Mahmud Darwish

Mahmoud Darwich
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Poeta Palestino
NombreMahmoud Darwich
Nacimiento13 de marzo de 1941
Al-Birwa, anrigua Bandera de Palestina Palestina
Fallecimiento9 de agosto de 2008
Houston, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
NacionalidadPalestina
OcupaciónPoeta
Obras destacadasPájaros sin alas
Hojas de Olivo
Enamorado de Palestina
Fin de la Noche
Los pájaros mueren en Galilea
PremiosLannan Cultural Fredom Price en el 2001 y el Príncipe Claus de Holanda en el 2004.

Mahmud Darwish: Considerado el poeta nacional palestino y uno de los más célebres literatos árabes contemporáneos. En su obra, Palestina se convirtió en una metáfora de la pérdida del Edén, el nacimiento y la resurrección, así como la angustia por el despojo y el exilio.

Vida y obra

Cuando se implantó el Estado de Israel, en 1948, una vez que las tropas británicas se retiraron de Palestina, la familia del poeta, como tantas otras, tuvieron que abandonar su tierra. Un año vivieron en el Líbano. Al regresar a Birwa, aquella aldea de su infancia, había sido destruida. Vivían clandestinos en su propio territorio. Allí comienza la angustia de un pueblo heroico, defensor de sus días y sus noches, de sus soles y de sus lunas, de sus realidades y sus mitos. Muy joven Darwish encuentra en los libros un refugio de amor y de esperanza. Influido por la poesía árabe clásica, escribe a los veinte años sus primeros versos Pájaros sin alas, un poemario tan lírico como la propia alma del poeta.

Después más de doce poemarios donde se concentra toda la fuerza vital del creador, sufre, se refugia en Mahyar y en los románticos, cuando al definir su ideología impregnada del sufrimiento de su pueblo maltratado, sometido al más cruel genocidio, coincide y admira a Al Magut, a Hikmet, a Luis Aragón, a Pablo Neruda y al que todos reconocían TT.S. Elliot. Y así fue desarrollándose su poesía, y fue madurando, y fue ganando en abstracción y en universalidad simbólica. Los poemas se hacían más complejos en la medida que la vida iba siendo aún más difícil. La humillación a su país había llegado demasiado lejos. Cómo expresar poéticamente tanto dolor sostenido, tanta pena: / Mi corazón era en otro tiempo un pajarito azul/ en el nido de mi amor/ y tus pañuelos eran, en mi mano, amor, todos blancos/ ¿quién los ha manchado esta noche?/.

Los títulos de sus más importantes poemarios, tienen una profunda carga poética. Pájaros sin alas, Hojas de Olivo, Enamorado de Palestina, Fin de la Noche, Los pájaros mueren en Galilea, Mi amada se despierta, Amarte o no amarte, Elogio de la alta sombra, Menos rosas, Once astros, ¿Por qué has dejado el caballo solo?, El lecho de una extraña y Mural, entre otros trabajos. Todos, todos los títulos son reflejos del alma del poeta, son señales vivenciales de emociones secretas, son estados psicológicos prendidos a su tiempo, a sus dolores y a los de su pueblo.

Vuelve al Líbano a comienzos de 1970. En Beirut, ciudad que considera el poeta, como su segunda Haifa, dirige un Centro de Investigación de Estudios palestinos y dos importantes revistas árabes. Cuando Israel invade el Líbano, tiene que salir del territorio. Para él, Beirut fue la imagen del alma en el espejo, decía es nuestro jaima, es nuestra estrella. / Mi alma se ha roto. Lanzaré mi cadáver para que los invasores me vuelvan a matar y los invasores me entreguen el poema/.

Vive en París con estancias breves en Túnez. Va llegando Darwish a su verdadera madurez poética. Hay una altura poética excepcional. Juega con las formas y el ritmo, canto intenso de una sinceridad rayando en símbolo para el mundo. La palabra cobra fuerza. Se desprende del momento que vive y crece como para alcanzar en la eternidad literaria lo que en la tierra le está vedado a su nación. Y cuando llega a ese nivel, en su poemario Once Astros, vuelve de nuevo como redondeando su melodía, a aquellos inicios rítmicos, de hermosa cotidianeidad. / ¿Acaso he ofendido a alguien/ cuando he dicho que he visto once astros, el sol, la luna y que los he visto/ prosternados ante mí?/.

El poeta siente la soledad acompañada de todos sus delirios. El destierro, la lejanía, la muerte, esa que se hace parte de la vida. El amor siempre hace renacer lo deshecho. El amor salva. El amor defiende la vida. /He escrito mi testamento con mi sangre/ Confiado en el agua, moradores de mis canciones/ He dormido ensangrentado y coronado con mi mañana/ He soñado que el corazón de la tierra es mayor que su mapa./ y más claro que sus espejos y mi cadalso/.

Vive en Ramalla en el 1996. Dirige la Revista literaria Al-Karmel. Un día del 2002, el ejército israelí, cuando el asedió a la ciudad, destruyó los archivos de la publicación. Nada de esto lo amilanó: " tengo la sabiduría del condenado a muerte", frase con lo que titula un poema publicado en el 2003 en el periódico Al-Hayat. Siempre mantuvo el coraje de los grandes, de los decididos a defender los mejores ideales: /Marchaos de nuestra tierra/De nuestros suelo, de nuestro mar/ de nuestro trigo/ de vuestro sol, de nuestros heridos/ de todo marchaos/ de los recuerdos, de las memorias,/Pasajeros entre palabras fugaces/.

Se sentía el poeta prisionero de su tiempo, encontrado siempre en la propia sangre de su pueblo, de sus niños, siente que ha venido como dice en uno de sus versos, de una fatiga, sabía también que la guerra comienza en la sangre y se acaba en el aire. /El olivar estaba siempre verde, amor mío, cincuenta víctimas al caer el sol/ lo han convertido en un pantano rojo/ Cincuenta víctimas, amor mío, no me riñas/ me mataron/ me mataron/ me mataron/. Y sabía, que su corazón había nacido para amar, y entregaba sus canciones y sus sorpresas, y un día se propuso pintar para las golondrinas, pintar el mapa de la primavera.

Y sin embargo, sentía tan fuerte la soledad, a pesar de que fue un hombre de gran prestigio, rodeado siempre, por los que vieron en él esa profunda austeridad poética, esa sinceridad a toda prueba, ese amor a la palabra justa, libre, imperecedera que le reconoció el mérito de importantes premios, como el Gran Premio Lannan Cultural Fredom Price en el 2001 y el Príncipe Claus de Holanda en el 2004.

Opiniones sobre él de otros poetas.

El también poeta Naomi Shihab Nye ha dicho: “Darwish es el respiro esencial del pueblo palestino, el testigo elocuente del exilio y la pertenencia”. Sufrió tanto el gran poeta... Encarcelado, condenado, daños que hicieron renacer en él, con más fuerza, esa necesidad de eterna libertad. Viaja por países europeos con una delegación comunista. Decide vivir en Egipto. La distancia refuerza aún más su sentimiento a la tierra y a su pueblo. En la poética encuentra un amplio campo de experimentación. Allí podía ser totalmente libre.

La creatividad se convierte en una especie de aventura literaria que lo hace crecer en hermosas imágenes, frutos de sus más entrañables emociones, cada día, cada poema era una madre decía, que busca a su hijo en las nubes, Cada poema para este hombre excepcional, era un sueño. Algunos críticos refieren que en la obra de Darwish, “Palestina es metáfora de la pérdida del Edén, el nacimiento y la resurrección, así como la angustia por el despojo y el exilio”.

Reconocimiento de los cubanos.

Hoy Cuba, que siempre ha defendido las causas justas y admira la gran resistencia y valor del pueblo palestino, dedica al gran Mahmud Darwish todo su reconocimiento, porque él no es sólo el poeta nacional palestino, ni el más célebre poeta del mundo árabe, Darwish es un poeta de la Humanidad toda, un hombre que traspasó fronteras, que llevó su sentimiento patriótico a la conciencia universal, y que nació para amar, que sintió que la vida era hermosa y había que luchar por ella: /Bendita sea la vida/ Benditos sean los vivos/sobre la tierra, no sobre el yugo de los tiranos/¡Viva la vida!/ ¡Viva la vida!. Y dio hasta su último aliento por ella, con su maestría lírica, con sus marmóreas estructuras poéticas, con su intimismo y su universalidad, con su palabra prodigiosa, imperecedera, inmortal.

Una vez dijo: “he soñado que soñaba.” Debió haber sido un maravilloso sueño, quizás el que expresó como sólo lo saben hacer los grandes artistas, en aquellos versos inolvidables: /Eran niños,/jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja/. Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos/ de bravura y sufrimiento/. Luego escapaban con los ángeles pequeños/ hacia un cielo límpido/. Para Darwish, “los niños nacieron, crecieron y los mataron, pero nacerán, nacerán y nacerán.”

Fuentes