Cecil Beaton

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Fotografía de Cecil Beaton, famoso fotógrafo de modas.
Nacimiento14 de enero de 1904
Londres, Bandera del Reino Unido Reino Unido
Fallecimiento18 de enero de 1980
ResidenciaReino Unido
Ciudadaníabritánica
OcupaciónFotógrafo


Cecil Beaton, fue un fotógrafo inglés nacido el 14 de enero de 1904 y fallecido el 18 de enero de 1980. Es el gran retratista del siglo XX. Fotógrafo de la realeza, el mundo de la moda y de las celebridades del Hollywood de Oro.

Síntesis biográfica

Cecil Beaton es el gran retratista de la historia de la fotografía, además de galardonado escenógrafo y corresponsal de guerra, desde su objetivo pasaron a la historia personajes tan relevantes del siglo XX como Marilyn Monroe, Greta Garbo o Picasso. Nacido en Londres, se educó en Cambridge y comenzó en la fotografía como un hobby. Viajó a Hollywood en los años treinta. Allí, quedaría fascinado por los estudios y sus decorados que, en varias ocasiones, equipararía en belleza a la arquitectura de las catedrales europeas. Comenzó a trabajar para Vogue. Allí coincidiría con la flor y nata de la industria, de Coco Chanel a Diane Vreeland o Cristóbal Balenciaga. Con el estallido de la II Guerra Mundial, comenzaría a viajar por el mundo como corresponsal del Ministerio de Información británico. También trabajó como diseñador de vestuario y escenógrafo en películas y obras de teatro como My Fair Lady. Convertido en su mejor obra de arte, en los años sesenta fotografiaría a la nueva "realeza del pop": Mick Jagger, Jean Shrimpton, Twiggy, Penelope Tree, y Andy Warhol. Amante de la excentricidad y verdadero ejemplo de dandi, a finales de los setenta, su estética dejaría paso, poco a poco, a una nueva forma de entender la fotografía capitaneada por Richard Avedon o Irving Penn. Murió en 1980 en Salisbury (Inglaterra).

Carrera

Delante de sus cámaras posaron las más grandes personalidades del siglo XX. Desde las estrellas de Hollywood a los grandes escritores. Y también se codeó con la nobleza y alta burguesía. Algunos de los retratos más importantes del siglo pasado están en su autoría.

Beaton no es solo es uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX. Al igual que Brassaï, era un hombre polifacético. Y además de hacer fotografías destacó cono director de escena y vestuario en varias películas de Hollywood, como 'Gigi' (1958) o 'My fair lady' (1964), con las que ganó el Óscar al mejor vestuario y en la última también consiguió el de Dirección de arte. También pintaba, escribía, un humanista del siglo XX.

De origen burgués, gracias a la empresa familiar de maderas, destacó desde el principio por su facilidad para las bellas artes. Cuentan que fue su niñera quien le aficionó a la fotografía. Y en casa de sus padres hizo sus primeros ensayos. En las fotografías de aquella primera época reina la fantasía, el celofán, las estrellas recortadas... un mundo barroco y excesivo que fue domando después de los años de la guerra y que abandonó con el cambio social de los años 60.

La II Guerra Mundial dejó una marca profunda en su alma. Él, que fotografía la belleza como nadie, fue capaz de cambiar de registro y plasmar algunas de las imágenes más impresionantes del mundo en guerra. Con su visión única fue capaz de hacer más de 10000 fotografías con su Rolleiflex de los horrores de la guerra en la población.

Empezó muy joven a trabajar en la 'Vogue' británica. Le contrataron más tarde en la versión americana. Se convirtió en el fotógrafo oficial de la corte de Isabel II. Sus imágenes aparecen en las portadas de 'Life'. En 1956 empieza a trabajar para 'Harper´s Bazaar' lo que le llevó a fotografiar a las más importantes personalidades norteamericanas.

Una de las experiencias que más le marcó, y que se nota en sus fotografías, es el mundo del teatro. Todo está escenificado, preparado para resaltar la belleza de las estrellas o la profundidad de las poetisas, escritores y la rutilante vanidad de la aristocracia.

Se hizo amigo de todo el mundo, de los surrealistas, de las modelos, los actores y actrices (salvo de la gran Katharine Hepburn, que odiaba profundamente). Esa complicidad es clave en su obra. Los retratados están felices, sabían que ese hombre con la cámara iba a sacar lo mejor de ellos. Trasmitía confianza.

En sus últimos años sufrió un derrame cerebral que le paralizó el lado derecho. Fue capaz de volver a escribir con la izquierda y seguir trabajando. Murió en 1980, cuatro días después de su 76 cumpleaños.


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