Jorge Juan Guillelmi y Andrada

Jorge Juan Guillelmi y Andrada
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NombreJorge Juan Guillelmi y Andrada de Vanderwilde
Nacimiento6 de enero de 1734
Fallecimiento12 de marzo de 1809
Zaragoza, Bandera de España España

Jorge Juan Guillelmi y Andrada fue militar español, Capitán general de Aragón durante el reinado de Carlos IV de España.

Síntesis biográfica

(Sevilla, 1734 - Zaragoza, 1809). La caída de Godoy, primer ministro de Carlos IV, pondrá en entredicho al capitán general de Aragón, Jorge Juan Guillelmi, sevillano, de origen italiano. En marzo de 1808 los estudiantes zaragozanos se manifiestan alborozadamente en pro del nuevo monarca Fernando VII, y detendrán el coche del capitán general, quien habrá de soportar la algarabía y chunga juvenil; no lo respetan. Conforme se aproxima el 24 de mayo, fecha del levantamiento de Zaragoza contra los franceses, Guillelmi irá perdiendo la confianza de los aragoneses, obedeciendo ciegamente al gobierno de Madrid y a Murat, como lugarteniente real: al poder constituido. Con José Rebolledo de Palafox y Melci se entrevista cuando se presenta en la ciudad huido de Bayona y dispuesto a no aceptar el dominio galo, para convencerle y apaciguarlo. Enterado de los contactos que tiene en Zaragoza, le ordena que vaya a Madrid a someterse a Murat. Palafox se niega y se refugia en La Alfranca, de donde será traído por los labradores del Arrabal para ser el nuevo capitán general.

Una de las preocupaciones determinantes de los zaragozanos en este momento: lo que va a ocurrir con las armas almacenadas en La Aljafería. Corren rumores de que son sacadas de noche para entregarlas a los franceses, que se han puesto en marcha hacia Zaragoza.

El 24-V-1808 será un largo día para el general Guillelmi. Con sus setenta y cuatro años, de trato refinado y cortesano, políglota, viajero por Europa, profesor de matemáticas y militar ilustrado, herido en la campaña del 93, verá apedreadas las vidrieras de su residencia, que será asaltada hasta su propia habitación sin que la guardia pueda oponer resistencia a los airados zaragozanos que se pronuncian contra Napoleón Bonaparte.

Carlos González, practicante de Cirugía, será otra vez protagonista, en primer plano, al pedir armas, las que hay en la Aljafería, cuya entrega solicita el pueblo. Vendrán en auxilio de Guillelmi los hermanos Torres, únicos jefes militares con mando de tropa que hay en la guarnición. Pone Guillelmi toda clase de excusas, incluso que no podían ser entregadas a manos inexpertas o que no había. Quieren verlas y tocarlas. Irá con los Torres a pie por la calle Castellana hacia la Aljafería, rodeado de la multitud hirviente dirigida por los alcaldes de barrio, a quienes se entregará bajo su responsabilidad las llaves de la Aljafería; de la custodia de éstas es encargado Mariano Cerezo, con sus hombres de San Pablo.

Las armas serán sacadas en carretadas y alguna pieza de artillería tirada por el paisanaje. Los fusiles los recibirán los alcaldes de barrio y los mayordomos de gremios en sus propias casas. Cuando Guillelmi decide volver a su casa le dejan, pero al llegar al Portillo, ante la muchedumbre hostil, es devuelto a la Aljafería, donde queda preso por razones de seguridad. Desde allí convocará al Ayuntamiento y al Real Acuerdo a una sesión que tendrá escaso éxito, aunque más que la que querrá realizar en la noche, a la que no acude nadie. Ambas corporaciones han decidido constituirse en guardia, por un lado, y, por otro, temen que si van al castillo les ocurra como a Guillelmi.

Al día siguiente Guillelmi envía su dimisión al Real Acuerdo, pretextando enfermedad y que ha sido desposeído de todo mando, el cual deja en manos de Carlos Mori, su segundo. El prisionero de la Aljafería será visitado por Palafox, que se interesará sobre su confort y situación. Guillelmi estará preso hasta los primeros días de abril de 1809, siendo libertado por las tropas francesas, para morir poco después. Guillelmi no fue un afrancesado, simplemente un anciano militar apegado a la legalidad, que estaba ya muerta.

Fuentes