Gobiernos locales en el Banes neocolonial

Gobiernos locales en el Banes neocolonial
Información  sobre la plantilla
Sede del ayuntamiento municipal.jpg
Sede del ayuntamiento municipal de Banes desde 1948.
Gobierno
Período:1910-1958
Forma de gobierno:Alcaldía

Gobiernos locales en el Banes neocolonial. Los gobiernos locales de Banes, desde 1910, fecha en que se constituyó el municipio, hasta 1958 tipifican, el papel desempeñado por los factores de dependencia estructural en la subordinación de las instituciones políticas locales a los intereses de una compañía estadounidense. Se trata de una manifestación particular, en el ámbito político, de un fenómeno más amplio puesto de manifiesto en los medios de control que la United Fruit Company poseía en los diversos aspectos de la vida regional.

Contexto en que se funda Banes como municipio

En 1899, sobre las cenizas del fuego mambí, comenzó la recuperación de la zona de Banes con un impulso exterior decisivo: el establecimiento de la United Fruit Company (UFCo). Los hermanos Hipólito y Simón Dumois – que habían emigrado durante la guerra - regresaron formando parte de la primera directiva de la compañía estadounidense, su presencia fue muy útil en el proceso de apropiación de las tierras. Esta empresa capitalista monopolizó el 67 % del territorio e inició la construcción del central Boston, el cual hizo su primera zafra en 1901.

A partir de aquel momento se produjeron importantes transformaciones, pues la plantación bananera fue cediendo paso a la cañera, pero no desapareció del todo. En Banes predominaban los cañaverales. En Samá, por el contrario, el cultivo y comercialización del banano coexistió con el de la caña de azúcar y continuó siendo un enclave de importancia. El negocio del banano se mantuvo con una “producción aproximada a los dos millones de racimos anuales, que tenían un valor comercial superior a un millón de dólares”.[1]

La UFCo mediante su monopolio bananero, en pocos años se constituyó internacionalmente como una de las más grandes compañías explotadoras de Centroamérica y el Caribe, con ricos y extensos latifundios.

”(…) no abandonó de inmediato los cultivos de banano en las zonas de Banes y Samá, y además continuó activa en la comercialización y el transporte de la fruta como parte de sus negocios habituales a nivel internacional, la orientación de las actividades de la Isla se encaminó con particular interés hacia la producción de caña de azúcar y a la construcción de centrales azucareros, actividades que en aquel momento ofrecían las mejores perspectivas para los negocios en Cuba.”[2]

En la primera década del siglo XX la UFCo se apropió de grandes extensiones de las mejores tierras de la zona norte de Oriente por diferentes vías, aplicando métodos y transacciones fraudulentas, el engaño, la falsificación de información. Estas acciones estuvieron favorecidas por la Orden Militar No. 62, promulgada el 5 de marzo de 1902, por el gobierno interventor y refrendada por el presidente Tomás Estrada Palma, que le dio la posibilidad a la compañía de apoderarse “legalmente” de tierras comunales. [3]

Con la protección de la legislación intervencionista y las autoridades de ocupación la UFCo adquirió la mayor cantidad posible de pesos de posesión, para lograr el reconocimiento de la legitimidad de los que se encontraban a su disposición. Aprovecharon cualquier confusión o falta de claridad en cuanto a la propiedad de la tierra en Banes, para conseguir dudosos pesos de posesión que eran reconocidos como legítimos, pues los representantes comunales eran hombres de la Compañía.[4]

Las investigaciones de Alejandro García y Oscar Zanetti Lecuona revelan que “entre 1904 y 1913 la empresa estadounidense llevó a cabo el deslinde paulatino de las haciendas de Banes, Río Seco, Los Berros, Mulas, Yaguajay, Retrete y Tacajó, lo que le proporcionó más de 2 700 caballerías de tierra”.[5]Estas fueron completadas con la compra de nuevos lotes estratégicamente situados que le permitieron una conformación más concentrada a la propiedad y favoreció un uso más racional a su ferrocarril. El predominio de esta Compañía en Cuba quedó establecido completamente en menos de veinte años.

La Compañía, al posesionarse de la zona de Banes, no tuvo necesidad de practicar en gran escala el desalojo de pequeños propietarios, aunque sí de incorporar o controlar las tierras de distintas propiedades de grandes y medianas extensiones, cuyas áreas se encontraban dentro de los límites de la plantación. En este caso los convirtió en colonos o los desalojó por distintos medios ilegales. Este proceso de apropiación y de expansión territorial fue de un modo ininterrumpido a lo largo de la dominación neocolonial.

La penetración imperialista y su expansión monopolista propiciaron un vínculo más directo de Banes con el mercado de Estados Unidos y dejaron en un segundo plano las relaciones comerciales con las diferentes regiones de Cuba. Por tal motivo la formación y evolución del municipio evidencia una marcada influencia estadounidense.

Vista general del pueblo de Banes

A raíz de esa colonización de la UFCo, Banes fue dividido en diferentes barrios: de un lado la ciudad originalmente fundada, compuesta por cuatro calles y dos plazas; donde se encontraba el comercio, algunas fábricas, las residencias de la oligarquía terrateniente local, clases medias, intelectuales y al margen los barrios populares. Al este el barrio americano,[6]este barrio y la población cubana original estaban separados por el puente sobre el río Banes. Al sureste el barrio de La Güira[7] y el barrio Amarillo.[8]

De esta manera ponían en práctica la modernización al estilo estadounidense, que no se limitó a las transformaciones en los espacios públicos, el establecimiento de nuevos cánones constructivos y arquitectónicos, o a la introducción de nuevos hábitos, desprovistos de mensajes políticos. Por el contrario, constituyó una pieza central de la “ideología del progreso” con la cual los estadounidenses justificaron y legitimaron su presencia en la Isla y de manera particular en esta localidad.

El establecimiento de dicha Compañía y el desarrollo económico que evidenciaba, propició que el barrio de Banes fuera igualando e incluso superando al Término municipal de Gibara. Sin embargo, para todos los trámites legales dependían de él e incluso desde allí eran nombrados el alcalde y juez de barrio, el administrador de aduana y todos los funcionarios públicos.

Las relaciones que la UFCo mantuvo con el ayuntamiento de Gibara, primer organismo municipal con el cual tuvo que relacionarse, no fueron las mejores. Las fricciones comenzaron desde muy temprano, provocadas por diferencias de criterios en cuanto al monto de los impuestos que debía pagar al municipio. El conflicto inicial solo pudo ser resuelto mediante un juicio sentencioso–administrativo, cuyos resultados agriaron profundamente las relaciones entre ambas entidades.

Gestiones para la fundación del municipio Banes

En 1903, recién concluida la reconstrucción de Banes, los principales vecinos de la localidad, bajo la iniciativa de los grupos fundadores y poseedores originales, elevaron una moción firmada por más de mil vecinos “en su mayoría contribuyentes por diversos conceptos”, en la cual solicitaban la segregación del distrito de Banes del municipio de Gibara, alegando en su favor que representaba la tercera parte de su territorio, y más de la mitad de su población, así como aportaba la mayor parte de las contribuciones al presupuesto de aquel municipio, sin recibir ninguno de sus beneficios.[9] Acciones que contaron con todo el apoyo de la UFCo, que recurrió al gobierno central y movilizó todas sus influencias para presionar desde arriba, la aprobación de la constitución de la nueva municipalidad.

Por su parte las autoridades banenses mostraban un gran interés por contar con un gobierno municipal propio, independiente de la cabecera gibareña. La oligarquía y burguesía local procuraban también constituir sus instituciones de gobierno y administración para beneficiarse con las operaciones económicas provenientes de la UFCo que provocaban que la fuga de capitales fuera hacia Gibara y no se quedaran en Banes.

En 1905, el Consejo Provincial, y en 1907, la Secretaria de Gobierno, aprobaron la petición y declararon con lugar la celebración de asambleas municipales de los partidos políticos en Banes, y la consiguiente convocatoria a elecciones para proveer los cargos correspondientes a la creación del municipio (alcaldes, concejales, funcionarios de la administración, etc.).

A punto ya de consumarse la constitución del ayuntamiento o municipio de Banes, esta se vio frustrada por disposición del gobernador estadounidense en Cuba, Charles Magoon. De inmediato, la población local se movilizó en repudio a la arbitraria medida. El 17 de abril de 1908, fue celebrada una combativa asamblea de vecinos, que constituyó el primer movimiento masivo de tipo popular efectuado en la región contra la injerencia imperialista. A su vez el ayuntamiento de Gibara, que aunque resultaba perjudicado en la segregación de Banes - al perder los barrios de Arroyón de Flores, Banes, Yaguajay, Cañadón, Mulas, Río Seco y Samá Arriba; siete barrios que en el censo de 1907 sumaban un total de 17 251 habitantes, lo que representaba el 43, 84 % de su población[10]-, veía como justa su reclamación, en reunión consistorial celebrada al efecto, unió su protesta a la formulada en Banes por la asamblea popular de vecinos.

Triunfo del Partido Conservador

Terminada la segunda intervención estadounidense en Cuba, y con el inicio del período presidencial de José Miguel Gómez, en 1909, se retomó la iniciativa anterior por los grupos que la habían promovido y logró constituirse sin demora el municipio, pues el viejo “tiburón” estaba interesado en aumentar su base electoral. No obstante, en las primeras elecciones (1910), resultó electo alcalde, por simple mayoría, el caudillo conservador teniente coronel Juan Vicente Cárdenas y Suárez. Los conservadores alcanzaron también la simple mayoría consistorial.[11]

El triunfo conservador en esos primeros comicios puede atribuirse al hecho de que su grupo dirigente estaba formado por los antiguos plantadores y fundadores del Término (Dumois, Cárdenas, Pupo, Quiñones, etc.), quienes contaban con una gran ascendencia sobre la población. En este caso, la postulación del teniente coronel Juan Vicente Cárdenas, cuyo oponente electoral era el médico liberal Juan Ariza, fue decisiva, pues durante décadas los patriarcas de la independencia, devenidos caudillos políticos, empuñaron el cetro del poder en el país; Banes no fue la excepción de esta regla.

A partir de ese momento el pueblo banense logró su propia personalidad y autonomía jurídica, pero se inició un vínculo indisoluble con la UFCo, que era la mayor contribuyente a las rentas del municipio. Esta empresa yanqui puso en práctica una estrategia, de modo que el ayuntamiento se supeditara a ella. Recibía ciertas concesiones de carácter fiscal a cambio de la solución de algunos problemas de interés social. Desde el propio año 1910, lo convirtió en su deudor mediante el adelanto de la mitad de los $ 200 000.00 que por requerimientos de la propia Compañía, eran necesarios para varias obras públicas como: el alcantarillado para el área residencial de la ciudad, las calles, la carretera al Embarcadero, etc.

El 17 de enero de 1910, a las 11: 00 de la mañana, quedó oficialmente constituido el municipio Banes y tomó posesión de su cargo el alcalde municipal. El municipio Banes, llegaba a la vida con una profunda debilidad estructural, la única actividad de real importancia que poseía era la desarrollada por la UFCo, y su aporte en materia de impuestos siempre sería decisivo para las finanzas municipales.[12]

El alcalde comenzó, de inmediato, a poner en práctica el programa que se había planteado en su campaña, encaminado a: dejar constituidas las instituciones municipales, promover el fomento de varias obras públicas de importancia, favorecer el desenvolvimiento económico del Término.[13]Entre las primeras acciones estuvo la fundación del primer cuerpo de bomberos, pues aunque en la revista local Portada se plantea que se fundó en 1914, según el testimonio de familiares del inmigrante español José Pita, quien fue teniente coronel y primer jefe del Cuerpo de Bomberos, este fue fundado en los primeros meses de 1910 y el primer incendió que sofocaron fue en la Sociedad el Liceo, ubicada en la calle General Marrero, el día 19 de marzo de ese mismo año.[14] Ese primer cuerpo de bomberos[15] se fundó con el aporte de comerciantes.

El caudillo Juan Vicente Cárdenas sólo estuvo al frente del municipio durante un año y medio pues tuvo que cesar en sus funciones a consecuencia de su delicado estado de salud. Motivo por el cual el 9 de marzo de 1911 tomó posesión por sustitución el presidente del ayuntamiento, Antonio Menéndez, quien tampoco llevó a cabo una labor sostenida en aras del desarrollo urbanístico y cultural de Banes, pues el 1º de diciembre de 1911 fue sustituido por el concejal conservador, capitán Liduvino Quiñones González.

Parque Domínguez

Este fue un período de poco quehacer, quizás por la propia inestabilidad de los alcaldes. Sólo constituyeron las instituciones municipales y se inició la construcción del parque “Domínguez”.

El mes de noviembre de 1912 fue convulso para los partidos existentes (conservador y liberal), pues se desarrollaron las elecciones, en las cuales triunfaron los conservadores, representados por el capitán Manuel Varona Gelabert. En ese período de gobierno realizaron varias obras públicas, ya Banes exhibía una economía azucarera floreciente que debía manifestarse también en el desarrollo urbanístico y cultural del municipio.

”La terminación del parque Domínguez. Un puente sobre el río de Banes. Construcción de los cementerios de Mulas, Berros, Samá y Yagüajay. Un completo servicio contra incendios con su correspondiente tanque para agua y la instalación de 60 llaves públicas. El ensanche del cementerio de esta villa. Composición de las calles “G”, Tercera Norte, Segunda, Ave. Cárdenas, “E” y Gral Marrero. Construcción de un caño de desagüe en la calle “C” y otro en la segunda esquina de “B”. Instalación de varias llaves de agua al servicio de los pobres. Arreglo de los caminos del Retrete, Santa Justa, Berros, Yagüajay, Cañadón, Flores, samá, Loma Enriqueta, Mulas, Tasajeras, Aguas gordas y Rio Seco y el arreglo también de otros pasos de caminos por valor de $ 917.20, solamente en obras públicas se invirtieron $ 19 644.58.” [16]

El 1 de diciembre de 1916, [17] en acto solemne, el capitán Manuel Varona Gelabert entregó la alcaldía al capitán Liduvino Quiñones, quien también pertenecía al partido conservador.[18] Quiñones deseoso de construir una administración honrada y digna, caracterizada por el buen proceder de sus subalternos, no tardó en reunirse con la policía y los empleados de la administración municipal para exigirles el más estricto cumplimiento de sus respectivos cargos.

A sólo dos semanas de la toma de posesión del capitán Liduvino se desarrollaron, por segunda vez en Banes, las fiestas del trabajo. Esta vez fueron dedicadas a la construcción del parque Cárdenas. Para esa obra “el ayuntamiento concedió $ 200.00, cantidad que fue tomada del capítulo “Imprevistos” del fondo económico de la alcaldía”.[19]

En el año 1918 la UFCo firmó un acuerdo con el alcalde Liduvino Quiñones, a través del cual esta empresa presupuestaba en $ 50 000.00 la construcción de conductoras comunes para agua. Por su parte, el ayuntamiento, tenía que reintegrar a la Compañía el dinero prestado, en partidas de $ 10 000.00, con cargo al presupuesto anual de este.[20] Este acuerdo es un ejemplo de como la Compañía, con el objetivo de obtener ventajas fiscales del gobierno municipal y ganar un estado de opinión favorable a sus intereses, llevó a efecto algunas demostraciones de paternalismo, aprovechando la necesidad y los deseos de progreso material de la comunidad. De esta forma la población banense tuvo alcantarillado entre los años 1921 y 1923.

Acuerdos como este firmaron varios, que aunque favorecían el desarrollo social del municipio, convertían en deudora a la alcaldía. Deudas que el ayuntamiento nunca llegó a pagar totalmente, ni la UFCo estaba muy interesada en cobrar, pues esta situación le favorecía para obtener determinadas prebendas.

Entrada del Partido Liberal en el gobierno de Banes

El 1º de diciembre de 1922 cesó en su cargo como alcalde municipal el capitán Liduvino Quiñones González y con él también cesaba la hegemonía mantenida por el partido conservador, desde los primeros comicios, por la segmentación y disminución del grupo original. La toma de posesión del liberal, Carlos de la Torre Llauradó, dio paso a un período dominado por ese partido —integrado, para esa fecha, por varias figuras vinculadas estrechamente a la UFCo— marcado por la supeditación a los intereses del monopolio extranjero.

Finalizando el año 1926 resultó electo alcalde municipal, representando al partido Liberal, Delfín Campañá Pupo. En su quehacer por el pueblo de Banes llevó a cabo varias obras: “el arreglo de los caminos de Mulas, Retrete y Samá; construcción de la puerta y cerca del cementerio; la pavimentación de la Calle Gral. Marrero, la ornamentación de los parques Cárdenas y Domínguez y la adquisición de útiles valiosísimos para la ejecución de las obras públicas del municipio”.[21] Cuando faltaba sólo un mes para el cese del período de gobierno del alcalde Campañá, éste inauguró la obra cumbre de su administración, el parque infantil, nombrándolo Delfín Campañá, en honor a su pequeño hijo, que había fallecido.

Entrada del parque infantil de Banes

De igual manera, pocos días antes de entregar el ayuntamiento, en reunión del consistorio, efectuada en la noche del 12 de febrero de 1932, fue aprobada la rebaja de las contribuciones que de manera trimestral cobraba la administración municipal por concepto de fincas rústicas y urbanas, industria y comercio, libre regulación, patentes de bebidas, profesión, artes y oficios, transporte.

Gobiernos banenses durante la tiranía de Gerardo Machado

Tanto en el período de gobierno de Delfín Campañá Pupo, como en el de su sucesor el Dr. Rafael Díaz Balart, que se prolongó durante toda la dictadura de Gerardo Machado, fue más evidente la supeditación a los intereses de la compañía estadounidense. Desde la propia constitución del municipio, esta empresa siempre contó con concejales que eran a la vez empleados suyos y tenían el encargo de tramitar sus intereses. En esos años la situación fue mucho más favorable porque Delfín Campañá era el más alto funcionario cubano de la División Banes de la UFCo y Díaz Balart, el abogado de la Compañía.

El gobierno de Díaz Balart fue bastante corto pues tomó posesión el 24 de febrero de 1932 y al año y medio fue depuesto, a raíz del establecimiento del gobierno revolucionario, después del derrocamiento de la dictadura de Machado. Ese movimiento revolucionario que condujo a la caída del tirano, se manifestó en Banes con el desarrollo de una fuerte ola de huelgas, que ni la Guardia Rural ni los agentes de seguridad de la UFCo pudieron contener. Situación por la cual el ayuntamiento vivió días de incertidumbre durante la primera quincena de agosto de 1933. El periódico local El Pueblo, del 15 de agosto, da a conocer una declaración del alcalde, en la que plantea su decisión de renunciar al cargo si con ello la situación mejora.[22]

El período de la dictadura de Machado coincide con la etapa de más abierto control de la Compañía sobre la municipalidad banense. Tanto los alcaldes – empleados como los alcaldes – colonos,[23] resultaban instrumentos dóciles de la UFCo.[24]

Así el 19 de agosto, ante la presión popular fue designado como alcalde el Dr. Miguel Ángel Tamayo, que era el director del colegio privado de la iglesia cuáquera estadounidense, fundado por la UFCo. De modo que el movimiento revolucionario que pretendía barrer con la intromisión imperialista, dejaba intacta, con la figura del alcalde, la representación proinjerencista en la máxima dirección política de Banes.

Período revolucionario en el gobierno de Banes

La explosión revolucionaria que derrocó el machadato puso en crisis la dominación monopolista en Banes, pero se produjo una situación sui generis. Si bien en Cuba se produjo una ruptura del poder oligárquico y otras fuerzas llegaron al poder político; en Banes, al mismo tiempo que se establecía el control obrero, los grupos revolucionarios triunfante en la ciudad, colocaban en la alcaldía municipal, a otro personaje vinculado a los intereses yanquis.

Mientras el gobierno de Ramón Grau San Martín y Antonio Guiteras el Secretario de Gobernación, Guerra y Marina dicta medidas radicales y se producen hechos de heroica resistencia revolucionaria, por otro lado se realizaban actos de terror contra los obreros y las masas populares impulsados por el ala derecha del gobierno y particularmente por el coronel Fulgencio Batista.

Con el asesinato de Guiteras el movimiento revolucionario fue aplastado. En Banes, de igual modo, fue decayendo y la Compañía manifestó su interés por controlar no solo la política local, sino por fortalecer sus vínculos con el gobierno de la nación. Por tanto tuvo en Fulgencio Batista Zaldívar, natural de Banes, su más firme aliado. El dictador fue bautizado como el más progresista de los gobernantes, luego de haber ahogado en sangre las luchas revolucionarias y obreras de 19331934, fue recibido en la ciudad bajo el apadrinamiento de la administración monopolista.[25]

Alcaldía banense en la década de 1930

Después de la frustración revolucionaria de 19331935 el Partido liberal mantuvo su predominio bajo la figura de Octavio Silva Quiñones. Durante toda la década de 1930 y 1940 se mantuvo la existencia de gobiernos locales[26]que respondían a los intereses de la empresa imperialista, mantuvieron excelentes relaciones con Fulgencio Batista y llevaron a cabo una obra social moderada, que les permitió incrementar sus capitales personales.

El 15 de febrero de 1938, fue inaugurado el hospital La Flor de La Caridad, dicho acto contó con la presencia de Batista, a quien la UFCo y el ayuntamiento le dedicaron un programa de festejos. Esa visita formó parte de su campaña electoral, y aunque él no aportó nada, teniendo en cuenta el dominio que ejercían los caciques políticos en provincias y municipios, la mayoría congresional de los partidos burgueses estaba garantizada.

Alcaldía banense entre 1940 y 1958

Una vez que Fulgencio Batista alcanzó la presidencia del país y a raíz de la aprobación de la Constitución de 1940, se produjo una reestructuración en el ayuntamiento. Adoptaron la siguiente estructura: alcalde, presidente, vicepresidente, secretario, vicesecretario y 17 concejales.

En 1940 las filas del liberalismo se enfrascaron en pugnas internas, pero Octavio Silva fue reelecto por el Partido Popular y Democrático republicano. En 1944 por problemas de salud tuvo que abandonar la alcaldía y fue sustituido por quienes le seguían en cargo dentro del ayuntamiento. En 1946 Jaime Esteban Pozo ocupó la alcaldía como candidato de una curiosa conjugación de partidos (el auténtico, republicano, comunistas y abecedarios); en 1950 fue reelecto, pero en 1952 fue reemplazado por Decreto Oficial de la recién instaurada dictadura de Batista.

La alcaldía fue asumida de manera provisional por Florencio Linares Saiz, hasta que el 6 de febrero de 1953 fue colocado el alcalde batistiano, Pedro Almaguer, quien respondió a los intereses de los que lo llevaron al gobierno y asumió el cargo para poner en práctica una política idéntica a sus antecesores. Próximo a entregar la alcaldía, escribió al manager de la UFCo:

”Yo he demostrado ser un amigo de la compañía que usted dignamente administra, sirviéndole en todo cuanto de mí se ha solicitado, sin dejar desde luego de cumplir con mis obligaciones (...) el servicio que hoy solicito de esa administración, ni es ilegal, cosa que jamás pediría, ni le perjudica en nada a esa administración, es solamente adelantar un pago tres o cuatro días. Un hijo mío casi seguro será el presidente del Ayuntamiento, también tengo un cuñado y un primo hermano que han sido electos concejales y además por la posición que ocupo dentro de mi partido, ejerzo alguna influencia con los demás concejales electos por el partido, y yo quisiera que todos ellos a través mío fueran buenos amigos de la Compañía.”[27]

Lo que solicitaba Almaguer, a punto de abandonar el cargo de alcalde, era que la UFCo adelantara un pago que normalmente debía hacer en el período en que estarían actuando las nuevas autoridades municipales recién electas. Su objetivo era redondear la tajada del presupuesto municipal con el cual pensaba retirarse de sus altas responsabilidades políticas. Esta solicitud llevaba implícito un recordatorio de los “favores” que en el pasado le había hecho a la Compañía y la propuesta de las posibilidades de continuar este tipo de relación en el futuro.

No se han encontrado evidencias de que Almaguer lograra sus objetivos, pues el mismo día que escribió dicha carta, tomó posesión como alcalde Francisco Pérez San Juan, quien había sido electo por una coalición de los partidos: liberal, demócrata, radical y progresista. Este hombre en su período de gobierno arregló el Parque Cárdenas y la alcantarilla de Rondón, bacheó algunas calles de la ciudad y mejoró las del reparto Obrero. Teniendo en cuanta que para el año 19551956 le fue aprobado un presupuesto de $ 119 575.39, concluyó la construcción del Palacio de justicia, que costó $ 68 706. [28] Fue quien entregó la administración municipal al gobierno revolucionario, el 2 de enero de 1959.

El ambiente que se desarrolló en el ayuntamiento de Banes, desde 1910 hasta 1958 tipifica, como ninguna otra, el papel desempeñado por los factores de dependencia estructural en la subordinación de las instituciones políticas locales a los intereses de una compañía estadounidense. Se trata de una manifestación particular, en el ámbito político, de un fenómeno más amplio puesto de manifiesto en los medios de control que la UFCo poseía en los diversos aspectos de la vida regional. “En el marco de su enclave regional – y particularmente en Banes – los medios de que dispuso le permitieron mantener durante sesenta años, una situación que prácticamente suponía la existencia de un Estado aparte dentro de los límites del territorio nacional”.[29]

Referencias

Fuentes

  • Fuente: Dr. C. Yurisay Pérez Nakao. Historiadora de Banes y vicepresidenta Filial UNHIC Holguín.
  • Cuba de la Cruz, Armando: Política demográfica en Holguín 1898 – 1920, Ediciones Holguín, 2012, Holguín, p.44.
  • García Álvarez, Alejandro: La costa cubana del guineo. Una historia bananera. Editorial Ciencias Sociales, 2008, La Habana, p. 108.
  • García Álvarez, Alejandro y Oscar Zanetti: El latifundio azucarero de la United Fruit Company: mecanismos de penetración, Editorial Ciencias Sociales, 1984, La Habana, pp. 138 - 139.
  • James Figarola, Ariel: Banes: Imperialismo y nación en una plantación azucarera. Editorial Ciencias Sociales, 1976, La Habana, p. 222.
  • Pichardo, Hortensia: Documentos para la Historia de Cuba, T II, Editorial Ciencias Sociales, 1971, La Habana, pp. 180 – 198.
  • Zanetti, Oscar y otros: United Fruit Company: un caso de dominio imperialista en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, 1976, La Habana, p. 187.
  • AHPSC. Fondo Gobierno Provincial. Legajo 121, Exp. 27.
  • AHMB. UFCo, Construcción del alcantarillado de Banes.
  • AHMB. UFCo, Fondo Finanzas del año 1913.
  • AHMB. Correspondencia del ayuntamiento al administrador de la División Banes UFCo. Carta de Pedro Almaguer, 3 de enero de 1955.
  • Díaz Balart, Rafael: “De la alcaldía”, en: El Pueblo, Banes, 18 de agosto de 1933, p. 1.
  • “El acto de hoy en el ayuntamiento”, en: El Pueblo, Banes, 1º de diciembre de 1916, p. 1.
  • “El Ayuntamiento concede doscientos pesos para la fiesta”, en: El Pueblo, Banes, 12 de diciembre de 1916, p. 1.
  • “Invitación al pueblo de Banes”, en: El Pueblo, Banes, 12 de enero de 1956, p. 1.
  • “Por la Casa Municipal”, en: El Pueblo, Banes, 30 de enero de 1932, p. 1.
  • “Una ligera ojeada a la labor del alcalde saliente”, en: El Pueblo, Banes, 1º de diciembres de 1916, p. 1.