Juan de Quintana

Juan de Quintana
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Fallecimiento2 de noviembre de 1534
Segovia, Bandera de España España

Juan de Quintana gran personaje aragonés que hubiera pasado desapercibido de no haber empezado a ser citado por los estudiosos de Servet, el cual fue paje suyo, clérigo oscense, doctor en Teología por París en 1510.

Síntesis biográfica

Clérigo oscense, doctor en Teología por París en 1510, por lo cual suele firmar Doctor Theologus o Doctor Parisinus, miembro de las Cortes de Aragón entre 1511 y 1524, y confesor del emperador Carlos V de 1525 a 1532, termina como abad del Castillo de Montearagón, cargo que apenas pudo disfrutar por morir en Segovia el 2-XI-1534, legando al monasterio bastante dinero y toda su biblioteca, muy rica al parecer, pero hoy perdida, así como su cuerpo para ser en él enterrado.

Este gran personaje aragonés hubiera pasado desapercibido de no haber empezado a ser citado por los estudiosos de Servet, el cual fue paje suyo, con alguna interrupción, entre 1525 y 1530, por lo que tuvo acceso al ambiente y las preocupaciones intelectuales y políticas de la Corte, entonces siempre itinerante.

Quintana, a quien Latassa y tras él Bataillon y otros hicieron franciscano y mallorquín, es una figura decisiva en importantes empresas de aquellos años. No sólo confesor imperial sino inquisidor calificador, en calidad de tal contribuye a la redacción del decisivo edicto contra los alumbrados de Toledo en 1525, a la reducción de los moriscos de Granada en el verano de 1526, junto con Antonio de Guevara y otros, al benévolo juicio sobre Erasmo en la famosa junta de Valladolid de 1527, al compendio definitivo de los Memoriales y el Sumario contra alumbrados en abril de 1529. Tras asistir a la coronación imperial de Bolonia en febrero de 1530, forma con Alfonso de Valdés el ala moderada que en la Dieta de Augsburg estuvo a punto de entenderse con el ala moderada luterana de Melanchton, el gran humanista cristiano. Caído en desgracia al descubrirse la publicación de los dos primeros libritos de Servet, se le otorga, acaso por mediación de Hugo de Urriés, señor de Ayerbe y secretario imperial «para las cosas de Aragón», el abadiazgo, montearagonés, vacante por promoción de Pedro Jordán de Urriés, a obispo de Urgel, del cual, como se dijo, ni siquiera pudo llegar a tomar posesión.

Fuentes