Lino Horruitiner

Lino Horruitiner
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Nombre completoLino Horruitiner Caldas
Nacimiento1902
Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
Defunción1972
Santiago de Cuba, Bandera de Cuba Cuba
OcupaciónEscritor y Poeta
NacionalidadCubano
Lengua de producción literariaEspañol
Lengua maternaEspañol
GéneroPoesía

Lino Horruitiner. Fue un poeta santiaguero desconocido en su tiempo. Su obra se ha conocido por su sobrina y albacea Gladys Horruitiner Oleaga y gracias a la fervorosa gestión cultural desde la Universidad de Oriente, por su profesor José Antonio Portuondo. Fue sensible el poeta a la Inmarcesible tradición heroica de Santiago de Cuba, y son inolvidables su elegía a Frank País y sus cantos a la Revolución.

Síntesis biográfica

De familia acomodada e ilustrada de la capital de la provincia Santiago de Cuba, Lino rebasó el proceso educativo hasta el bachillerato. En ese proceso, su temperamento soñador, su sensibilidad artística, despertó al conjuro de la poesía con fervoroso impulso. Asimiló cuanto pudo de los textos clásicos de la poesía castellana y de sus estudiosos, en particular de Menéndez y Pelayo. Conoció la poesía francesa —ya en posesión de aquel idioma—, en particular simbolistas y parnasianos, cuya resonancia encontraría en la espléndida orquesta modernista. No pudo resistirse al encantamiento de la musa preciosista de Rubén Darío y sus corifeos, pero los asumió con particular sobriedad y elegancia.

Algunas publicaciones locales acogieron sus primeras composiciones, pero más le estimuló la acogida que le brindara la veterana revista habanera El Fígaro, de calidad consagradora.

Obtuvo premios de poesía en juegos florales y certámenes convocados por instituciones locales. Por otra parte, es natural que al joven poeta le atrajeran las tertulias bohemias de la agitada vida nocturna de la cálida, acogedora ciudad, donde el Caribe amanece entre ritmos de música y canciones, y con alegres ecos de voces y vapores de ron.

Cuando en 1925, Rafael Esténger le llevó su primer poemario, Los énfasis antiguos, le suscribió esta dedicatoria reveladora:

"A Lino Horruitiner, más poeta que yo, pero que prefiere escribir menos y vivir más".

En 1926, Horruitiner se traslada a Rafael Freyre, provincia de Holguín, ingenio azucarero en cuyas oficinas centrales fue llevado a trabajar por el jefe de ellas, su hermano Manuel, donde permaneció por dos o tres años.

A su regreso a Santiago de Cuba, se reincorporó a la vida cultural de la ciudad. Fue redactor del Diario de Cuba, el más importante de la provincia; y colaborador de la Página literaria del Grupo H. En ese mismo periódico, junto a los nuevos poetas de orientación vanguardista que integraron esa agrupación; colaboró en otras publicaciones provinciales y nacionales.

Participaba esporádicamente en algún que otro evento, pero la tentación de la bohemia en la fascinante noche santiaguera fue más poderosa que las labores y responsabilidades naturales. Y sus poemas publicados e inéditos continuaron esperando inútilmente reunirse en libros, en aquellos tiempos anteriores a la Revolución, carentes de editoriales y de una política de atención y estímulo al desarrollo cultural.

No fue hasta 1955, que se hizo posible reunir una selección de la obra poética de Lino Horruitiner en libro, cuyo título tiene carácter imperativo en su intención de borrar la ausencia: Presencia, gracias a la fervorosa gestión cultural desde la Universidad de Oriente, por su profesor José Antonio Portuondo.

Este otro eminente hijo de Santiago de Cuba, al comentar en un artículo la demorada Presencia de la obra poética de Lino Horruitiner, afirmó certeramente que el nombre de este autor

"no figura en las antologías de poesía cubana contemporánea donde otros, con menos méritos y más publicidad, parecen haberse instalado definitivamente".

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