Lipofuscinosis neuronal ceroidea

Lipofuscinosis neuronal ceroidea
Información sobre la plantilla
Lipojc4.jpg

La lipofuscinosis neuronal ceroidea (LNCs) es un conjunto de enfermedades neurodegenerativas hereditarias que se caracteriza clínicamente por disminución de la capacidad mental, epilepsia y pérdida de visión por degeneración retiniana, e histológicamente por la acumulación intracelular de un material autofluorescente, la lipofuscina ceroidea, en las células neuronales del cerebro y de la retina.

Genética

Las lipofuscinosis son cuadros de herencia autosómica recesiva, a excepción del tipo 4 (LCN4), que podría heredarse de forma autosómica dominante . En los años 90 fueron identificados cinco genes asociados a estas patologías, como también la secuencia y función de los productos proteicos de los genes para LCN1 y LCN2. Posteriormente se completó la identificación de seis genes (LCN1, LCN2, LCN3, LCN5, LCN6 y LCN8) (11), se identificaron los productos de LCN3, LCN5 y LCN8, y se avanzó en la identificación de al menos 150 mutaciones diferentes en los genes descritos, asociadas a diversos fenotipos Estas mutaciones se encuentran actualizadas en la base de datos MRC Laboratory for Molecular Cell Biology, University College London. A pesar de que la investigación ha aportado nuevos conocimientos en torno a las LCN, queda aún mucho por dilucidar tanto en relación a otros genes y mutaciones implicados, como a sus productos proteicos.

Tipos principales

Ceroidolipofuscinosis neuronal del adulto.
Enfermedad de Batten.
  • Infantil tardía (enfermedad de Janski-Bielschowsky)
Enfermedad de Janski-Bielschowsky.

Causas

Proteínas en el Cerebro.

La lipofuscinosis neuronal ceroidea (NCLS, por sus siglas en inglés) consiste en la acumulación de un material anormal llamado lipofuscina en el cerebro. Se piensa que este trastorno es causado por problemas con la capacidad del cerebro para eliminar y reciclar proteínas. Las lipofuscinosis se heredan como rasgos autosómicos recesivos.

Síntomas

  • Aumento anormal del tono muscular o espasmos (mioclonía)
  • Ceguera o problemas de visión
  • Demencia
  • Falta de coordinación muscular
  • Discapacidad intelectual
  • Trastornos del movimiento (coreoatetosis)
  • Convulsiones (crisis epiléptica)
  • Marcha inestable (ataxia)

Pruebas y exámenes

Este trastorno se puede observar al nacer, pero generalmente se diagnostica mucho más tarde. Entre los exámenes están:

Tratamiento

No existe un tratamiento específico. El manejo se orienta desde las fases iniciales a mejorar la calidad de vida del paciente y su familia con medidas generales y de sostén. Se ha recomendado el aporte de selenio y vitamina E, aunque no existen aún estudios randomizados que permitan demostrar su efectividad. El uso de lamotrigina y carbamazepina ha demostrado cierta efectividad para el control de las crisis epilépticas. No hay evidencias sobre la utilidad del trasplante de médula ósea. Otros tratamientos en etapa de investigación, como reemplazo enzimático, terapia génica, administración de cisteamina no han mostrado aún efectos beneficiosos. Durante la última década se han realizado extraordinarios progresos en la tipificación y el conocimiento de los mecanismos patogénicos involucrados en estas enfermedades. La esperanza para el futuro es encontrar un tratamiento que evite la progresión del deterioro neurológico, para lo cual el desarrollo de modelos animales de la enfermedad ha sido crucial. Tan importante como lo anterior se considera el estudio de los pacientes afectados, en relación a la tipificación y curso de la clínica en las diversas formas y al control del grado de progresión. En la medida que se desarrollen terapias específicas para estas enfermedades será esencial realizar el diagnóstico correcto en forma precoz, antes que el daño irreversible haya ocurrido. El tratamiento depende del tipo y magnitud de los síntomas. Es posible que se necesiten asistencia y cuidados de por vida.

Pronóstico

Cuanto más joven sea la persona cuando aparece la enfermedad, mayor será el riesgo de discapacidad y de muerte temprana. Las personas que desarrollan la enfermedad a temprana edad pueden tener problemas de visión, que progresan hasta la ceguera, y problemas con la función mental que empeoran. Si la enfermedad surge en el primer año de vida, es probable que la muerte se presente hacia los 10 años. Si la enfermedad ocurre en la adultez, los síntomas serán más leves sin pérdida de visión y con una expectativa de vida normal.

Posibles complicaciones

  • Deterioro visual o ceguera (con las formas de la enfermedad de aparición temprana).
  • Deterioro mental que va desde discapacidad marcado al nacer hasta demencia posteriormente en la vida.
  • Músculos rígidos (debido a problemas graves con los nervios que controlan el tono muscular).

La persona puede llegar a ser totalmente dependiente de otros para que la ayuden con las actividades cotidianas.

Prevención

Se recomienda asesoría genética si la familia tiene antecedentes conocidos de este trastorno. Asimismo, hay disponibilidad de pruebas genéticas prenatales o de preimplantación, dependiendo del tipo específico de la enfermedad.

Fuente