Cultivo de crustáceos

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Acuicultura, cultivos de crustáceos
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Cultivo de crustáceos. Los crustáceos que nos interesan pertenecen al orden de los decápodos, siendo su característica más llamativa su caparazón (esqueleto externo), formado por una sustancia dura (quitina) que al cocerse adquiere color rojo. Son animales marinos, aunque existe alguna especie de agua dulce. Están formados por el cefalotórax (cabeza) y el abdomen. Este último se encuentra replegado bajo el cefalotórax en la centolla, cangrejo, etc. (branquiuros), pero destaca claramente y forma la parte principal de la vianda en la langosta, langostino, etc. (macruros).

Forma de vida y reproducción

Los crustáceos, para poder crecer, tienen que desprenderse de su esqueleto exoesqueleto, lo que se designa por muda. En efecto, en un momento dado, cuando las partes blandas del animal ya no caben en su envoltura protectora se salen de ella para volver a crear sobre si mismo otra nueva de mayores dimensiones. Tras la muda el crustáceo queda sin protección alguna frente a sus enemigos que, en caso de localizarlo, lo devorarán sin miramientos. Por esta causa busca lugares recogidos para ocultarse mientras endurece su nuevo esqueleto y por esta misma causa, además de otras, resulta difícil su cultivo.

Los crustáceos macruros, que son los que actualmente se cultivan, tienen ocho pares de patas de distinto tamaño y configuración; los tres primeros actúan como pinzas para asir y desmenuzar sus presas y los restantes sirven para locomoción. En el abdomen también tienen unos apéndices que difieren según el sexo: los machos utilizan los dos primeros pares para el apareamiento y las hembras usan los suyos para sujetar los huevos que están incubando.

De estos crustáceos los mayores viven sobre el fondo langosta, bogavante, etc.) y los menores gamba, camarón, etc.) pueden nadar entre dos aguas, aunque algunos, como por ejemplo el langostino, se mantienen enterrados en arena durante todo el día y sólo salen de noche para alimentarse. Conviene advertir, al que quiera acudir a la bibliografía técnica, sobre la gran confusión que hay en los nombres vulgares de los crustáceos. Así para los ingleses no existen nada más que lobsters, mientras que nosotros distinguimos claramente entre langostas, bogavantes o lubrigantes y cigalas. Esta confusión llega a su punto álgido al tratar de las gambas, langostinos y similares, como puede comprobarse en el siguiente cuadro en el que, junto a las designaciones latinas, hemos anotado bajo las letras DM los correspondientes nombres en inglés y español según el Diccionario Multilingüe, de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, y bajo las letras NO los mismos, según la Nomenclatura Oficial Española de los Animales Marinos de Interés Pesquero, elaborada por el Instituto Español de Oceanografía. Ambos textos comparados son de evidente peso científico y reflejan por tanto la confusión existente, por lo que será necesario siempre al estudioso acudir a los nombres latinos para evitar errores.

Los langostinos

Hay cerca de 20 especies distintas de peneidos; la que se encuentra en aguas españolas pertenece al Penaeus kerathurus. El langostino soporta considerables alteraciones de salinidad (eurihalino) y de temperatura (euritermo). Vive en fondos arenosos, manteniéndose durante el día enterrado en la arena, de la que sale de noche para alimentarse. En invierno busca aguas profundas (30 a 40 m.) y en verano se acerca a la costa, a zonas aplaceradas y preferentemente a los estuarios. Se alimenta de la pequeña fauna marina.

Las hembras ponen sus huevos en verano, que quedan depositados en el fondo formando racimos. Con una temperatura del agua de unos 20° C. se incuban los huevos a las 36 horas, naciendo una larva de tipo nauplius, que pasa por cinco estados larvarios de vida pelágica hasta transformarse en langostino de vida bentónica. Los langostinos se cultivan en estanques de muy diversas formas, pero todos con fondos de arena. Algunos disponen de doble fondo de malla o pequeñas perforaciones para poder impulsar desde abajo una corriente de agua que al remover toda la arena deja durante cierto tiempo los detritus y restos de comida en suspensión -por decantarse más despacio que la arena- que pueden ser así retirados con facilidad para evitar infecciones.

La puesta se induce elevando bruscamente la temperatura del agua a cerca de 30° C. y manteniendo los estanques en oscuridad. Así se obtienen unos 100.000 huevos por hembra que, manteniendo la misma temperatura, eclosionan en unas 12 horas. Las larvas son alimentadas con zooplancton, como, por ejemplo, nauplius de artemia. Terminados los estados larvarios se suministra pienso en base a marisco troceado, como, por ejemplo, mejillón. Japón está a la cabeza del cultivo del langostino, obteniendo en cultivo semiintensivo unos rendimientos de 3 Tn/ha.

Los Camarones

Los camarones se encuentran en el Mediterráneo y el Atlántico; hay varias especies, difíciles de distinguir por ser muy similares, problema que, con bastante acierto, resuelve el consumidor llamando camarón a la especie de mayor tamaño que se pesca en Galicia y quisquilla a la más menuda y de color menos intenso que se encuentra en el Mediterráneo y el golfo de Cádiz. Todas las especies viven a poca profundidad, en costas rocosas, y es frecuente encontrar camarones en las charcas que se producen en las playas al bajar la marea.

Para el cultivo de camarones se introducen las hembras ovadas dentro de pequeñas jaulas en los depósitos de puesta; estas jaulas tienen por objeto que las larvas puedan salirse de ellas antes de que las devoren sus madres y que las hembras desovadas se extraigan con facilidad. Al mes de la puesta se produce la eclosión de los huevos, que tiene lugar precisamente de noche. Las larvas deben ser extraídas de los depósitos de puesta, pues no sólo se produce canibalismo entre madre e hijos, sino también entre larvas cuando hay diferencia de tamaño. A fin de extraerlas se ilumina fuertemente un extremo del depósito de puesta, al que acuden las larvas fototropismo, que son succionadas ahí por un sifón que vierte en una criba de malla adecuada, donde son recogidas y pasadas a los depósitos de cría. Inicialmente vive la larva de su vitelo, hasta pasar a su segundo estado larvario en que se la alimenta con rotíferos y después con larvas recientes de artemia salina. A medida que van creciendo y pasando de fase (en total siete estados larvarios) se le proporcionan alimentos de mayor granulación, hasta llegar a mejillón triturado. El final de sus distintas metamorfosis se reconoce fácilmente por su cambio de actitud, pues deja de nadar entre dos aguas "boca arriba y marcha atrás" (en dirección del telsón y el dorso hacia abajo) y se mueven como los adultos, caminando sobre sus patas y nadando con el rostro de frente. En algo más de 6 meses se puede contar con camarones de talla comercial (4/5 cm.). La complejidad de sus estados larvarios y de los distintos alimentos que se precisan en cada momento, hacen este cultivo muy complicado y arriesgado a escala industrial.

Otros Crustáceos

El cultivo de los demás crustáceos (bogavante, nécora, etc.), aunque viable en laboratorio, presenta muchos inconvenientes para llevarlo a la práctica a escala industrial rentable. Entre las principales dificultades podemos citar: Las numerosas metamorfosis de sus estados larvarios exigen una variada alimentación de zooplancton.

  • Las continuas y frecuentes mudas; al desprenderse de su caparazón queda el animal indefenso contra el canibalismo de sus compañeros de cultivo, por lo que resulta imperativo el costoso empleo de recipientes individuales de cultivo.
  • El lento crecimiento; un bogavante, por ejemplo, necesita al menos tres años para llegar a una talla comercial aceptable.
  • Enfermedades, sin adecuados medicamentos para combatirlas.
  • Y sobre todo, la falta de un pienso adecuado a buen precio.

Anguilas

Es bastante reciente el descubrimiento del ciclo reproductor de la anguila. En la primera mitad del siglo pasado aún se dudaba, o más bien se negaba, el parentesco entre la angula y la anguila; hoy ya no se duda de la paternidad de ésta sobre aquélla. La anguila tiene larga vida; puede llegar hasta los diez años de vida y alcanzar 10 kg. de peso (casos excepcionales); normalmente, incluso las más ancianas, alcanzan sólo un 75 por 100 de estas cifras. Soportan tanto el agua de gran concentración salina (mares interiores) como el agua totalmente dulce (ríos de montaña); también resiste grandes variaciones de temperatura. Es, por tanto, extremadamente eurihalina y euriterma. Come toda materia de origen animal que está a su alcance.

Cuando la anguila llega a la madurez sexual se viste de gala (anguila plateada), abandona su hogar dulce o salobre y se lanza al mar en busca de una compañera a la que encuentra a unos 1.000 metros de profundidad en el mar de los Sargazos (anguilas europeas). Tras celebrar la unión muere la pareja y sus hijos (hasta 10.000.000 por hembra), las angulas transparentes Ieptocéfalo, inician el camino inverso al de sus padres, llegando tras unos 2 años de peregrinación a las costas europeas.

En los meses de invierno, cuando caen las primeras sombras de la noche, penetran en los ríos, lagos y lagunas para iniciar su vida de anguila y repetir fielmente el ciclo reproductor que recorrieron sus padres. Con objeto de buscar su residencia, la anguila es capaz de salirse del agua y deslizarse sobre tierras y praderas húmedas, como las serpientes. Este hecho fue en gran medida culpable de la discusión sobre la conexión entre la angula y la anguila, ya que ésta se encontraba en lagos cerrados, donde jamás se había visto una angula. Y este hecho habrá de ser tenido en cuenta por el cultivador para que no se encuentre un buen día las piscinas de cultivo vacías por haber emigrado los inquilinos. Dada la capacidad de resistencia de la anguila, sus pocas exigencias respecto a la calidad del alimento y su condición marcadamente eurohalina y euroterma, es un pez muy apto para el cultivo, partiendo de la angula, tanto en régimen intensivo como extensivo, tanto en agua dulce como salobre, tanto en agua fría como caliente.

Italia destaca por su cultivo extensivo con su vallicultura en las lagunas del Adriático Norte, donde entre otras especies cultiva anguilas, que captura como angulas en la desembocadura del río Po. Este tipo de cultivo es barato, pues no se precisa alimentación ni cuidado alguno, pero en cambio la producción es imprevisible y en todo caso bastante baja. La talla comercial se alcanza a los cuatro o cinco años.

En cultivo intensivo se utilizan estanques de muy variadas dimensiones, que deben mantenerse a unos 20° C., con aireación y buena renovación de agua. Primero se cultivan las angulas en estanques pequeños (9 m.) hasta que las jóvenes anguilas llegan a unos 25 gr. de peso. Después se trasvasan a estanques mayores (hasta de 3.000 m2) donde se engordan hasta talla comercial. Utilizando una adecuada alimentación se alcanza dicha talla en menos de dieciocho meses. Este rendimiento se reduce drásticamente al disminuir la temperatura del agua. Por esta causa se buscan en los cultivos europeos y de zonas algo frías los afluentes térmicos de las industrias. En España, especialmente en la costa mediterránea y suratlántica, se consigue fácilmente durante la mayor parte del año la temperatura idónea, por lo que es comprensible el interés que despierta la anguilicultura. Los mayores productores intensivos de anguila en el mundo son Japón y Taiwán.


Los mugílidos

Los mugílidos son una de las familias más extendidas en el mundo, tiene gran número de especies (Mugil auratus, M. capito, M. cephalus, M. chelo, M. curema, M. gaimardiana, M. kabrosus, M. ramada, M. saliens).

En España la nomenclatura oficial le asigna una gran variedad de nombres: lisa, cabezudo, albur y negrona en Andalucía; mugle en Asturias; cabessut, tastona y Ilisa en Cataluña y Baleares; cabezote en Canarias; mujol y muil en Galicia; pardete, morragute, galuga y galubet en Levante; mule, muble y corvo en Santander; y ballua, daplata y capitón en Vascongadas. Los mugílidos son euritermos y eurihalinos, que se observan frecuentemente en los puertos, especialmente en proximidades de desagües, ya que, si bien son preponderantemente herbívoros algas, se alimentan de toda materia orgánica, incluyendo los detritus. Este hecho y su frecuente sabor a fango les hacen poco estimados para el consumidor. Sin embargo, su inclinación por las heces y los desperdicios tienen interés en los cultivos, ya que se les puede utilizar como "barrenderos" para mantener limpios de eyecciones y restos de comida las instalaciones en que se cultiven otras especies compatibles. Este interés aumenta si se cuida de evitar el fango en tales instalaciones para evitar su sabor, pues pueden tener un buen mercado ahumados o salados aparte del valor de sus huevas, que en España, por ejemplo, también son apreciadas.

A finales de la década de 1960 sesenta se empezaron a desarrollar técnicas de reproducción en cautividad, tanto en Taiwán como en Israel, con resultados satisfactorios. Hoy día es factible la reproducción controlada tras forzar a las hembras de unos cuatro años de edad y 1 kg. de peso a su madurez sexual por inyección de extracto de hipófisis hormonas. Pero con este gran avance choca con la dificultad del cultivo total, pues las crías que salen de los diminutos huevos (menos de 1 mm.) comienzan a alimentarse a los tres días de su nacimiento, siendo evidente la dificultad de encontrar alimento suficientemente pequeño para que penetre en sus bocas. Se puede conseguir una supervivencia del 25% utilizando distintas clases de microalgas, como la isocrisis y la dunaliella (experiencias del Instituto Español de Oceanografía).

Esta limitación obliga al cultivador de mugílidos a depender de la captura de juveniles con el inconveniente de su impredicción. Este sistema se utiliza con éxito en Israel y en Italia (valli) en policultivos extensivos (tras una fase inicial intensiva), con crecimientos medios de 3/4 gr. por día, con lo que, partiendo de cría de 20/30 gr., se llega a peces de talla comercial (800 gr.) al cabo de unos siete meses de engorde. Hay que evitar el cultivo del Mugil cephalus por tener a veces un parásito que puede ser dañino al hombre, lo que no sucede con el Mugil saliens, que es la especie dominante en las costas españolas.


Artemia salina

En la alimentación de crustáceos y peces en cultivo juega un importante papel un pequeño crustáceo denominado Artemia salina. La morfología y biología de esta especie, que cuenta con varias razas distintas (unes 60 variedades), son complicadas y se salen del modesto nivel de esta exposición, por lo que nos limitaremos a presentar un comentario general de carácter ilustrativo práctico. La artemia que nos interesa es un crustáceo de color rojizo, que en su fase adulta apenas sobrepasa 1 cm. de talla. Soporta aguas de gran concentración salina, donde prolifera, pues la elevada salinidad impide la vida de otros animales y, por tanto, de sus depredadores. El principal interés de esta especie consiste en que las hembras ponen huevos que pueden ser desecados y almacenados, continuando, sin embargo, su desarrollo cuando se vuelven a mojar. Estos huevos flotan en la superficie del agua de las naves de cristalización de las salinas, concentrándose normalmente (por efecto del viento o corriente) en una de las orillas, donde se pueden recoger fácilmente. Para forzar la obtención de huevos se puede proporcionar a las hembras una "sobrealimentación", fertilizando el agua por medio de nitratos y fosfatos (abonos agrarios), que dan lugar a mayor abundancia de algas monocelulares, como la Tetraselmis (ya citada al hablar de los criaderos), que es un manjar para estos pequeños crustáceos.

Los huevos se secan al aire en cajas de fondo de red muy tupida o artefacto similar y se someten después a una suave aireación para separar los huevos viables, que son de mayor peso, de los no viables, cascarilla y otras materias extrañas, igual que se aventa la mies en la era. El producto así logrado se guarda en recipientes herméticamente cerrados, al vacío o con atmósfera de nitrógeno.

Para hacer "revivir" los huevos se introducen en agua de mar (hidratación) en unos recipientes cilíndricos para mayor facilidad de aireación, a pequeña concentración (unos 10 gr. de huevos por litro), y se someten a iluminación (2.000 lux) durante unos 10 minutos para excitar su actividad metabólica. El agua se mantiene a unos 28° C. de temperatura con fuerte aireación, lográndose la eclosión, es decir, la aparición de las larvas, a las 24 horas, siendo fácil una tasa de supervivencia de un 80 por 100.

Los huevos no eclosionados y las cáscaras pueden ser perjudiciales para los peces y crustáceos que los ingieran. Es, por tanto, preciso aislar las larvas (nauplius), para lo que se utiliza su fototropismo (atracción por la luz) o bien se disuelven las cápsulas con sustancias químicas que no dañan a las larvas.

Las larvas de artemia sirven como alimento vivo a las larvas de crustáceos y alevines de peces, pudiéndose suministrar en sus diferentes estados larvarios o incluso en estado adulto, según el tamaño que interese utilizar. Sin embargo, hay que tener presente que las larvas de artemia en su primer estadio de nauplio son más indicadas para alimentación que en sus siguientes estadios larvarios por disminuir en éstos su poder nutritivo.

Por el contrario, el animal adulto resulta el más adecuado pienso vivo por exigir su ingestión menor gasto de energía -a igualdad de biomasa-, ser su poder nutritivo mayor y precisarse un menor número de individuos para una cantidad de alimento dado.

El cultivo de larvas conviene realizarlo en estanques de poca profundidad, con aireación y renovación de agua constantes, pudiéndose lograr en pocas semanas una producción de 3.000 adultos por litro a base de alimentación de algas secas.


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