Juan Luis Arsuaga Ferreras

Juan Luis Arsuaga Ferreras
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NombreJuan Luis Arsuaga Ferreras
Nacimiento1954
Madrid
NacionalidadEspañola
OcupaciónPaleontólogo

Juan Luis Arsuaga Ferreras (Madrid, 1954) es licenciado y doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de Paleontología en esta misma universidad. El 8 de abril de 1993 fue portada de la Revista Nature por el artículo sobre el descubrimiento, en 1992, del cráneo humano más completo del registro fósil de la Humanidad, el cráneo número 5 que es el cráneo de Homo heidelbergensis.

Miembro del Equipo de Investigaciones de los Yacimientos Pleistocenos de la Sierra de Atapuerca (Burgos, España) desde 1982, bajo la dirección de Emiliano Aguirre Enríquez, y desde 1991 co-director junto con José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell de Castro del Equipo que ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1997 y el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades de 1997. El 23 de julio de 2008 se le concede el premio "Antonio de Sancha", otorgado por la Asociación de Editores de Madrid, por su defensa de la cultura por medio de la divulgación científica. Es miembro del Museo del Hombre de París, de la Asociación Internacional para el Estudio de la Paleontología Humana.

Es Vicepresidente de la comisión de Paleontología Humana y Paleoecología de la INQUA (International Union for Quaternary Research). Y ha sido conferenciante en las universidades de Londres, Cambridge, Zurich, Roma, Arizona, Filadelfia, Berkeley, Nueva York y Tel Aviv.

Síntesis biográfica

Juan Luis Arsuaga Ferreras nació en Madrid en 1954, hijo de madre madrileña y de padre vasco oriundo de Tolosa. Muy pronto le entró la pasión por la prehistoria, en especial tras la lectura del libro En busca del fuego. Después de licenciarse y doctorarse en ciencias biológicas por la Universidad Complutense de Madrid (1977), donde más tarde sería profesor de paleontología humana, empezó a interesarse por la paleoantropología de campo.

Arsuaga estudió ciencias biológicas porque siempre pensó que la evolución humana debía ser estudiada como la de cualquier ser vivo: desde los postulados de Charles Darwin. Y, además, con rigor, lo que supuso que percibiera de inmediato la importancia que tenían para el trabajo paleontológico los ordenadores y la estadística. Por eso, en su tesis doctoral utilizó el análisis multivariante, una compleja técnica estadística, para la que empleó un ordenador con tarjetas perforadas.

Con esas herramientas analizó más de 500 pelvis humanas modernas. Desde entonces, la evolución y la morfología de la cadera y los asuntos relacionados con ella (locomoción, parto) han sido sus temas predilectos, sin descuidar los otros temas de la evolución humana. Realiza sus investigaciones a la cabeza de un equipo creado por él mismo en el Departamento de Paleontología de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense.

En 1982 organizó el equipo de investigadores de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, del que fue nombrado codirector en 1991. En 1976 ya había tomado contacto con Emiliano Aguirre, el profesor de la Complutense que en 1978 formó el primer equipo de investigación de la sierra burgalesa con el objetivo de estudiar fósiles para su tesis doctoral, pero no fue hasta 1982 cuando tuvo la oportunidad de estudiar algunos restos: unos fragmentos de cráneo y los famosos dientes con surcos de palillo que Arsuaga analizó junto a José María Bermúdez de Castro.

También en 1982 conoció a Eudald Carbonell, de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Fue en el I Congreso Internacional de Paleontología Humana, celebrado en Niza: «Paseaba junto a la playa y vi a un tipo tallando piedras; tenía que ser español, así que me acerqué. Era Eudald». Desde entonces la asociación entre ambos ha sido estrecha, personal y profesionalmente.

Arsuaga tiene algo de naturalista de la vieja escuela, y también de explorador y científico. Aceptar hacerse cargo de la excavación de la Sima de los Huesos era en su momento un paso muy arriesgado, dada la dificultad que implicaba y la falta de infraestructuras. Pero en 1986 Arsuaga era ya profesor universitario, lo que facilitó la creación de un nuevo equipo y la financiación del proyecto. Junto a Pilar Julia Pérez, paleontóloga, cimentó allí el nuevo grupo de trabajo, un grupo que se encuentra a la vanguardia de la investigación paleoantropológica mundial gracias a la incorporación de las últimas técnicas.

En 1987 Arsuaga solicitó y se le concedió un subproyecto independiente para centrarse sólo en la Sima de los Huesos. En 1991, una vez completada la infraestructura, los trabajadores se centraron en las excavaciones.

En 1992, el hallazgo en la Sima de los Huesos de dos cráneos muy completos, además de otros restos, causó gran impacto en la comunidad científica internacional, y el hallazgo, dos años después, del Homo antecessor (bautizado como tal en 1997) marcó un hito, porque según Arsuaga se trata del hombre que colonizó Europa hace unos 800.000 años. «Eso es seguro», recalca Arsuaga. «Sin embargo -prosigue-, hay fósiles de homínidos de 1,8 millones de años, de Homo ergaster, en Georgia, seguramente la primera especie humana que salió de África.» Este descubrimiento echaba por tierra las afirmaciones de los arqueólogos de Boxgrove, un yacimiento en el sur de Gran Bretaña, que publicaron a mediados de aquel mismo año que los restos humanos hallados en su excavación (fragmento de tibia) eran los más antiguos de Europa, con una edad ligeramente inferior al medio millón de años.

En 1999 el equipo de Arsuaga recuperó una pelvis masculina completa, apodada Elvis, que aportó mucha luz sobre la estructura corporal de aquellos humanos. Según Arsuaga, un consumado especialista -«he medido más caderas que nadie»--, las dimensiones de esta pelvis son excepcionales y no hay otra similar en el mundo.

Esos hallazgos y el trabajo del equipo investigador, en el que Arsuaga es, junto a Bermúdez de Castro y Carbonell, una pieza clave, han hecho de Atapuerca, gracias en buena medida a la capacidad de divulgación que ostenta Arsuaga, un marco de referencia obligada para la prehistoria europea y un auténtico paradigma para el estudio de la evolución humana. En 2001 estaban en curso más de una veintena de tesis doctorales que se sumarán a los varios cientos de trabajos publicados en las revistas científicas de mayor prestigio.

En 1997, el equipo de Atapuerca recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, así como el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades.

Divulgación de los hallazgos

Arsuaga es autor de numerosos artículos en las más importantes revistas científicas de ámbito internacional, como Journal of Human Evolution, de la que es editor asociado, o American Journal of Physical Anthropology.

Invitado como ponente en numerosos congresos científicos internacionales, ha impartido conferencias en algunas de las más importantes universidades del mundo, como Londres, Cambridge, Zurich, Roma, Arizona, Filadelfia, Berkeley o Nueva York.

Arsuaga ha convertido la divulgación científica en una de las prioridades de su equipo. En los últimos años ha producido y escrito el guión de dos documentales sobre Atapuerca. Rodando en Atapuerca es una idea que tuvo ya en 1987 para dar a conocer el trabajo que se hace en la sierra. Producido por Javier Trueba entre 1990 y 1996, se trata de un documento histórico excepcional sobre algunos de los descubrimientos más importantes del siglo XX en el campo de la paleoantropología. Ha recibido numerosos y prestigiosos premios como documento cinematográfico científico.

Bibliografía

  • Nature,
  • Science,
  • Journal of Human Evolution,
  • Journal of Archaeological Science,
  • American Journal of Physical Anthropology

Fuentes