Horacio Ferrer Díaz

Horacio Ferrer
Información sobre la plantilla
Horacioferrerdoctor.jpg
Oftalmólogo, político y militar cubano que obtuvo el grado de comandante del Ejército Mambí.
NombreFerrer Díaz, Horacio
Nacimiento4 de marzo de 1876
aldea de Sabanilla del Encomendador,
actual Juan Gualberto Gómez,
provincia de Matanzas,
Capitanía General de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento6 de marzo de 1960 (84 años)
ciudad de La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba
ResidenciaLa Habana
Nacionalidadcubana
Ciudadaníacubana
Educaciónuniversitaria
Alma materUniversidad de La Habana
Ocupaciónmédico oftalmólogo, combatiente
PadresDr. Benito Ferrer (médico) y Dolores Díaz

Horacio Ferrer Díaz (Sabanilla del Encomendador, 4 de marzo de 1876 - La Habana, 6 de marzo de 1960). Oftalmólogo, higienista y patriota cubano que jugó un papel destacado en la historia de Cuba, por su actividad combativa en el derrocamiento de la metrópoli española y muchos años más tarde en el de la dictadura de Gerardo Machado.

Síntesis biográfica

Estudios

Cursó sus estudios primarios en su pueblo natal y más tarde siendo ya un jovencito pasó a la ciudad de Matanzas, ingresando como alumno en el afamado colegio El Siglo donde realizó estudios superiores. Se graduó de bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas.

Con 17 años ingresó en la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana cursando la carrera de Medicina. Para ganar su sustento y pagar la matrícula trabajó como dependiente en la farmacia La Occidental, en La Habana Vieja. En ese trabajo conoció a Marcos Aguirre, empleado como él y estudiante de la misma carrera de Medicina, quien estaba enterado de los planes conspirativos del patriota José Martí exiliado en Estados Unidos.

El 24 de febrero de 1895 ―en el inicio de la Guerra Necesaria (1895-1898)― abandonó sus estudios en el segundo año de la carrera de Medicina. El 5 de julio de 1895 partió desde La Habana rumbo a Camagüey.[1]

El 22 de julio de 1895 cumplió el sueño de su vida al estrechar la mano del general Máximo Gómez, quien lo incorporó a su escolta como «sargento de sanidad».

El 13 de agosto de 1896, Ferrer participó en el asalto al fuerte de Bagá donde recibió una herida de máuser que le rompió el maxilar inferior. Para contener la hemorragia utilizó el trapo con que limpiaba su rifle, lo que le causó una infección. Fue trasladado a Nassau.[1]

El 20 de octubre de 1896 salió de Cuba hacia Estados Unidos, y días después llegó a la ciudad de Nueva York, donde fue operado con éxito. Curado en este lugar decidió regresar a Cuba en la expedición del Laureada, al mando de Carlos Roloff y en compañía de José Martí Zayas-Bazán (el hijo de José Martí, quien había muerto en combate el año anterior). Recibió el ascenso al grado de capitán.[1]

El 21 de mayo de 1897 participó en la toma de Las Tunas, bajo las órdenes de Calixto García. El 29 de noviembre combate en el asalto a Guamo. También peleó en las fincas El Faro y Palo Prieto. Al producirse el desembarco de la una expedición por Palancón protege el alijo de armas que trajeron los expedicionarios.[1]

Cruzó la Trocha de Júcaro a Morón junto con el general Mario García Menocal el 10 de julio de 1898. Al llegar a la provincia de Matanzas se incorpora a la 3.ª brigada del V Cuerpo del Ejército Libertador, radicado en el campamento de El Mogote y en San Miguel de los Baños, a las órdenes del brigadier Clemente Gómez.[1] Participó en la ocupación de los pueblos de Unión de Reyes, Limonar, Cidra, Corral Falso, Navaja y Alacranes.

Al finalizar la guerra con la oprobiosa ocupación estadounidense, hizo constar su oposición al tratamiento que las tropas estadounidenses le dieron a las fuerzas mambisas en Santiago de Cuba. A fines de 1898 se estableció en la finca La Monona, cerca de Matanzas. En 1899 se licenció del Ejército Libertador con el cargo de «primer teniente». Reinició sus estudios de Medicina, que concluyó en 1901.[1]

Labor profesional

En su vida profesional se destacaron tres aspectos: el de médico militar, el de higienista y el de oftalmólogo, fue oculista del Dispensario Tamayo, del Hospital n.º 1 (hoy Hospital Calixto García) y luego del ejército.

Entre sus trabajos como oftalmólogo sobresalieron la oftalmoreacción a la tuberculina, la agudeza visual en el ejército permanente, la inspección ocular a nueve mil niños en la provincia de Pinar del Río, en la que encontró que el 2,98 % de la población infantil padecía de tracoma. Su labor como higienista no fue menos brillante, sobresaliendo en la misma la aplicación de la vacuna antitífica en Cuba y la campaña contra las enfermedades venéreas.

En 1923 Ferrer había ingresado a la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana como «académico de número» con su discurso Contribución de los oculistas cubanos al progreso de la oftalmología. Además hizo casi dos decenas de destacadas presentaciones, que esa academia publicó.

Su obra Higiene militar fue el libro de texto durante muchos años en la Academia Militar.

Fue miembro de la Federación Médica de Cuba, la Sociedad Oftalmológica Mexicana, del Collège International des Chirurgiens (París), de la Societé Francaise d'Ophthalmologie (París) y de otras muchas importantes instituciones científicas nacionales y extranjeras.

Operó por primera vez a un paciente con desprendimiento de retina en Cuba, trabajo que presentó con el resultado de los primeros cuatro pacientes, en 1932, siguiendo a Gonin. Entre sus otros trabajos se destacaron los relacionados con la tuberculosis y la nutrición deficiente del obrero cubano. Recibió varios reconocimientos como oftalmólogo. La Sociedad Europea de Oftalmología y la Sociedad Latina de Oftalmología lo designaron miembro de honor.

Labor revolucionaria

Al estallar la guerra de 1895, Ferrer parte al campo de batalla, cuando era un estudiante de medicina, y sirvió en Camagüey con las fuerzas del mayor general Máximo Gómez. Peleó en la toma de Victoria de Las Tunas, donde asaltó el cuartel de caballería, peleó en el combate de Guamo y en el paso de la trocha con el general Mario García Menocal.

Durante un combate Horacio Ferrer fue herido gravemente (una bala le atravesó la mandíbula). Por esa herida tuvo que ser evacuado a Nassau y de ahí a Nueva York donde fue operado. Al restablecerse se incorporó de nuevo al combate bajo las órdenes del general Carlos Roloff. Culminó la guerra con los grados de comandante del Ejército Libertador, siendo designado jefe del estado mayor del general Clemente Gómez en la provincia de Matanzas.

En 1901 terminó de estudiar la carrera de medicina y trabaja como médico en el campo, luego como inspector médico a las órdenes del doctor Carlos Juan Finlay Barrés y después como médico militar.

En el ejército trabajó como oftalmólogo e higienista, organizando la sanidad militar, con su primer jefe nacional, el doctor Martín Marrero, coronel de la Guerra de Independencia. En ese cuerpo alcanzó las más altas condecoraciones militares y científicas conocidas en Cuba y otras por la Cruz Roja Española. Sobre esas etapas de su vida escribe su hermoso libro Con el rifle al hombro. Se incorporó al Ejército de la República como teniente médico, retirándose voluntariamente con los grados de coronel, en 1928.

Después de retirarse del ejército, se dedic´jo de lleno a la oftalmología, en la que había ido adquiriendo gran fama, en tiempos en que Gerardo Machado maniobraba de forma fraudulenta para continuar en el poder por cinco años más.

Ferrer tomó partido para acabar con la dictadura machadista a lo que contribuyó promoviendo la desobediencia del ejército que hasta ese momento había respaldado a Machado. Esto lo hizo con el coronel Julio Sanguily Echarte, jefe de la aviación y descendiente directo de Julio Sanguily Garrite, general de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), ello se materializó con la rebeldía de las guarniciones de La Habana y Cuartel Columbia.

Muerte

Falleció el 6 de marzo de 1960, en La Habana.

Fuentes