El deseo de Rober (cuento)

El deseo de Robert
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Cuento para niños pequeños
Autor(a)(es)(as)Silvia García Ruiz
GéneroCuento

El deseo de Robert. Cuento para niños mayores de cuatro años, sobre un niño que era amante de los animales, disfrutaba cuidar de ellos en diferentes época del año.

Datos de la autora

Silvia García Ruiz nació, en España, en el año 1984. En la actualidad vive cerca de la costa, en Málaga, una ciudad y un municipio de España, capital de la provincia homónima y ubicada en la comunidad autónoma de Andalucía.

Es amante de la novela romántica por lo que no solo disfruta leyendo, sino también escribiendo este género literario. Desde pequeña sus padres la animaron a desarrollar su afición por la escritura por lo que nunca dejó de soñar con que algún día sus novelas se publicaran.

Ama vivir en la costa y sobre todo pasear por la orilla del mar aprovechando el momento para concebir los nuevos personajes y crear sus novelas. Con una imaginación siempre viva, no se permite dejar de pensar cómo sería la historia de amor de cada los personajes de sus novelas, y eso se lo debe a su fuerte creencia en el amor verdadero.

En la actualidad vive con su gran amor de adolescencia quien no deja de animarla a seguir escribiendo, compaginando el trabajo con su interés por la escritura. Obtuvo el Primer Premio Zafiro de la de Novela Romántica, con su obra “Jugar con fuego”.

Valores

Amor, actitud positiva, respeto por los animales

Cuento

Robert era un niño con una fantasía increíble. Un día esa creatividad tan asombrosa traspasó la realidad y se transformó en algo que a todas las personas de su entorno les costó mucho asimilar.

Además de imaginativo, Robert era un gran amante de los animales. Una vez en el pueblo se había encontrado un grajo herido y, con ayuda de su abuelo, lo curó y consiguió que volviese a volar. Los veranos se dedicaba a colocar en la finca familiar pequeños recipientes con agua fresca para que los pájaros pudiesen refrescarse y beber. En invierno hacía más o menos lo contrario. Construía pequeñas casetas para los pájaros y forraba su interior con material aislante para que se pudiesen resguardar.

Un día, mientras volvía a casa del entrenamiento de tenis, le pasó algo muy raro. Al fondo en la carretera le pareció ver un pobre erizo atropellado. Le dio tanta pena ver aquella escena que cerró los ojos con todas sus fuerzas y deseó que aquel animal estuviese sano y salvo. Cuál fue su sorpresa cuando, al acercarse con el coche, vio que solo se trataba de una bolsa de papel arrugada y sucia.

Días más tarde, le pasó lo mismo con un gatito. Al principio pensó que estaba moribundo en un margen de la carretera, pero, al llegar a él, vio que eran solo unas botellas de plástico que alguien muy poco civilizado había dejado allí.

Y así sucesivamente con varios animales que al final siempre resultaban ser cosas totalmente diferentes. Una serpiente que en realidad era el cordón de una bota; una nutria que era un montón de paja seca o un perrito que no era sino un amasijo de hierros.

La mecánica era siempre la misma. Al ver un animal herido o moribundo, Robert cerraba los ojos con todas sus fuerzas y deseaba con toda la bondad de su corazón que estuviese bien. Al final, lo que pasaba no era que se recuperase de forma milagrosa, sino que no se trataba nunca de ningún animal.

Siempre era cualquier otra cosa. Ropa vieja, escombros, un contenedor abandonado…. Nadie de su entorno podía creer lo que estaba pasando porque la gente que viajaba con el niño en el coche también veía animales que luego parecían desvanecerse.

Todo se resolvió cuando encontraron unos manuscritos de los primeros habitantes del pueblo en los que se decía que solo las personas que deseaban sinceramente algo para otros podían lograrlo. Eso era lo que pasaba. Tanto amaba Robert a los animales que solo con su deseo podía salvarlos. Como no podía ser de otro modo, cuando creció se convirtió en veterinario.

Fuentes

http://www.cuentoscortos.com/cuentos-originales/el-deseo-de-rober

https://www.ecured.cu/Silvia_Garc%C3%ADa_Ruiz