Clara Porset

Clara Porset
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Clara Porset. Pionera del diseño industrial en latinoamérica
NombrePorset y Dumás, Clara María del Carmen Magdalena
Nacimiento25 de mayo de 1895
ciudad de Matanzas,Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento17 de mayo de 1991 (95 años) 
ciudad de Los Ángeles,
estado de California,
Estados Unidos Bandera de los Estados Unidos de América
ResidenciaCiudad de México
Nacionalidadcubana
PremiosMedalla de Plata en la Trienal de Milán

Clara Porset (Matanzas, 25 de mayo de 1895 - Los Ángeles, 17 de mayo de 1991) fue una diseñadora de muebles y arquitecta cubana. La mayor parte de su carrera la desarrolló en México, donde diseñó los muebles para proyectos de viviendas de, entre otros arquitectos, Luis Barragán y Mario Pani. Fue pionera del diseño industrial latinoamericano. Obtuvo medalla de Plata en la Trienal de Milán, Italia. Colaboró con revistas nacionales y extranjeras.

Síntesis biográfica

Tal vez sean muchas las personas que ignoren que Cuba fue pionera en el diseño industrial latinoamericano, más aún: que fue la matancera Clara Porset y Dumás, con sus resonantes apellidos vasco y francés, quien ocupó el honor de ser la abanderada continental en ese terreno.

Nacida en 1895, pocos días después de la muerte en combate de José Martí, los padres de Clarita, pertenecientes a las clases altas de la sociedad cubana, decidieron continuar la tradición imperante durante la Colonia de enviar los hijos a estudiar fuera de la Isla, como protesta contra el sistema educacional impuesto por las autoridades españolas, y a los catorce años la aventajada adolescente viajó a los Estados Unidos para comenzar “en serio” su educación. Tres años después regresó con una definida inclinación por el arte, para volver nuevamente en 1925, a matricular un bachillerato en Artes en la Universidad de Columbia.

Estudios

Insatisfecha con las limitaciones de la enseñanza que recibía viajó a París, atraída por el deseo de hacer un arte que respondiera a las necesidades de las grandes tareas sociales. El París al que llegó Clara Porcet, agitado por las vanguardias artísticas, ya había pasado por el cubismo y la poderosa marea del surrealismo, y los artistas de la capital europea de la cultura manifestaban un profundo interés por lo exótico, en especial, lo africano, como décadas antes se habían entusiasmado por todo lo japonés. La Primera Guerra Mundial hizo colapsar la fe de los europeos en las capacidades de Occidente, y eran las culturas de la periferia, autóctonas, lejanas y salvajes las que parecían ofrecer una posibilidad de redención a una tradición cultural exhausta por el paso los siglos y los horrores de una conflagración bélica de dimensiones nunca antes conocidas por la Humanidad.

Clara tomó en La Sorbona cursos de estética, estudió Arquitectura e Historia del Arte en la Escuela Nacional de Arquitectura de París, para terminar tomando clases de diseño de muebles en el taller del arquitecto Rapin. Clara estaba formándose como diseñadora, aunque tal vez en aquellos días todavía no tuviera una conciencia precisa de ello.

Perteneciente a una familia adinerada, Clara tuvo la oportunidad de viajar por varios países y de entrar en contacto con la escuela de la Bauhaus, una institución docente única en su tipo, que nucleaba jóvenes arquitectos alrededor de las más avanzadas tendencias del momento, y también de las más osadas ideas políticas que ya se perfilaban como un movimiento de resistencia ante el avance del nazismo.

Regreso a Cuba

En 1930 la joven Porcet retorna a Cuba deseosa de dedicarse al diseño de muebles y decoración de interiores. Abre su oficina en el edificio América y comienza una labor divulgativa de las artes del diseño gráfico e industrial. Colabora con la revista Social, la más importante publicación de su tipo en la época, y publica textos donde presenta nuevas propuestas conceptuales. Pronto viaja a Carolina del Norte para pasar un importante curso con el maestro Josef Albers, considerado entre los innovadores del diseño mundial y maestro de importantes diseñadores, arquitectos y artistas plásticos. Entre el maestro y su discípula cubana surgió una relación profesional que se prolongó durante años.

Tras la caída de Machado, Clara regresó a La Habana, donde fue nombrada Directora de la Escuela Técnica Industrial para Mujeres Rosalía Abréu, y de la cátedra de Arte Industrial. Accediendo a una invitación suya, Albers impartió en La Habana varias conferencias en el Lyceum habanero. Clara se relacionó con importantes figuras de la intelectualdad de izquierda y mantuvo estrechas relaciones con José Antonio Portuondo, Nicolás Guillén y Juan Marinello.

En 1936 se desempeñó como Jefa de la Cátedra de Historia del Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y permanece en el Distrito Federal durante años de intenso antiimperialismo y antiamericanismo en la nación azteca, que coinciden con el mandato del presidente Lázaro Cárdenas. Este momento coincidió también con el progreso industrial de México. Allí conoce y contrae matrimonio con el muralista mexicano Xavier Guerrero, y a los pintores Diego Rivera, Frida Khalo y Sequeiros, y otras personalidades del mundo cultural de orientación nacionalista y socialista. Influenciada por las tradiciones culturales populares de México, Clara desarrolla un pensamiento que otorga primacía al material y a la necesidad de que el diseño se adapte a las posibilidades de las materias. Y comienza a desarrollar un estilo donde las más avanzadas tendencias del diseño comulgan con el elemento folklórico popular.

Diseño de muebles

Centrada en el diseño de mueblería, y convencida de que el mueble rebasa su categoría de objeto meramente utilitario para convertirse por sí mismo en una obra de arte integrada plenamente a la arquitectura del interiores, Clara diseña una línea de muebles que obtiene en 1941 , uno de los cinco premios premios continentales del concurso Organic Desing , convocado por el Departamento de Arte Industrial del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), que vuelve a obtener más adelante con el diseño de una nueva línea de muebles de bajo costo, lo cual la coloca al mismo nivel de los más destacados diseñadores de muebles del momento, con quienes llegó a colaborar. En esta fructífera etapa del diseño mexicano, Clara Porcet concibió y coordinó la Primera Exposición de Diseño Industrial en Latinoamérica, que llevaría por título El arte en la vida diaria, y se inauguró, y meses después en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México.

Clara estaba en contra del exceso de ornamentación, y a favor del carácter fundamentalmente utilitario de los objetos diseñados pasa la vida cotidiana, basado en un criterio democrático de la socialización humana. Ella contribuyó a desarrollar un nuevo concepto de la belleza, donde el legado de las más refinadas épocas de la cultura universal se unía a las tradiciones de los pueblos y a su herencia cultural. Muy influida por la cultura mexicana, se inspiró en obras de la cultura totonaca, y en muebles de madera y fibra tejida como los asientos tradicionales de Yucatán. Estas ideas alcanzaron su mayor momento evolutivo cuando Clara diseñó en 1958 la mueblería para la residencia de Orlando Álvarez en la elegante y exclusiva barriada de El Vedado, donde mezcló elementos de la mueblería tradicional mexicana con el estilo de los últimos tiempos coloniales cubanos.

Premios y colaboraciones

En 1957 obtuvo medalla de Plata en la Trienal de Milán, Italia, con una propuesta de muebles exteriores diseñados para playas y jardines, que realizó para el hotel Pierre Marqués, de Acapulco. Durante esos años colabora con revistas nacionales y extranjeras, en especial mexicanas, norteamericanas, suecas e italianas. Se desempeña como docentey participa en eventos y congresos internacionales de Diseño.

En plena Guerra Fría Clara Porcet participó en la Asamblea Mundial por la Paz, con sede en Helsinki, Finlandia, donde se debatió sobre los peligros del creciente armamentismo y de una nueva guerra mundial. Al finalizar su estancia en Finlandia viajó a la Unión Soviética y a la República Popular China.

Integración a la revolución cubana

Al triunfo de la Revolución Clara abandonó su magnífica carrera en México y regresó a La Habana, donde plenamente incorporada al nuevo proceso social y a petición personal del comandante Fidel Castro, diseñó dos mil muebles para la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, en la Sierra Maestra. Trabajó también en la construcción de las escuelas de Arte en los terrenos del antiguo Country Club, donde diseñó el mobiliario de los edificios de Danza y Artes Plásticas.

En 1961 propone al Gobierno Revolucionario un primer proyecto para crear el Departamento de Diseño, con el objetivo de “investigar el folklore cubano, revalorizar la artesanía y estimular el diseño industrial”, que terminó convirtiéndose en la creación de una escuela de Diseño Industrial, cuya característica principal fue la concepción de la enseñanza a un nivel universitario y a otro elemental de capacitación para obreros, cuyo fin era elevar la cultura del obrero en aras de un mejor entendimiento entre el diseñador y el realizador del diseño.

Regreso a México

Tal vez decepcionada por sentirse incomprendida o insuficientemente apoyada en sus ideas tan avanzadas sobre la creación de organismos de docencia, Clara Porcet regresó a México, donde contribuyó a fundar la carrera de Diseño Industrial en la UNAM. Antes de morir en la tierra de su adopción, legó su biblioteca personal, una de las mejores de Cuba, a la biblioteca de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. México, uno de los tres primeros países en desarrollar el diseño industrial en el continente latinoamericano, considera a la cubana Clara Porcet una de sus pioneras y precursoras en esta especialidad.

Fuentes