Edificio El Niágara (Guanajay)

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Ubicación Geográfica:Centro Este de Guanajay, La Habana.

EL NIÁGARA

Resumen

Edificio guanajayense El Niágara, una de las construcciones más distintivas y preñadas de historia del municipio Guanajay. Sus paredes cuentan historias culinarias, culturales y políticas.

“Es el corazón de Guanajay. Forma la esquina más célebre, como lo fue para La Habana la de Galiano y San Rafael”. Y nada más cierto, porque ya sea por el privilegiado lugar que ocupa dentro de su casco urbano, o por la cantidad de instituciones y comercios que ha albergado a lo largo de más de un siglo, es difícil encontrar a un habitante de esta ciudad del occidente que no conserve un recuerdo asociado a este edificio, sus históricos portales y la esquina que ambos conforman.

Construcción

Fue construido en algún momento del período que va entre 1836 y 1850, su primer propietario, quien instaló allí una fonda, fue el asturiano Manuel Bustamante, el mismo que en 1851, al ser capturado el general Narciso López, en Pinos de Rangel, le brindó auxilio en ropas y alimentos, a su paso por Guanajay, rumbo a Mariel, poco antes de ser ejecutado.

Su nombre

En cuanto a su nombre, qué decir. Muchos -olvidando tal vez la Oda de Heredia- lo atribuyen a una imagen de las famosas cataratas que por décadas presidió el local, obra del pintor y mambí guanajayense Miguel Monet; pero esto no es exacto. El nombre debe haber sido causa y no consecuencia de la pintura, pues se sabe que ésta fue ejecutada en 1894, mientras que desde el lejano 1866 los periódicos de la villa anunciaban las bondades de El Niágara, establecimiento especializado en café, confitería y repostería fina.

Remodelación

Que la fisonomía actual del edificio no se corresponde con lo que fue en sus orígenes, es fácil de comprender con sólo observar fotos de época. Promotor de sus principales transformaciones fue, a principios del pasado siglo, el acaudalado comerciante Francisco Valdés Cinta. Él eliminó su cubierta de tejas, realzó la decoración de la fachada y dotó a puertas y ventanas de hermosas vidrieras, demasiado frágiles para resistir los embates del ciclón de 1926. Construyó, en su planta alta, un hermoso teatro, el Cinta, donde, desde su apertura en 1909 y hasta la inaguración del cercano rival Vicente Mora, en 1930, se presentaron las más notables figuras de gira por la población: el joven Ernesto Lecuona, la soprano Zoila Gálvez y el carismático Arquímedes Pous, entre otros. Eso, cuando no se realizaban funciones de cinematógrafo, amenizadas en sus inicios silentes por el piano de Amalia Jofre.

Actividad del Niágara

Aunque las mayores nostalgias de quienes conocieron El Niágara de antaño oscilan entre este teatro y su excelente cocina –los exquisitos dulces y los reputados filetes y arroz con pollo El Niágara-, que lo convirtieron en las más famoso restaurante en el camino hacia Pinar del Río; muchos otros establecimientos e instituciones se cobijaron allí en los siglos XIX y XX.


Tal es el caso del Casino Español de Guanajay, fundado a fines de 1870, en cuyos salones, según las crónicas, se celebraron fastuosos bailes –el más famoso de ellos, el de San Hilarión, cada 21 de octubre congregaba a todas las autoridades de la villa-, representaciones teatrales y hasta los exámenes públicos del colegio que por años dirigiera el eximio educador Francisco Valdés Ramos. Ha quedado, sin embargo, amargamente grabado en la memoria colectiva este Casino, por haberse celebrado allí, un día en que los peninsulares acabaron con la reserva de champán de las bodegas locales, la caída en combate del Titán de Bronce. Entre los comercios que, con frente a su calle lateral, funcionaron en diversos momentos, debemos citar una barbería, una joyería, y la relojería de Perico Núñez, sitio preferido por los aficionados a la meteorología de hace cien años, por haber colocado este, en su vidriera, un barómetro, con cuyo auxilio intentaban pronosticar las posibles variaciones climáticas.


Su céntrico emplazamiento hizo de El Niágara escenario de sucesos diversos a lo largo del tiempo. Su café y sus portales fueron por años, centro de reunión de la juventud independentista de la villa, hasta que los atroces crímenes cometidos por las fuerzas españolas en la Colina Justiniani, durante la guerra del 95, hicieran imposibles tales encuentros. En la república fue lugar de tertulias de políticos liberales y en sus portales se suscitaron, por ese motivo, acaloradas disputas entre ellos y sus opositores conservadores, en las que no faltaron golpes, tiros e incluso —casualmente—una víctima fatal ajena a la contienda. En época más cercana, el 1ro de junio de 1952 fue éste el lugar escogido por los revolucionarios guanajayenses para efectuar la Jura de la Constitución, pisoteada por el golpe de Estado perpetrado el 10 de marzo del propio año, por el dictador Batista.

Remodelación

Los vecinos de Guanajay, en múltiples ocasiones, han podido dar muestras del amor que sienten por esta histórica edificación: en 1928, cuando con sus protestas evitaron la supresión de los portales, amenazados por el paso de la Carretera Central; en la década del 60, al lograr que se eliminara una arbitraria remodelación que transformó en pilastras sus añosas columnas y recientemente, al iniciar una reconstrucción, todavía inconclusa, que conjuró un inminente derrumbe del inmueble.

El Niágara actual

Por encima de modas y contratiempos, a más de un siglo y medio de fundado, los aconteceres de este Niágara siguen resultando a los ojos de cualquier vecino de mayor interés que los ocurridos en la homónima catarata norteña. Él continúa en el centro de la vida local como símbolo de la hospitalidad de la tierra del Capellanías. Su momento estelar: el mediodía, hora en que a los inevitables transeúntes y a quienes aprovechan la sombra de sus portales para conversar y concertar citas, se suman los comensales de siempre. Aquellos que nunca han dejado de apostar por un futuro renacer en todo su esplendor de este tradicional lugar que da nombre a la más popular esquina guanajayense.

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