Clandestinidad revolucionaria en El Vedado

Clandestinidad revolucionaria en El Vedado
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Fecha:1952-1958
Lugar:Municipio Plaza de la Revolución
Descripción:
Una breve referencia al entorno en que se vivía durante los años de la tiranía de Fulgencio Batista y de la lucha de los combatientes revolucionarios realizada, en el actual territorio que forma el municipio Plaza de la Revolución 1952-1958
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Gerardo Abreu "Fontán"; Camero "Cholo"; Carlos Hernández Fernández, José Ramón Rodríguez López, Carbó Serviá, Raúl Cervantes.


Clandestinidad revolucionaria en El Vedado. Necesario recuento histórico sobre la etapa de la lucha clandestina en la zona del Vedado, La habana, Cuba.

Contexto histórico

Es necesario una breve referencia al entorno en que se vivía durante los años de la tiranía de Fulgencio Batista y de la lucha de los combatientes revolucionarios realizada, en el actual territorio que forma el municipio Plaza de la Revolución 1952-1958, última etapa de la lucha insurreccional.

La corrupción existía en todas las esferas del gobierno: la prostitución, el juego, las pésimas condiciones de salud y educación, así como la ausencia de principios democráticos, por lo cual la principal característica de la época era la represión en todas sus formas.

Existía un férreo aparato represivo en el territorio donde realizaban la lucha revolucionaria, que incluye los diferentes centros represivos donde fueron detenidos, torturados, asesinados o partiendo de allí, desaparecidos, los jóvenes luchadores de aquella generación.

En tiempos de la tiranía batistiana, Esteban Ventura Novo, solía aparecer en la primera plana de los periódicos vestido de saco y pantalón blancos, con cierta pose de mal actor de filmes policíacos clase B y un ensayo de sonrisa sardónica, a veces acariciando un arma.

Al fondo de la foto, siempre aparecía un grupo de jóvenes detenidos y algunas armas incautadas, a los que respetaba la vida con fines publicitarios. Su nombre inspiraba entonces horror y repugnancia: Esteban Ventura Novo, el asesino de la Quinta estación de policía de La Habana (después hizo también su cuartel de fechorías y torturas en la Novena, de la calle Zapata), tristemente célebre por las masacres que perpetraba. Un policía que fue ganando galardones a fuerza de asesinatos, torturas y desapariciones; llegó a ser teniente coronel. En la madrugada del 1 de Enero de 1959, huyó junto con su jefe, el general Batista.

Su nombre se repetía constantemente en los juicios a criminales de guerra celebrados en Cuba durante 1959. Varias veces el Gobierno cubano solicitó a EE.UU, su extradición y esta le fue negada siempre por Washington.

Sucesos de la Clandestinidad

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En la calle Zapata y C actualmente radica la Jefatura Municipal de la Policía Nacional Revolucionaria de Plaza. Allí existió un tenebroso punto de detención y tortura de revolucionarios denominada la "Novena Estación", donde radicaba el Capitán Juan Peñate quien era el jefe de la demarcación y durante un tiempo tuvo en sus oficinas al triste célebre Esteban Ventura Novo, quien desde allí comandaba también otros centros represivos de la Capital. Desde aquí salían en primera instancia los policías, porristas y carros patrulleros para reprimir las protestas y manifestaciones estudiantiles contra la dictadura. En este lugar fueron torturados muchos jóvenes: Gerardo Abreu "Fontán"; Camero "Cholo"; y asesinado en la misma entrada de la estación, Carlos Hernández Fernández "Chiqui".

Numerosos combatientes de la célula No 8 de acción y sabotaje del M-26-7 que dirigía José Ramón Rodríguez López, Patriota Insigne del Municipio Plaza de la Revolución fueron detenidos por la delación de un traidor.

Carlos Hernández Fernández conocido por "Chiqui", nació el 8 de diciembre de 1915, en la calle C # 272 en la barriada del Vedado, combatiente clandestino en la lucha contra la tiranía de Batista, militante y dirigente del Partido Socialista Popular y la Juventud Socialista en el seccional Vedado. Medina murió valientemente enfrentándose a los esbirros de la Novena Estación de Policía, falleció el 17 de diciembre de 1957.

El 5 de marzo de 1958 fue detenido Francisco Guzmán, "Chin" por Manuel Calviño, el sargento Mirabal, Rafael Salgado, Alfaro y otro policía conocido por el guajiro de la playa, procediendo de inmediato a conducirlo a la Quinta Estación de la Policía Nacional y allí directamente al despacho del jefe de la unidad Teniente Coronel Esteban Ventura, el que en esos momentos tenía la visita de los Coroneles Pilar García y de Cañizares, este último destacado en Santiago de Cuba y vino a La Habana debido a que dos días antes a su hermano, el primer teniente de la policía "Tino" Cañizares se le había efectuado un atentado por los clandestinos del 26, Arístides Viera, "Mingolo", acompañado por Lorenzo Nero y "Lulo" Paya.

Casi dos años atrás, en 1956, su otro hermano el brigadier Rafael Salas Cañizares, Jefe de la Policía Nacional, había caído en la Capital por las balas de los revolucionarios.

A "Chin" lo golpearon durante cinco días sin lograr una delación y era mantenido en una pequeña celda, separado del resto de sus compañeros, fue allí que se percató que al policía le costaba trabajo cerrar el candado que tenía la puerta de rejas de hierro, intentó y logró abrirlo, pero uno de los presos comunes que estaba allí avisó ¡"Policía se fuga uno"!, por lo que el uniformado que custodiaba el sótano penetró, lo golpeó con el fusil y lo tiró de nuevo a la celda.

Rápidamente fue trasladado para la Novena Estación, ubicada en Zapata y calle C. EL 10 de marzo de 1958 las fuerzas armadas y los batistianos celebraron el sexto aniversario del golpe militar, pero los clandestinos del Movimiento 26 de Julio, les recordaron que ellos estaban presente y una de las muchas acciones ejecutadas en la Capital le correspondió a Arístides Viera "Mingolo"; quien con varios combatientes más, abrieron fuego contra la Novena Estación.

El tiroteo se produjo en pleno Vedado. En el interior los policías formaron una gran corre-corre y el que custodiaba el sótano subió a la planta baja, fue ese el momento aprovechado por Chin, quien logró abrir una ventana y salir al exterior a un solar yerno, donde detectado por un uniformado que le abrió fuego desde una ventana.

"Chin" logró saltar una cerca de malla sin ser visto y cayó en el parqueo de la propia unidad policial, lo que no esperaba. Permaneció oculto en el parqueo durante un tiempo y después volvió a saltar la cerca para salir de esa ratonera y completar la fuga. Es casi seguro que el tiempo que permaneció dentro le salvara la vida, pues de inmediato comenzaron a buscarlo fuera y en los alrededores.

Con posterioridad sus compañeros le facilitaron las primeras curas y la alimentación, Julio Echemendía y su esposa Desusa "La Gallega" fueron quienes se hicieron cargo de él, así como, el Padre La Rosa, de la Iglesia Católica de Arroyo Arenas y El Cano.

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En el Parque de los Mártires de la Clandestinidad en la calle 23 e/ 28 y 30, Vedado, estuvo el Buró de Investigaciones donde el coronel Orlando Piedra y sus secuaces torturaron y asesinaron a muchos combatientes revolucionarios.

En este lugar fue torturado y asesinado el 28 de abril de 1958 Oscar Lucero Moya, conocido como el mártir del silencio, miembro del M-26-7 y jefe del comando que secuestró al campeón de carreras automovilísticas Juan Manuel Fangio. En la pared del fondo de la celda se lee -Hoy 19 de mayo aún vivo-, frase escrita con la sangre que manaba de sus heridas.

Cada cuerpo de investigación quería ganar méritos en la represión, tortura y asesinato de combatientes, por lo que el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), no compartía sus informaciones con la Policía Nacional, aunque todos pertenecieran al ministerio de Defensa.

Ejemplo de ello fueron los antagonismos extremos entre el coronel Conrado Carratalá y el teniente coronel Esteban Ventura Novo de un lado y el coronel Orlando Piedra del otro. Este último oficial tenía la mayor vinculación con el jefe y los oficiales del Buró Federal de Investigaciones en Cuba, además de concentrar en su persona un gran poder policial, pues era jefe del Departamento de Investigaciones (Buró de Investigaciones); Supervisor de la Policía Secreta y la Policía Judicial; Asesor Técnico del Buró para la Represión de Actividades Comunistas e incluso llegó a ser jefe del Servicio Secreto de Palacio.

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En 1767 se empezó la construcción del Castillo del Príncipe en la loma llamada de Aróstegui, concluyendo la obra doce años más tarde. Estos trabajos se iniciaron por el ingeniero Silvestre Abarca, durante el gobierno de Don Antonio María Bucarelli y fueron concluidos por el brigadier Don Luis Huet, que había mejorado con importantes obras accesorias el plan inicial de Abarca.

El Castillo del Príncipe, denominado así en honor del Príncipe de Asturias, heredero del Trono de España, tiene forma de pentágono irregular con dos baluartes, dos semibaluartes y un rediente, grandes fosos, galería aspillada, camino abierto, revellines, galería de minas, almacenes y aljibe. Sus alojamientos eran muy grandes ya que tenían que albergar una guarnición de novecientos hombres. El objetivo de esta construcción era proteger los puestos de la costa más próximos a la ciudad, donde era más fácil y probable un nuevo desembarco enemigo.

En el siglo XIX fue cárcel para muchos patriotas que combatían el colonialismo español, entre ellos, José Francisco Lemus, Jefe de la Conspiración denominada "Soles y Rayos de Bolívar", Domingo Goicuría Cabrera, quien condenado a morir en "garrote vil", fue ejecutado el 7 de mayo de 1870, al igual que los hermanos Gaspar y Diego Agüero, el 14 de mayo del mismo año. No había concluido el año cuando el 24 de septiembre, le correspondió ser ejecutado el patriota Luis Ayesterán Moline.

El apóstol de la independencia de Cuba, José Martí Pérez, siendo un adolescente de 15 años de edad y estudiante del Instituto de La Habana, visitó periódicamente a su maestro y mentor Rafael María Mendive, el que a partir del 22 de enero de 1889 y por poco más de cuatro meses estuvo recluido en el lugar. En no pocas veces Martí concurrió acompañado por su compañero y amigo Fermín Valdés Domínguez.

Poco tiempo después de instituida la república el 20 de mayo de 1902, el Congreso autorizó instalar en el Castillo del Príncipe, el Presidio y en marzo del año 1904, comenzó a ser prisión de reclusos comunes, así como de presos políticos en los diferentes períodos de la primera mitad del siglo XX, teniendo su mayor número, en esa época, durante la tiranía del General Gerardo Machado, entre 1930 y 1933. En el año 1942, se construyó la escalera que va desde la fortaleza hasta la avenida de Zapata, con vista a facilitar el acceso de la guarnición y de los familiares de los presos.

En pleno auge de la tropas nazi–fascistas durante la Segunda Guerra Mundial, fue detenido en 1942, en La Habana, el espía nazi Enrique Augusto Lunin (Heinz August Kuning o Lunning), nacido en Bremen, Alemania, que informaba, entre otras cosas, del movimiento de los barcos de guerra y mercantes para que fueran atacados por los submarinos en su recorrido por el Caribe, el Golfo de México y el estrecho de la Florida, siendo hundidos varios, entre ellos algunos de Cuba, con un saldo elevado de tripulantes muertos. Se le radicó la causa 1336 del Tribunal de Urgencia de La Habana, por lo que fue internado en una celda del Castillo del Príncipe. Se le condenó a muerte y después de diferentes apelaciones fue fusilado a las ocho de la mañana del 10 de noviembre de 1942, en el foso del Castillo.

Al producirse el golpe de estado del 10 de marzo de 1952 y según se incrementaba la lucha insurreccional, el Castillo del Príncipe comenzó a recibir, cada vez más, a los combatientes clandestinos de La Habana, los que después de pasar por las torturas y los golpes a manos de los cuerpos represivos, se les remitía al Vivac a disposición del Tribunal de Urgencia.

De igual forma, en otra parte de la prisión se encontraba la cárcel. En el Vivac alrededor de cuatrocientos presos políticos estaban concentrados en un área independiente que tenía las galeras uno, dos, tres, cuatro y veintiuno, así como dos patios, uno para los detenidos comunes y otro para los políticos, aunque estos últimos, en momentos usaron ambos.

La cárcel estaba hasta mediados de 1958 en la galera quince, la que disponía de un patio y tenía un promedio de alrededor de treinta a cuarenta sancionados de La Habana y del resto del país, pues era lugar de tránsito con destino al Presidio Modelo de Isla de Pinos. Con posterioridad los combatientes clandestinos sancionados aumentaron considerablemente su número por lo que fueron pasados a la galera veinte, que por ser mayor llegó a albergar alrededor de cien presos.

En julio de 1957 y febrero de 1959, los presos políticos del Castillo del Príncipe iniciaron huelgas de hambre para que se respetara el habeas corpus y otros reclamos. El 1 de agosto de 1958 se produjo la masacre donde fallecieron Reynaldo Gutiérrez, Vicente Ponce Carrasco, Roberto de la Rosa y son heridos veintiún revolucionarios.

De 1952 a 1958 fueron detenidos en el Castillo del Príncipe 14 614 revolucionarios y se les radicaron 7 577 causas. En la última década del siglo XVI ya había otras estancias para la cría de ganado hacia la Chorrera, y una anécdota de 1 610 revierte la cultura local: el Obispo Enrique de Almendares, quien padecía gravemente del mal de gota, fue llevado a residir a orillas del río, curó de su enfermedad con sus baños en él. La fama de ser muy saludable por devolver la salud al obispo rebasó los ribetes de la leyenda y el milagro mucho más allá de nuestro país hasta la primera mitad del siglo XX.

El hasta entonces río de La Chorrera, se conoció popularmente como el río de Almendares, topónimo que llegó hasta la actualidad. El gobernador encargó la construcción del castillo de La Chorrera, hoy Monumento Nacional. Allí existió la jefatura del Servicio de Inteligencia de la Marina batistiana encabezada por el asesino Coronel Laurent.

La tiranía batistiana convirtió el Torreón de la Chorrera en centro de torturas. A ese lugar llevaban a los revolucionarios, algunos vivos y los torturaban, le sacaban los genitales (que fueron encontrados en pomos de formol después del triunfo) y los ubicaban en unos cuadrantes en los pies y los fundían rellenos con cemento o en sacos llenos de piedras y los lanzaban mar afuera, engrosando la lista de los desaparecidos.

En ese lugar se presume la desaparición de Lidia Doce y Clodomira Acosta.

En Malecón, (junto a la Embajada de EUU) existía la Octava Estación de Policía de la tiranía, que la dirigía el Comandante Alvarez del Real, desde allí se impartían ordenes hacia otros territorios que los cuerpos represivos denominaban distritos, hoy es una estación especial de la Policía Nacional Revolucionaria.

En ese panorama siniestro y lleno de injusticias sociales se batieron los heroicos combatientes revolucionarios clandestinos de la Célula 8 del Vedado.

El precedente de su creación fue similar a lo ocurrido en diferentes lugares del país, donde grupos de revolucionarios emergieron de las filas estudiantiles, evolucionando a concepciones de luchas insurreccionalistas de forma gradual que para entonces constituía la forma superior del método para derrocar a la tiranía.

Labor del FBI y la CIA en la Represión

El gobierno de los Estados Unidos brindó apoyo a la tiranía de Batista, por lo que en la administración de Eisenhower le aumentó considerablemente el apoyo militar mediante en mantenimiento e incremento de un numeroso personal que prestaba asistencia militar al ejército de la fuerza aérea y la marina de guerra, además de un importante Grupo de Asistencia y Asesoría Militar, que en 1956 se convirtió en "el segundo y mayor programa de asistencia militar de toda América Latina, por encima de países que multiplicaban en varias veces la población, estación geográfica y cuantía de sus fuerzas (armadas y que incluso más de 500 de sus oficiales, hasta 1958, recibieron entrenamiento en bases militares en la Zona del Canal de Panamá y el territorio Norte americano)".

Así como también los egresados como oficiales en las Escuelas Militares del país o de los cursos de preparación y superación para sargentos y otros, los que en no pocas veces fueron asesorados por ellos.

Fuentes