Mario García Menocal

Mario García Menocal
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Tercer Presidente de la República de Cuba

Presidente de la República de Cuba

Presidente de la República de Cuba
20 de mayo de 1913 - 20 de mayo de 1921
VicepresidenteEnrique José Varona[1]
Emilio Núñez[2]
PredecesorJosé Miguel Gómez Gómez
SucesorAlfredo Zayas Alfonso
Datos Personales
NombreAurelio Mario Gabriel Francisco García Menocal y Deop
Nacimiento17 de diciembre de 1866
Jagüey Grande, Matanzas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento7 de septiembre de 1941
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
OcupaciónMilitar y Político
Conocido porEl Mayoral
Partido políticoPartido Nacional Conservador
Conjunto Nacional Democrático
CónyugeMariana Seva de Menocal

Mario García Menocal Deop. Tercer Presidente de Cuba. Mayor General del Ejército Libertador cubano, ingeniero civil graduado en Estados Unidos. Participó en la Guerra del 95, en la cual alcanzó las más altas responsabilidades, terminando la misma como Jefe del 5to Cuerpo de Ejército, que agrupaba las provincias de La Habana y Matanzas.

Durante la ocupación norteamericana fue jefe de la policía de La Habana e inspector general de Obras Públicas, pero renunció para dedicarse a los negocios en Oriente, donde por encargo de una compañía norteamericana se fomentó un central azucarero. En medio de la Guerrita de Agosto fue llamado por los veteranos para mediar entre el gobierno de Tomás Estrada Palma y los liberales alzados en armas, pero fracasó en su misión.

Perdió las elecciones presidenciales de 1908 ante el general José Miguel Gómez, pero venció a Alfredo Zayas en las de 1912 y se convirtió en el tercer presidente de la República de Cuba, encabezando un gobierno netamente autoritario, represor, fraudulento y vendido a los intereses norteamericanos.

Síntesis biográfica

Nació en Jagüey Grande el 17 de diciembre de 1866. Fue educado en escuelas de los Estados Unidos y se graduó de ingeniero en civil en la Universidad de Cornell. Tomó parte en los trabajos preparatorios de su tío, el ingeniero naval Aniceto Menocal, para la construcción de un canal interoceánico por Nicaragua. Al regresar a Cuba se dedicó al ejercicio de su profesión.

Guerra del 95

Existen antecedentes de que se alzó en Jagüey Grande el 26 de febrero de 1895 y que participó en la acción del potrero La Yuca, liderado por el coronel Martín Marrero. No obstante, su ingreso oficial en el Ejército Libertador lo hizo el 13 de junio de 1895, en Santa Cruz del Sur. De esta forma inició una rápida trayectoria en la cual transitó por las unidades y cargos siguientes:

Sus primeras acciones combativas fueron la de Ramblazo y La Zanja. Aprovechando sus conocimientos de ingeniería, el Mayor General Máximo Gómez le planteó la misión de destruir las vías férreas y sus sistemas de alcantarillado. En esa etapa (de agosto a octubre de 1895), obtuvo su mayor logro con la destrucción de la vía del ferrocarril de Nuevitas, en Camagüey.

Siendo subsecretario de la guerra, junto con los integrantes del gobierno acompañó a la columna invasora bajo el mando del Mayor General Antonio Maceo, desde Mangos de Baraguá el 22 de octubre de 1895, hasta Colmenar, próximo a la entrada a la provincia de Las Villas. Allí, el 28 de noviembre de 1895, el Consejo de Gobierno decidió enviarlo a los distritos de Bayamo y Manzanillo como comisionado especial para que organizara todo lo concerniente a las secretarías de la Guerra, Interior y Hacienda, en Oriente.

En 1896 combatió en Los Moscones, Yerba de Guinea, La Piedra, La Aguada, Belleza, La Gloria, Loma del Hierro, toma del fuerte Gonfau (durante el ataque a Guáimaro), Alto de Conchita, Lugones, Tuabeque, Barrancas y Jucaibama. En marzo de 1897 participó en el ataque a Jiguaní y en el combate de La Ratonera. A fines de ese mes apoyó el desembarco de la expedición del tercer viaje del vapor Laurada, que bajo el mando del Mayor General Carlos Roloff desembarcó por el estero de Júcaro, en Banes, el día 21 de marzo. Para el cumplimiento de esta misión, tuvo que combatir contra las tropas españolas desembarcadas por la península de El Ramón con el objetivo de aniquilar a los expedicionarios. Sobresalió en el ataque a Las Tunas (del 28 al 30 de agosto de 1897), donde fue gravemente herido.

El 11 de mayo de 1898 recibió la misión de organizar una columna y marchar hacia La Habana para recibir el mando del 5to Cuerpo. Con ese objetivo salió de Holguín, el 5 de junio, pasó la trocha por el sector Ciego de Ávila- El Júcaro, el 9 de julio, y llegó al campamento del Mayor General Mayía Rodríguez, jefe del Departamento Occidental, en Jaula, Jaruco, provincia de La Habana, el 14 de agosto, dos días después de firmada la paz entre España y Estados Unidos.

Ascensos

En la República

Se licenció el 24 de agosto de 1898. Durante la ocupación militar norteamericana organizó el Cuerpo de la Policía Municipal de La Habana, el que dirigió desde el 9 de enero hasta el 6 de junio de 1899, día en que ocupó el cargo de inspector general de Obras Públicas. Poco después fue nombrado presidente de la Junta de Servicios de Faros. En su nombramiento como jefe de la policía influyeron notablemente su dominio del idioma inglés y su conocimiento de la idiosincracia de los norteamericanos, que le permitió mediar en los conflictos surgidos con los gobernantes norteamericanos.

Renunció a los cargos públicos a mediados de 1900, para marchar a Oriente a fomentar el Central Chaparra, del cual sería administrador por encargo de una compañía norteamericana. Por su iniciativa fue creada la Asociación Nacional de Veteranos del Ejército Libertador en 1906, cuyo consejo nacional lo designó mediador entre los moderados y liberales durante la llamada Guerrita de agosto, en ese mismo año; pero fracasó en su empeño.

El Partido Nacional Conservador, compuesto por antiguos miembros del Partido Moderado y otros prominentes miembros de la oligarquía cubana lo llevó como candidato presidencial a las elecciones de 1908, en las que salió electo presidente el Mayor General José Miguel Gómez.

Presidencia

En las elecciones de 1912 los conservadores se aliaron con una facción del Partido Liberal, liderada por el coronel Ernesto Asbert, que poseía gran influencia en la provincia La Habana. Esta unión, conocida como Conjunción Patriótica, aseguró la elección de Mario García Menocal, en detrimento de la candidatura liberal del doctor Alfredo Zayas. Su gabinete entre 1913 y 1921 estuvo integrado por:

Gabinete de Mario García Menocal[3]
Secretaría Secretario Fecha de nombramiento
Presidencia Rafael Montoro Valdés 20 de mayo de 1913
Estado Cosme de la Torriente Peraza
Pablo Desvernine Galdós
20 de mayo de 1913
10 de enero de 1914
Justicia Cristóbal de la Guardia Madam
Luis Azcárate Fesser
1913
1917
Gobernación Aurelio Hevia Alcalde
Juan Montalvo Morales
Charles Hernández Sandrini
1913
1917
1920
Obras Públicas Aurelio Sandoval
Manuel de Casiesa Sterling
*
*
Sanidad Enrique Núñez Palomino
Raimundo Menocal Menocal
Fernando Méndez Capote
20 de mayo de 1913
4 de octubre de 1916
19 de agosto de 1917
Instrucción Pública Ezequiel García Enseñat
Francisco Domínguez Roldán
Gonzalo Aróstegui Castillo
20 de mayo de 1913
28 de noviembre de 1917
22 de octubre de 1919
Hacienda Leopoldo Cancio Luna
Miguel Iribarren del Portillo
20 de mayo de 1913
*
Agricultura Emiliano Núñez Rodríguez
Eusebio Sánchez Agramonte
20 de mayo de 1913
23 de agosto de 1917

Durante su gobierno continuó endeudándose la República. Menocal heredó numerosas deudas de la administración del general José Miguel Gómez, sobre todo provenientes de la pavimentación y las obras del alcantarillado de La Habana. Para poder honrarlas el presidente solicitó la autorización al Congreso para concertar un nuevo empréstito por valor de 15 millones de pesos, pero el órgano legislativo sólo aprobó 10 millones[4]. Con parte de ese presupuesto Mario García Menocal también reorganizó las fuerzas armadas del país.

En los primeros años de su gobierno debió hacer frente a la llamada Reclamación Tripartita, hecha por Inglaterra, Francia y Alemania en conjunto. La reclamación, que era muy cuantiosa, se basaba en los perjuicios materiales sufridos por los ancionales de las tres potencias durante la Guerra del 95. Aunque el gobierno de Estados Unidos sugirió un arbitraje para zanjar el asunto, el gobierno cubano sostuvo la tesis de su no responsabilidad en dichos perjuicios. Finalmente las potencias abandonaron sus demandas.

El autoritarismo propio de su carácter y los intereses oligárquicos que representaba, lo llevaron, a diferencia de su predecesor en la presidencia, a reprimir violentamente las manifestaciones de descontento obrero que surgieron durante su mandato. Incluso, un admirador de su obra de gobierno y ministro de la Presidencia durante su mandato, el doctor Rafael Montoro lo reconoció:

"Nadie reprimió con mano más fuerte, ni antes ni después, los amagos de perturbación con que algunas veces se pretendió desnaturalizar las huelgas para realizar atentados contra la paz pública, contra el derecho de los capitalistas o industriales, la autoridad o las leyes (...)"[5]

Ante las huelgas obreras, que se hicieron numerosas en 1920, sobre todo en los muelles, Menocal suspendió las garantías constitucionales y expulsó a los obreros revolucionarios que dirigían las mismas, dentro de los cuales se encontraban algunos anarquistas extranjeros.

La Primera Guerra Mundial que provocó grandes perturbaciones en la industria azucarera europea y dificultó el transporte del azúcar desde zonas alejadas de los grandes mercados consumidores como el Asia insular, produjo un aumento de las inversiones directas en Cuba en la industria azucarera por parte de las grandes corporaciones norteamericanas, que las llevó a poseer los centrales más importantes de Cuba, con lo cual en 1918 elaboraban más del 70 % de la totalidad de la zafra. los monopolios norteamericanos obtuvieron grandes ganancias haciendo de intermediarios entre los productores cubanos y los compradores europeos.

Durante el conflicto el país vivió una properidad económica debido a los precios del azúcar: En 1917 las exportaciones cubanas llegaron a los 366 845 510 millones de pesos y en 1918 a los 413 325 251 millones. En ninguno de los dos años las importaciones fueron superiores a los 300 millones[5].

Aunque la guerra produjo un auge sin precedentes de la industria azucarera, ahondó aún más en la deformación de la economía cubana, caracterizada por la monoproducción y la monoexportación. Durante la conflagración quebraron numerosas fábricas de tabaco, por lo que aumentó el desempleo y las recaudaciones de aduana disminuyeron a niveles mínimos por la disminución del tráfico portuario.

Ante esa situación que produjo un grave desajuste financiero en el país se promulgó la Ley de Defensa Económica del 29 de octubre de 1914. Por esta ley se creaba la moneda nacional cubana[6] y la nación se arrogaba el derecho de acuñar monedas de oro, plata y níquel. La ley igualó la moneda cubana a la moneda de los Estados Unidos, la cual continuó circulando libremente dentro del país y utilizándose en las transacciones económicas y financieras.

La Chambelona

El general Menocal se presentó como candidato presidencial para un nuevo mandato en las elecciones presidenciales de 1916. La Ley Electoral permitía que al terminarse la votación los colegios electorales cerrasen, y se prohibía la presencia del público en los conteos. Éso propicio que al conocerse de forma preliminar la victoria del candidato liberal Alfredo Zayas, el gobierno decidiera violentar las elecciones mediante el fraude y reelegir al presidente Menocal.

Se denunció entonces que en las oficinas de correos y en algunos casos antes habían sido cambiadas las boletas. Acudieron los liberales a los tribunales y lograron restablecer en parte los resultados, quedando la decisión final para unas elecciones complementarias.

Pero el 12 de febrero de 1917 estalló la guerra que se conocería como La Chambelona. En Oriente y en Camagüey ésta fue encabezada por elementos del ejército regular. Los liberales alzados en armas lograron dominar el territorio de la provincia de Camagüey, así como la ciudad de Santiago de Cuba. El Mayor General José Miguel Gómez se puso al frente de los alzados y marchó contra La Habana.

En apoyo del gobierno salió el embajador de Estados Unidos William E. González, quien lanzó una proclama en la que se anunciaba a los alzados que el gobierno de Estados Unidos los consideraría sus enemigos y no reconocería su victoria. Ésta proclama desinfló el alzamiento liberal.

El propio presidente Menocal asumió la dirección de la campaña militar, trasladando los Estados Mayores del Ejército y la Marina de Guerra al Palacio Presidencial. En menos de tres meses fueron vencidos los liberales. Prisioneros de guerra quedaron el Mayor General José Miguel Gómez, junto con su Estado Mayor y parte de las fuerzas que le seguían. Otros importantes jefes liberales tomaron el camino del exilio.

Sin estar aún sofocado el levantamieto se realizaron las elecciones complemetarias. Las tropas regulares ocuparon los colegios electorales y aseguraron el triunfo de Menocal.

El 7 de abril de 1917 el Gobierno cubano, siguiendo a los Estados Unidos le declaró la guerra al Imperio Alemán. Dentro de esta decisión pesó la dependencia casi absoluta de la Isla hacia los Estados Unidos. El presidente cubano en su mensaje al Congreso con motivo de la declaración de guerra lo dejó claro:

"La República de Cuba no debe aparecer indiferente a tamañas violaciones del Derecho de Gentes (...) ni puede en modo alguno, digna y decorosamente mostrarse ajena o extraña a la actitud noble y valientemente asumida por los Estados Unidos a cuya nación nos unen sagrados vínculos de gratitud y confraternidad"[5]
Segundo Mandato

El 7 de mayo Menocal fue proclamado presidente por el Congreso Presidente de la República y el 20 de mayo prestó juramento para su segundo mandato.

Impopular e innecesaria por la condición de Cuba fue la Ley del Servicio Militar Obligatorio del 3 de agosto de 1918 que se aprobó bajo el pretexto de la entrada de Cuba en la guerra[7]. De hehco el principal aporte de Cuba a la causa aliada consistió en mantener un suministro estable de azúcar a un precio moderado durante el tiempo que duró el conflicto.

El cese de las operaciones militares representó un freno súbito a la especulación azucarera. Durante los años 1918 y 1919 como los países europeos comenzaron a reconstruir sus economías y no podían satisfacer sus niveles normales de consumo de azúcar, Estados Unidos realizó compras extraordinarias del producto, para continuar el negocio de intermediario que había llevado a cabo durante toda la guerra. Estas compras desmesuradas fueron acompañadas de un alza del precio que llegó a 22 centavos la libra en New York, en mayo de 1920 lo que trajo a Cuba una bonanza económica transitoria que conocida como la "Danza de los millones" o "Vacas gordas".

Poco después, desde el mes de junio, los precios comenzaron a bajar sostenidamente hasta alcanzar la cotización de 3 centavos la libra a finales del año y mantenerlos en ese bajo nivel, incluso, en niveles más bajos hasta enero de 1922, lo que produjo la crisis económica como las "Vacas flacas".

El derrumbe de los precios del azúcar arruinó a la banca cubano - española que se había comprometido en una campaña de especulación demasiado riesgosa con los precios del dulce. Entre los bancos quebrados se encontraba el Banco Nacional, depositario de gran parte de los fondos del Estado cubano.

El 10 de octubre de 1920 Menocal dictó una moratoria de cincuenta días para todas las obligaciones financieras, con el objetivo de salvar la banca cubano - española y las instituciones de crédito. El Congreso aumentó la moratoria, pero los grandes bancos estaban demasiado comprometidos y no pudieron sanear sus finanzas y sobrevivir la crisis. Esta crisis bancaria dejó el contro financiero del país en manos de la banca norteamericana.

Durante el gobierno de García Menocal se profesionalizó la enseñanza en Cuba y se aumentó el sueldo a los maestros. Se estableció la división entre las escuelas urbanas y rurales y se introdujo la enseñanza práctica de la agricultura en las rurales. También se creó el servicio de maestros ambulantes en las regiones montañosas y de poca población y se inició la fabricación de escuelas de mampostería y ladrillos en los campos. Se crearon las Escuelas Normales de La Habana, Santa Clara, Oriente, Pinar del Río y Matanzas, cuyas cátedras fueron cubiertas por oposición.

También durante el período presidencial del general Menocal comenzó la construcción de nuevos edificios de la Universidad de La Habana. Al dejar el gobierno se habían concluido los pabellones de Astronomía, Física y Química.

A las elecciones de 1920 concuerrieron unidos el Partido Conservador del Presidente Mario García Menocal y el Partido Popular de Alfredo Zayas que formaron la Liga Nacional. Las elecciones fueron supervisadas por el general del ejército de los Estados Unidos Enoch Herbert Crowder enviado por el gobierno de los Estados Unidos a petición de los liberales. El resultado final del escrutinio favoreció a la fórmula electoral de Alfredo Zayas para presidente y Francisco Carrillo para vice. El 29 de abril de 1921 el doctor Zayas fue nombrado Presidente de la República por el Congreso.

Tras la presidencia

Al concluir su segundo mandato Menocal se fue a Europa. Al regresar a Cuba se dedicó a los negocios azucareros, pues era propietario del central Santa Marta. Continuó igualmente activo en la vida política del país y figuró como candidato presidencial de los conservadores a las elecciones de 1924, pero fue derrotado por el general Gerardo Machado.

Asistió a la investidura de Machado y al iniciarse los trabajos de la Carretera Central, este lo designó inspector general de la obra, cargo que desempeñó hasta 1930, cuando unas declaraciones suyas lo situaron en un plano de oposición a la tiranía machadista[8].

Formó parte, junto a Carlos Mendieta de la Junta Revolucionaria creada en Nueva York por opositores cubanos para enfrentarse a la dictadura machadista. En agosto de 1931 la Junta decidió realizar un alzamiento insurreccional para derrocar a Gerardo Machado. El plan establecía que Menocal y Mendieta se reunieran con un grupo de complotados en la playa Baracoa, abordaran el cañonero Baire y navegaran hasta Puerto Padre a reunirse con los expedicionarios del Ilse Volmauer que arribarían con las armas.

Como el Baire nunca arribó debido a diferencias entre la oficialidad del buque, Menocal se dirigió entonces, en compañía de Mendieta, hacia Pinar del Río, para reunirse con el anciano general del Ejército Libertador, Francisco Peraza, quien se había levantado en armas siguiendo el plan, pero este murió en combate en Loma del Toro y Mario García Menocal fue arrestado y recluido en La Cabaña y después en el Presidio Modelo.

El 8 de enero de 1932 salió en libertad por una amnistía[9]. Al salir de la cárcel fue objeto de nuevas persecuciones que lo obligaron a exiliarse. No aceptó la Mediación de Sumner Welles y a su regreso, a la caída de Machado, tomó otra vez parte en la política nacional. De acuerdo con jóvenes oficiales inconformes con el gobierno de Carlos Manuel de Céspedes comenzó una conspiración con el objetivo de dar un golpe de Estado, pero el golpe militar del 4 de septiembre de 1933 encabezado por los alistados frustró sus planes.

Se opuso a la Pentarquía y al Gobierno de los Cien Días y cuando Sumner Welles buscó el acercamiento de la oposición con el coronel Fulgencio Batista para propiciar el derrocamiento de Grau San Martín, se opuso también objetando la permanencia de Batista al frente del ejército, lo que había sido aceptado ya por otros políticos tradicionales[10].

Aspiró nuevamente a la presidencia de la República en 1935 y fue derrotado por Miguel Mariano Gómez, hijo de su viejo adversario, el también expresidente José Miguel Gómez.

Muerte

Lideró la oposición al régimen militar del coronel Fulgencio Batista, pero pactó con él en la Asamblea Constituyente de 1940 y se dedicó enseguida a reorganizar en un solo partido las dispersas huestes conservadoras. En esa tarea lo sorprendió la muerte, el 8 de septiembre de 1941. Falleció en la casa de Línea esquina a G. Sus restos fueron velados en el Capitolio Nacional.

Referencias

Fuentes

  • Escalante Colás, Amels; Jiménez González, Ángel y otros: Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera parte (1510 - 1898). Tomo I Biografías. Ediciones Verde Olivo, Ciudad de La Habana, 2001. ISBN 959-224-130-9
  • Presidentes cubanos en la neocolonia: historias tras el adiós (I). Disponible en Juventud Rebelde. Consultado el 29 de diciembre de 2011.