Diferencia entre revisiones de «Jair Romero»

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Hay una imagen a la que Jair se ha adelantado y que viene recurrentemente a él: la de su llegada el próximo año al Carnaval de Barranquilla. En [[febrero]] de [[2012]] pisó la ciudad convertido en Álvaro José Arroyo, el hijo consentido de la capital del [[Atlántico]]. Jair siempre soñaba con ese momento como un gran regalo, pues sentía que a Barranquilla le debe buena parte de su vida, aunque allá fue a parar por culpa de su indisciplina en el colegio:  
 
Hay una imagen a la que Jair se ha adelantado y que viene recurrentemente a él: la de su llegada el próximo año al Carnaval de Barranquilla. En [[febrero]] de [[2012]] pisó la ciudad convertido en Álvaro José Arroyo, el hijo consentido de la capital del [[Atlántico]]. Jair siempre soñaba con ese momento como un gran regalo, pues sentía que a Barranquilla le debe buena parte de su vida, aunque allá fue a parar por culpa de su indisciplina en el colegio:  
"Mi papá me envió como castigo, porque mi abuela era la de la mano dura, y yo andaba portándome mal en Riohacha. Ahí fue donde conocí al Joe, pues estudiaba justo al frente de su casa. En Barranquilla afiancé mi amor por la música".
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{{Sistema:Cita|"Mi papá me envió como castigo, porque mi abuela era la de la mano dura, y yo andaba portándome mal en Riohacha. Ahí fue donde conocí al Joe, pues estudiaba justo al frente de su casa. En Barranquilla afiancé mi amor por la música".}}<br>
  
 
Nacido y criado en La Diez, un barrio de Riohacha, heredó el gusto por el arte, de su madre y poeta [[Marbeluz Choles]] y de su padre [[Jair Romero]], periodista.  
 
Nacido y criado en La Diez, un barrio de Riohacha, heredó el gusto por el arte, de su madre y poeta [[Marbeluz Choles]] y de su padre [[Jair Romero]], periodista.  
"Mi madre tiene una voz hermosa y nos leía sus poesías. Mi papá siempre tenía historias para contar".  
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{{Sistema:Cita|"Mi madre tiene una voz hermosa y nos leía sus poesías. Mi papá siempre tenía historias para contar".}}<br>
 
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Pero pensó que de eso no podría vivir, por eso intentó estudiar varias cosas antes de ponerse a actuar:  
 
Pero pensó que de eso no podría vivir, por eso intentó estudiar varias cosas antes de ponerse a actuar:  
"Estudié una carrera técnica de ensamble de computadores, aunque odiaba las tecnologías, también hice un semestre de contaduría. Un día, por casualidad, me enteré de que el Fondo Mixto de Cultura, liderado por Zoraida Salcedo, iba a dictar talleres de actuación y los mejores estudiantes serían becados para estudiar en la Academia de Ronald Ayazo, en Bogotá. Me inscribí y me gané la beca".
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{{Sistema:Cita|"Estudié una carrera técnica de ensamble de computadores, aunque odiaba las tecnologías, también hice un semestre de contaduría. Un día, por casualidad, me enteré de que el Fondo Mixto de Cultura, liderado por Zoraida Salcedo, iba a dictar talleres de actuación y los mejores estudiantes serían becados para estudiar en la Academia de Ronald Ayazo, en Bogotá. Me inscribí y me gané la beca".}}<br>
  
 
Lo que vino de ahí en adelante fue un solo sacrificio:  
 
Lo que vino de ahí en adelante fue un solo sacrificio:  
"Llegué con una maleta vieja, con mi vida ahí guardada. Me recibió un amigo profesor y nos fuimos a buscar un cupo universitario. Justo a la vuelta me encontré con la casa de un samario. Mi mamá, como podía, me mandaba para pagar el cuarto y empecé a buscar trabajos".
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{{Sistema:Cita|"Llegué con una maleta vieja, con mi vida ahí guardada. Me recibió un amigo profesor y nos fuimos a buscar un cupo universitario. Justo a la vuelta me encontré con la casa de un samario. Mi mamá, como podía, me mandaba para pagar el cuarto y empecé a buscar trabajos".}}<br>
  
 
Y trabajos fue lo que pasó, para poder vivir. El mismo dueño de aquella casa donde vivía le propuso ser asistente de cocina en un sitio de eventos a las afueras de Bogotá:  
 
Y trabajos fue lo que pasó, para poder vivir. El mismo dueño de aquella casa donde vivía le propuso ser asistente de cocina en un sitio de eventos a las afueras de Bogotá:  
"Me iba la noche anterior, porque a las cuatro de la madrugada nos teníamos que levantar a limpiar todo, a arreglar el sitio, lavaba platos y para completar el frío nos alborotaba el hambre. El jefe nos advertía que si íbamos a comer algo de lo que dejara la gente, lo hiciéramos a escondidas".
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{{Sistema:Cita|"Me iba la noche anterior, porque a las cuatro de la madrugada nos teníamos que levantar a limpiar todo, a arreglar el sitio, lavaba platos y para completar el frío nos alborotaba el hambre. El jefe nos advertía que si íbamos a comer algo de lo que dejara la gente, lo hiciéramos a escondidas".}}<br>
  
 
Fueron tiempos difíciles, si le agregamos que para esa época nació Valentina, su primera hija:  
 
Fueron tiempos difíciles, si le agregamos que para esa época nació Valentina, su primera hija:  
"No podía dejar morir de hambre a mi hija. Nos movíamos de pensión en pensión o en casas de amigos. Un día pasó un vendedor de guitarras a crédito y compré una con quince mil pesos que tenía en el bolsillo. Le pagaba el resto con cuotas cada dos días".
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{{Sistema:Cita|"No podía dejar morir de hambre a mi hija. Nos movíamos de pensión en pensión o en casas de amigos. Un día pasó un vendedor de guitarras a crédito y compré una con quince mil pesos que tenía en el bolsillo. Le pagaba el resto con cuotas cada dos días".}}<br>
  
 
Su vida estaba en los buses de [[Bogotá]], en las avenidas más importantes de la ciudad y en manos de la gente que generosamente quisiera entregarle una moneda, después de escuchar su versión de Tu fórmula de amor, de [[Cheo Feliciano]]:  
 
Su vida estaba en los buses de [[Bogotá]], en las avenidas más importantes de la ciudad y en manos de la gente que generosamente quisiera entregarle una moneda, después de escuchar su versión de Tu fórmula de amor, de [[Cheo Feliciano]]:  
"Una vez me subí con una amiga y nos hicimos como treinta mil. Teníamos mucha hambre, porque llevábamos dos semanas comiendo una vez al día. Nos fuimos a celebrar y cada uno se pidió una bandeja paisa, al final nos demoramos más contando todas las monedas con las que pagamos que comiendo".
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{{Sistema:Cita|"Una vez me subí con una amiga y nos hicimos como treinta mil. Teníamos mucha hambre, porque llevábamos dos semanas comiendo una vez al día. Nos fuimos a celebrar y cada uno se pidió una bandeja paisa, al final nos demoramos más contando todas las monedas con las que pagamos que comiendo".}}<br>
  
 
Ni salsa, ni fama, ni nada. Lo único con lo que convivía hace unos pocos años era con la calle. Su lucha era contra sus propios miedos y la fuerza la encontraba cada vez que volvía a casa y veía a Valentina, su pequeña hija:  
 
Ni salsa, ni fama, ni nada. Lo único con lo que convivía hace unos pocos años era con la calle. Su lucha era contra sus propios miedos y la fuerza la encontraba cada vez que volvía a casa y veía a Valentina, su pequeña hija:  
"Siempre tenía que reventar plata de donde no hubiera, por eso me metía a cuanto programa de TV había. Terminé en Sábado espectacular, en el Desafío -aunque me fue mal, porque me eliminaron de primero-. Todo era una oportunidad. No le tuve miedo a nada".
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{{Sistema:Cita|"Siempre tenía que reventar plata de donde no hubiera, por eso me metía a cuanto programa de TV había. Terminé en Sábado espectacular, en el Desafío -aunque me fue mal, porque me eliminaron de primero-. Todo era una oportunidad. No le tuve miedo a nada".}}<br>
  
 
Ni siquiera a la mirada inquisidora que recibió el día en que le ofrecieron ser modelo. Clasificó para algunas campañas y desfiles, pero poco a poco se dió cuenta de que aquel mundo no era el suyo. Volvió a La Guajira para trabajar como profesor, pero al poco tiempo sintió que [[Riohacha]] ya era muy pequeña para sus ganas:  
 
Ni siquiera a la mirada inquisidora que recibió el día en que le ofrecieron ser modelo. Clasificó para algunas campañas y desfiles, pero poco a poco se dió cuenta de que aquel mundo no era el suyo. Volvió a La Guajira para trabajar como profesor, pero al poco tiempo sintió que [[Riohacha]] ya era muy pequeña para sus ganas:  
"Me divorcié y volví a Bogotá pero fue complicado. Tuve que cargar bultos, era un trabajo mal pago, sin protección auditiva, en medio de unos molinos gigantes; no me alcanzaba ni para mi propia comida. Fue el momento más duro. Ese mismo año murió mi padre, pero al tiempo me presentaron a mi mánager (Deisy Marroquín) y empezaron a salir unos papeles, pequeñas participaciones, trabajaba en bares, hasta que llegó el casting para El Joe".
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{{Sistema:Cita|"Me divorcié y volví a Bogotá pero fue complicado. Tuve que cargar bultos, era un trabajo mal pago, sin protección auditiva, en medio de unos molinos gigantes; no me alcanzaba ni para mi propia comida. Fue el momento más duro. Ese mismo año murió mi padre, pero al tiempo me presentaron a mi mánager (Deisy Marroquín) y empezaron a salir unos papeles, pequeñas participaciones, trabajaba en bares, hasta que llegó el casting para El Joe".}}<br>
  
 
===El Jair de siempre===
 
===El Jair de siempre===
No creyó que caería en las redes de la actuación,
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Nunca creyó que caería en las redes de la actuación. Para el actor, Dios se encarga de poner los proyectos en su camino cuando lo cree conveniente.  
“De pequeño siempre estuve en un ambiente cultural. Mi mamá fue poeta y crecí con eso, pero sí pensé que me dedicaría mucho más a la música, entre comillas, porque estoy envuelto en proyectos musicales. Considero que la actuación me encontró y fue amor a primera vista y siempre quise hacer algo que estuviera ligado al arte”.
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{{Sistema:Cita|“Cada cosa tiene su tiempo y éste proyecto (Niche) espero que sea bien acogido porque tiene personajes divertidos, encarnados por actores sencillos y talentosos. Esta es una historia de esas que llega en el momento indicado, es fresco y es algo que sale del pacífico colombiano”.}}<br>
 
 
Los placeres de la vida también se le presentan de manera imprevista y Jair comenta  que desde hace algún tiempo le gusta la música para planchar.
 
“Lo descubrí en Cali, donde hay unos sitios de música de plancha muy buenos. Yo me quedo como que ¡Wow Chévere!, me gustan las canciones viejas de Yuri, todas esas canciones me encantan”. A Jair se le nota con un buen humor casi que imperturbable. “Me peino las cejas todo el tiempo”, comenta riendo cuando le pregunto por alguna de sus manías. Algo que no puede dejar de hacer cuando regresa a su Guajira del alma, es visitar a su amigo Riderlis, donde disfruta del típico Cazón (variedad de pescado tierno), jugo de remolacha con naranja y arepa de queso.
 
 
 
Para el actor, Dios se encarga de poner los proyectos en su camino cuando lo cree conveniente.  
 
“Cada cosa tiene su tiempo y éste proyecto (Niche) espero que sea bien acogido porque tiene personajes divertidos, encarnados por actores sencillos y talentosos. Esta es una historia de esas que llega en el momento indicado, es fresco y es algo que sale del pacífico colombiano”,  finaliza Jair algo emocionado.
 
  
 
==Jair un actor ligado a la música==
 
==Jair un actor ligado a la música==

Revisión del 10:31 20 feb 2017

Jair Romero
Información sobre la plantilla
Jair romero.jpg
NombreJair Romero Choles
Nacimiento20 de septiembre de 1982
La Diez, (un barrio de Riohacha)

Jair Romero. Más conocido como el guajiro a quien la televisión puso a cantar salsa, es un actor, modelo, cantante y compositor colombiano.

Síntesis biográfica

Jair Romero, el guajiro que da vida al Joe Arroyo en la novela antes de la fama vivió varias semanas engañando el hambre con una comida diaria por falta de dinero y hasta durmió en el suelo para comenzar jornadas de trabajo a las cuatro de la mañana. Esta es la historia del dueño del rating en Colombia.

Hay una imagen a la que Jair se ha adelantado y que viene recurrentemente a él: la de su llegada el próximo año al Carnaval de Barranquilla. En febrero de 2012 pisó la ciudad convertido en Álvaro José Arroyo, el hijo consentido de la capital del Atlántico. Jair siempre soñaba con ese momento como un gran regalo, pues sentía que a Barranquilla le debe buena parte de su vida, aunque allá fue a parar por culpa de su indisciplina en el colegio:

"Mi papá me envió como castigo, porque mi abuela era la de la mano dura, y yo andaba portándome mal en Riohacha. Ahí fue donde conocí al Joe, pues estudiaba justo al frente de su casa. En Barranquilla afiancé mi amor por la música".


Nacido y criado en La Diez, un barrio de Riohacha, heredó el gusto por el arte, de su madre y poeta Marbeluz Choles y de su padre Jair Romero, periodista.

"Mi madre tiene una voz hermosa y nos leía sus poesías. Mi papá siempre tenía historias para contar".


Pero pensó que de eso no podría vivir, por eso intentó estudiar varias cosas antes de ponerse a actuar:

"Estudié una carrera técnica de ensamble de computadores, aunque odiaba las tecnologías, también hice un semestre de contaduría. Un día, por casualidad, me enteré de que el Fondo Mixto de Cultura, liderado por Zoraida Salcedo, iba a dictar talleres de actuación y los mejores estudiantes serían becados para estudiar en la Academia de Ronald Ayazo, en Bogotá. Me inscribí y me gané la beca".


Lo que vino de ahí en adelante fue un solo sacrificio:

"Llegué con una maleta vieja, con mi vida ahí guardada. Me recibió un amigo profesor y nos fuimos a buscar un cupo universitario. Justo a la vuelta me encontré con la casa de un samario. Mi mamá, como podía, me mandaba para pagar el cuarto y empecé a buscar trabajos".


Y trabajos fue lo que pasó, para poder vivir. El mismo dueño de aquella casa donde vivía le propuso ser asistente de cocina en un sitio de eventos a las afueras de Bogotá:

"Me iba la noche anterior, porque a las cuatro de la madrugada nos teníamos que levantar a limpiar todo, a arreglar el sitio, lavaba platos y para completar el frío nos alborotaba el hambre. El jefe nos advertía que si íbamos a comer algo de lo que dejara la gente, lo hiciéramos a escondidas".


Fueron tiempos difíciles, si le agregamos que para esa época nació Valentina, su primera hija:

"No podía dejar morir de hambre a mi hija. Nos movíamos de pensión en pensión o en casas de amigos. Un día pasó un vendedor de guitarras a crédito y compré una con quince mil pesos que tenía en el bolsillo. Le pagaba el resto con cuotas cada dos días".


Su vida estaba en los buses de Bogotá, en las avenidas más importantes de la ciudad y en manos de la gente que generosamente quisiera entregarle una moneda, después de escuchar su versión de Tu fórmula de amor, de Cheo Feliciano:

"Una vez me subí con una amiga y nos hicimos como treinta mil. Teníamos mucha hambre, porque llevábamos dos semanas comiendo una vez al día. Nos fuimos a celebrar y cada uno se pidió una bandeja paisa, al final nos demoramos más contando todas las monedas con las que pagamos que comiendo".


Ni salsa, ni fama, ni nada. Lo único con lo que convivía hace unos pocos años era con la calle. Su lucha era contra sus propios miedos y la fuerza la encontraba cada vez que volvía a casa y veía a Valentina, su pequeña hija:

"Siempre tenía que reventar plata de donde no hubiera, por eso me metía a cuanto programa de TV había. Terminé en Sábado espectacular, en el Desafío -aunque me fue mal, porque me eliminaron de primero-. Todo era una oportunidad. No le tuve miedo a nada".


Ni siquiera a la mirada inquisidora que recibió el día en que le ofrecieron ser modelo. Clasificó para algunas campañas y desfiles, pero poco a poco se dió cuenta de que aquel mundo no era el suyo. Volvió a La Guajira para trabajar como profesor, pero al poco tiempo sintió que Riohacha ya era muy pequeña para sus ganas:

"Me divorcié y volví a Bogotá pero fue complicado. Tuve que cargar bultos, era un trabajo mal pago, sin protección auditiva, en medio de unos molinos gigantes; no me alcanzaba ni para mi propia comida. Fue el momento más duro. Ese mismo año murió mi padre, pero al tiempo me presentaron a mi mánager (Deisy Marroquín) y empezaron a salir unos papeles, pequeñas participaciones, trabajaba en bares, hasta que llegó el casting para El Joe".


El Jair de siempre

Nunca creyó que caería en las redes de la actuación. Para el actor, Dios se encarga de poner los proyectos en su camino cuando lo cree conveniente.

“Cada cosa tiene su tiempo y éste proyecto (Niche) espero que sea bien acogido porque tiene personajes divertidos, encarnados por actores sencillos y talentosos. Esta es una historia de esas que llega en el momento indicado, es fresco y es algo que sale del pacífico colombiano”.


Jair un actor ligado a la música

Su batalla con el personaje no fue fácil pues en el camino tuvo que vencer a varios rivales de peso, entre ellos al hijo del Joe, quien llevaba meses preparando su camino para interpretar en televisión a su propio padre: "Fue Herney Luna, el director, quien creyó en mí y me ayudó a dar la pelea; fue él quien me asesoró para hacer este personaje. A mí la música me sale del alma, pero necesito guías. Herney pulió mis gestos y el tono de voz. Fueron meses intensos, trabajando día y noche a su lado para tener al Joe que la gente ve al aire. A Herney Luna le debo mucho".

Pero ahora no solo le debe al director, también le debe al 'Joe' el gran motivo de su felicidad. Durante las grabaciones Jair conoció a Yeimy Paola Vargas, la bella ex reina cartagenera, su nuevo amor: "Me enamoré. A medida que pasó el tiempo empezaron a pasar cosas y terminamos juntos, pero lo que no es cierto es que nos vayamos a casar, aunque no descartamos la posibilidad. Después de haber vivido tantas cosas uno quiere estar estable a nivel sentimental".

Los días difíciles están en el pasado, pero no se han olvidado. Esa, asegura Jair, es la única manera de entender todo lo que le ha ocurrido. Es por esa misma razón que no tiene problema en llegar en bus a una cita con la prensa, en usar Transmilenio para llegar a su casa, o en asumir con toda naturalidad que ya tenía un papel asegurado en Sofía y el terco, la cinta que se rodó en Colombia y que fué protagonizada por la ganadora del Goya Carmen Maura, una de las consentidas de Pedro Almodóvar y Francis Ford Coppola. Esa es su manera de cumplir con el pacto que hizo con una amiga hace unos meses: No permitir que el reconocimiento y el éxito lo hagan olvidar las batallas que libró para poder ser el rey del rating en Colombia.

Como su relación con letra y melodía es muy estrecha, a Jair no le preocupa encasillarse en personajes “musicales”. Durante estos tres años fuera de la pantalla chica, Jair se dedicó a crecer como artista, escribiendo, componiendo canciones y pensando en proyectos cinematográficos. “Quiero hacer una película, ya tengo una historia y me gustaría desarrollarla. Tiene que ver con la esclavitud y ese sentimiento negro que busca expresarse”, explica.

Se reconoce como un amante de la salsa. “Me gustan muchas canciones del grupo Niche, “Mi Valle del Cauca”, “Del Puente para allá” “Buenaventura y Caney”, y para dedicar “La magia de tu besos”, cuenta.

Al principio quería cantar, pero el mundo artístico le ofreció a Jair algo más que mostrar su voz, como quiso de niño, pues le dió la oportunidad de encarnar personajes inolvidables que marcaron su vida. Para interpretar a Iván Cuero, un salsero soñador, Jair se desprendió de su acento y su característica melena. “Desde que era niño me decían “peluquín” porque siempre usé el pelo largo, pero ahora me siento diferente y bien con este cambio de look”, cuenta al respecto.

Jair Romero, entre el privilegio y el reto

Ser actor es algo que se lleva en las venas, no es fortuito, entrar a la televisión ya es una suerte, pero lograr el debut con un protagónico es un verdadero privilegio y si a eso se le suma que se ha de encarnar a un personaje vivo, e ídolo de multitudes, la fortuna es mayor. De esta manera se describen los últimos meses de Jair Romero Choles, el joven de Ríohacha que personificó a Joe Arroyo en la novela escrita para exaltar su vida y obra y que en la actualidad tiene el récord de audiencia en Colombia. Nada fue fácil, antes del Joe muchas cosas eran inciertas y su trabajo era esporádico en muchas otras cosas ajenas a la actuación, pero como el que persevera alcanza, nunca perdió la fe de hacer lo que realmente le apasiona. Hablar con Jair Romero era placentero, su voz cálida refleja la felicidad que vivió y en cada palabra, cuando se dirige al papel que realiza, había una expresión de agradecimiento hacia Joe Arroyo, porque con su vida, que es seguida por su público, él ha logrado reconocimiento.

Adiós a Joe Arroyo, gigante colombiano de la música

Y aunque es posible que en América Latina haya quien no conozca su nombre, lo más probable es que todos hayan escuchado al menos algunos acordes del más grande de sus éxitos: "Rebelión". Esa salsa pegajosa que dice: "No le pegue a la negra", es un manifiesto profundísimo y una crónica en la que 'el Joe' condensó la historia entera del pueblo negro de América Latina. Y lo que la letra de "Rebelión" hizo por la historia, el conjunto de la obra de Arroyo también lo hizo por la música, pues en él convergieron todos los ritmos negros de ese caribe en el que nació, creció y murió. Eso le garantizó un lugar en el Olimpo de la música negra del Caribe, en el que según Silva sólo alcanzan Bob Marley, Celia Cruz, Ismael Rivera, Benny Moré y, por supuesto, el Joe.

La inmensa obra de Arroyo -autor de 107 canciones, 40 de las cuales llegaron a ocupar el primer lugar de popularidad- va mucho más allá de la salsa y no se puede resumir en una canción. Pero no deja de ser emblemático que tanto "Rebelión" como la historia de Arroyo tengan su punto de partida en Cartagena, ciudad a la que Silva describe como "la más negra de toda Colombia".

El pequeño Álvaro creció además acunado por los numerosos ritmos de origen africano que convergían en el puerto de Cartagena. Ritmos como la soka, el calipso, la salsa y el merengue, pero también la salsa africana y otros propios del folklore negro colombiano como la terapia, la champeta y el porro, que más adelante él se encargaría de investigar, rescatar y fusionar en un ritmo único y propio: el "joesón". Y en 1981 fundó su propia orquesta, "La verdad", con la que desarrolló el "joesón" y se consolidó como uno de los grandes de la música tropical.

La muerte de el Joe

La intensa vida de Arroyo, su capacidad para sobreponerse a las tragedias, y sus flirteos con la muerte, también contribuyeron a aumentar su leyenda. En 1983 el cantante fue desahuciado por un problema de tiroides, y la prensa anunció su muerte "por una sobredosis de drogas".

En el año 2000 los medios lo volvieron a dar por muerto, luego de que un coma diabético se combinara con neumonía mientras estaba de gira por Barcelona.

Y dos años después, la muerte de su hija Tania, a causa de un problema cardíaco, no le impediría cumplir con un concierto previsto para el día siguiente y le inspiraría la canción que lleva su nombre.

Pero el actor Jair Romero, quien interpreta a Arroyo en la telenovela "El Joe, la leyenda" prefiere destacar sobre todo su calidad humana y su sencillez.

Y a pesar de sus numerosos problemas de salud, Arroyo nunca dejó de componer, viajar, bailar y cantar, llegando a realizar más de 200 presentaciones en vivo por año, muchas veces alternando entre el escenario y el hospital. Por eso Colombia entera estuvo pendiente de su salud desde que fuera internado en la clínica La Asunción de Barranquilla, el 27 de junio de 2011, por un edema pulmonar y afecciones en sus riñones.

Y, por eso, todo el país, y el mundo de la salsa, lo lloran.

Fuentes

  • Artículo sobre Jair Romero. Disponible en el sitio web:Elheraldo.
  • Artículo sobre Jair Romero. Disponible en el sitio web:BBC. Consultado el 17 de febrero de 2017.