Enfermedad inflamatoria pélvica y embarazo

Enfermedad inflamatoria pélvica y embarazo
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Enfermedad inflamatoria pélvica y el embarazo. Es una inflamación de los órganos genitales femeninos. Por lo general, se produce cuando las bacterias transmitidas sexualmente se propagan desde la vagina hacia el útero, las trompas de Falopio o los ovarios.

Síntomas

Algunos de los signos y síntomas de la enfermedad inflamatoria pélvica pueden ser los siguientes:

  • Dolor en la parte inferior del abdomen y la pelvis
  • Abundante flujo vaginal con mal olor
  • Sangrado uterino anormal, especialmente durante o después de tener relaciones sexuales, o entre los ciclos menstruales
  • Dolor y sangrado durante las relaciones sexuales
  • Fiebre, a veces con escalofríos
  • Dolor o dificultad al orinar

Inflamatoria pélvica

La enfermedad inflamatoria pélvica puede presentar signos y síntomas leves, o no presentarlos en absoluto. Cuando es grave, la enfermedad inflamatoria pélvica puede provocar fiebre, escalofríos, dolor intenso en la parte baja del abdomen o la pelvis —especialmente durante un examen pélvico— y molestias intestinales.

Lógicamente la intensidad y frecuencia de este dolor pélvico es diferente en cada mujer, pero es una es una de las causas más frecuentes de las visitas a la consulta ginecológica. ¿Nuestro consejo sobre todo en el caso de las embarazadas? hacer un diagnóstico temprano para evitar futuras complicaciones.

Muchas mujeres sienten dolor pélvico durante los primeros meses del embarazo. Es un dolor localizado en la parte más baja del torso, en la zona que se encuentra por debajo del abdomen y entre los huesos de la cadera pelvis. Puede ser agudo o de tipo cólico como los cólicos menstruales e intermitente. Puede ser repentino e insoportable, sordo y constante, o una combinación de ellos. Por lo general, el dolor pélvico temporal no es un motivo de preocupación. Se produce en condiciones normales debido a que los huesos y los ligamentos se mueven y se estiran para acomodar el feto.

Si se debe a un trastorno, puede que esté acompañado de otros síntomas, como sangrado vaginal. En algunos trastornos, el sangrado puede ser grave y, en ocasiones, provocar un descenso peligroso de la presión arterial choque o shock.

El dolor pélvico se diferencia del dolor abdominal, que tiene lugar más arriba en el torso, en la zona del estómago y del intestino. Sin embargo, a veces es difícil discernir si el dolor se produce en el abdomen o en la pelvis. El dolor abdominal durante el embarazo no suele deberse al embarazo.

Existen muchas causas posibles del dolor pélvico y unas son inofensivas (molestias propias del embarazo) y otras, desgraciadamente, son serias y pueden requerir una intervención quirúrgica de urgencia apendicitis aguda, peritonitis.

Por nuestra experiencia, podríamos decir que las siguientes causas son las responsables de la mayoría de casos de dolor pélvico en las embarazadas

El propio embarazo. Se produce por dos motivos, uno es el mecánico, el propio peso que el feto ejerce sobre la pelvis. Otra causa es la hormona relaxina producida por la placenta y que aumenta la elasticidad de las articulaciones pudiendo ocasionar dolor.

Embarazo ectópico

Se considera que un embarazo es ectópico fuera de su sitio cuando el embrión se ha implantado en la trompa en vez de en el útero. La trompa no está preparada para seguir adelante con la gestación y en el caso de que no se produzca un aborto de forma espontánea, hay que provocarlo. Amenaza de aborto o aborto incompleto. El propio proceso de un aborto espontáneo puede causar dolor. Un aborto que no haya sido completado y deje parte de estructuras fetales en el útero también puede originar dolor pélvico.

Alteraciones ováricas. La presencia de quistes o infecciones en los ovarios o las torsiones ováricas pueden producir dolor pélvico más o menos agudo.

Otras causas no ginecológicas. La gastroenteritis suele ser la causa no ginecológica más común. También se pueden dar casos de hernias inguinales, cistitis infección de orina, apendicitis, obstrucción intestinal, diverticulitis formación de bolsas en la pared del intestino, enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome colon irritable, pielonefritis infección del riñón y de la pelvis, litiasis ureteral piedras en la uretra, hematoma de la pared abdominal.

Cuándo consultar al médico

Consulta con tu médico o busca atención médica de inmediato si tienes:

  • Dolor intenso en la parte inferior del abdomen
  • Náuseas y vómitos, con incapacidad de retener nada
  • Fiebre por encima de 101 °F (38,3 °C)
  • Flujo vaginal desagradable

Si tus signos y síntomas persisten pero no son graves, consulta con el médico lo más pronto posible. El flujo vaginal abundante y de mal olor, el dolor al orinar y el sangrado entre períodos menstruales pueden indicar una infección de transmisión sexual. Si manifiestas estos signos y síntomas, suspende la actividad sexual y consulta con el médico pronto. La atención temprana de las infecciones de transmisión sexual puede ayudar a prevenir la enfermedad inflamatoria pélvica.

Causas

Hay muchos tipos de bacterias que pueden provocar la enfermedad inflamatoria pélvica, pero las infecciones por Chlamydia y gonorrea son las más frecuentes. Por lo general, estas bacterias se contagian durante las relaciones sexuales sin protección.

Con menor frecuencia, las bacterias pueden ingresar en el aparato reproductor cada vez que se ve alterada la barrera normal creada por el cuello uterino. Esto puede suceder luego de dar a luz o después de un aborto programado o espontáneo.

Factores de riesgo

Varios factores aumentan el riesgo de padecer enfermedad inflamatoria pélvica, entre ellos:

  • Ser una mujer sexualmente activa con menos de 25 años
  • Tener varias parejas sexuales
  • Mantener relaciones sexuales con una persona que tiene más de una pareja sexual
  • Tener relaciones sexuales sin preservativo
  • Usar periódicamente irrigadores vaginales, lo que altera el equilibrio entre bacterias beneficiosas y dañinas de la vagina, y podría enmascarar síntomas
  • Tener antecedentes de enfermedad inflamatoria pélvica o de una infección de transmisión sexual

Hoy en día, la mayoría de los expertos concuerdan en que tener un dispositivo intrauterino (DIU) insertado no aumenta el riesgo de padecer la enfermedad inflamatoria pélvica. Los posibles riesgos se dan en las primeras tres semanas posteriores a la inserción.

Complicaciones

Si la enfermedad inflamatoria pélvica no se trata puede generar tejido cicatricial. También se pueden producir acumulaciones de líquido infectado (abscesos) en las trompas de Falopio, lo que puede dañar los órganos genitales.

Entre otras complicaciones podríamos mencionar:

  • Embarazo ectópico. La enfermedad inflamatoria pélvica es una de las causas principales del embarazo en las trompas de Falopio (ectópico). En un embarazo ectópico, el tejido cicatricial de la enfermedad inflamatoria pélvica impide que el óvulo fecundado pase por la trompa de Falopio para implantarse en el útero. Los embarazos ectópicos pueden provocar sangrado masivo potencialmente mortal y requieren atención médica de urgencia.
  • Esterilidad. La enfermedad inflamatoria pélvica puede dañar los órganos genitales y provocar esterilidad, la incapacidad de quedar embarazada. Cuantas más veces hayas padecido la enfermedad inflamatoria pélvica, mayor es el riesgo de ser estéril. El retraso del tratamiento de la enfermedad inflamatoria pélvica aumenta el riesgo de padecer esterilidad.
  • Dolor pélvico crónico. La enfermedad inflamatoria pélvica puede provocar un dolor pélvico que puede durar meses o años. La formación de cicatrices en las trompas de Falopio y otros órganos pélvicos puede causar dolor durante las relaciones sexuales y la ovulación.
  • Absceso en las trompas o los ovarios. La enfermedad inflamatoria pélvica puede provocar abscesos (acumulación de pus) en las trompas y los ovarios. Si no se trata, podrías tener una infección potencialmente mortal.

Prevención

Para reducir el riesgo de enfermedad inflamatoria pélvica, te recomendamos lo siguiente:

  • Mantén relaciones sexuales seguras. Usa preservativos cada vez que tengas sexo, reduce el número de parejas sexuales y pregúntale a tus posibles parejas acerca de sus antecedentes sexuales.
  • Consulta con el médico sobre métodos anticonceptivos. Muchos métodos anticonceptivos no protegen contra la enfermedad inflamatoria pélvica. Los métodos de barrera, como los preservativos, pueden ayudar a reducir el riesgo. Aunque tomes píldoras anticonceptivas, es importante que utilices un preservativo cada vez que tengas relaciones sexuales para protegerte de infecciones de transmisión sexual.
  • Hazte análisis. Si estás en riesgo de padecer una infección de transmisión sexual, como la clamidiosis, pide una consulta con el médico para hacerte los análisis. Establece un programa regular de análisis para la detección de infecciones de transmisión sexual con tu médico si es necesario. El tratamiento temprano de las infecciones de transmisión sexual es tu mejor oportunidad de evitar la enfermedad inflamatoria pélvica.
  • Pídele a tu pareja que se haga los análisis. Si tienes enfermedad inflamatoria pélvica o alguna infección de transmisión sexual, recomiéndale a tu pareja que se haga los análisis y, si es necesario, que se haga tratar. Esto puede evitar la proliferación de las infecciones de transmisión sexual y la recurrencia de la enfermedad inflamatoria pélvica.

Fuentes