América (Mural)

América (Mural)
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Cuadro del pintor Mexicano Rufino del Carmen Arellanes Tamayo es uno de los murales más mayor envergadura realizados por el pintor.
Datos Generales
Autor(es):Rufino del Carmen Arellanes Tamayo
Año:1956
País:México
Estilo pictórico:Muralismo Mexicano
Técnica:Vinelita sobre manolite
Dimensiones:9 m X cm
Localización:Houston. Estados Unidos

América, es el mural de mayor envergadura realizad por el pintor Rufino Tamayo, que data de 1956, su técnica es muy reconocida en el mundo, revolucionó en su época con estas técnicas utilizadas tanto en las pinturas realizadas como en las esculturas y murales.

La pintura y sus personajes

Esta faceta de la vida del pintor se inicia en la época dorada de la vida conjuntamente con la producción artística del pintor.

Donde comienzan a llover los encargos para la creación de nuevos proyectos, se lanza a la producción fresquista tanto en México, donde realiza su primer fresco del Palacio de Bellas Artes de la capital en 1952, como en el extranjero, donde sus obras florecen en los ambientes y países más diversos.

Pone en pie así, en Houston, Estados Unidos, el que es quizá su mural de mayor envergadura, titulado América en 1956; antes, en el año 1953, realizó el mural El Hombre para el Dallas Museum of Cine Arts; en 1957, y para la biblioteca de la Universidad de Puerto Rico, lleva a cabo su mural Prometeo y, un año después, en 1958, los ambientes artísticos y culturales europeos que tanto le habían influido en sus comienzos le rinden un cálido homenaje cuando realiza un monumental fresco para el Palacio de la UNESCO en París.

Esta consagración internacional se ve avalada, también, por un largo rosario de galardones, reconocimientos y nombramientos a cargos de organismos artísticos del mundo entero.

En 1961 es elegido para integrarse en la Academia de Artes y Letras de Estados Unidos; antes había recibido ya, en 1959, su nombramiento como Miembro Correspondiente de la Academia de Artes de Buenos Aires.

Aunque el galardón del que se sentiría más orgulloso nuestro pintor fue el anterior a todos ellos: en 1957 donde había sido nombrado en Francia Caballero de la Legión de Honor, título que siempre consideró como un reconocimiento valiosísimo al proceder de un país que, para él, había sido la cuna del arte de vanguardia. Al iniciarse la década de los años sesenta, Rufino Tamayo regresó a su México natal. Su obra revelaba ya la madurez de un hombre que ha bebido de las más distintas fuentes estéticas e intelectuales, integrándolas en una personalidad artística profundamente original.

Pese a considerarse a sí mismo "el eterno inconforme con lo que se ha pretendido que es la pintura mexicana", no cabe duda de que Tamayo es un crisol en el que se amalgaman las más vivas tradiciones de su país y las investigaciones estéticas en una síntesis superior de personalísimas características e innegable fuerza expresiva.

Hombre de pocas palabras en su vida cotidiana (consideraba que el pintor debe manifestarse con sus pinceles y que la única razón de una obra es la propia obra), en la producción de Tamayo sorprende la exquisita disposición de los signos que junto a las superficies que comparten se disputan a veces la tela; hay en el volumen de su materia, lentamente forjada en capas superpuestas de color, paulatinamente elaboradas, un colorido peculiar, suntuoso, fruto de estudiadas y brillantes yuxtaposiciones; el poderoso fluir de sus orígenes étnicos, la fuerza mestiza que alienta en el arte de México, empapa su paleta con todas las calidades e intensidad de los azules nocturnos, la palidez de los malvas, el impacto violento de los púrpura, un espectro de naranjas, rosados, verdes, colores de las más primigenias civilizaciones que se concretan en símbolos irónicos o indescifrables, fascinantes para el profano, como los antiguos e inaccesibles jeroglíficos de los templos, como un ritual insólito y sobrecogedor. Todo cabe en su obra, desde la preocupación cósmica por el destino humano hasta la vida erótica.

Síntesis biográfica

Rufino del Carmen Arellanes Tamayo nació en Oaxaca de Juárez, el 25 de agosto de 1899 - Ciudad de México, 24 de junio de 1991) fue un pintor mexicano. Figura capital en el panorama de la pintura mexicana del siglo XX, Rufino Tamayo fue uno de los primeros artistas latinoamericanos que, junto con los representantes del conocido "grupo de los tres" (Rivera, Siqueiros y Orozco), alcanzó un relieve y una difusión auténticamente internacionales. Como ellos, participó en el importante movimiento muralista que floreció en el período comprendido entre las dos guerras mundiales.

Sus obras, sin embargo, por su voluntad creadora y sus características, tienen una dimensión distinta y se distinguen claramente de las del mencionado grupo y sus epígonos.

Coincidiendo en sus aspiraciones con el quehacer del brasileño Cándido Portinari, el trabajo de Rufino Tamayo se caracteriza por su voluntad de integrar plásticamente, en sus obras, la herencia precolombina autóctona, la experimentación y las innovadoras tendencias plásticas que revolucionaban los ambientes artísticos europeos a comienzos de siglo.

Esta actividad sincrética, esa atención a los movimientos y teorías artísticas del otro lado del Atlántico lo distinguen, precisamente, del núcleo fundamental de los "muralistas", cuya preocupación central era mantener una absoluta independencia estética respecto a los parámetros europeos y beber solo en las fuentes de una pretendida herencia pictórica precolombina, resueltamente indigenista.

También desde el punto de vista teórico tiene Tamayo una personalidad distinta, pues no suscribió el radical compromiso político que sustentaba las producciones de los muralistas citados y prestó mayor atención a las calidades pictóricas.

Es decir, aunque por la monumentalidad de su trabajo y las dimensiones y función de sus obras podría incorporarse al movimiento mural mexicano, diverge, no obstante, por su independencia de los planteamientos ideológicos y revolucionarios, y por una voluntad estética que desarrolla el tema indio con un estilo más formal y abstracto.

Su obra como muralista, ciclópea y hecha en el más puro «mexicanismo», culmina en el mural El Día y la Noche. Realizado en 1964 para el Museo Nacional de Antropología e Historia de México, simboliza la lucha entre el día (serpiente emplumada) y la noche (tigre). Ese mismo año recibió el Premio Nacional de Artes.

Sus últimos trabajos monumentales datan de 1967 y 1968, cuando por encargo gubernamental realizó los frescos para los pabellones de México en la Exposición de Montreal y en la Feria Internacional de San Antonio (Texas). A partir de entonces, retirado casi, se dedicó de lleno a transmitir el saber acumulado en su larga e intensa vida artística.

Su interés por el arte precolombino cristalizó al inaugurarse en 1974, en la ciudad de Oaxaca, el Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo, con 1300 piezas arqueológicas coleccionadas, catalogadas y donadas por el artista.

El artista murió en 1991 a la edad de 91 años.

Fuentes