Cimática

Cimática
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Concepto:La cimática (del griego kuma κῦμα "wave") es el estudio de la forma visible del sonido y la vibración.

Cimática. La ciencia de la cimática demuestra de forma visual el modo en que el sonido configura la materia. La cimática consiste en el estudio del fenómeno de las ondas, y fue “descubierto” en la década de los 60 del pasado siglo por el científico suizo, Dr. Hans Jenny.

¿En qué consiste?

Sus experimentos demostraron que, si se colocan polvos finos, arena y virutas de acero sobre una lámina de metal y se les aplica una vibración de ondas acústicas, dichas partículas se organizaban formando patrones concretos. Las diferentes sustancias se concentran en los senos o depresiones de las ondas acústicas, destacando de ese modo el lugar donde el sonido es más denso. Estos sorprendentes patrones, también conocidos como figuras Chalynadi, configuran, en el caso de los sonidos armoniosos, mandalas geométricos simétricos. En algunos casos no son simétricos, sin embargo resulta fascinante su contemplación.

Condiciones en que se producen

Típicamente, la superficie de una placa, diafragma o membrana es vibrada, y regiones de desplazamiento máximo y mínimo son hechas visibles en una cobertura delgada de partículas, pasta o líquido. Diferentes patrones emergen en el medio de salida dependiendo de la geometría de la placa y de la frecuencia de transmisión. El aparato empleado para el estudio puede ser simple, como la placa de Chladni o avanzado como el CymaScope, un instrumento de laboratorio que hace visible las geometrías inherentes dentro del sonido y la música. El término genérico para este campo de la ciencia es el estudio de los fenómenos modales, retitulado cimática por Hans Jenny, médico suizo y pionero en este campo, para describir los efectos periódicos que el sonido y la vibración tienen sobre la materia. Uno de los primeros en registrar que un cuerpo oscilante desplegaba patrones regulares fue Galileo Galilei en 1632.

Cuadros de Sonido: haciendo visibles las vibraciones invisibles

En nuestra cultura moderna donde para muchos ver es creer, ¿cómo sabemos que lo que dicen las sagas y los practicantes de energía acerca del poder del sonido es verdad? ¿Hay evidencias que la vibración y el sonido pueden afectar la materia, interactuar con nuestras moléculas y estimular la curación? Y en ese caso, ¿podemos nosotros medir sus efectos?

En el siglo XVIII, el científico alemán y músico Ernst Chladni, conocido como el padre de la acústica, dio un paso hacia contestar estas interrogantes. Él demostró, en simples y sencillos experimentos visuales, que el sonido afecta la materia. Cuando él tomó un arco de violín alrededor del borde de una placa cubierta con arena fina, la arena formó varios patrones geométricos, como se muestra en la figura.

Patrones geométricos.

Las células humanas responden al sonido

Las implicaciones del trabajo del Dr. Jenny son inmensas, especialmente para el campo de sanar y medicina vibratoria. Si el sonido puede cambiar las sustancias, ¿puede alterar nuestro paisaje interior? Puesto que los patrones de vibración son ubicuos en su naturaleza, ¿qué papel juegan creando y sosteniendo las células de nuestros propios cuerpos?

¿Cómo los patrones vibratorios de un cuerpo enfermo difieren de los patrones que el cuerpo emana cuándo es saludable? ¿Y podemos darle vuelta a las vibraciones enfermas y volverlas saludables?

Mientras el Dr. Jenny no se enfocó en las posibilidades curativas del sonido y vibración, su trabajo inspiró a muchos cuyo destino era hacer eso. Dos otros investigadores que han creado una abrumadora evidencia visual del poder del sonido son los científicos japoneses, Masaru Emoto y Fabien Maman. Maman, compositor francés, acupunturista y bioenergetista, y Helene Grimal, una bióloga, experimentaron con células saludables y células cancerosas para ver cómo ellos responderían a la voz y a los varios instrumentos.

En su libro El Papel de la Música en el Vigésimo primer Siglo, (The Role of Music in the Twenty-First Century) Maman reporta que entre los dramáticos efectos de sonido que capturaron en sus fotografías estaba la progresiva desestabilización de la estructura de células cancerosas. Cuando Maman tocaba sonidos que progresaban hacia arriba de la escala musical, las células cancerosas eventualmente explotaron.

El Científico japonés, Masaru Emoto mostró los potentes efectos del sonido, fotografiando cristales de agua. En sus notables experimentos, él tocó música clásica y canciones folklóricas de Japón y de otros países a través de portavoces puestos al lado de las muestras de agua. Él luego congeló el agua para hacer cristales y comparó la cristalina estructura de diferentes muestras. Con cada pieza musical, la muestra de agua formó diferentes cristales, hermosamente geométricos. Cuando tocó música metalica pesada, la estructura hexagonal básica del cristal de agua se quebró en pedazos. En otro experimento, Emoto y trescientos otros se congregaron en las orillas de un lago fuertemente contaminado en Japón, y habló en voz alta una afirmación de paz y gratitud. Los cristales del agua cambiaron de una nublada y torcida imagen antes de la oración, a lindos cristales geométricos, después de la oración. Grupos más pequeños de personas han repetido este experimento en otros lagos alrededor del mundo, con resultados similares a los que Emoto ha publicado en el segundo volumen de sus Mensajes Del Agua.

Otras definiciones

Lo cierto es que nuestra ciencia moderna occidental es la que aporta las evidencias más convincentes en lo referente al poder del sonido sobre la configuración y transformación de la materia; lo que constituye el fundamento de su capacidad curativa. Sabemos con toda certeza, como también lo sabían los antiguos, que todo el universo está formado por átomos. Cada átomo está formado por un núcleo (neutrones y protones) y un electrón o electrones que giran a gran velocidad alrededor del núcleo. El número de cada una de estas partículas difiere según la naturaleza de la materia. El movimiento de giro de los electrones origina un compás o cadencia que crea una onda; onda que es posible distinguir mediante nuestra percepción humana como forma o materia. Siempre que coexisten cadencia, onda y forma, se produce Sonido. Este conjunto recibe el nombre de la “Ley de los tres”. No es difícil relacionarlo con otros conjuntos o tríos como el de la “Santísima Trinidad”, así como otros grupos de tres divinidades o aspectos que también se da en otras religiones y culturas.

Si comparamos la distancia de los electrones al núcleo de cualquier átomo, descubriremos que resulta proporcional a la de la Tierra al Sol (de aproximadamente 160 millones de Km). En otros términos, lo que nuestros sentidos humanos perciben como materia, no es otra cosa que un conjunto de campos electromagnéticos resonantes, estrechamente vinculados e interpenetrados: en resumen una manifestación densa de SONIDO (con mucho espacio intercalado). Toda la materia es sonido y emite sonido, aunque dichos sonidos se encuentren, en su mayoría, fuera de nuestro limitado sentido físico de la audición. Nuestros cuerpo físicos, por consiguiente, son también campos electromagnéticos resonantes, como también lo son nuestras auras, ambos generados por los átomos que nos configuran.

Nosotros estamos vibrando constantemente. Cada molécula, célula, tejido, órgano, glándula, hueso y fluido de nuestros cuerpos tiene su propio índice (coeficiente) de vibración. Lo mismo ocurre con cada chakra y cada estrato de campo electromagnético, o aura. Estos puntos y campos de energía son de igual importancia para el cuerpo físico, aunque menos densos. En cierto sentido reflejan el estado del cuerpo físico aunque, lo que es más importante, el cuerpo físico refleja el estado del aura. La ciencia de la cimática prueba más allá de toda duda, que cualquier sonido cercano al organismo humano originará un cambio físico en el interior del organismo y sus campos electromagnéticos. Este cambio puede que solamente sea temporal, pero mientras perdura es posible que provoque ciertos factores muy poderosos y mágicos. Este es el momento de la sanación.

Fuentes