A Martí

«A Martí»
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Canción de Francisco Eligio y Alberto Villalón
GéneroTrova
Escritor(es)Francisco Eligio
Canciones de

A Martí es el nombre de la primera canción a Martí; los artistas cubanos Francisco Eligio y Alberto Villalón produjeron de conjunto esta canción que resistiría el paso del tiempo.

La primera canción a Martí

El lugar

A fines de siglo XIX y comienzo del XX había en la habanerísima esquina de Galiano y Virtudes una barbería muy popular, llamada Guayo, donde solían reunirse los trovadores. Aquella bohemia e improvisada peña fue testigo del nacimiento de muchas canciones y agrupaciones musicales que luego se harían famosas en todo el país.

En 1901, aún conmovidos por la muerte de José Martí, acaecida seis años antes, los artistas cubanos Francisco Eligio y Alberto Villalón produjeron de conjunto una canción que resistiría el paso del tiempo y no solo por ser la primera que, dedicada al Apóstol, trascendería en el cancionero nacional.

La letra

La sentida letra de A Martí correspondía a Eligio, mientras la partitura y la interpretación original se debieron al guitarrista y compositor Villalón teniendo como telón de fondo a la frecuentada barbería. De la letra creada por Francisco Eligio, la parte más conocida dice:

Aquí falta, señores,
una voz ¡ay, una voz!
de ese sinsonte cubano
de ese mártir hermano
que Martí se llamó
¡ay, se llamó!
Pero falta el clarín de mi Cuba
pero falta su voz
que se apagó
que se apagó
que se apagó
Martí no debió de morir
¡ay, de morir!

Impacto

La pieza se impuso en el sector artístico y prendió rápidamente en el corazón de los cubanos, al punto de interpretarse hasta en bailes populares, pues numerosas orquestas de la época la incorporaron a su repertorio. Dos hechos que acabaron de asentarla en el gusto popular fueron su inclusión en una obra presentada en el Teatro Alambra, donde fue cantada por Regino López y Arturo Ramírez, así como una adaptación a danzón que le hizo el pianista Paco.

Escarpenter a fin de ser ejecutada por la gustadísima orquesta de Pablo Valenzuela. Casi paralelamente la canción fue editada por la casa de Anselmo López y de su partitura se vendieron miles de ejemplares. Posteriormente, a través de una compañía en la que figuraba el maestro Jorge Anckerman, la obra fue llevada a Cayo Hueso e interpretada noche a noche en el teatro San Carlos. De más está decir que en aquel escenario, donde el héroe de nuestra independencia fue siempre venerado con profunda emoción, la canción conquistó un éxito total.

La fina línea melódica y la ardiente letra de A Martí se inscribían en las mejores tradiciones de la canción trovadoresca cubana e incentivaron a otros autores a crear nuevas obras patrióticas que darían realce y colorido al ambiente artístico del naciente siglo XIX.

Fuentes

  • Compilación de autores. Cualquier flor...De la trova Tradicional Cubana._ La Habana: Casa Editora Abril, 2006.