Abeja

Abeja
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Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Arthropoda
Clase:Insecta
Orden:Hymenoptera
Familia:Apocrita

Prensa

Abeja. Nombre común de cualquiera de los insectos que constituyen una superfamilia del orden al que pertenecen también las avispas y las hormigas. Hay unas 20.000 especies, que van de formas diminutas de tan sólo 2mm. de longitud a insectos grandes de hasta 4cm. Vive en todas partes del mundo, salvo en las regiones donde el invierno es demasiado frío.

Clasificación de la abeja

  • Reino: Animal
  • Tipo: Artrópodo
  • Clase: Insecto que tiene respiración por tráquea, tres pares de patas y el cuerpo dividido en tres zonas: cabeza, tórax y abdomen.
  • Orden: Himenóptero (posee cuatro alas membranosas), metamorfosis completa, aparato bucal lamedor y dos pares de alas membranosas.
  • Sub-Orden: Apoídea
  • Familia: Apidae
  • Género: Mellífera (productora de miel)

Clasificación Científica

Las abejas componen la superfamilia Apoidea, orden Hymenoptera. Las abejas se dividen en una serie de familias, en gran medida en función de las características de sus piezas bucales, y de otras difíciles de apreciar sin recurrir a la disección. Aunque en su mayoría tienen una apariencia característica que permite distinguirlas, las subdivisiones fundamentales de la familia Apoidea son las subfamilias.

  • Colletidae: Difiere de todas las demás en que su glosa (lengua) es ancha y roma o bilobulada. En esto se asemejan a las avispas, y han sido consideradas las más primitivas entre las abejas. Todas las colétidas son solitarias.
  • Halictidae: Reciben a menudo el nombre de “abejas del sudor”, ya que algunas de ellas son atraídas por el sudor.
  • Andrenidae: Se compone de abejas de lengua corta que hacen nidos consistentes en túneles con una serie de ramificaciones que terminan en una o más celdillas.
  • Megachilidae: Una de las principales características es el cepillo para transportar el polen, situado en la parte inferior del abdomen de las hembras (excepto en el caso de las formas parásitas).
  • Anthoporidae: O abejas de lengua larga, contiene tres subfamilias.
  1. Nomadinae: Está formada por abejas parásitas.
  2. Anthophorinae: Contiene un gran número de abejas robusta y peludas que, por lo general, son solitarias, pero en ocasiones son parásitas o comunales.
  3. Xylocopinae: Anidan en la madera o tallos de plantas, excavando sus propios túneles o aprovechando los hechos por generaciones anteriores.
  • Apidae: Defiere de todas las demás abejas en que el cepillo del polen, limitado a la pata trasera, se reduce a una hilera de pelos largos que rodean un espacio libre de la tibia. Así pues, éstas son las únicas abejas en las que la estructura de transporte del polen está formada por largas cerdas curvadas que forman una especie de cesto (corbícula). La familia se divide en cuatro grandes grupos (tribus).
  1. Euglossini: O abejas de las orquídeas, sólo presentes en los trópicos de América.
  2. Bombini: Contienen sólo los familiares abejorros peludos y los Psithyrus, emparentados con ellos, que son parásitos sociales de los primeros.
  3. Meliponinae: El tercer grupo, el de las abejas melíferas tropicales, eusociales y sin aguijón (Meliponinae), varía en tamaño desde la más pequeña de las abejas a especies más grandes que las abejas melíferas.
  4. Apidae: Es de la Apine. Contienen sólo el género Apis, la verdadera abeja melífera, formado por unas cinco especies, todas las cuales son eusociales.

Características

Como las avispas, la mayoría de las abejas hembra tienen aguijón funcional. Al contrario de las avispas, la abeja depende del polen como fuente de proteínas y del néctar (o, a veces, aceites) de las flores como fuente de energía. Las hembras adultas recogen polen para alimentar a sus larvas, aunque los adultos también se alimentan de él y del néctar. El polen que inevitablemente pierde al ir de flor en flor es importante para las plantas porque parte de él cae sobre los pistilos de otras flores de la misma especie, produciendo una polinización cruzada. Las abejas son los principales insectos polinizadores.

Estructura social

Abejas solitarias

Las abejas primitivas, como las avispas de las que surgieron, son solitarias. Cada hembra construye su propio nido y sus celdillas, y llena cada una de éstas con una masa de polen humedecido con néctar o aceite. Cuando en una celdilla hay alimentos suficientes para alimentar a la larva que alcance la fase adulta, la hembra pone un huevo en su interior y luego la sella antes de construir una nueva celdilla.

Abejas parásitas

Las abejas parásitas son aquellas que no hacen nido ni buscan comida por sí mismas, sino que prefieran emplear los nidos y alimentos de otras especies de abejas para alimentar a sus crías parásitas. Las abejas parásitas pertenecen a dos tipos: abejas cleptoparásitas y parásitos sociales. Las primeras invaden los nidos de las abejas solitarias, abren las cámaras de cría o penetran en las que están abiertas, ocultan sus huevos antes de que la abeja huésped ponga los suyos, y las cierran. Así, las crías de la abeja parásita se alimentan de la comida almacenada en la cámara por su huésped. Los huevos o larvas jóvenes de la abeja huésped mueren a manos de la hembra parásita o sus larvas. Los parásitos sociales son abejas que matan a la reina de una colonia y obligan a sus obreras a cuidar de sus larvas parásitas. Tanto las hembras de las abejas cleptoparásitas como las de las parásitas sociales carecen de rasgos especiales como los cestos o cepillos para el polen, dado que no recolecta alimento para sus crías.

Abejas sociales

Las abejas comunales hacen nidos y celdillas similares, pero en su caso, cada nido (por un túnel excavado en el suelo) está ocupado por varias abejas. Las abejas semisociales y las eusociales más primitivas hacen también nidos y celdillas como los de sus parientes solitarias, pero la construcción y aprovisionamiento de éstas es, a menudo una tarea conjunta. Las abejas altamente eusociales, unos pocos cientos de especies, forman colonias permanentes en las que la reina y las castas trabajadoras presentan estructuras muy diferentes, cada una de ellas especializada en una determinada tarea e incapaz de sobrevivir sin las demás. En las colonias de abejorros y de abejas altamente eusociales, las celdillas se elaboran, al menos en parte, con cera segregada por las abejas. Entre los abejorros y las abejas melíferas verdaderas la alimentación de las larvas es progresiva; es decir, las celdillas se abren tantas veces como sea necesario o se quedan abiertas para que las trabajadoras puedan atender a las larvas. Los abejorros y las abejas altamente eusociales son también los únicos grupos de abejas que almacenan miel y polen para consumo de los adultos, además de para las larva.

Abeja melífera

La abeja productora de miel más popular es la europea Apis mellifera. Como el resto de insectos posee un cerebro y varios ganglios menores (sub-cerebros) a lo largo de su cuerpo. En proporción a su tamaño, el cerebro de la abeja es muy grande. Los ganglios poseen fibras nerviosas que los conectan con las terminaciones sensitivas de la capa externa del insecto. Otras fibras envían los impulsos nerviosos de los ganglios a los músculos y órganos internos, regulando su actividad. Abeja melífera o abeja de miel, abeja social, productora de miel, reconocida como el insecto más valioso desde el punto de vista económico. Esta reputación se debe en parte a que produce miel y cera de abejas, pero la principal utilidad de la abeja melífera es su papel en la polinización de los cultivos de frutas, nueces, hortalizas y vegetales forrajeros, así como plantas no cultivadas que impiden la erosión del suelo, al fijarse en él e impedir que sea arrastrado a los océanos.

La abeja melífera es un insecto social que sólo puede sobrevivir como miembro de una comunidad, llamada colonia, nido o colmena.

Castas

En una colmena hay miles de obreras (abajo, izquierda.), cientos de zánganos (arriba) y una reina (centro). Al buscar comida, las obreras chupan agua y néctar con sus piezas bucales móviles y flexibles, y usan las mandíbulas para alcanzar la cera y el polen. Tienen tres ojos simples en la parte superior de la cabeza y un ojo compuesto a cada lado. Sus dos pares de alas están engarzadas por una hilera de ganchos de uno de los bordes del par anterior. Sólo la reina, en la figura de la derecha, desarrolla los ovarios. Segrega varias feromonas, una de las cuales elimina a sus rivales en potencia al inhibir el desarrollo reproductivo en las demás hembras.

La comunidad de las abejas melíferas está compuesta por tres formas diferentes la reina (hembra), el zángano (macho) y las obreras (hembras estériles). Estas castas están asociadas a diferentes funciones en la colonia; cada una posee sus propios instintos especiales respecto a las necesidades de la comunidad.

Abeja reina

Es la única hembra sexualmente productiva de la comunidad y, por tanto, la madre de todos los zánganos, obreras y futuras reinas. Su capacidad para poner huevos es asombrosa; la producción diaria generalmente supera los 1.500 huevos, cuyo peso total es equivalente al peso del cuerpo de la reina.

Desde el punto de vista anatómico, la reina es muy distinta de los zánganos y las obreras. Su cuerpo es largo, con un abdomen mucho mayor que el de una abeja obrera. Sus mandíbulas están armadas con afilados dientes cortantes, mientras que sus descendientes tienen mandíbulas sin dientes. La reina tiene un aguijón curvado y liso que puede usar una y otra vez sin poner en peligro su vida. Por contraste, las abejas obreras van armadas de un aguijón recto y barbado, de modo que cuando pican, queda anclado con firmeza en el cuerpo de la víctima.

Al intentar sacarlo, la abeja se desgarra parte del abdomen y muere poco después. La reina carece de las herramientas de trabajo que poseen las obreras, como cestas para el polen, glándulas que segregan cera y una vejiga bien desarrollada para la miel.

Su alimento es casi exclusivamente una secreción, llamada jalea real, que producen las glándulas hipo-faríngeas de las abejas obreras. La vida de una reina es de uno a tres años.

Abeja obrera

Las abejas obreras superan siempre en número, con gran diferencia, a los zánganos. En primavera, en una colonia de la zona templada del mundo, el número de obreras varía entre 8.000 y 15.000, y a comienzos del verano, puede llegar a ser superior a 80.000.

Aunque carecen de la capacidad de aparearse y reproducirse, las obreras segregan cera, construyen el panal, recogen néctar, polen y agua, transforman el néctar en miel, limpian la colmena y, en caso de necesidad, la defienden.

El polen es la principal fuente de proteínas, grasas, minerales y vitaminas de las abejas, principios alimenticios esenciales para el crecimiento y desarrollo de las tres castas. Las abejas adultas pueden subsistir a base de miel o azúcar, una dieta de carbohidratos puros.

Además de recolectar y almacenar alimento para todos los miembros de la comunidad, las obreras son las responsables de defender la colonia y de mantener la zona de puesta a 34 °C, temperatura óptima para la incubación de los huevos y el desarrollo de las crías. Cuando la colmena se calienta demasiado la ventilan entre todas batiendo las alas. Cuando el tiempo es fresco, se enraciman en torno a la zona de puesta y generan calor. Los huevos, introducidos cada uno en una celda, se abren al cabo de tres días.

Las larvas son alimentadas con jalea real durante los dos días siguientes y después con polen y néctar o miel. Cada una de los cientos de larvas de una colmena debe ser alimentada muchas veces al día.

Durante las tres primeras semanas de vida adulta, las obreras dedican sus labores a construir el panal, limpiar y pulir las celdas, alimentar a las larvas y a la reina, controlar la temperatura, evaporar el agua del néctar hasta que toma la consistencia de una miel espesa y otras muchas y variadas tareas. Al final de este periodo trabajan como recolectoras y defensoras de la colonia.

Las obreras que se desarrollan al comienzo de la estación llevan una vida muy activa que, desde el huevo hasta que mueren, dura unas seis semanas. Las obreras criadas a finales del otoño suelen vivir hasta la primavera, ya que tienen poco que hacer durante el invierno, excepto comer y mantenerse calientes.

La reina puede poner 1.500 huevos en un solo día. Las obreras alimentan a las larvas hasta 1.300 veces diarias una vez salidas del huevo, y cierran la celdilla cuando han crecido hasta llenarla. La larva pasa a la fase de pupa unos 12 días después de eclosionar, y la abeja adulta sale de la celdilla unas tres semanas después de la puesta. Los adultos recién emergidos realizan diversas tareas de mantenimiento hasta que están listos para salir al exterior de la colmena.

Abeja zángano

El zángano de la abeja carece de aguijón y de defensa alguna; no tiene cestillo para el polen ni glándulas productoras de cera, y no puede segregar jalea real. Su única función es aparearse con las nuevas reinas. Una vez consumado el apareamiento, que siempre tiene lugar durante el vuelo a cielo abierto, el zángano muere de forma inmediata. Los primeros investigadores sobre los hábitos de apareamiento de la abeja melífera llegaron a la conclusión unánime de que la reina sólo se apareaba una vez en su vida. Estudios científicos más recientes, no obstante, han demostrado que por lo general se aparea con seis o más zánganos a lo largo de unos cuantos días.

El esperma móvil, o células germinales, de los zánganos se abre camino hasta un pequeño órgano en forma de saco llamado espermateca, que se encuentra en el abdomen de la reina. El esperma se mantiene viable en este órgano durante toda la vida de la reina.

Los zánganos son mayoritarios en las colonias de abejas durante los meses de primavera y verano. Conforme se acerca el otoño, son expulsados de las colmenas por las obreras, que los dejan morir en el exterior.

Actividades

La reina y sus obreras actúan como un equipo por el bienestar de la colonia en su conjunto. La reina puede determinar el sexo de su descendencia. Cuando un huevo pasa del ovario al oviducto, puede o no ser fecundado con el esperma que contiene la espermateca. El huevo fecundado se transforma en una abeja hembra, ya sea trabajadora o reina, y el huevo no fecundado en una abeja macho o zángano.

La reina pone los huevos que han de producir reinas en celdas construidas ex profeso, en las que el huevo se adhiere al techo. En la celda se introduce una cantidad suficiente de jalea real, que tiene una consistencia pastosa, para impedir que las larvas caigan y para alimentarlas. Las abejas obreras son criadas en celdas mucho más pequeñas, dispuestas en horizontal.

Dado que las futuras obreras reciben jalea real sólo durante los dos primeros días, el marcado contraste anatómico y funcional entre éstas y las reinas sólo puede deberse a la diferencia de alimentos consumidos durante el periodo larvario. El desarrollo de una reina, desde el huevo hasta el adulto, requiere 16 días, el de una obrera 21 días y el de un zángano 24 días.

Las abejas recolectoras llevan a la colmena el néctar de muchas flores. Una vez dentro, la abeja regurgita el contenido de su saco para la miel (una dilatación del esófago) en la boca de una trabajadora joven, llamada abeja enfermera, que deposita el néctar en una celda y hace todo lo necesario para transformarlo en miel. Cuando ésta ha madurado, espesándose, se sella la celda con una tapa hermética de cera. Tanto las trabajadoras jóvenes como las viejas deben almacenar miel para el invierno.

El polen penetra en las colmenas adherido a las patas traseras de las abejas recolectoras y es introducido directamente en las celdas. El polen traído en una salida determinada procede en su mayor parte de un único tipo de flor, lo que explica el papel destacado de la abeja melífera como insecto polinizador.

Si volara de una especie a otra, la transferencia de polen sería ineficaz, pero dado que en cada salida limita sus visitas a las flores de una única especie, actúa como agente de la polinización cruzada necesaria para muchas variedades de plantas.

Vida en comunidad

La perfección y el desarrollo ordenado de una comunidad de abejas representa un fascinante estudio sobre la organización social. Los diferentes grupos de edades desempeñan tareas diferentes. Las adultas más jóvenes suelen empezar a trabajar como limpiadoras y pulidoras de las celdillas. Las tareas de las obreras maduras comprenden: construir el panal, alimentar a cientos de abejas inmaduras, cuidar a la reina, generar calor y ventilar la colmena y, finalmente, recolectar néctar, polen y agua. El centro de las actividades es la reina, fuente de feromonas que determinan buena parte de la vida de la colonia.

Comunicación

Entre las abejas melíferas existe un sistema de comunicación muy perfeccionado. En sus estudios sobre las abejas, iniciados a comienzos de la década de 1900, el zoólogo austriaco Karl von Frisch descubrió muchos aspectos de ese sistema. En un trabajo ya clásico publicado en 1923, von Frisch describía cómo, tras descubrir una abeja exploradora una nueva fuente de alimentos, como un campo florido, ésta llena su saco de néctar, regresa a la colmena y ejecuta una danza vigorosa y muy codificada.

Si la nueva fuente de alimentos se encuentra a menos de 90 m de distancia de la colmena, la abeja ejecuta un baile circular, desplazándose primero unos 2 cm o más, y describiendo después círculos en dirección opuesta. Un buen número de las abejas de la colonia siguen de cerca la danza, imitando sus movimientos. Durante esta ceremonia, las otras obreras perciben la fragancia de las flores en las que la danzarina recogió el néctar. Una vez sabido que hay alimento a poca distancia de la colmena, y qué aroma tiene, las otras abejas van al exterior y vuelan en círculos cada vez mayores hasta dar con su fuente.

Si la nueva fuente de néctar o polen se encuentra a una distancia mayor, su descubridora ejecuta una danza más elaborada, caracterizada por movimientos intermitentes a lo largo del diámetro del círculo y por un movimiento oscilante, vigoroso y constante, del abdomen.

Al parecer, hasta el último movimiento de esta danza tiene un significado. El número de veces que la abeja describe un círculo en un tiempo dado informa a las otras abejas de la distancia a la cual hay que volar hasta llegar a donde está la comida. Los movimientos siguiendo el diámetro indican la dirección en la que se encuentra. Si el tramo recto (diámetro) está hacia arriba, hay que volar directamente hacia el sol. Si está hacia abajo, significa que las abejas darán con los alimentos si vuelan de espaldas al sol.

Si forma un ángulo con la vertical, las abejas deberán seguir un curso a la derecha o la izquierda del sol con el mismo ángulo. La observación de las abejas en una colmena de cristal demuestra la existencia de estas instrucciones tan claramente, que los observadores expertos pueden interpretarlas.

Problemas de supervivencia

Para producir miel y cera, las abejas deben pasar todo el tiempo que están fuera de la colmena entre flores. Sus cuerpos delicados se ven sometidos a las embestidas del viento durante el mal tiempo, por lo que deben generar suficiente calor para no congelarse cuando desciende la temperatura. Durante el verano, las obreras deben almacenar la comida necesaria para todo el invierno. Un abeja sólo puede sobrevivir un día sin comer.

Enfermedades

Las abejas melíferas también padecen el ataque de varias enfermedades y parásitos. Un protozoo parásito y un virus, que producen parálisis, matan a las abejas adultas. El piojo adulto de la abeja se aferra al cuerpo de ésta.

En algunos países, hay un ácaro que vive en las tráqueas torácicas de las abejas adultas y produce graves pérdidas en las colonias de abejas melíferas. O tro ácaro, detectado inicialmente en Asia, pero hoy muy distribuido por todo el mundo, ataca tanto a los adultos como a las larvas y, aunque las últimas logren sobrevivir, pueden crecer con malformaciones. Están en estudio varios métodos de control.

Enemigos naturales y químicos

Las abejas son presa de muchos insectos y aves. Se han convertido también en víctimas de los insecticidas empleados para proteger las cosechas de los insectos destructivos.

Polinización de las cosechas

La importancia de la abeja melífera para la agricultura en los países desarrollados queda ilustrada por el hecho de que la mayoría de los principales cultivos requieren que sus flores sean visitadas por insectos para su polinización. Entre las cosechas que dependen de la polinización por insectos o que su producción es mayor cuando abundan las abejas en época de floración, están los frutos (almendra, manzana, albaricoque o chabacano, aguacate, mora, arándano, cereza, pepino, zarzamora, grosella, uva, mango, melón, melocotón o durazno, nectarina o prisco, pera, caqui, ciruela, frambuesa, fresa y sandía) y las cosechas de semillero (por ejemplo, alfalfa, espárrago, brécol o brócoli, coles de Bruselas, repollo o col, zanahoria, trébol, algodón, pepino, cebolla, rábano, calabaza, trébol de olor y nabo).

El polen de estas plantas es demasiado pesado y pegajoso para ser dispersado por el viento, en contraste con el de los cereales y las herbáceas, que son polinizados por el viento y no requieren el auxilio de los insectos. La abeja melífera es el único insecto que puede transportarse a los campos de cultivo para el expreso propósito de la polinización.

Apicultura

Consiste cuidado de las colmenas de abejas melíferas para la polinización de las cosechas, y la obtención de miel y otros productos. Se trata de una actividad muy antigua y extendida, que se cree tuvo su origen en Oriente Próximo. Hace varios miles de años, los antiguos egipcios ya criaban abejas y comerciaban con la miel y la cera a lo largo de la costa este de África. Hasta 1851, los apicultores cosechaban la miel y la cera matando a las colonias de abejas.

El estadounidense Lorenzo Lorraine Langstroth descubrió el principio del espacio en las abejas: éstas dejan un espacio de unos 6 mm entre los panales de cera; si se respeta esta distancia entre los marcos adyacentes de las colmenas artificiales, y entre éstos y las paredes de las mismas, los panales no se adherirán a los vecinos. El descubrimiento de Langstroth permitió recoger la miel y la cera de los panales de forma individual sin destruir la colonia. También hizo posible el control de las enfermedades y el mantenimiento de un número mayor de colonias.

Aunque la cría de abejas permite a los apicultores ganar el sustento gracias a la venta de la miel y la cera que producen, la aportación más destacada de la abeja melífera es la polinización de los frutales, verduras y pastizales.

Las abejas deben criarse en zonas donde abunden las plantas productoras de néctar, como el trébol. Como norma, los mayores productores de miel establecen sus colmenas en zonas de agricultura intensiva, ya que no resulta práctico el cultivo de plantas para la producción de miel. Para obtener un buen aprovechamiento comercial, debería escogerse una localización que permita establecer de 30 a 50 colmenas.

Los insecticidas matan y debilitan miles de colonias de abejas cada año. Los apicultores que dedican sus colmenas a la polinización también deben prever las pérdidas debidas a la contaminación de sus fuentes de alimento. La miel en sí permanece libre de insecticidas, porque si la fuente de alimento está contaminada, la colonia muere o queda afectada de tal modo que las abejas no son capaces de producir miel en cantidad suficiente para ser recogida.

China, México y Argentina son los principales países exportadores; Alemania y Japón son los principales importadores. La antigua Unión Soviética (URSS) producía alrededor de una cuarta parte de las existencias mundiales; no obstante, no participaba en el mercado internacional de la miel.

Miel de abeja

Las abejas obreras ingieren el néctar de las flores, el cual se transforma en miel en sacos especiales situados en su esófago. A continuación se almacena y madura en panales dentro de sus colmenas. La miel de las abejas es un importante elemento en la dieta de muchos animales, como los osos y los castores, en tanto que en la dieta humana se emplea para multitud de fines.

Por su parte, la hormiga melífera y algunas especies de pulgones elaboran una sustancia similar a la miel a partir de las flores y las secreciones dulces de algunas plantas e insectos.

La miel de abeja se compone de fructosa, glucosa y agua, en proporciones variables; contiene también varios enzimas y aceites. Su color y sabor dependen de la edad de la miel y de la fuente del néctar. Las mieles de color claro suelen ser de mejor calidad que las oscuras. Otras mieles de alta calidad son las elaboradas a partir de la flor de azahar (flor del naranjo), el trébol y la alfalfa. Una miel muy conocida y de menor calidad es la producida a partir del trigo sarraceno.

Néctar

Líquido azucarado que se acumula en unas glándulas vegetales llamadas nectarios, situadas en la base de los pétalos florales y también en los peciolos (nectarios extraflorales). El néctar sirve de alimento para muchos insectos que, al recogerlo, transportan polen de unas flores a otras y actúan así como agentes fecundantes. Las abejas usan el néctar para fabricar miel.

Manipulación por el hombre

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Las abejas son manipuladas para obtener muchos productos destinados al uso humano; miel, cera, propóleo, polen, jalea real y veneno. Son insectos inteligentes que han sido descritas como poseedoras de unos complejos sistemas de comunicación superados sólo por los de los seres humanos. Debido a que se ve volar libremente a las abejas, también se les suele considerar libres de las crueldades habituales de la industria ganadera animal. Sin embargo, las abejas son tratadas exactamente igual que cualquier otro animal de granja. Son sometidas a exámenes rutinarios y manipulación, regímenes alimenticios artificiales, tratamiento con medicamentos y pesticidas, manipulación genética, inseminación artificial, transporte (por aire, tren y carretera) y sacrificio.

Las abejas reina son inseminadas artificialmente con esperma obtenido de machos decapitados. Las reinas son sistemáticamente sacrificadas cada dos años porque tras un periodo de tiempo su capacidad de producción de huevos decrece, de modo que la colmena entera se hace improductiva y no rentable. En Israel las matan y renuevan cada año.

Cuando los apicultores manipulan los panales muchas abejas mueren aplastadas. Las colmenas son rociadas con humo para calmar a las abejas y facilitar su manipulación. Se colocan exclusas o dispositivos especiales que violan el espacio de las abejas para recoger los productos mientras entran en la colmena. Las abejas son separadas de sus colmenas agitándolas vigorosamente o expulsándolas con potentes corrientes de aire. Pueden resultar con patas o alas cortadas. Cortar las alas a las reinas evita enjambrar (e irse volando). Enjambrar es su forma natural de reproducción, crecimiento y supervivencia de la especie, al menos en estado salvaje. Sin embargo, los apicultores están constantemente tratando de evitar este fenómeno natural y usando feromonas artificiales y cortando sus alas para mantener su colonia bajo control.

Alimentación artificial

Los apicultores alimentan sus colonias con sustitutos de polen artificial y almíbar de azúcar blanco, generalmente para sustituir la miel que les han quitado.

Si estas prácticas son realizadas durante largos periodos de tiempo hacen disminuir la productividad y longevidad de la colmena. Las colonias se deberían alimentar con su comida natural - miel y polen - produciendo abejas nacidas con mayor tamaño y más vigorosas.

Abejas transportadas

Existe compra y venta de abejas a nivel mundial. Su transporte implica que las abejas sufran estrés, ahogo, sobrecalentamiento o frío. Muchas perecen enterradas en los ataúdes que son sus paquetes. Las abejas exóticas son transportadas a países extraños y causan problemas en el entorno natural extendiendo enfermedades. Posteriormente son tratadas como enemigas y sus nidos son destruidos vertiendo gasolina en las colmenas o matan las abejas rociándolas con jabón líquido.

Abeja africana

Estas abejas son las productoras de miel más prolíficas del mundo. También son extremadamente agresivas. Todas las abejas nativas de Sudamérica carecían de aguijón pero sólo tres especies producían miel y ciertamente no en grandes cantidades. Desgraciadamente, las abejas africanas escaparon. Actualmente miles de colmenas de abejas africanizadas son destruidas cada año en los EEUU debido a que han estado cruzándose y destruyendo las más dóciles abejas europeas, y han picado y matado a más de 600 personas.

Polinización

En muchos países compran los servicios de las abejas con la finalidad de polinización, lo que provoca el transporte de las abejas (y sus colmenas) cientos o miles de kilómetros.

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La industria alimentaria está poniendo sus ojos en abejas manipuladas artificialmente para polinizar los cultivos ya que las abejas salvajes y otros insectos (que lo hacían de manera natural) han sido y están siendo destruidos por el desarrollo de la urbanización, la polución industrial, el envenenamiento por pesticidas, la agricultura intensiva, la destrucción de setos de arbustos, etc. El empleo de abejas para la polinización se ha convertido en un gran negocio especialmente en lugares como Nueva Zelanda y América.

Sin embargo, incluso en el Reino Unido los apicultores comerciales mueven las colmenas (para encontrar fuentes de néctar para la producción de miel, y para la polinización). Las tarifas por la polinización constituyen una parte muy importante de los ingresos de los apicultores. Ciertas colonias de abejorros criados comercialmente se emplean hoy día también extensivamente para polinizar algunos cultivos de invernadero, especialmente los tomates.

Vivisección

Las abejas también son víctimas de la vivisección y un gran número de experimentos son aplicados sobre ellas en todo el mundo. Por desgracia, su naturaleza generalmente tranquila hace fácil su manipulación y se ha afirmado que son un animal de laboratorio ideal. Se realizan muchos experimentos de investigación y desarrollo sobre las colonias que obtendrán más miel y consecuentemente mayores beneficios. En Japón han irradiado abejas para hacer su aguijón ineficaz en un esfuerzo por conseguir una abeja 'sin aguijón' para hacer más fácil su manipulación y en Australia están investigando con una proteína de su veneno para tratar el cáncer.

Comercio

Entre unas 250.000 y 300.000 toneladas de miel son comercializadas por todo el mundo y realmente se produce el doble de esta cantidad. Son seis los principales productores mundiales de miel: China, Estados Unidos, México, Argentina, Canadá y Alemania.

Véase también

Fuentes