Emboscada de Pino Tres (27 de septiembre de 1958)

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Emboscada de Pino Tres
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Mausoleo pino3 cruz.jpg
Mausoleo erigido en memoria a los caídos en la Emboscada de Pino Tres.
Fecha:27 de septiembre de 1958
Lugar:Pino Tres, Santa Cruz, Camaguey
Resultado:
33 bajas letales a la Columna 11 Cándido González Morales
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba


La Emboscada de Pino Tres es uno de los hechos más viles de las postrimerías de la guerra revolucionaria que encabezada por Fidel Castro Rúz fue llevada a cabo en Cuba en la decada de 1950, sobre todo por la cruel matanza de los prisioneros de guerra hechos en la acción.

Fue llevada a efecto en la madrugada del 27 de septiembre de 1958 en una pequeña encrucijada de caminos al sur de la provincia de Camaguey y fue catalogada por Fidel, en aquel momento, como una vergüenza infinita para cualquier soldado que hoy vista el uniforme infame y deshonrado del que no puede llamarse jamás Ejército de la República.

Antecedentes

La Columna 11 Cándido González, victima de la emboscada, había salido el 8 de septiembre de 1958 de Las Vegas de Jibacoa en la Sierra Maestra con la misión de establecer un frente en Camagüey. La columna estaba compuesta al salir por 65 hombres al mando del Capitán Jaime Vega, y se va engrosando en la trayectoria de tal manera que el 22 de septiembre, al cruzar el río Jobabo, y alcanzar el territorio del Camagüey, sus huestes sobrepasan los 200 guerrilleros, aumentado también, considerablemente, el número de armas.

Al amanecer del día 22 de septiembre de 1957 la Columna 11 Cándido González cruza el río Jobabo y se interna en la provincia de Camaguey, adentrándose en el municipio Santa Cruz del Sur en la noche del 24, al cruzar el Río Sevilla.

Hacen campamento en las primeras horas del 25 en “Laguna Baja” donde establecen contacto y reciben al Dr. Iglesias y otros dirigentes del M-26-7 del Francisco, quienes garantizan el transporte necesario para el traslado de la tropa hasta el siguiente campamento.

En la noche del día 25 llegan al poblado de San Miguel del Junco, al sur del Central Francisco y alli establecen nuevo campamento.

En este campamento la jefatura de la columna hace contacto con miembros del M-26-7 de Macareño (hoy Haití), entre ellos Rodolfo Bello, Héctor Magadán, Rolando Ruiz y otros, quienes alertan reiteradamente a Jaime Vega los peligros que entraña el paso por Pino 3 dado el estado de actividad que tiene el ejercito en la zona.

Como medida de protección ponen una emboscada en el camino que unía a San Miguel con el Central Francisco y colocan una mina de 25 libras en el paso a nivel del ferrocarril cañero que lo atravesaba.

El día 26 el ejercito de Batista cae en la emboscada y resultan muertos un combatiente del Movimiento 26 de Julio (Pedro Plaza Fernández) que traían prisionero en el primer camión y 3 soldados, además de resultar heridos otros cuatro de ellos.

Gracias a que la columna no contaba con armas de fuego de largo alcance los batistianos se reponen de la sorpresa, responden al ataque y una vez organizados incendian el cañaveral donde se escondían los rebeldes y comienzan a ametrallarlo, por lo que los rebeldes se retiran y se dirigen hacia el campamento que tiene la columna en San Miguel del Junco.

Estratégicamente la acción, lejos de beneficiar a la guerrilla, le proporcionó al ejército la ubicación exacta de la columna, facilitándole la preparación de futuras acciones.

La emboscada

El capitan Jaime Vega Jefe de la Columna 11 intuye que el Ejército enemigo intentará cercarlos y para evadir la inminente situación establece mover esa misma noche a las tropas por el camino que llevaba al Central Macareño(Haití (Santa Cruz del Sur)), pasando por Pino Tres, para alcanzar la carretera de Santa Cruz del Sur a Camaguey y dirigirse el norte de Ciego de Ávila y Camaguey, zona de operaciones sañalada para establecerse a su salida de la Sierra Maestra.

Dado que hacía muy poco tiempo (unos 15 días apróximadamente) las Columna 8 Ciro Redondo comandada por Ernesto Guevara y Columna 2 Antonio Maceo comandada por Camilo Cienfuegos habían atravezado la zona, todo el territorio estaba lleno de soldados del Ejército Regular de la República y la Guardia Rural por lo que se dificultaba mucho ocultar la presencia de la tropa rebelde, ademas la columna estaba compuesta por gran cantidad de hombres lo que facilitaba su ubicación y enrarecía su movimiento.

Después de la escaramuza con el Ejército Regular, y una vez que el jefe rebelde ha decidido ya mover la tropa en camiones hacía su punto de destino, confía en un vecino de la zona (Rolando Cantero) que se ofrece para conseguir la gasolina necesaria. Cantero regresa al campamento con el combustible alrededor de las 11 de la noche, más tarde lo hace José Botello y su escuadra con algunos camiones ocupados en Pino 4, con información sobre el movimiento del enemigo. A pesar de la cuestionable personalidad de Cantero y de la órden expresa de Fidel de no mover las tropas en vehículos, cuestiones señaladas por sus subalternos, Jaime Vega no presta atención y continúa los preparativos para la partida y la media noche la columna inicia el movimiento.

La columna comienza a trasladarse en caravana hacia Pino Tres por el entonces único camino que, paralelo al ferrocarril, se dividía en Pino Tres hacia Macareño y hacia la carretera que enlazaba a Santa Cruz con Camaguey y que era la vía que buscaba el capitan Vega para dirigirsde al norte del territorio, a pesar de las advertencias de lo peligrosa de la senda . La caravana estaba compuesta por cuatro camiones repletos de soldados rebeldes y un auto ligero que abría el camino en el que viajaban los capitanes Jaime Vega, José Botello y Roberto León, además del teniente Roberto Cruz.

Al llegar a Pino 3 en la bifurcación del camino, la máquina que venía adelantada se detiene y el primer camión, al cruzar por encima de la línea del ferrocarril, se detiene también quedando estacionado entre la línea y la alcantarilla, los otros tres avanzan y se acercan a escasos metros unos de otros hasta detenerse. Los ocupantes de la máquina, al comprobar que todos los camiones han llegado, encienden las luces para que puedan observar hacia donde se dirigen. Según algunos testimonios en ese momento Rolando Cantero que los guiaba a caballo, pica espuelas y grita: “Candela al Jarro”.

Los rebeldes tratan de tomar posición pero al saltar de los camiones son acribillados, los que logran salir y correr hacia el cañaveral son balaceados por los guardias que les disparaban a quemarropa desde allí.

El auto con los jefes había rebasado la emboscada y aunque regresó al lugar de los hechos no pudo incorporarse al combate que fue dirigido por la parte rebelde por el capitan José Manuel Hernández quien logró reagrupar a los hombres y organizar la retirada en medio de la confusión, ayudado por el teniente Ricardo Pérez Alemán.

Los rebeldes que logran salir de la emboscada cargan con heridos de forma heróica y los que se quedan atrapados por el fuego luchan de forma valiente para propiciar que se retiran y mantienen el combate parapetados tras las gomas de los camiones. En total los rebeledes perdieron 19 soldados en el sitio de la emboscada y 11 heridos graves fueron hechos prisioneros, además de más de 15 heridos que fueron rescatados por sus compañeros y cargados hacia los montes donde algunos murieron en los días sucesivos y otros lograron salvar la vida.

Al aclarar el día los soldados batistianos salieron de sus posiciones a inspeccionar el terreno donde yacían tendidos muertos o heridos en el camino, bajo los camiones, en las cunetas, en el cañaveral y en arboledas cercanas más de treinta rebeldes y sin reparo los despojan de sus pertenencias(aún a los heridos) y arrastraron a los muertos hacia el centro del terraplen, cargaron a los heridos en un camión y los trsladaron hacia el hospital de Macareño.

A tres rebeldes que hicieron prisioneros en un montecito cercano al lugar de los hechos los asesinaron vilmente en horas tempranas de la mañana en el caserío de Pino Tres.

Martires de la emboscada

Los caídos en la emboscada fueron

Cuyos cuerpos se colocaron en una fosa común en el Cementerio de Macareño por los hombres y mujeres de la localidad.

A los tres rebeldes que habían hecho prisioneros y que habían atado a una grúa en Pino Tres los soltaron, les dijeron que corrieran hacia el cañaveral y los mataron por la espalda mientras cumplían la orden, ante los ojos atónitos de los pobladores del lugar que fueron obligados a ver el hecho como represalía a su colaboración con el Ejército Rebelde. Aumentaron así a 22 los caídos en la emboscada.

Los tres prisioneros asesinados así fueron

y otro que, dado que no era conocido por los habitantes de la zona, no pudo definirse cual de los anteriormente mencionados era.

Prisioneros asesinados en La Caobita

Los once prisioneros fueron conducidos hacia el hospital de Macareño donde recibieron atención médica de los doctores Bienvenido Garcia Rivero y Pedro Forno y los enfermeros Robert Martínez y Manuel García, además alrededor de las 11 llegan de Santa Cruz del Sur otros tres médicos y un asistente en una ambulancia para incorporan a la tarea de atender a los heridos.

Sin embargo la suerte de estos 11 hombres estaba decidida por el Jefe de Operaciones de Regimiento Agramonte de Camaguey Coronel Leopoldo Pérez Coujil quien da órdenes al teniente coronel Armando Suárez Suquet de trasladarlos con el objetivo premeditado de ultimarlos en el trayecto y envían al Comandante Domingo Piñeiro a realizar la masacre.

Al ataredecer del día 27, acompañado del jefe de la Guardia Rural del Central Francisco, el teniente Chaviano, el Comandante Domingo Piñeiro se personó en el hospital con un escuadrón y dijo que los heridos serían trasladados al hospital de Santa Cruz del Sur para brindarles una mejor atención. Iimaginando la verdadera intención de la soldadezca el director del hospital y los médicos(algunos comprometidos con el Movimiento 26 de Julio) trataron de impedir el traslado de los heridos pero fue imposible, los soldados los sacaron de las salas y los acomodaron sobre la cama del camión de recoger basurta en el Central Francisco y partieron con ellos.

A sólo ocho kilometros de allí en un lugar conocido como La Caobita detuvieron el camión y comenzaron a dispararles desde una supuesta emboscada rebelde mientras el Comandante Piñeiro gritaba que eran atacados por los rebeldes. Durante el tiroteo el teniente de la Guardia Rural Lorenzo Otaño lanzó dos granadas de mano sobre la cama del camión.

Uno de los heridos que había logrado escapar fue ultimado por la espalda mientras intentaba alcanzar el cañaveral cercano. Una vez finalizado el tiroteo un miltar subió al camión y disparó sobre todo signo vital que restase allí.

Los combatientes asesinados en La Caobita fueron:

Alocución de Fidel

Informado de los hechos, en una alucoción por Radio Rebelde el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó:

"…....Tal vez entre esos heridos rebeldes asesinados se cuentren algunos de los compañeros que durante la Batalla de El Jigue trasladaron enemigos desde la línea de fuego, a los sitios donde recibieron la primera atención en horas de la noche, escalando farallas casi enaccesibles......la falta de reciporcidad no puede ser más repugnante y cobarde...

Lo sucedido en Camaguey es doblemente indignante y absurdo primero porque todavía está fresca en la memoria de la ciudadanía los cientos de soldados que fueron devueltos a la Cruz Roja por los rebeldes sanos y salvos y segundo…..porque están perdiendo la guerra......¿que sentido tiene...... asesinando rebeldes.......lanzar contra las fuerzas armadas, harto desprestigiadas ya, una mancha de sangre que muchas veces recordará la historia como una vergüenza infinita para cualquier soldado que hoy vista el uniforme infame y deshonrado del que no puede llamarse jamás Ejército de la República.


No crean los responsables de tales hechos que tendrán escpatoria. No los salvará siquiera ni un viraje del ejército a última hora, porque una de las condiciones que hemos puesto y mantendremos firmemente ante cualquier golpe de estado es la entrega inmediata de todos los criminales de guerra y políticos que se hayan enriquecido con la sangre y el dolor del pueblo...Desde Batista hasta el último torturador"

Los sobrevivientes de la Columna 11 Cándido González Morales se reagruparon al sur del Central Francisco, en los montes de Laguna Grande y alli se divieron en tres frentes que operarían en distintas zonas de la entonces provincia de Camaguey hasta la obtención de la victoria definitiva el 1 de enero de 1959.

En el libro Emboscada y masacre en Pino 3, Raúl González de Cascorro, escritor camagueyano fallecido en la La Habana en 1978 recoge, a partir de entrevistas realizadas a los sobrevivientes, una detallada historia de lo acaecido en este lugar el 27 de septiembre de 1958.

A inicios de la Revolución los pobladores del territorio de Pino Tres mediante colecta pública edificaron un obelisco en memoría de los caidos en la emboscada, luego sería construido por el gobierno revolucionario el Mausoleo de Pino Tres, museo donde se recogen piezas y objetos personales de los caídos en la emboscada y de la columna 11 Cándido González y donde se le rinde eterno tributo a los hombres allí masacrados.

Fuentes

  • Emboscada de Pino 3 y Masacre de La Caobita/ Radio Santa Cruz[1], consultada 22/09/2015
  • Martires de Pino Tres[2]
  • Pino Tres, llanto de sangre y muerte[3]
  • Pino Tres: uno de los mayores genocidios de la tiranía batistiana[4]Radio Cadena Agramonte, consultada 22/09/2015