La Virgen y el Niño con un racimo de uvas (pintura)

La Virgen y el Niño con un racimo de uvas
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Datos Generales
Autor(es):Lucas Cranach


La Virgen y el Niño con un racimo de uvas. Es una obra del pintor Lucas Cranach.

La obra

En esta obra se presenta en primer término a la Virgen cuyo rostro, modelado suavemente, recuerda el esfumado leonardesco. En el murete situado tras ella se aprecia una diminuta serpiente alada, su característica firma. Otro detalle digno de mención es la pequeña figura que casi pasa desapercibida, subiendo por el empinado sendero, y que se ha identificado con San José. Sin embargo, el símbolo que retiene la atención es el racimo que sostiene la Virgen, relacionado con la Eucaristía y con el papel de redentor de Jesús.

El cristianismo, al igual que el judaísmo y las religiones paganas clásicas, otorgó un significado muy especial a la vid. La tradición heredada de Egipto y Mesopotamia se refleja en la Biblia, que hace del vino un símbolo central de alegría, de vida y de fertilidad, un don especial de la divinidad a los seres humanos. La cepa, con sus sarmientos, pámpanos y uvas, las viñas y el vino están muy presentes en las metáforas y parábolas del Antiguo y del Nuevo Testamento: según algunos cálculos la vid y el vino se citan casi cuatrocientas veces en la Biblia. Tal abundancia se explica porque los textos sagrados se dirigían inicialmente a públicos para los que las labores asociadas a la viticultura y a la vinificación eran ampliamente conocidas.

El lugar central otorgado al vino, junto con el pan, en la eucaristía lo convirtió en un elemento imprescindible del culto. Razón por la cual se producía vino allí donde se levantaban templos cristianos, al menos hasta el siglo XII, cuando dejaron de ser obligatorias las dos especies en la comunión de los fieles, aunque no en la consagración y comunión del sacerdote. Los reformadores protestantes no introdujeron ningún cambio desde este punto de vista: es más, recomendaron que todos los fieles comulgasen bajo las dos especies y compartiesen un mismo cáliz. Por ello cualquier cristiano, aunque viviese en lugares donde no se cultivaba, podía reconocer en los elementos de la vid símbolos de la promesa de vida eterna.

Lucas Cranach, una de las figuras artísticas más importantes del Renacimiento alemán, estuvo muy vinculado a las ideas de la Reforma, aunque su amistad con Lutero no supuso inconveniente alguno para que siguiera pintando escenas religiosas destinadas a una clientela católica.

Fuente