Nido de lechuzas
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Nido de lechuzas es una obra en barro cocido, realizada por Mateo Torriente en 1963. Las dimensiones de la escultura son 180,5 x 45,5 x 44 cm. Se exhibe en el Edificio Arte cubano, Sala Arte contemporáneo, Cuba.
Descripción
Esta obra demuestra la vocación del artista por la recreación de elementos múltiples de la flora y la fauna nacional, al tiempo que ejemplifica un peculiar proceso de trabajo con la terracota que aprovecha como materia prima fragmentos de tejas y tubos de desecho desestimados por la industria cerámica. La pieza evoca por medio de la rítmica superposición de estructuras tubulares y las formas aladas adheridas al ascendente elemento vertical, las naturales acumulaciones “construidas” por las lechuzas con los restos de sus alimentos y comporta, al cabo, una estilizada interpretación de aves y tronco que confirma la perspectiva esencialista que marca el quehacer escultórico de Torriente.
Significado artístico
Las nuevas generaciones de artistas plásticos tienen en Mateo Torriente referencias a la obra de «un artista grande», así lo califica Juan Marinello.
Datos del autor
Mateo Eustaquio Torriente Bécquer nace en Palmira el 20 de septiembre de 1910 pero desde niño su familia se muda a Cienfuegos desde donde siente el llamado del arte desde su primera juventud. Recibe formación en la Academia de San Alejandro, en La Habana. Estudia las corrientes escultóricas con antecedentes universales de muy diversas naturalezas que influyeron en el estudiante apasionado. Luego viaja a Francia e Italia y contacta con las vanguardias artísticas de la vieja Europa: Roma, Florencia, Venecia, Nápoles, Bruselas, inquietan su sangre. Regresa a Cuba hacia 1938 en medio de una profunda angustia estilística, halla por fin aquí soluciones técnicas para acercarse a las raíces antillanas, pero politiquería y desgobiernos oprobiosos continúan afectándolo más a lo interno que externamente. De ahí que sus etapas artísticas posean grandes diferencias en los diferentes períodos de creación, todas marcadas por las angustias existenciales y artísticas que no dejan de agobiarle. Así, rompe con el academicismo. Al triunfo de la Revolución labora en Cienfuegos como profesor de Artes Plásticas y de la Escuela Técnica Industrial. Es el pionero de la enseñanza de la plástica en la edad escolar y ejerce notable influencia en el arte entre la juventud sureña. Realiza la restauración artística del Teatro Tomás Terry, labor que acomete con entusiasmo y calidad. Gravemente afectado por una enfermedad nerviosa, Mateo Torriente fallece el 21 de agosto de 1966. Su arte, su obra cultural, su obra de enseñanza artística sirve a las nuevas generaciones de artistas plásticos que hoy son dueñas de todas las posibilidades de superación y creación.
