Factores estresantes en la vejez

Factores estresantes de la vejez
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Concepto:El estrés (del inglés stress, ‘tensión’) es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.

Los factores estresantes en la vejez Los llamados estresores o factores estresantes son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser cualquier estímulo, externo o interno (tanto físico, químico, acústico o somático como sociocultural) que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo

Los Factores estresantes son:

I. las deficiencias físicas, esto es, cambios importantes del esquema corporal, 2. el retiro laboral, 3. la pérdida de coetáneos, fundamentalmente su compañera o compañero, 4. la disminución de la movilidad, lo que incrementa el aislamiento social, 5. las dificultades para la realización de las actividades cotidianas, 6. las dificultades económicas, 7. enfermedades médicas, agudas y crónicas, 8. las interacciones medicamentosas y la polifarmacia.

La declinación natural causada por la edad es producto de:

1. la disminución gradual de la capacidad adaptativa de los órganos vitales. incluido el cerebro, que se hace evidente en general, luego de un estrés fisiológico o psicosocial. 2. la respuesta en cascada de problemas funcionales en los distintos aparatos. que provocan la descompensación del organismo.

Patologías neurológicas y psiquiátncas

Debemos tener en cuenta además, desde el punto de vista psicopatológico, que algunas personas han transitado gran parte de la vida con cuadros crónicos de neurosis o psicosis, que acentúan el proceso. También debemos estar atentos a las patologías neurológicas y psiquiátncas que se presentan con mayor incidencia en esta etapa de la vida, por ejemplo: 1. Trastornos por deterioro sensitivo. 2. Trastornos cognitivos. 3. Trastornos del sueño. 4. Trastornos por ansiedad. 5. Somatizaciones. 6. Trastornos del estado de ánimo, mono o bipolar. 7. Trastornos delirantes. 8. Trastornos Iímites de la personalidad. 9. Abuso de alcohol o de drogas. 10. Demencias, tales como la enfermedad de Alzheimer. 11. Trastornos psíquicos provocados por enfermedades clínicas. El conocimiento de estos temas, incluídos su diagnóstico, evolución y las modernas posibilidades de tratamiento, dará mayor serenidad al entorno familiar y lo hará más continente, disminuyendo las posibilidades de expulsión del enfermo.

Temor en la vejez

Todas esas situaciones provocan temor en la vejez, debido a: 1. El posible aislamiento de su núcleo familiar y social, provocado por el alejamiento de sus seres queridos. de su hogar y de todo lo que ha elegido para conformar, hasta ese momento, su mundo circundante. 2. Las dificultades para entablar nuevas amistades, a esta altura de la vida. 3. Las pérdidas económicas. 4. La pérdida de privacidad, que conlleva una vivencia de pérdida de dignidad y de autoestima.

Papel de la familia

Volvamos ahora a nuestro tema central, la familia. ¿Qué está sucediendo con el resto de sus miembros? Aquí debemos detenernos en los hijos, quienes se encuentran en la edad adulta media de la vida, es decir, generalmente entre los 40 y los 60 años. Son ellos los que tienen el rol jerárquico más alto y, por lo tanto, pueden estar sometidos a mayores tensiones. Ello es consecuencia de la responsabilidad con la que deben asumir la toma de decisiones en momentos difíciles para el grupo familiar, ya que estas últimas van a afectar a todos sus integrantes. Para considerarlo mejor desde esa perspectiva, tengamos en cuenta que se encuentran posicionados entre la generación de los hijos que inician su independencia y la de sus padres que van perdiendo su autonomía. Es en esta etapa que se instala en ellos la temática del paso del tiempo, del envejecimiento y de la muerte. También una valoración profunda del matrimonio, si este se encuentra bien constituido, como así también de las relaciones interpersonales comprometidas.

¿Cómo lograr la individualización en adolescentes?

Como hemos dicho, sus hijos pasan de la adolescencia a la juventud, por lo que se hace imprescindible facilitar y darle soporte a su individuación. Esto se logra: 1. Dejándolos partir 2 Permitiéndoles alcanzar una relación simétrica. 3. Facilitando la integración de nuevos miembros a la familia, sean nueras, yernos y/o nietos. Todas estas modificaciones relacionales dan como resultado, un cambio en la dupla padre-hijo, convirtiéndose ésta en una relación de igualdad, apoyo y enriquecimiento mutuo. Siguiendo esta evolución en el tiempo, la generación intermedia va a encontrarse con la falta de autonomía de sus padres mayores y la consecuente inversión de roles entre hijos y padres ancianos. Cuando estos últimos ya no sean capaces de autoabastecerse, cuando se inicie la pérdida de su autonomía es este el momento en el que los hijos van a encargarse del cuidado de sus padres mayores. Asumir este rol es una tarea difícil, y en muchos casos evitada, ya que es común que se acumule: 1. La sobrecarga de las tareas de control del entorno familiar. 2. La sobrecarga económica, 3. La elaboración de los problemas relacionales paterno-filiales, sucedidos durante el transcurso de la vida. Existen otros temas que generan angustia y que deben ser elaborados, a saber: 1- La anticipación de la muerte de sus padres, asociada a la vivencia de acortamiento del tiempo futuro propio y la elaboración de su propia muerte. 2- También la vivencia de falta de autonomía futura y la inversión de roles que tarde o temprano se va a repetir con sus propios hijos.

Criterios de Viktor Frankl

Veamos que decía Viktor Frankl en este sentido:
"Actualmente se habla mucho del envejecimiento de la población, es decir que, hoy más que nunca predominan numéricamente las personas de mayor edad... no es mi intención entrar en los detalles de las consecuencias demográficas derivadas de este cambio... más que nada desearía analizar los hechos desde el punto de vista de la psicoterapia y de la higiene psíquica...”' Pocas veces ha sido tan acertada una contestación sencilla a una pregunta simple, como la respuesta de una anciana internada en un hospital de incurables, a la que un día le preguntó un conocido que estaba de visita: «dígame, ¿qué hace usted aquí durante tanto tiempo?» la contestación fue:
«iSanto Dios! por la noche duermo, y por el día me consumo.»... una existencia de este tipo se asemeja más al hecho de vegetar...(pensemos) acerca del deseo de sentido que todos los hombres tienen desde que nacen; acerca del deseo oculto en nosotros de garantizarle un sentido a nuestra existencia.”' "Desde el punto de vista psiquiátrico, lo importante no es que uno sea joven o viejo; no importa la edad que se tenga; lo decisivo es la cuestión de si su tiempo y su conciencia tienen un objetivo, al que la persona se entrega, y si ella misma tiene la sensación, a pesar de su edad, de vivir una existencia valiosa y digna de ser vivida; en una palabra, si es capaz de realizarse interiormente, tenga la edad que tenga..." (1[1])
Desde esta perspectiva, pensamos que, como psicoterapeutas, tenemos que estar formados y capacitados para encarar este nuevo desafío, que es poder ayudar a nuestros pacientes a transitar esta nueva realidad que se les plantea, encontrando su propio sentido en las respuestas que deben dar a las nuevas preguntas que les formula la vida.

Ver también

Fuentes

  • Orosa Fraíz Teresa. (2003). La Tercera edad y la familia. Editorial Félix Varela. La Habana.
  • Prieto R, O; Vega G, E . (1996). Temas de Gerontología. Ciudad de la Habana.
  • http://bvs.sld.cu/revistas/ric/vol5_1_97/ric04197.pdf
  • Lic. Cuello León, Eliester. El trabajo de la tercera edad en los establecimientos penitenciarios a través de la cultura física. 2011, Matanzas, Cuba

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