Paratifus

Paratifus
Información sobre la plantilla
ParatiFUUUUU.jpg

Paratifus. Conjunto de enfermedades producidas primariamente por bacterias del grupo paratífico (Salmonella) que suelen evolucionar con fenómenos de septicemia o de gastroenteritis subaguda o crónica.

Etiología

Las bacterias del grupo paratyphus Salmonella son, a semejanza del agente patógeno del tifus y el Bact. coli, bastoncillos pequeños, sin esporos ni cápsulas, provistos, los más, de 7 a 12 pestañas laterales y, por lo mismo, móviles, que se tiñen bien con las soluciones ordinarias de colorantes anilínicos, pero no por el método de GRAM y que a veces, particularmente cuando han sufrido alguna degeneración, ofrecen coloración polar.

Infección artificial

Los roedores de laboratorio suelen sucumbir después de la infección parenteral con grandes cantidades de cultivo, ya de septicemia rápida con infarto del bazo, ya de una enfermedad subaguda con foquitos inflamatorio necróticos en el hígado y en el bazo. La ingestión de cultivos únicamente mata los ratones, pero regularmente sólo empleando cultivos de Bact. typhi murium, Bact. abortus equi y Bact. enteritidis. La infección por ingestión es menos segura con tipos de suipestifer, y casi nunca se logra con Bact. paratyphi B.

Infección natural

Los gérmenes paratíficos de gran número de tipos pueden existir en la flora intestinal de las más diversas especies de animales sanos, pero la frecuencia de tales portadores de bacterias varía mucho según la especie animal y la comarca. El Bacterium typhi murium es el que se halla más difundido en todas partes (con especial frecuencia en aves acuáticas); en cambio, los tipos del Bacterium enteritidis son más raros y sólo se hallan en ciertas comarcás.

El Bacterium suipestifer es un parásito extraordinariamente frecuente del tubo digestivo del cerdo. No debe maravillar, por lo tanto, que no sea menester una importación apreciable del agente patógeno para la aparición de las epizootias.

Patogenia

En muchos casos, los gérmenes paratíficos producen simplemente una enteritis aguda más o menos grave. Otras veces causan una septicemia pues, desde el anillo nasofaríngeo o desde el intestino, penetran en la sangre y se multiplican en ella. Entonces, las bacterias, en parte probablemente mediante substancias tóxicas termoestables, producen, junto a tumefacción del bazo y de los ganglios linfáticos, hemorragias y, en algunos órganos, lo más a menudo en el hígado, alteraciones inflamatorionecróticas.

En otros casos, desde un principio o solamente al declinar la septicemia, sobreviene una enteritis crónica con destrucción de folículos linfáticos. Así se producen también úlceras intestinales extensas con una demarcación periférica que, mediante la infiltración celular del tejido mucoso, rodea en forma de muro la pérdida de substancia.

Diagnóstico

En los primeros casos, apenas es posible, por lo vago de los síntomas morbosos en el animal vivo; en cambio, la necropsia permite un diagnóstico, al salvo, probable. De las alteraciones anatómicas, tienen importancia, en casos agudos, junto a posibles hemorragias, la tumefacción del bazo (generalmente hiperplástica) y, en ocasiones, focos necróticos, en particular en el hígado, y en los casos de curso lento, las úlceras intestinales características.

En animales sacrificados por necesidad, el diagnóstico puede ofrecer dificultades, pues, al principio del padecimiento, a pesar de los graves síntomas clínicos generales, pueden faltar del todo las alteraciones anatómicas utilizables. Por lo tanto, para juzgar el resultado del sacrificio, está siempre indicada la investigación bacteriológica, si las insignificantes alteraciones anatómicas no guardan relación con los graves fenómenos morbosos del animal vivo.

Diagnóstico bacteriológico

En caso de duda, el diagnóstico puede asegurarse por medio del cultivo puro del agente patógeno y su determinación precisa.

En los casos agudos, este agente se puede hallar, durante la vida, en la sangre circulante, y después de la muerte asimismo en la sangre y en los más diversos órganos (bazo, ganglios linfáticos, músculos); en cambio, en los casos crónicos únicamente se halla en los focos morbosos locales (órganos con alteraciones necróticas, ganglios linfáticos regionales).

Fuentes

  • Libro de texto Patología y Terapéutica Especiales de los Animales Doméstico por Dr. Rudolf Manninger y Dr. Johannes Mochis