Música árabe

Música árabe.
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Datos Generales
Orígenes musicales:Música griega.
Instrumentos comunes:El ûd, pariente del laúd europeo y el ney, una flauta vertical de lengüeta, los tambores en forma de reloj de arena y las panderetas, con o sin platillos.
Popularidad:Oriente Próximo y del norte de África.
Fecha de origen:Siglo VII.

Música árabe. Música de los países árabes del Oriente Próximo y del norte de África. La tradición de esta música se ha conservado en todas las regiones árabes durante miles de años. Si bien ha sufrido muchos cambios con el paso de los siglos, ha mantenido ciertos rasgos distintivos.

Orígenes e influencias

La tradición de la música árabe se desarrolló en las cortes de las dinastías islámicas desde el Siglo VII hasta el XIII. Floreció durante la dinastía Omeya de Siria a lo largo de los Siglos VII y VIII. A Bagdad, ya en época de los Abasíes, fueron llevados los mejores músicos, cuando gobernaba Harun al-Rashid (766-809), que fue mecenas de las artes musicales durante el Siglo VIII. Todas las ciudades del mundo musulmán, desde España y el norte de África hasta las del Oriente Próximo, acogieron a numerosos artistas.

Estos músicos solían ser a la vez compositores, poetas e intérpretes. Si bien los principales escritos sobre música árabe aparecieron después de la expansión del islam a principios del Siglo VII, la tradición musical ya había comenzado bajo las influencias preislámicas. Antes de la expansión musulmana la música árabe había incorporado las tradiciones musicales de la dinastía sasánida (226-641) de Persia y del antiguo Imperio bizantino (Siglos IV a VI), así como de la poesía cantada de la Península Arábiga. Los estudiosos árabes también aprendieron de los escritos sobre música de los filósofos de la antigua Grecia. Teóricos musicales de los Siglos X y XI como Alfarabí y Avicena (980-1037), construyeron sus propias teorías basándose en la tradición griega y en la música de su tiempo. Estas obras griegas traducidas por los eruditos árabes fueron más tarde objeto del estudio de los científicos y filósofos europeos.

Melodía y ritmo

La música árabe se crea a partir del uso de sistemas melódicos y rítmicos no armónicos. Las melodías provienen de una amplia variedad de modos melódicos, conocidos como maqamat. En los libros árabes de música se encuentran hasta 52 maqamat, de los cuales al menos una docena son de uso habitual. Estos modos utilizan más notas por octava que las escalas occidentales, con intervalos (microtonales) notablemente más pequeños que los semitonos occidentales. Las melodías árabes también suelen utilizar con frecuencia la segunda aumentada, un intervalo poco frecuente en las melodías de Occidente.

Los sonidos de la música árabe son un ejercicio de melodía con sutilezas y variación creativa, que hace gala de una ornamentación continua y a menudo intrincada. En la melodía del ejemplo, la primera línea de la música representa el comienzo de una lección o una actuación simple. La segunda línea muestra las notas que el músico ha utilizado en forma de escala. Una escala similar a la que se señala es la utilizada por los maestros árabes para que sus alumnos aprendan a componer y tocar música.

La estructura rítmica de la música árabe tiene una complejidad similar. Los ciclos rítmicos tienen hasta 48 pulsos y engloban varios tiempos fuertes (llamados dums), así como tiempos débiles (llamados taks) y silencios. Para captar el modo rítmico, el oyente debe identificar un patrón largo. Es más: los músicos no tocan simplemente el patrón, sino que lo elaboran y ornamentan y a menudo, se hace reconocible gracias a la disposición de los tiempos fuertes. El ejemplo muestra una interpretación simple del modo rítmico llamado samaci thaqil, al que sigue un patrón básico.

El control de la melodía y el ritmo de estos sistemas es fundamental para la composición y la interpretación de la música árabe. Los estudiantes también aprenden piezas musicales, tanto canciones como obras instrumentales, pero raramente las interpretan exactamente como aparecían en su composición o presentación originales. En la tradición árabe, los buenos músicos ofrecen algo nuevo en cada presentación, mediante la variación y la improvisación de piezas o modelos conocidos (taksim), de manera similar a los músicos clásicos de la India o los de jazz; estas innovaciones pueden ser composiciones prolongadas, de más de diez minutos y hasta una hora de duración, que sólo conservan una semejanza con la estructura general de los modelos. Las invenciones del músico tradicionalmente dependen de la respuesta del público que reacciona durante la actuación, bien de forma verbal o mediante el aplauso; el silencio es interpretado como falta de interés o signo de desaprobación. Los miembros del público, en esta tradición, participan activamente en la determinación del tiempo de la actuación y en el perfil de la pieza musical, animando a los intérpretes a repetir una sección de la misma o a pasar a la siguiente.

Poesía cantada y recitada

Históricamente las palabras y la música han estado estrechamente unidas en la música árabe. El canto sigue siendo el rasgo central. Aunque se distingue de la música, el Corán —libro santo del islam— se recita en voz alta, en público, y a menudo siguiendo los modos melódicos de la música árabe. Las imprecaciones religiosas y las canciones de la música de los países islámicos se basan en el sistema musical pero enfatizan el texto de una manera similar al recitado del Corán.

La oratoria es un arte apreciado en las sociedades árabes. Tradicionalmente los recitales de poesía forman parte de las ceremonias, celebraciones y otras actuaciones. Los poemas sofisticados y los versos coloquiales suelen cantarse con la esperanza de que la ejecución del cantante profundice en el espíritu y significación del poema, aunque sin oscurecer sus juegos de palabras. El canto de una qasidah, un largo poema narrativo de temática referida a la descripción de la naturaleza, sucesos políticos o devoción religiosa, sirve de ejemplo de la tradición clásica preislámica, en la cual los cantantes seleccionan una docena o más de líneas intensas de poemas mucho más extensos y crean melodías para ellas. Sus versiones poseen variaciones e improvisaciones largas que hacen que los oyentes se sientan arrastrados por el espíritu de la poesía y la música. Esta tradición continúa en una multitud de géneros de canciones, incluso en algunas de carácter folclórico y muy coloquial que se tocan en pequeñas aldeas y operan de forma similar, es decir, combinando ideas y juegos de palabras sofisticados con una ejecución musical creativa.

Instrumentos y música instrumental

Los instrumentos más utilizados en la interpretación de la música árabe son el ûd, pariente del laúd europeo y el ney, una flauta vertical de lengüeta. Entre las percusiones más habituales encontramos los tambores en forma de reloj de arena y las panderetas, con o sin platillos. Estos instrumentos varían en nombre y forma según la región de origen. En las celebraciones al aire libre se tocan instrumentos de lengüeta doble de tamaños diferentes, como el mijwiz libanés y el mizmar egipcio. El rababah, un violín árabe, está históricamente relacionado con el europeo, que hoy también puede encontrarse en muchas regiones árabes (tal como ha sido adoptado en la música clásica de la India).

Las actuaciones solistas deben provocar la participación del público, al que se considera con buen criterio, lo que representa la cima del cumplido musical para el instrumentista, una experiencia similar a la que el canto de la poesía representa para el vocalista. Durante un taqsim (una forma de improvisación instrumental), el instrumentista escoge un modo melódico, ofrece la interpretación del mismo, asciende de tesitura y modula a otros modos. En ocasiones, el intérprete desciende de nota para finalizar en el modo original. El nivel musical se mide por el virtuosismo técnico, la creatividad y la sutileza del músico para sugerir otros modos, composiciones e incluso la música de otros artistas.

Las actuaciones tradicionales —tanto si son espectáculos clásicos en salas de conciertos, como representaciones en hoteles o programas de televisión— suelen englobar actuaciones tanto instrumentales como de cantantes, a menudo en alternancia, que duran cerca de una hora y que están dispuestas de tal manera que alcanzan su cima durante la interpretación vocal. Esas colecciones de piezas —métricas o no, vocales o instrumentales, simples o complejas y muchas veces unificadas por un modo— son esenciales en la música árabe. Ejemplos de este estilo musical son las formas de la nuba, norteafricana aunque de origen andaluz, y la waslah del Mediterráneo oriental, que son las formas habituales de entretenimiento en las reuniones de los hombres árabes. Las actuaciones modernas de la vocalista egipcia Um Kalsum y del sirio Sabah Fakhri ejemplifican esta tradición en el Siglo XX.

Cambios en la música árabe

Si bien se han mantenido los principios generales, la tradición de la música árabe ha cambiado a lo largo de los siglos. Las prácticas locales características han evolucionado y se han convertido en una identidad cultural de sus sociedades respectivas. Por ejemplo, las ciudades norteafricanas de Fez, Tetuán, Tremecén y Túnez tienen distintas versiones de la nuba andalusí, lo que ayuda a definir la cultura local. Además, están estrechamente relacionadas con las historias de sus regiones. Los modos melódicos del mismo nombre se afinan con ligeras diferencias en Siria, Egipto, Irak y en los países del norte de África; la música de estas regiones se distingue por la entonación.

Los modos rítmicos también tienen diferentes articulaciones según las distintas procedencias. Los estilos de las melodías y las versiones difieren. La poesía cantada, especialmente la que lo hace en un verso coloquial, cambia según los dialectos locales. El maqam iraquí no es simplemente un modo melódico, sino una serie de piezas en un modo particular. La palabra maqam en Irak conlleva un significado más cercano al de waslah o de nuba que la misma palabra en otros sitios. Dada la ausencia de registros o notación anterior al Siglo XX, resulta imposible dar un fecha certera del nacimiento de las melodías. Algunos ejemplos particulares, específicamente las de al-Andalus o las del muwashshahat sirio pueden ser centenarias, pero no parece que hayan permanecido intactas con el paso de los años. Hay piezas musicales muy conocidas de época antigua que probablemente hayan estado, a lo largo de la historia, sujetas a la reinterpretación en diferentes sitios.

Música folcklórica

En el mundo árabe se pueden encontrar cientos de tradiciones folcklóricas locales, algunas de las cuales llevan las huellas de las prácticas musicales de pueblos con los que la cultura árabe ha tenido contacto. Así, se considera que las ricas tradiciones de percusión de los estados del golfo Pérsico son el resultado de un frecuente contacto con mercaderes africanos. La tradición gnawa de Marruecos toma su nombre de los esclavos guineanos llevados a Marruecos desde el África Occidental.

La música nubia de Egipto muestra un sistema melódico propio que utiliza una escala pentatónica (de cinco notas) e incorpora ritmos que la distinguen. En muchos casos, los oyentes locales no dudarían en englobar esas tradiciones entre los componentes propios de la música y la cultura árabes. En España la tradición árabe se enriqueció con la influencia andaluza dando origen a nuevas formas como la moaxaja y el zéjel.

Música popular

La música popular árabe proviene tanto de estilos folcklóricos como clásicos, en cualquier caso, de acuerdo con los intereses y experiencias de los músicos y sus públicos. Los teclados electrónicos afinados en los maqamat son los instrumentos que suelen acompañar a cantantes y al verso coloquial en las canciones populares. Los tambores y ritmos de la música folcklórica son una parte fundamental de los grandes conciertos en los que intervienen músicos jóvenes. En algunos casos, los cantantes adaptan su estilo para establecer vínculos con públicos cuya lengua materna no es el árabe y tratar al mismo tiempo de mantener algo de la tradición musical propia.

Otras tradicones

La tradición de la música árabe no tiene una existencia aparte, sino que cohabita con las tradiciones de Turquía, Irán y Asia Central. Existen elementos comunes en los sistemas melódicos predominantes de la dastgah persa, el mugam azerbayano, el makam turco, el shashmaqam uzbeco-tayico y el maqam ugur de China. Las comunidades musulmanas de todo el mundo comparten las tradiciones del recitado coránico y la canción religiosa. De forma similar, los cantos religiosos de las iglesias cristianas del Próximo Oriente, como la maronita de Siria y la copta de Egipto, son compartidos por miembros de sus iglesias en todo el mundo.

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