, 1965), Walsh mantuvo las características formales de su primer libro, tales como los versos medidos y las estrofas rimadas, pero fue virando la temática, confesional e intimista, hacia una más atenta al lenguaje coloquial y la realidad externa, tal como se pone de manifiesto en poemas como «Carta de recomendación», «Solicitud de empleo», «Rechazando una invitación a ir al cine o participar en cualquier otra actividad mundana» o «Eva».

Parecía comenzar a definir su vida como una de las más prometedoras figuras del mundo intelectual porteño. Sin embargo, aunque nadie lo percibiera, se sentía asfixiada: por las represiones familiares y sociales relacionadas con una sexualidad que siempre mantuvo reservada a la intimidad, por los celos y pequeñas traiciones del mundillo cultural, y por un clima político polarizado entre peronismo y antiperonismo, tendencia esta última con la que se identificaba la joven. Algunos años después, al ver lo que hicieron los gobiernos antiperonistas, comenzaría sentir simpatías por el peronismo y su significado de progreso para los sectores populares. Pero en ese momento, su vida estaba a punto de pegar un notable viraje.

Dúo Leda y María

Entre 1951 y 1963 formó el dúo Leda y María junto a Leda Valladares. En París (capital de Francia) se relacionaron con otros artistas como la chilena Violeta Parra o la estadounidense Blossom Dearie y grabaron sus primeros álbumes: Cantos de Argentina (1954) y Bajo los cielos de la Argentina (1955), con canciones de tradición oral del folclor andino argentino, como «Dos palomitas» y «Huachi torito», pero también con temas de Atahualpa Yupanqui, como «La arribeña», de Jaime Dávalos como «El humahuaqueño», de Rafael Rossi como «Viva Jujuy» y de Rolando Valladares, hermano de Leda.

De regreso en la Argentina en 1956, Leda y María realizaron una extensa gira por el Noroeste argentino, en donde reunieron varias canciones que grabarían luego en sus dos primeros álbumes realizados en su país, Entre valles y quebradas (volumen 1) y Entre valles y quebradas (volumen 2), ambos de 1957. Muchas de esas canciones se instalarían en el cancionero folclórico. Ambos discos fueron muy bien recibidos en los círculos de artistas e intelectuales, como el Cuchi Leguizamón, Manuel J. Castilla, Victoria Ocampo, Atahualpa Yupanqui, María Herminia Avellaneda. Esta última llevó al dúo a presentarse en Canal 7 de televisión.

Por entonces comenzaron a aparecer las diferencias entre ambas que llevaría a su separación: mientras Leda Valladares reivindicaba el valor del indigenismo y del folclor puro, en el sentido de la creación anónima, María Elena Walsh se inclinaba a la creación de nuevas expresiones, alimentándose de las raíces folclóricas, pero sin estar estrictamente restringidas a ellas, orientándose por los valores de la justicia social, el feminismo y el pacifismo.

En 1958 lanzaron su quinto álbum, Canciones del tiempo de Maricastaña, donde las canciones del folclor español están presentadas con un título lúdico e informal que anticipa las nuevas tendencias que se incubaban en el dúo. El disco incluye canciones como «El Tururururú» (“que la culpa la tienes tú“), «En qué nos parecemos «, o el «Romance del enamorado y la Muerte».

En simultáneo, María Elena publicó su tercer libro de poemas, Casi milagro.

Al año siguientes Leda y María publicaron el LP Leda y María cantan villancicos, incluyendo cuatro villancicos anónimos, uno del norte argentino, otro de Bolivia y dos españoles. La tapa del disco es una foto de un niño pequeño sonriendo mientras mira el dibujo de un Papá Noel, apareciendo por primera vez una temática infantil.

Con el mundo infantil

Cuando aún se encontraba en París, María Elena Walsh comenzó a crear poemas, canciones y personajes infantiles, que solo mostraría a Leda Valladares. En 1956 el dúo había ganado un concurso para cantar en el espectáculo de Edith Piaf en el Teatro Olympia de París, pero la famosa cantante finalmente las excluyó, aparentemente por razones de tipo emocional, y ambas decidieron entonces volver a Buenos Aires.

En 1958 María Herminia Avellaneda le ofreció a Walsh escribir guiones de televisión para programas infantiles. Entre ellos se destacó Buenos días, Pinky, protagonizado por Pinky (Lidia Satragno) y Osvaldo Pacheco, quien interpretaba a un abuelo. El programa duró solo tres meses, pero alcanzó un éxito notable, que le valió dos premios Martín Fierro (mejor programa infantil y revelación masculina para Osvaldo Pacheco) y el premio Argentores para la propia María Elena como guionista, otorgado en 1965.

Esa experiencia la hizo madurar la posibilidad de crear un género similar a un «cabaret para chicos», que revolucionaría el mundo del espectáculo, el folclor y la música infantil.

En 1960, Leda y María mostraron un notable viraje en su estilo al grabar el EP Canciones de Tutú Marambá, en la que cantan canciones infantiles que Walsh había escrito para los guiones que estaba realizando para la televisión. Allí se incluyen las primeras cuatro canciones que harían famosa a María Elena Walsh en la música infantil: «La vaca estudiosa», «Canción del pescador», «El Reino del Revés» y «Canción de Titina».

De ese modo nació la idea de hacer un espectáculo musical-dramático para niños que se llamó Canciones para mirar, que ―con un presupuesto muy reducido―, el dúo puso en escena en la Sala Casacuberta del Teatro Municipal General San Martín de Buenos Aires, en 1962.

Inesperadamente, el espectáculo tuvo un enorme éxito, impulsando la preparación de un nuevo show para 1963 y se convirtió de uno de los acontecimientos culturales más importantes de la historia argentina.

La obra estaba compuesta a partir de doce canciones de Walsh, que cantaban Leda y María vestidas como juglares, mientras los actores Alberto Fernández de Rosa y Laura Saniez las representaban mímicamente: «La familia Polillal», «El Reino del Revés», «Milonga del hornero», «La vaca estudiosa», «La Pájara Pinta», «Canción del estornudo», «La mona Jacinta», «Canción del jardinero», «Canción de la vacuna», «Canción de Titina», «Canción para vestirse» y «Canción del pescador». En los intervalos entre canciones, dos personajes ―Agapito y la Señora de Morón Danga―, decían monólogos cómicos, una estructura dramática que Leda y María habían tomado del Crazy Horse, combinándola con el humor, los ritmos tradicionales, el desenfado y el público infantil.

Doña Disparate y Bambuco fue la última presentación de Leda y María. El nuevo espectáculo contó con un presupuesto mucho mayor, siendo dirigido por María Herminia Avellaneda, y actuando como protagonistas Lydia Lamaisón (Disparate) y Osvaldo Pacheco (Bambuco), así como Teresa Blasco y Pepe Soriano, interpretando varios papeles de personajes secundarios y estrambóticos. En esta obra aparecen el Mono Liso, y sobre todo la tortuga Manuelita, el personaje más paradigmático y conocido del universo infantil creado por María Elena Walsh. La obra tenía una similitud con el clima onírico de Alicia en el país de las maravillas.

Para entonces Leda y María ya tenían decidido que querían seguir caminos distintos. Antes de separarse en 1963, grabaron un último EP, Navidad para los chicos, que reúne cuatro canciones navideñas de Walsh, en las que ambas cantan con Roberto Aulés.

Canciones para mirar fueron seguidas de la publicación de cinco libros para niños, El reino del revés (1964), Zoo loco (1964), Dailan Kifki (1966), Cuentopos de Gulubú (1966) y Aire libre (1967, que consolidaron el universo infantil que María Elena construyó en esa década y que marcaría fuertemente la formación cultural de las siguientes generaciones de argentinos. En 1965 publica Hecho a mano, su cuarto poemario para adultos.

Con el mundo de los adultos

En 1968 estrenó su espectáculo de canciones para adultos Juguemos en el mundo, que se constituyó en un acontecimiento cultural que influiría fuertemente en la nueva canción popular argentina, que venía conformándose desde diversos enfoques, como el Movimiento del Nuevo Cancionero impulsado por músicos como Mercedes Sosa y Armando Tejada Gómez, el folclor vocal que estaban desarrollando grupos como los Huanca Huá y el Cuarteto Zupay, el tango moderno que tenía su epicentro en Ástor Piazzolla y la «Balada para un loco» que al año siguiente compusiera con Horacio Ferrer, o las canciones de Nacha Guevara y Alberto Favero comenzarían a mostrar también al año siguiente en Anastasia querida.

Como había hecho con sus canciones infantiles, María Elena Walsh mostró en el álbum Juguemos en el mundo un estilo de composición marcado por la libertad creativa y temática. Sus melodías dieron vida a canciones muy modernas, que tomaban inspiración de las más diversas fuentes musicales, desde el folclor al tango y desde el jazz al rock, y que a la vez. Sus letras aportaron innumerables temas a la canción de protesta latinoamericana, que floreció en esos años («Los ejecutivos», «Diablo, ¿estás?»), pero también introdujeron temáticas prácticamente ausentes del cancionero argentino, como la emigración («Zamba de Pepe»), el peronismo («El 45») o la pacatería social de las clases medias («Mirón y Miranda»).

El espectáculo incluyó «Serenata para la tierra de uno», una sus creaciones más destacadas, que bordeando la canción de protesta sin serlo, está construida como una canción de amor a su país, como si se tratara de un amante, el espectáculo fue acompañado por el lanzamiento de un álbum también titulado Juguemos en el mundo, que tuvo un extraordinario éxito y que fue seguido al año siguiente por Juguemos en el mundo II.

En 1971, María Herminia Avellaneda la dirigió en el filme Juguemos en el mundo, donde reaparecen Doña Disparate y Bambuco por Perla Santalla y Jorge Mayol, acompañados por Hugo Caprera, Eduardo Bergara Leumann, Virginia Lago, Jorge Luz, Aída Luz, Eva Franco y Norman Briski.

Ese mismo año, China Zorrilla y Carlos Perciavalle estrenaron en Buenos Aires su versión de las Canciones para mirar que habían llevado a escena en 1966 en Nueva York y en Montevideo.

Asfixiada por la censura impuesta por la dictadura militar, en julio de 1978, en plena Copa Mundial de Fútbol, decidió no seguir componiendo ni cantar más en público. Paradójicamente, varias de sus canciones se volvieron símbolo de la lucha por la democracia, «Como la cigarra», «Canción de cuna para un gobernante», «Oración a la Justicia», «Canción de caminantes», «Balada de Cómodus Viscach», «Postal de guerra» o su versión de «We shall overcome» («Venceremos»), la clásica marcha del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.

Entre 1985 y 1989 fue designada por el presidente Raúl Alfonsín para integrar el Consejo para la Consolidación de la Democracia. Entre los artistas que difundieron el cancionero de María Elena Walsh se destacan Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Luis Aguilé, Rosa León, Cuarteto Zupay y Jairo.

Fue ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y doctora honoris causa de la Universidad de Córdoba.

Desde 1978 hasta su muerte compartió su vida con la fotógrafa Sara Facio (1932-).

Muerte

Falleció el 10 de enero de 2011 a los 80 años, en el Sanatorio de la Trinidad (en Buenos Aires) después de una prolongada internación. Sus restos fueron velados en la sede central de SADAIC y la inhumación se realizó en el panteón de la entidad en el Cementerio de la Chacarita, en el cual el músico argentino Eduardo Falú le dedicó unas palabras de despedida.[1]

El fallecimiento causó una gran conmoción en el medio artístico, en consecuencia, muchas celebridades ofrecieron sus condolencias por los principales medios de difusión de Argentina. Todos los noticieros de aire y de cable dieron la noticia, como así también las radios y los diarios. Incluso la página oficial del Club Ferrocarril Oeste ―club de fútbol preferido de María Elena Walsh―, hizo un reconocimiento en uno sus artículos online.

Con su muerte, la música latinoamericana perdió a una de sus más grandes creadoras.

Obras

  • 1947: Otoño imperdonable.
  • 1948: Apenas viaje.
  • 1951: Baladas con Ángel.
  • 1958: Casi milagro.
  • 1965: Hecho a mano.
  • 1970: Juguemos en el mundo.
  • 1976: Cancionero contra el mal de ojo (1976).
  • 1990: Novios de antaño (libro de memorias).
  • La abuela Agnes
  • 1993: Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes.
  • Sepa por qué usted es machista
  • La pena de muerte
  • La feria del libro, o la casada infiel
  • 1990: País jardín de infantes (recopilación de artículos).

Literatura infantil

  • 1960: Tutú Marambá.
  • 1964: El reino del revés.
  • 1964: Zoo loco.
  • 1966: Dailan Kifki.
  • 1966: Cuentopos de Gulubú.
  • 1967: Aire libre (libro de lectura).
  • 1967: Versos tradicionales para cebollitas.
  • 1974: El diablo inglés.
  • 1974: Angelito.
  • 1974: El país de la geometría.
  • 1974: La sirena y el capitán.
  • 1977: Chaucha y palito.

Discografía

  • 1963: Canciones para mirar (CBS 1098).
  • 1963: Canciones para mí (CBS 1097).
  • 1967: El país de nomeacuerdo (CBS 1113).
  • El país de la Navidad (CBS 1762).
  • 1968: Cuentopos (CBS 1115).
  • Cuentopos para el recreo (CBS 1125).
  • 1968: Juguemos en el mundo (CBS 8830).
  • Juguemos en el mundo II (CBS 18.969).
  • El Sol no tiene bolsillos (CBS 19.107).
  • Como la cigarra (CBS 19.311).
  • El buen modo (Microfón SE 573).
  • De puño y letra (Microfón SE761).

Premios y reconocimientos

  • 1958: premio Martín Fierro (mejor programa infantil, por Buenos días, Pinky).
  • 1965: premio Argentores como guionista.
  • Gran Premio de Honor de Sadaíc (Sociedad Argentina de Autores y Compositores).
  • Premio del Fondo Nacional de las Artes.
  • Doctorado honoris causa por la Universidad Nacional de Córdoba y Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
  • Orden de la Sonrisa; condecorada por las embajada de Polonia en Buenos Aires.

Referencia

  1. 1,0 1,1 1,2 «Fallece María Elena Walsh, destacada compositora y poeta argentina», artículo del 10 de enero de 2011 en el sitio web Juventud Rebelde (La Habana).

Fuentes