El astillero

El astillero
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Título originalEl astillero
Autor(a)(es)(as)Juan Carlos Onetti
Editorial:Seix Barral, 2009
GéneroNovela, Drama
PaísBandera de Uruguay Uruguay
PremiosJerusalén, 1995

El astillero. Novela que ha sido seleccionada entre los cien mejores libros de todos los tiempos en la que Juan Carlos Onetti muestra la decadencia y muerte de Junta Larsen, apodado “Junta cadáveres”.

Argumento

Esta obra está compuesta por 18 capítulos nominados y algunos subdivididos. La historia comienza cinco años después de que el protagonista de la obra Junta Larsen fuera expulsado de Santa María por el gobernador.

Él es un hombre en sus cuarenta, de elegancia forzada y un pasado turbio que se irá dibujando en el transcurso de la novela. Larsen llega con ambición, a radicar a Puerto Astillero, ubicado a una hora de Santa María, y pide trabajo como gerente general en el astillero del lugar, propiedad de Jeremías Petrus. Al mismo tiempo, el taimado Larsen corteja a la hija de su patrón, una mujer hermosa, en la treintena, con retraso mental.

Interés hay detrás de la actitud de Larsen, pues espera heredar, al casarse con la única hija de Petrus, la fortuna del dueño del astillero; sin embargo, los hechos desmienten las pretensiones del hombre, pues encuentra la empresa naval arruinada, apenas habitada por dos empleados más, aparte del dueño mismo: Gálvez, el director administrativo, y Kunz, el director técnico. Gálvez, un hombre de edad indefinida, cínico y desparpajado, tiene en su poder una prueba que puede hundir a Jeremías Petrus: una acción de la compañía, falsificada, que en su momento mandó hacer el anciano dueño para capitalizar a la empresa.

Larsen comienza a intimar, y a ganarse la condescendencia (nunca la confianza), de sus dos compañeros, y de la esposa de Gálvez, una mujer encinta con la que el director administrativo vive en una covacha miserable. Este revela a Junta cadáveres, paulatinamente, algunos de sus secretos, como las ventas de activos (máquinas viejas, deshechos metálicos) que él y Kunz realizan para sobrevivir —ninguno ha cobrado sueldo, aunque la nómina lo registra, desde mucho tiempo atrás— y la existencia del certificado falso, que Gálvez guarda celosamente, esperando el momento de usarla para destruir a Petrus.

En un viaje de negocios, el anciano y Larsen se encuentran en Santa María, y el segundo le revela la existencia de la prueba inculpatoria. Petrus, un viejo senil, que vive de fantasías y promesas de futuras glorias para el negocio, le da a su prospecto a yerno la consigna de conseguir el certificado.

Larsen, antiguo explotador de mujeres y dueño de un encanto persuasivo y patético, intenta conquistar a la mujer de Gálvez para conseguir el certificado. Cuando lo logra, la esposa del segundo le revela que esa misma tarde el director administrativo salió con rumbo a Santa María con la intención de hacer la denuncia.

Petrus es encarcelado, y Larsen lo visita en la cárcel, donde escucha por última vez los desvaríos y esperanzas del viejo, quien le pinta un futuro próspero para el astillero y para ellos. Junta cadáveres regresa solo para seducir a la gobernata de Angélica Inés, y regresa a Santa Rosa. El final plantea la muerte de Larsen en Rosario, una semana después de su huída, víctima de la pulmonía, consecuencia de estar expuesto al frío del invierno de Argentina.

Crítica a la obra

He vuelto a leer El astillero y renuevo aquella lejana sensación que sentí cuando la leí por primera vez: lucidez ante la inutilidad de la vida, una idea casi vertiginosa de la muerte y esa otra luminosa poética de la incertidumbre y la relatividad que apunta tan directamente al corazón cartesiano de los relatos unívocos. No hay una próxima primavera para Larsen.

Su alma, mezcla de los nihilistas de Roberto Arlt y Camus, dibuja ese paisaje devastado y carente de sentido intrínseco, que hubiera dicho Kant. Recuerdo una frase de algún cuento de Onetti: "También la vida es una idiotez complicada".

Pero en esa idiotez, la escritura y la compasiva ficción que nos protege o nos salva hacen que seamos simplemente, como pidió un día el mismo Onetti, cada minuto de esos sucesos que no provocamos con nuestra voluntad. Démonos, pues, una oportunidad como lectores.

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Referencia

  1. Crítica El astillero. Publicado por J. ERNESTO AYALA-DIP el 28 de septiembre de 2012. Disponible en: " blogs.elpais.com”. Consultado: 6 de diciembre de 2013.

Fuentes