Raúl Alfonsín

Raúl Alfonsín
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Senador de la Nación Argentina
por Buenos Aires
10 de diciembre de 2001 - julio de 2002
Presidente de la República Argentina
Presidente de la República Argentina
10 de diciembre de 1983 - 8 de julio de 1989
VicepresidenteVíctor H. Martínez
PredecesorReynaldo Benito Bignone (presidente de facto)
SucesorCarlos Saúl Menem
Diputado de la Nación Argentina
por Buenos Aires
26 de mayo de 1973 - 24 de marzo de 1976
13 de octubre de 1963 - 28 de junio de 1966
Datos Personales
NombreRaúl Ricardo Alfonsín
Nacimiento12 de marzo de 1927
Chascomús, Buenos Aires, Bandera de Argentina Argentina
Fallecimiento31 de marzo de 2009
Buenos Aires, Bandera de Argentina Argentina
Causa de la muerteCáncer del pulmón
Alma materUniversidad de Buenos Aires
OcupaciónPolítico y abogado
Partido políticoUnión Cívica Radical
Obras destacadasLa cuestión argentina (1981)
Ahora, mi propuesta política (1983)
Qué es el radicalismo (1983)
Democracia y consenso (1996)
Memoria Política (2004)
Fundamentos de la República Democrática


Raúl Ricardo Alfonsín. Fue un político y abogado argentino, reconocido por muchos como el padre de la nueva democracia argentina y un activo defensor de los derechos humanos. Ejerció como presidente de Argentina de diciembre de 1983 a julio de 1989. Está considerado por muchos como uno de los presidentes más populares de toda la historia argentina y uno de los políticos más importantes de la segunda mitad del siglo XX.

Síntesis biográfica

Nació el 12 de marzo de 1927 en Chascomús, Buenos Aires, Argentina. Fue el mayor de seis hermanos de una familia vinculada al entorno comercial agrícola-ganadero a 120 kilómetros de Buenos Aires. Era descendiente de españoles y alemanes por su padre -su abuelo paterno era un inmigrante gallego y su abuela paterna de origen alemán, y de ingleses por parte de su madre.

Realizó sus estudios primarios en la Escuela Normal Regional de Chascomús y los estudios secundarios en el Liceo Militar General San Martín, de donde egresó con el grado de subteniente de reserva. Tuvo como compañeros de clase a Leopoldo Galtieri y Albano Harguindeguy. Estudió Ciencias Jurídicas en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires recibiéndose de abogado en 1950.

Trayectoria política hasta 1983

Inicios en la política

Comenzó a participar en política al ingresar en el Movimiento de Intransigencia y Renovación de la Unión Cívica Radical (nada más llegar al poder creó la CONADEP, Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas). Inició su carrera como concejal de su ciudad natal (1950) y diputado de la Asamblea provincial de Buenos Aires (1952).

Tras pasar por la cárcel (1953), llegó a ser diputado nacional en las legislaturas de 1963 y 1973, ambas interrumpidas por los golpes militares de 1971 y 1976. En 1966 fundó el Movimiento de Renovación y Cambio; bajo la dictadura militar de 1976-1983 se distinguió en la defensa de los derechos humanos, lo cual le valió la elección como presidente de la Unión Cívica Radical en 1983.

Promotor de los derechos humanos

El 18 de diciembre de 1975, tres meses antes del golpe militar que dio inicio al Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983), Alfonsín fue una de las personalidades que fundaron la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Esta asociación fue la primera creada en Argentina para hacer frente a las violaciones sistemáticas de los derechos humanos. Durante esa etapa se vinculó al también activista pro-derechos humanos y posteriormente Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.

Durante la dictadura militar, Alfonsín puso gratuitamente su servicio de abogado para defender opositores y presentar hábeas corpus por los detenidos-desaparecidos, actividad que por sí misma solía significar la muerte. Realizó varios viajes a América Latina, los Estados Unidos, Asia, la Unión Soviética y Europa, donde frecuentó a los dirigentes de la Internacional Socialista (IS), denunciando la masiva violación de derechos humanos que se estaba produciendo en Argentina.

En 1976 fundó y dirigió la revista Propuesta y Control, una de las escasas revistas políticas opositoras en aquellos primeros años del gobierno militar.

Aumento de su popularidad

En 1982, ante la Guerra de las Malvinas, Alfonsín, asesorado por un grupo de intelectuales como Jorge Roulet, Dante Caputo y Jorge Sabato, fue uno de los pocos políticos argentinos que se opuso a la acción militar en las islas Malvinas y sostuvo que su finalidad era lograr el fortalecimiento de la dictadura.

Exigió al gobierno militar que proveyera información verídica sobre la marcha del conflicto. Este mismo grupo influyó en la decisión de Alfonsín en promover la caída de la Junta de Comandantes encabezada por Galtieri, proponiendo que asumiera un gobierno civil de unidad nacional conducido por el ex presidente Arturo Illia con el fin de proceder a la democratización.

La derrota en la guerra de las Malvinas debilitó políticamente a la dictadura. Los dirigentes militares se acusaban unos a otros, los sectores que los habían apoyado (como la Iglesia o los empresarios ) ya no lo hacían, y el discurso represivo perdió legitimidad. Esto llevó a su vez a un aumento de la movilización política y a una disminución de la autocensura en la prensa, que comenzó a revelar acciones polémicas de los uniformados (principalmente la existencia de desaparecidos), que hasta entonces eran silenciadas. Al levantarse la veda política los partidos atravesaron un período de afiliación masiva de la sociedad: se considera que al realizarse las elecciones de 1983 uno de cada tres electores estaba afiliado a un partido político.

Candidato presidencial por la UCR

Desde fines de 1982, una vez abierto el proceso de transición a la democracia bajo la presidencia del general Reynaldo Benito Bignone, Alfonsín se convirtió, primero en presidente de la Unión Cívica Radical al imponerse el Movimiento de Renovación y cambio en las elecciones internas partidarias. Poco después fue nominado candidato a presidente de la Nación, cuando el otro precandidato radical, Fernando de la Rúa, declinó su candidatura ante el amplio apoyo que estaba recibiendo Alfonsín en todo el país. Como candidato a vicepresidente fue nominado Víctor H. Martínez.

Alfonsín era uno de los dos principales candidatos presidenciales, mientras que el otro era el peronista Ítalo Lúder por el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). Existía entonces un generalizado sentimiento de que el peronismo sería un claro ganador, incluso entre los propios dirigentes radicales.

La campaña electoral de Alfonsín se caracterizó por renovar los canales de la comunicación política en Argentina. Ocho meses antes de la elección, Alfonsín contrató al publicista David Ratto para dirigir su campaña. Por entonces los partidos políticos argentinos solían restar importancia a la publicidad como método para lograr adhesión electoral y solía ser realizada por los propios dirigentes políticos. El equipo publicitario decidió personalizar la campaña, centrándola en la imagen del candidato y destacando sus cualidades naturales. Varios lemas tuvieron impacto masivo, como la frase “Ahora Alfonsín”, o la imagen de un escudo con los colores de la bandera argentina y las iniciales "RA", correspondientes tanto a Raúl Alfonsín como a República Argentina. También fue importante el “saludo de Alfonsín”, con la forma de un “abrazo a la distancia”, que surgió del gesto que el propio Alfonsín tuvo en un acto en el Luna Park el 7 de diciembre de 1982.

Las elecciones se realizaron el 30 de octubre de 1983 y Alfonsín triunfó obteniendo el 51,7% de los votos frente al 40,1% del peronismo. Asumió en el cargo el 10 de diciembre, fecha en que tuvo lugar una gran concentración popular en la Plaza de Mayo, pero en lugar de saludar desde los balcones de la Casa Rosada Alfonsín habló desde el Cabildo de Buenos Aires.

Presidente de Argentina (1983-1989)

El 10 de diciembre de 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia de la Nación. Su gobierno enfrentó dos grandes grupos de problemas: la consolidación de la democracia y la difusión de la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y la relación con las Fuerzas Armadas; y la obra general de gobierno condicionada por la inflación y la crisis de la deuda.

El gobierno de Alfonsín tenía detrás de sí una fuerza nueva: la civilidad que había votado su propuesta de construir un Estado de Derecho, al cual los poderes corporativos (FF.AA., Iglesia y Sindicatos) deberían someterse y consolidar un sistema político que resolviera los conflictos de una manera pacífica, ordenada, transparente y equitativa. La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por si sola resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente a los poderosos intereses establecidos que se le oponían.

El gobierno en su diagnóstico de la crisis consideró que los problemas económicos eran menos significativos que los políticos: lo fundamental era eliminar el autoritarismo y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, se buscó una sociedad de participación, el pluralismo y el rechazo de los dogmatismos.

Se realizó un programa de alfabetización masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en las actividades artísticas. Hubo profundas transformaciones en la universidad y en el sistema científico. Volvieron los intelectuales del exilio ocupando los medios de comunicación y se los empleó como asesores o funcionarios técnicos. En el campo de las relaciones individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria potestad compartida.

El gobierno de Alfonsín debió enfrentar el problema de la transición a la democracia en un país con una larga tradición de gobiernos militares que había llegado al terrorismo de estado y la guerra. El 15 de diciembre de 1983 Alfonsín sancionó los decretos 157 y 158. Por el primero se ordenaba enjuiciar a los dirigentes de las organizaciones guerrilleras ERP y Montoneros; por el segundo se ordenaba procesar a las tres juntas militares que dirigieron el país desde el Golpe Militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas. El mismo día creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), integrada por personalidades independientes como Ernesto Sabato, Magdalena Ruiz Guiñazú, Graciela Fernández Meijide, entre otros, con la misión de relevar, documentar y registrar casos y pruebas de violaciones de derechos humanos, para fundar el juicio a las juntas militares.

También el 15 de diciembre Alfonsín envió al Congreso un proyecto de ley declarando nula la ley de autoamnistía Nº 22.924 dictada por el gobierno militar. Una semana después el proyecto fue sancionado como Ley Nº 23.040, la primera ley de la nueva etapa democrática.

El 20 de septiembre de 1984 la CONADEP produjo su conocido informe titulado Nunca Más y concurre a entregarlo al presidente Alfonsín acompañada de una multitud de 70.000 personas. El 4 de octubre de 1984 la Cámara Federal, un tribunal civil, toma la decisión de desplazar al tribunal militar que estaba enjuiciando a las juntas para hacerse cargo directamente del juicio. Los fiscales fueron Julio César Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo. El juicio se realizó entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985. Se trataron 281 casos. El 9 de diciembre se dictó la sentencia condenando a Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años y a Orlando Ramón Agosti a 4 años. Por las características que tuvo, la condena a las juntas militares realizada por un gobierno democrático constituyó un hecho sin precedentes en el mundo, que contrastó fuertemente con las transiciones negociadas que tuvieron lugar en aquellos años en Uruguay, Chile, Brasil, España, Portugal y Sudáfrica.

Muerte

Falleció el 31 de marzo de 2009 en Buenos Aires, Argentina, sufría un cáncer de pulmón. Tenía 82 años y fue el primer presidente democrático tras la caída de la dictadura militar.

Fuentes