Biblioteca circulante de Santa Clara

Biblioteca circulante de Santa Clara
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Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
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Actividad cultural cuya actividad fundamental es ofrecer servicios colectivos e individuales a la población.
Apertura:24 de febrero del 1925
Tipo de unidad:Bibliotecas públicas.
País:Bandera de Cuba Cuba
Dirección:Villa Clara

La biblioteca circulante de Santa Clara. Antecedente de la promoción del libro y la lectura en la región de Villa Clara.

Historia

En fecha 30 de septiembre de 1929 se dictó una resolución con la finalidad de crear una biblioteca circulante anexa o dependiente de la Biblioteca pública “Martí” del Gobierno Provincial.

En ella se situaba un número adecuado de libros que permanecían en los barrios rurales y poblados más alejados de la capital provincial por un período de tiempo determinado, trascurrido el cual eran sustituidos por otras colecciones , destinadas a aquellos por razones de distancia y medios de vida no podían disfrutar de los servicios bibliotecarios.

Colecciones

Para conformar las colecciones de estas bibliotecas circulantes se realizaba una cuidadosa selección de temas en concordancia con los intereses, actividades y gustos de los destinatarios. Se han podido conocer al consultar las listas de sus fondos, materias como Agricultura, pecuaria, cría y explotación de aves, cuidado de las abejas, Geografía, legislación rural, Historia de Cuba y novelas.

Remisiones

Los libros eran remitidos utilizando el medio de transporte que fuera posible a los pueblos de Manicaragua y Mataguá, así como a Cumanayagua, Fomento, Guayos, General Carrillo, Potrerillo, Mata y Báez, que pertenecían a la antigua provincia de Las Villas, y hoy son municipios de Sancti Spíritus y Cienfuegos)

Seguridad y conservación

Para su seguridad y conservación se construyeron un número adecuado de cajas que más tarde, se sustituyeron por 8 baúles de cedro, con guarniciones de bronce, aldabas y cerraduras fuertes, adecuadas para el transporte, a cada una de las cuales se le confeccionó un forro de lona con hebillas y correas, cuatro anaqueles desmontables con capacidad suficiente para la colocación de las obras y cuatro huacales para su fácil transportación.

Las colecciones eran entregadas a los alcaldes de barrio con una relación duplicada de la cual conservaba un ejemplar el bibliotecario, permaneciendo éstas en el lugar por un período de cuatro meses.

Toda persona que recibiera un libro era obligado a conservarlo en las mismas condiciones en que lo recibía y devolverlo en perfecto estado.

Para el transporte y propaganda se le pedía apoyo a las Alcaldías Municipales.

Fuentes