Joviano

Flavio Joviano
Información sobre la plantilla
Flavio joviano 1.jpg
NombreFlavius Claudius Iovianus
Nacimiento332
Singidunum
Fallecimiento17 de febrero de 364
Nacionalidadromano
Ocupaciónemperador
PredecesorJuliano el Apóstata
SucesorValentiniano I y Valente

Flavius Claudius Iovianus, en español Joviano. Emperador romano.

Historia

Joviano nació en Singidunum en 332, era hijo de uno de los comandantes de la guardia de Constantino II. Tras integrarse en dicho cuerpo, ascendió en 363 al puesto que había ocupado su padre.

Nombramiento

Joviano acompañó ese mismo año (363) como capitán al emperador Juliano en su desastrosa campaña persa contra Sapor II. Encontrándose el ejército romano en retirada fue atacado por el ejército persa numéricamente superior. Durante el enfrentamiento el emperador Juliano fue herido mortalmente, esto supuso un duro revés para las tropas romanas, que estaban desunidas y desmoralizadas ante las dificultades para aprovisionarse. Para evitar mayores enfrentamientos entre los grupos internos del ejército, los principales jefes eligieron emperador al prefecto del Pretorio de oriente, Saturnino Salutio Segundo, que dada su avanzada edad y condición civil, no provocaba recelos entre las tropas. Éstas fueron las razones que esgrimió para rechazar el nombramiento y proponer a Joviano en su lugar, ya que sus orígenes panonios y fuertes creencias religiosas le hacían un candidato idóneo. Su elección causó sorpresa considerable, Amiano Marcelino sostiene que fue debido a una confusión, o bien lo identificaron incorrectamente con otro Joviano, el principal notario, que también había sido propuesto, o bien durante las aclamaciones los soldados confundían Joviano (Jovianus en latín) con Juliano (Julianus), y que se imaginaban que el último se había recuperado de sus heridas.

Acosado continuamente por los persas, Joviano tuvo éxito en alcanzar las riberas del Tigris, en donde Joviano, en el territorio interior profundo persa, fue forzado a demandar un tratado de paz en términos humillantemente desfavorables. A cambio de seguridad en su retirada a territorio romano, aceptó renunciar a las cinco provincias romanas conquistadas por Galerio en 298, al este del Tigris, y que Diocleciano había anexionado y permitir que los persas ocuparan las fortalezas de Nísibis, Castra Maurorum y Singara. El emperador Joviano tuvo también que entregar sus intereses en el reino de Armenia a los persas y el rey cristiano de Armenia, Arshak II, fue forzado a permanecer neutral en los conflictos futuros entre los dos imperios y a ceder parte de su reino a Sapor II. El tratado fue considerado como una deshonra y un gran desprestigio para Joviano. Después de llegar a Antioquía decididió ir a toda prisa a Constantinopla para consolidar su posición.

Nuevos decretos

Joviano era cristiano, en contraste con su precursor Juliano, quien había procurado un renacimiento del paganismo, y abolió las disposiciones de Juliano en contra de la Iglesia Cristiana. El decreto de tolerancia que publicó fijó que, mientras el ejercicio de ritos mágicos sería castigado severamente, sus temas debían gozar de la libertad de la conciencia completa. Aunque ordenó quemar la biblioteca de Antioquía en el año 364. El 11 de septiembre de ese año, en un edicto imperial, ordena la pena de muerte para todos los que rindan culto a sus dioses ancestrales o practiquen la adivinación. Tres decretos diferentes, (4 de febrero, 9 de septiembre, 23 de diciembre) ordenan la confiscación de todas las propiedades de los templos paganos y castigan con la muerte la participación en rituales paganos, incluso los privados. Joviano tuvo un gran respeto por Atanasio, a quien reinstaló en la sede archiepiscopal, favoreciéndolo para elaborar una declaración de la fe católica.

Joviano mantuvo una postura de gran moderación en su política religiosa. Devolvió a la Iglesia católica privilegios, exenciones y asignaciones económicas suprimidas por Juliano y revocó la prohibición de enseñar que recaía sobre los cristianos desde el reinado anterior; sin embargo, no prohibió el culto de los templos paganos. Sólo se vetó la práctica de la magia y la superstición.

Muerte

Murió el 17 de febrero de 364 después de un reinado de solamente ocho meses. Durante su vuelta a Constantinopla, Joviano fue encontrado muerto en la cama en su tienda en Dadastana, a medio camino entre Ancira y Nicea. Un exceso de setas o los humos venenosos de un fuego que calentaban su tienda se han asignado como la causa de su muerte. Fue enterrado en la iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla, siendo el último emperador romano al que se le tributó una apoteosis. Le sucedió Valentiniano I.

Fuentes