El motín de la Bounty (1789)

El motín de la Bounty
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El motín de la Bounty (1789): En 1787 el Almirantazgo británico encargó al joven teniente William Bligh una misión de prueba que consistía en recoger en Tahití árboles del pan para ser transplantados en sus colonias del Caribe. Trataban de conseguir un alimento económico para el mantenimiento de los esclavos de las islas. El teniente Bligh poseía experiencia en la navegación por el Pacífico ya que había servido bajo las órdenes de James Cook (1728-1779). El HMS Bounty, un pequeño buque de la armada inglesa, hizo un duro y largo viaje no muy diferente a las penosas travesías de aquella época. El trato recibido durante año y medio pareció a la tripulación demasiado duro para poder seguir soportándolo.

Los amotinados se apoderan del HMS Bounty (28 de abril de 1789)

Tras una larga y relajada estancia en Tahití, el 4 de abril el barco partió rumbo a las Indias Occidentales con las bodegas llenas de plantas vivas. La mañana del 28 de abril de 1789, cerca de la isla de Tonga, nueve miembros de la tripulación, al mando del contramaestre, Fletcher Christian, se amotinaron y se apoderaron del navío. El capitán Bligh y 18 hombres de su confianza fueron abandonados en un bote de 23 pies. Los oficiales Hayward, Hallett y Fryer fueron los primeros elegidos para acompañar a Bligh. Les siguieron Purcell, Millward, Muspratt y Birket. Los amotinados permitieron que Heywood y Steward, ajenos al motín, permanecieran en la Bounty. Fletcher Christian consintió en proveer a los abandonados de dos mástiles con sus velas, algunos clavos, una sierra, un pequeño pedazo de lona, cuatro pequeños envases que contenían unos ciento veinticinco litros de agua, ciento cincuenta libras de galleta, treinta y dos libras de carne de cerdo salada, seis botellas de vino, seis botellas de ron y la caja de licores del capitán. Al carpintero Purcell se le permitió llevar consigo sus herramientas. Las propias tablas náuticas y el sextante de Fletcher, les fueron entregadas a Bligh, dándole la oportunidad de poder salvar a sus compañeros. Tras una deriva de 3.600 millas durante 7 semanas llegaron a Timor. Lograron salvarse, regresar de forma muy accidentada a Inglaterra, y salir en una persecución sin éxito de los amotinados.

La isla de Pitcairn

Christian y su tripulación llegaron a Tubai, en las islas australes, y poco después, haciéndose acompañar de 19 polinesios -algunos a la fuerza-, se refugiaron en la isla de Pitcairn. Esta pequeña isla volcánica está situada a 5.000 millas de Australia y 1.350 de Tahití. Fue vista por primera vez por Robert Pitcairn el 2 de julio de 1767. El capitán de la Armada Carteret había acompañado al capitán Wallis en una expedición conjunta ordenada por el Almirantazgo hasta que una fuerte tormenta los separó tras cruzar el estrecho de Magallanes. Carteret cometió el error cartográfico de situarla en el mapa con un error de 200 millas. Debido a este error los perseguidores británicos no lograron encontrar a los amotinados tras una búsqueda de tres meses. El 23 de enero de 1790 desembarcaron los nueve amotinados de habla inglesa, doce mujeres tahitianas, seis hombres originarios de Tahití, Raiata y Tupuai, y una niña de Tahití. Cuando en 1808 un ballenero arribó a Pitcairn, comprobó que ocho de los nueve británicos habían perecido por asesinatos o suicidios. En 1825, un buque británico ofreció el perdón al superviviente Adams y en 1838 Pitcairn (junto con las desiertas islas de Henderson, Ducie, y Oeno) fueron incorporadas al imperio británico. Los hombres que decidieron permanecer en Tahití fueron finalmente apresados y trasladados a Inglaterra donde fueron juzgados. Tres de ellos fueron colgados y otros siete fueron perdonados. El capitán Bligh reconoció que las relaciones afectivas con las nativas de Tahití fueron determinantes en la rebelión. Era muy estricto y buen marino y logró ascender completando una buena carrera en la Marina. Este episodio ha sido fuente de inspiración para literatos y cineastas. Lord Byron escribió un poema titulado The Island, donde narra los acontecimientos ocurridos en la isla. El motín es bien conocido por las adaptaciones que han sido llevadas al cine.

La lengua Norfolk

Para solucionar el problema de comunicación de los amotinados y sus mujeres, ya que ninguno hablaba la lengua del otro, tuvieron que recurrir a inventarse una lengua propia. Ésta ha llegado hasta nuestros días y se conoce actualmente con el nombre de "Norfolk". En 1856, los descendientes del Bounty fueron trasladados a Norfolk, aunque algunas familias no tardaron en regresar a Pitcairn, constituyendo la base de la actual población. A los cinco años de estancia en Pitcairn, todos los hombres, a excepción de cuatro polinesios, dos ingleses, un escocés y un marino nacido en las Indias Occidentales habían fallecido de muerte violenta, como resultado de los celos y las disputas. El guardamarina Edward Young, casado con Teraura, se hizo cargo de la comunidad, emprendiendo la educación de los niños y el servicio religioso. Muerto Young, John Adams -que hablaba con acento cockney- se convirtió en el patriarca de aquella microsociedad, compuesta por 10 mujeres polinesias y 23 niños nacidos en Pitcairn, y siguió la labor educativa y religiosa de Young. No es de extrañar que, cuando la marina británica descubrió en 1814 a los supervivientes de Pitcairn, se vieran sorprendidos por la gran religiosidad de la colonia y la peculiaridad de su lengua -un inglés fluído pero con una gramática deficiente y un curioso acento. Hoy en día se considera el habla de Pitcairn como una reserva de máximo interés para los sociolingüistas, un auténtico laboratorio sobre la formación de un dialecto criollo. La distorsión de la lengua, sometida a largos períodos de confinamiento y a la influencia de las lenguas polinésicas, se puede ver en la nomenclatura, adaptada a la fonética de los habitantes de la isla.

Fuentes

http://www.mgar.net/exp/bounty.htm