Combate de San Pedro (provincia de La Habana, 1896)

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Combate de San Pedro
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Parte de Guerra Necesaria
Fecha 7 de diciembre de 1896
Beligerantes
Ejército Libertador Bandera de Cuba Ejército de Tierra Bandera de España
Comandantes
Antonio Maceo Grajales

Combate de San Pedro. Se produjo el 7 de diciembre de 1896 durante la Guerra Necesaria. En este combate cayó el Lugarteniente General del Ejército Libertador Cubano, mayor general Antonio Maceo Grajales.

Historia

Por ese entonces surgió una crisis interna dentro del seno de la Revolución, originada por fuertes contradicciones que afloraron entre el “Poder Ejecutivo del Gobierno Civil”, y el mando militar que ostentaba Máximo Gómez, donde no dejaron de estar presentes una serie de manifestaciones negativas que demostraron la heterogeneidad clasista e ideológica que había cobrado fuerza después de la muerte de José Martí.

Se abrió entonces la brecha de un futuro Zanjón. De ahí que el generalísimo hiciera un llamado urgente a Antonio Maceo para que éste impusiera su ejemplo y autoridad moral con el espíritu de Baraguá, para el bien de la causa independentista. Estas son las impostergables razones que justificaron el regreso de Maceo a La Habana, hacia donde marchó presurosamente a cumplir con esta vital misión política. Por su parte, Lacoste informó al “Titán” de la detención de algunos miembros de la “Junta Revolucionaria”. Sobre esta situación el hijo de Mariana Grajales solo hizo un pequeño comentario: “...Pobre República si ha de navegar sobre sus aguas muertas.”

Preparación del Combate

El 3 de diciembre Maceo combate en la “Loma de La Gobernadora”, resultando herido en el hombro izquierdo su fiel ayudante y recién ascendido a Capitán Francisco (Panchito) Gómez Toro.

Mientras, más acá, en la finca “La Coronela”, al Norte de Caimito, los Coroneles Silverio Sánchez y Ricardo Sartorio, acondicionaban el campamento donde más de 400 mambises esperaban al “Titán de Bronce”. Baldomero era el encargado de cuidar la caballería de que dispondría Maceo en La Habana a petición directa de éste.

Pasadas las 12 de la noche de ese día, Maceo burló la trocha cerca de Artemisa con la idea de dirigirse hacia “La Coronela”, pero este campamento fue descubierto por la Columna 7 del Batallón de San Quintín del Capitán Cirujeda que trató de entablar combate, pero los insurrectos habaneros decidieron replegarse, pues no les convenía un enfrentamiento de envergadura, escogiendo como última alternativa el campamento de San Pedro, muy conocido por los Regimientos mambises habaneros que contaban con gran cantidad de combatientes bisoños, pero también conocido por los voluntarios y guerrillas de bandoleros.

El día 5 reaparecieron las tropas al mando de Maceo en las cercanías del Mariel, acampando en el ingenio “La Merced” donde estuvieron hasta el día 6 de diciembre en espera de los Coroneles Sánchez y Sartorio (a veces aparece como Sartorius). Fue en la mañana de ese día que Maceo recibió la visita de Ricardo Sartorius y de Baldomero Acosta, que no llevó los caballos frescos que le había pedido Maceo, por lo que regresa Baldomero a buscarlos.
El día 6 amaneció nublado, pero ya a las 9 a.m. había sol.

Viendo que Acosta no aparecía con los caballos, Maceo decidió marchar a pie internándose hasta la Playa de Banes, adonde llegó Baldomero con una comitiva de 62 hombres y los caballos frescos, conduciendo al General hasta el Ingenio Garro, donde este se entrevistó con Perfecto Lacoste en la casa de Pedro Vázquez a las 3 de la tarde; allí acordaron realizar un ataque sorpresivo a Marianao, que se ejecutaría en la noche del día 7. Este plan se conoció como “Operación Escándalo”, pues sería la acción que se encargaría de anunciar la presencia de Maceo en La Habana, desmoralizando, con este audaz y sorpresivo golpe, al propio Weyler, muy cerca de su madriguera.

Bajo esta situación, Baldomero no le informó a Maceo de la pérdida de un paquete de correspondencia para Estrada Palma y Lacoste.

Esa misma tarde, Lacoste y su esposa partieron en una goleta desde Banes a La Habana con el propósito de dar la noticia a los revolucionarios de la ciudad del satisfactorio cruce de la Trocha por Maceo y su tropa, así como para coordinar el ataque a Marianao, con el fin de darle el apoyo requerido a la “Operación Escándalo”.

En las primeras horas de la madrugada del 7 de diciembre partió la columna mambisa del Ingenio “Baracoa”, donde descansaron, hacia San Pedro, siendo el guía el Teniente Coronel Baldomero Acosta, saliendo por la finca “Gorrín” donde cruzaron el “Camino Real de Vuelta Abajo” entre Bauta y Anafe sin ser detectados por el Fuerte español que defendía la zona O de Bauta; de ahí pasaron a la finca “La Asunción” (“Asunción de Nuestra Señora del Rosario” era el nombre original de la finca), pasando por los terrenos de “La Josefa” y “El Palomar de Ruperta” hasta la casa de mampostería del Francés Antonio De Beche que lindaba con la finca de “La Madama”.

De allí fueron hacia la “Laguna de La Pastora” donde Maceo descansó un rato en la casa de un campesino amigo de Baldomero y auxiliar de los mambises. Este campesino tenía permitido relacionarse con los españoles, pues esto le proporcionaba buena fuente de información a Baldomero, por lo que Maceo le pidió que consiguiera los periódicos “La Lucha” y el “Heraldo de Madrid”, para lo cual tenía que ir a La Habana y regresar a Bauta, donde debía seguir el rastro de los mambises para contactarlo y entregarle los mismos.

Después del descanso, la Columna avanzó hacia Corralillo hasta llegar el antiguo Camino Real, donde rebasaron la Laguna Ariguanabo para llegar a San Pedro a las 9 de la mañana del día 7. Allí fueron recibidos por el Coronel Silverio Sánchez, con una tropa compuesta de unos 450 hombres de los 4 Regimientos habaneros.

Las Fuerzas reunidas en San Pedro de la Brigada Sur

  • Reg. Stgo. de las Vegas a las ordenes del Tte. Crel. Juan Delgado con sus capitanes Dionisio Arencibia, Miguel Hernández y Rafael Sánchez. En su Plana Mayor estaban el Cptn. Rodolfo Bergés y el Dr. Carlos Guás como médico.
  • Reg. Goicuría a las órdenes del Cdte. Baldomero Acosta con los Cptnes. Andrés Hernández e Ignacio Morales.
  • Reg. Calixto García a las órdenes del Tte. Crel. Alberto Rodríguez y sus Cmdtes. Isidro Acea y Alfredo Ramírez con los Cptnes. Emilio Collazo y Luís Felipe. En el Estado Mayor de la Brigada figuraba el Cdte. Rafael Cerviño y el Cptn. Manuel Olivera, mandando la escolta el Cdte. Juan Manuel Sánchez.
  • Una Sección del Reg. que mandaba en P. del Río el Crel. Pedro “Perico”Delgado Carcache.

Al frente de todas las tropas se encontraba el Jefe de la Brigada, Gral. Silverio Sánchez, y el Crel. Ricardo Sartorio tenía el Mando Superior de los Rgtos. de Stgo. de las Vegas y Goicuría.

Posición del Cuartel General

El Cuartel General de los insurrectos fue enclavado en la “Finca Montiel” , cerca de las ruinas de una casa de vivienda - todavía visible hoy -, con avanzadas por las fincas “La Matilde”, “Coca”, y “Cuatro Caminos de Piña” que la rodeaban. Había tupida vegetación, agua y buena sombra, pero la campiña estaba muy accidentada por las cercas de piedra y de piña “de ratón”, además de las de alambre de púas entre otras. Se le puso una hamaca atada a una palma y una mata de mamey.

A Maceo le fue asignada una nueva escolta con hombres del Regimiento “Calixto García”, encabezado por el Comandante Manuel Sánchez Amat, de Güira de Melena.

A las 12 del día Maceo fue informado de que una Columna española se movía en dirección a Cangrejera, ordenándole a Juan Delgado, Baldomero Acosta y Alberto Rodríguez (con quienes conversaba en esos momentos) que hostigaran a la Columna y que la trajeran a San Pedro, diciéndoles con estas palabras: “- ¡Quiero ver como dan ustedes machete, para yo expedir los diplomas!”

Importancia del combate

El combate de San Pedro fue un hecho irreversible, enmarcado en un Teatro de Operaciones muy complejo por su topografía, que estuvo sujeto a realidades objetivas, tanto para las fuerzas españolas que ya tenían conocimiento del movimiento insurreccional desde el día 4, como para la parte cubana que no tenía otra alternativa que acampar en un lugar lleno de obstáculos que hacían difícil la movilidad de la caballería mambisa, arma fundamental del Ejercito Libertador, además que estaban cerca de la futura acción “Operación Escándalo”.

Pues bien, según la versión del Comandante dominicano Rodolfo Vargas Tabares (hombre muy cercano a Panchito Gómez Toro, y que portaba un reloj de bolsillo), y las versiones españolas, la acción comenzó a las 2:55 de la tarde.

Batallón San Quintín

Antes, en horas de la mañana del 7 de diciembre, el Batallón San Quintín había partido de su Cuartel en Punta Brava muy temprano, en dirección a Cangrejera y Baracoa, pero desviaron su ruta original dirigiéndose a Hoyo Colorado, donde, después de almuerzo, el Capitán Cirujeda recibió información confidencial de un movimiento sospechoso de Partidas cubanas que se movían en dirección a San Pedro, por lo que dio la orden a la guerrilla de Doroteo Peral - caballería de vanguardia de la columna de Cirujeda, con los prácticos Santana Torres (padre e hijo) y Marcelino González Suárez - de seguir el rastro de ese movimiento. Avanzaron hacia “La Matilde” arroyando a la guardia cubana. Aquella guerrilla fue la que descubrió el campamento, sorprendiendo al Regimiento de “Santiago de las Vegas” que estaba ubicado en la finca, por donde sigue el camino hacia Corralillo. Los cubanos, con un grupo de 40 jinetes, cargaron al machete y expulsaron a los de Peral después de recuperarse de la sorpresa. Lograron contraatacar gracias a la impetuosidad de los Coroneles Juan Delgado y Charles Gordon, norteamericano que se había unido a las tropas de Maceo, haciendo retroceder a la guerrilla, pues pensaban encontrar una fuerza menor. Pero Cirujeda con 365 hombres y 24 guerrilleros a caballo, atravesaron la finca “El Rosario” y el Potrero de “Jia”, posicionándose detrás de las cercas de piedra que allí había.

En el Cuartel General reinó una gran confusión. Maceo estaba muy molesto porque apenas dos horas antes le habían informado que el campamento no ofrecía peligro alguno, pues tenían informaciones fehacientes de que el Batallón español había ido en dirección opuesta, hacia Cangrejera, al Norte de Bauta, y ellos estaban en San Pedro, que está ubicado al Sudeste de la Cabecera Municipal.

Se demostró así que la exploración y la defensa mambisa jugaron un mal papel aquel día, violando las normas establecidas, pues habían sido tomados por sorpresa por los de la guerrilla y la columna española.

Maceo decidió entablar combate

Maceo decidió combatir y no replegarse oportunamente como lo había hecho en anteriores ocasiones, tomando en cuenta lo desventajoso del terreno por las cercas de piedras, de alambre de púa y piña de ratón que allí existían en abundancia; por su desconocimiento del terreno del lugar, y para postergar el plan estratégico donde llevaría a efecto la “Operación Escándalo”, misión difícil, pero mucho más importante que este combate desde el punto de vista militar y político. No cabe duda que el factor psicológico influyó en él en esta decisión. Maceo estaba necesitado de conocer en combate a estos bisoños mambises, pues lo había manifestado horas antes.

 Y la primera orden la dio al joven ayudante Manuel Piedra Martel, de su Estado Mayor, para que buscara al corneta y reagrupara las tropas dispersas, pero el corneta no apareció. Maceo no tenía a su lado en aquel momento a los hombres que habituaba dirigir, ni contaba con su propia escolta, aunque la actitud asumida por hombres neófitos en la pelea no demeritó en nada el prestigio de los habaneros.

Por otra parte, más de la mitad del personal de los Regimientos que allí estaban habían quedado sin voz de mando, pues muchos de los Jefes habían ido a “La Matilde” al oír el tiroteo, donde habían no más de 100 hombres, y sin saber que minutos más tarde se sumarían a los guerrilleros los hombres del Capitán Cirujeda que venía al frente de la Columna 7 del Batallón “San Quintín”. Quizás por esto, más de la mitad de los Regimientos se dispersaron.

Entre los Jefes que resistieron en “La Matilde” sobresalieron los Coroneles Juan Delgado y Alberto Rodríguez, y el Teniente Coronel Baldomero Acosta. Se dice que este fue herido en ese combate; afirman otros que participó en la búsqueda de los cadáveres de Maceo y Panchito y en el “Pacto del Silencio”, sin embargo los autores no hemos encontrado datos que testifiquen lo señalado. Hacemos la salvedad de que algunos autores describen el grado militar de Acosta indistintamente como Comandante o Tte. Crel..

Maceo parte a la Finca Bobadilla

El combate de “La Matilde” cobró fuerzas y Maceo partió con un pequeño grupo de 40 hombres en dirección a la Finca “Bobadilla”, con la intención de sorprender al enemigo por su flanco izquierdo y cogerlos en dos direcciones, arrollándolos con la clásica carga al machete; sin embargo los obstáculos del terreno impidieron el rápido avance del pequeño grupo, que se vio obligado a detenerse ante una fatídica cerca de alambre de púas. El General ordenó a dos de los jóvenes de su escolta que se desmontaran y cortaran los alambres, expresando con optimismo: -“Esto va bien...”. Llevaban ya cerca de una hora de combate. Pero los hombres de Cirujeda entraban en acción después de haberse dispersado por la defensa de los mambises, y un grupo de ellos tomó posiciones tras los muros de piedra que se encontraban apenas a 300 metros, y al percatarse de que el grupo de insurrectos se había detenido, concentraron el fuego hacia ellos. Uno de los primeros en caer fue el General Antonio. Era esta, su herida mortal, la número 25 que recibiera en toda su carrera militar. La bala penetró por el maxilar inferior derecho cortándole la carótida, junto al mentón, fracturándole el maxilar en tres.
¡El “Titán” ha muerto!

Después de la Muerte del General Antonio Maceo

A partir de este trágico momento, la mayoría de los que lo acompañaban vieron perdida la acción, y algunos, con el pretexto de buscar refuerzos, se alejaron; otros se desplomaron desmoralizados. Solo queda junto al cadáver de Maceo un reducido grupo: el Coronel Nodarse, el Teniente Coronel Alfredo Justiz, el Comandante Juan Manuel Sánchez, el Capitán Ramón Ahumada, y el valiente soldado bautense José “Cayuco” Herrera, quienes intentan subir el cadáver a su caballo tratando de llevar el cuerpo del “Titán” a la retaguardia. El Capitán Francisco (Panchito) Gómez Toro fue el último en incorporarse; estaba herido desde el combate de “La Gobernadora” y llevaba el brazo izquierdo en cabestrillo; no portaba armas. Fue tan fuerte la descarga de los españoles que el caballo de Maceo cayó abatido. El cuerpo del “Titán” quedó solo y como único guardián el joven capitán de apenas 20 años de edad, que no pudo escapar al ser herido también en dos ocasiones en el abdomen. La descarga fue tal que hieren a Nodarse al que logran sacar a rastras.

El fuego posicional de aquel combate se prolongó por horas (según el diario de Baldomero Acosta hasta las 6 de la tarde). Donde fue caído Maceo llegaron hombres de la retaguardia enemiga con los de la guerrilla de Punta Brava y tres prácticos canarios, siendo uno de ellos, Juan Santana Torres, quien ultimó a machetazos al Capitán Panchito; despojaron entonces a los cadáveres de las ropas, prendas y objetos personales, incluyendo el diario de campaña de Panchito, donde había escrito su última carta que fuera el testimonio de su fidelidad a Maceo y a la Revolución.

Cuando la parte cubana confirmó la muerte del “Titán”, los que habían quedado al mando ordenaron retirada. Después, solo tres hombres quedaron facultados en aquel momento por su jerarquía: El Coronel Silverio Sánchez y los Brigadieres Pedro Díaz y José Miró, este último, muy abatido, no estaba en condiciones de asumir mando alguno.

Juan Delgado

Al dar por perdida la acción, se irguió la figura del Coronel Juan Delgado, quien se dirigió desesperadamente al Coronel más viejo en busca de una orden. Silverio le respondió: -“Delgado, los Generales han marchado, nuestra responsabilidad ha cesado.”

Fuente

  • Dr. Ordaz Callejón, Eduardo. Ing. Ríos González, Omar. "Catauro Bautense"
  • Datos obtenidos por el trabajo “Historia de la localidad de Bauta. Hoyo Colorado”; Diario de Baldomero Acosta - inédito- ; “Mi diario de la Guerra” de Bernabé Boza; historiador Dionisio Vives R.; del libro “Papeles de Maceo” de la “Academia de la Historia de Cuba y del libro” denominado “Antonio Maceo: Apuntes para una historia de su vida”, Tomo III, de la Editora “Ciencias Sociales”, 1989, del historiador José L. Franco.