Inmigración canaria en Holguín
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Inmigración canaria en Holguín. A partir de 1880, la emigración española hacia América comenzó a tener un peso destacado. Cuba ocupó el segundo lugar entre los países latinoamericanos que acogieron mayor número de hispanos, en el período comprendido entre 1882 y 1930. Islas Canarias fue una de las regiones históricas españolas que más inmigrantes aportó, ocupó el cuarto lugar. Es por eso que una de las raíces de la población holguinera son los canarios, en especial alrededor del puerto de Gibara, donde se estableció una numerosa población de ese origen. Posteriormente fueron abordando otros territorios y dejaron una profunda huella, fundamentalmente en la industria azucarera.
Sumario
Contexto que provocó la emigración hacia Cuba
La emigración canaria a Cuba y en general a América tiene características muy peculiares, tiene implícita un singular contrapunteo entre la vida y la muerte. El inmigrante lleva el impulso que le da unas potenciales muertes físicas o espirituales o ambas para tomar su determinación de abandonar el terruño natal.
En Canaria esa muerte estaba resumida en la superpoblación relativa, las bajas de precios de los caldos y otros productos agrícolas, las guerras que atrofiaban el comercio y alejan la isla de sus mercados tradicionales. La ruina del comercio o la agricultura conllevaron a la disminución del sustento, el aumento de los precios de granos y carnes, el disminuir de la calidad y por último la cantidad de los alimentos que entonces acercan las epidemias y las enfermedades oportunistas.
Las crisis isleñas fue un fusilamiento de la esperanza de progreso para las personas de recursos que continuaban con la posibilidad de no sufrir variaciones drásticas en la mesa, las diversiones y los vestidos. No tenían la necesidad imperiosa de abandonar sus islas empujados por la miseria. Pero incluso esos de amplios recursos se vieron en muchos casos limitados en su progreso futuro.
El que abandona el hogar por tierra lejana va convencido de que encontrara allá lo que en su tierra natal se le niega o está en circunstancias de perderlo por crisis nacionales o regionales. Aunque también hubo una emigración que escapaba de una muerte no a largo plazo sino muy real que podía estar en el cañón de un fusil marroquí.
El estado español se vio enfrascado en una serie de guerras civiles o internacionales. En el siglo XX la más candente y que justifica esta inmigración es la de Marruecos. Los jóvenes reclutas demostraban una escasa eficacia en la lucha contra las tribus rebeldes marroquíes. La tragedia era aumentada por la incompetencia de muchos oficiales.
Existía también una emigración organizada y promovida por el imperio hispano que podía acercar a las fronteras de la muerte al que emprendiera ese camino. España en ocasiones utilizó la emigración como parte de la política imperial. En Cuba el peligro mayor que tuvieron que afrontar los inmigrantes españoles en el siglo XIX fueron las guerras de independencia, un caso típico de esto fue la región de Gibara, que recibió una importante inmigración canaria que se incrementó con la contienda bélica.
Inmigración canaria familiar hacía Cuba
La decisión de emigrar, trascendental en la vida de la gran mayoría de los isleños o canarios que emprendieron el camino hacia Cuba, contó por lo general con el apoyo de la familia. La cadena de inmigrantes es una reacción solidaria de los menos favorecidos de la sociedad o en muchos casos del grupo de mayor iniciativa y con aspiraciones a mejorar.
La familia estuvo presente, de modo muy significativo en el proceso migratorio canario y contribuyó a la incorporación de los que se iban quedando por detrás de los primeros familiares que partían. El asunto no era solo el tema sufragar los gastos de pasaje, sino de mostrar el camino y motivar e impulsar para el viaje que, dada las distancias y los costos, fue siempre una decisión muy importante. La falta de información, motivación, y posible colaboración era uno de los factores de mayor impedimenta. Por ello, el hecho de conocer una persona con influencia en la ciudad, pueblo o batey cubanos, o ya tener un pariente asentado en la Isla era el principal factor de estímulo. Esto tuvo singular importancia para el caso de emigración femenina y la de los niños y ancianos.
Entre los canarios que llegaron a la industria azucarera, ya fueran de forma directa o indirecta, tuvo mucha fuerza la emigración familiar. Existen evidencias, documentales y orales, de las diversas familias entre las que arriban a los centrales, incluso, la inmigración fomentada directamente por las grandes empresas azucareras, sobre todo en la primera década del siglo XX. En la expedición organizada desde las Islas Canarias hasta el puerto de Gibara, por la United Fruit Company, de trecientos hombres aptos para el trabajo, cien de ellos traían a sus familias.[1]
Inmigración canaria en la industria azucarera cubana
En Cuba, al producirse la ocupación estadounidense, en 1899, se ponen en vigor leyes migratorias que prohibían la inmigración indeseable, de negros y chinos. Pero se favorece la entrada de los “enemigos de ayer”, españoles y canarios. Había un concepto racista en esa actitud. Los canarios fueron utilizados como posible mano de obra para la industria azucarera.
Un documento de la época explica mucho mejor que cualquier análisis, la situación laboral de la industria azucarera cubana en los primeros años del siglo XX. La compañía que operaba el central Manatí en el oriente de Cuba hizo circular el siguiente suelto:
Pago en efectivo y los más altos precios. Inmejorables bateyes en las Colonias para alojamiento de personal.
¡Trabajadores: A Manatí a ganar dinero![2]Estas grandes empresas pusieron inicialmente sus esperanzas para resolver el problema de mano de obra en los canarios. El administrador de la United Fruit Company, en Banes, le escribió al representante de esa compañía en La Habana, Manuel Silveira, el 27 de mayo de 1905.
La industria azucarera conllevó un alto riesgo para esa gente extraídos de un medio relativamente patriarcal de aldeas y pequeñas propiedades para situarlo en el volcán social que eran las plantaciones azucareras cubanas, donde fueron obreros mal pagados. Algunos sufrieron la represión de los propietarios en momentos de huelgas, en general vivieron en un medio represivo y peligroso.
Pocos han podido retratar esa atmósfera represiva que se respiraba en los centrales azucareros como la escritora española Eva Canel, que en 1914 recorrió la Isla. En los años de la gran emigración española y canaria a Cuba en el siglo XX. Ella visitó el central Chaparra donde residía una masa considerable de inmigrantes canarios. La empresa estadounidense, propietaria de ese central, logró traer por lo menos un buque de trabajadores canarios para sus colonias cañeras. Todavía en las áreas del antiguo central vive colonia de sus descendientes. En su descripción la escritora muestra el sentido de la violencia y la muerte establecida por los “señores” del azúcar:
Nadie se queja: todo está bueno, todo va bien: los extranjeros que conocen aquello, muchos que comercian en parte con el comisariato allí establecido, son los únicos que hablan, que cuentan, que revelan; pero éstos mismos, revelan, cuentan y hablan con sordina: no son empleados ni obreros; no pueden despedirlos ni dejarlos cesantes, pero pueden cerrarles la puerta para comerciar y entonces...
Hay que ser prudentes.
A mí me habían hablado de cuerazos, de muertes, de enterramientos clandestinos allí, donde se encontraba el cadáver, sin darle más importancia que un perro. Estas cosas las niega en "Chaparra" todo el mundo. ¿Las niegan porque son mentiras? ¿Las niegan por que la mente cordial del silencio, las oculta? Yo no lo sé: en este caso como en otros similares no paso de ser fonógrafo.
Esto de las muertes violentas por un quítame allá esas pajas, y el enterramiento en el sitio donde se caía, ya fuese de enfermedad o por cualquier violencia, es muy corriente donde hay sajones que mandan y españoles, italianos, indios, mestizos, negros y turcos que trabajan.[4]Inmigrantes canarios en el movimiento obrero cubano
Algunos canarios se sumaron al movimiento obrero, como Antonio Expósito, quien tuvo una destacada labor en el central Tacajó. Promovió la participación de un líder obrero de Manzanillo, que en esa época era el centro de agitaciones obreras y de reclamos sociales por excelencia. Ursinio Rojas Santiesteban, un líder comunista azucarero, testimonió que en la primera reunión que dio inicio al movimiento obrero en el central Tacajó: “Un isleño, Antonio Expósito, abrió la reunión y presentó a un delegado de Manzanillo.”[5]
Estos líderes y activistas obreros estuvieron en el punto de mira de la represión. No solo la física que puede conducir a la tumba sino la profesional. No pocos fueron expulsados del trabajo. La solidaridad entre los patrones en muchos casos impedía que pudieran conseguir trabajo en otros centrales azucareros, lo que en época de crisis era el hambre para el obrero y su familia.
En la región oriental a la caída de la dictadura de Gerardo Machado se desarrollaron los llamados Soviets. Fulgencio Batista el nuevo dictador, jefe del ejército los reprimió ferozmente. Hubo numerosas víctimas, entre ellos un obrero español asesinado el 28 de febrero de 1934 en el central Tacajó y varios obreros fueron heridos. En los centrales Santa Lucía, Preston, Marcané y Boston también se desató la represión. En estos centrales se encontraban un grupo significativo de canarios, que estuvieron entre los reprimidos.
Estos inmigrantes recibieron el apoyo de los comerciantes e industriales españoles y canarios, quienes acogieron con beneplácitos en sus almacenes y fábricas a los coterráneos, pues consideraban que tenían mayor dedicación al trabajo y responsabilidad superior que los cubanos. En cierta forma es una manipulación de la emigración española y traerá una respuesta de los nativos.
La culminación de este proceso fue la aprobación en 1933 de la Ley de Nacionalización del Trabajo, que obligaba a los empresarios a que la mitad de sus empleados debían de ser cubanos. La medida fue un desastre para muchos inmigrantes que se vieron bruscamente excluidos del mercado laboral. Entraron en una especie de muerte laboral que es en definitiva el desempleo. El asunto siempre se ha visto desde el ángulo cubano pero no del sufrimiento y la frustración que representó esa ley nacionalista para los inmigrantes.
Pero la medida no dejó huellas en la sociedad. A los españoles y canarios no se les situó en un sendero de los odios nacionalistas. No se les excluyó de la vida social cubana y acabaron siendo recibidos sin rencores. Muchos de ellos o sus descendientes conformaron la clase media cubana, una de la más importante en la acción social de la Isla. Esa masa de hombres y mujeres eran gente de iniciativa y calidad humana indiscutible que representó una inyección espiritual a la sociedad cubana que todavía no se ha valorado en el conjunto de la historia del siglo XX.
Referencias
- ↑ Museo Municipal de Banes. Fondo United Fruit Company, File del Servicio de Transporte Dumois.
- ↑ Víctor Manuel Marrero. Las Tunas: Localidad Cultura e Identidad. Editorial San Lope. Las Tunas, 2000. p. 118.
- ↑ Museo Municipal de Banes. Fondo United Fruit Company Managers Letters Book, 1906-1907. pp 516 y 518.
- ↑ Eva Canel, Lo que vi en Cuba (A través de la isla) Editorial Oriente, Santiago de Cuba 2006, pp.140-141.
- ↑ Ursinio Rojas, Las luchas obreras en el central Tacajó, Editora Política, La Habana, 1979, p 62.
Fuentes
- Fuente: M. Sc. José Abreu Cardet. Premio Nacional de Historia.
- Barcia Zaqueira, María del Carmen: “Un modelo de inmigración “favorecida”: El traslado masivo de españoles a Cuba (1880 - 1930)”, en: Catauro. La Habana. Año II. No. 4. julio – Diciembre del 2001. p. 39.
- Canel, Eva: Lo que vi en Cuba (A través de la isla). Editorial Oriente, Santiago de Cuba 2006.
- Marrero, Víctor Manuel: Las Tunas: Localidad Cultura e Identidad. Editorial San Lope. Las Tunas, 2000.
- Paz Sánchez, José Manuel de, José Fernández Fernández y Nelson López Novegil: El Bandolerismo en Cuba, Presencia canaria y protesta social. Centro de la Cultura Popular Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Tomo II, 1994.
- Rojas, Ursinio: Las luchas obreras en el central Tacajó, Editora Política, La Habana, 1979.
- Sintes, Elia, Jose Abreu y Rolando Bellido: De Isla a Isla. Los canarios en el azúcar. Holguín, Ediciones Holguín, 2013.
- Museo Municipal de Banes. Fondo United Fruit Company Managers Letters Book, 1906-1907.
- Museo Municipal de Banes. Fondo United Fruit Company, file del Servicio de Transporte Dumois.

