Parkinson Juvenil


Parkinson juvenil
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Etiología

Investigadores de Johns Hopkins Medicine dicen haber encontrado nuevas pruebas de que el origen de la enfermedad de Parkinson está en las células intestinales que viajan por las neuronas del cuerpo hacia el cerebro, según un nuevo estudio con roedores. La investigación, publicada en la revista Neuron, ofrece un modelo nuevo y más acertado con el cual se pueden determinar nuevos tratamientos que podrían prevenir o poner fin a la evolución de la enfermedad de Parkinson. “Estos hallazgos proporcionan nuevas pruebas del papel que juega el intestino en la enfermedad de Parkinson y aportan un modelo para estudiar la evolución de la enfermedad desde el comienzo”, explica el Dr. Ted Dawson, director del Instituto de Ingeniería Celular de Johns Hopkins y catedrático de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Se cree que los síntomas de la enfermedad son el resultado de la degeneración de las neuronas productoras de dopamina en la sustancia negra secundaria a enfermedades infecciosas, farmacoterapia o alteraciones genéticas. Las mutaciones en los genes PRKN (6q25.2-q27), PINK1 (1p36.12), PARK7 (1p36.23), y VPS13C (15q22.2), (21q22.11) también se han implicado en algunos casos de EPJ. Los genes PODXL (7q32.3), DNAJC6 (1p31.3) y SYNJ1 (21q22.11) han sido implicados tanto en la EPJ como en el parkinsonismo juvenil atípico.

Descubrimiento

La enfermedad de Parkinson (EP) es el trastorno del movimiento más frecuente entre los síndromes parkinsonianos, sin embargo durante los más de 200 años de su descubrimiento por James Parkinson en 1817, se han descrito una gran variedad de trastornos asociados que varían según la edad de presentación, manifestaciones clínicas y etiología, uno de ellos es el Parkinsonismo Juvenil (PJ). El PJ se caracteriza por síntomas clásicos del parkinsonismo como la bradicinesia (el principal), asociada a temblor en reposo o rigidez, los cuales inician en pacientes menores de 21 años.

Epidemiología

La prevalencia de la enfermedad de Parkinson de inicio juvenil (EPJ) en Europa se estima en 1/5.000-8.000 (5-10 % de todos los pacientes con EP). Afecta con mayor frecuencia a los varones (1,7:1). Las mujeres desarrollan la enfermedad 2 años más tarde que los hombres. Actualmente se considera una entidad rara con una incidencia en Estados Unidos de 0.8por cada 100.000 personas/año entre los 0 y 29 años. Diferentes estudios epistemológicos han puesto de manifiesto que existen determinadas sustancias tóxicas, como algunos pesticidas, capaces de producir síntomas de párkinson. De hecho parece que la probabilidad de tener párkinson es algo mayor en personas que han estado en contacto habitual con algunos pesticidas. También el beber agua de pozo y la vida rural se han asociado a un mayor riesgo aunque no en todos los estudios. Por otro lado, se ha descubierto que el haber sufrido uno o varios traumatismos craneales importantes en la vida se asocia a un mayor riesgo de tener párkinson en edades avanzadas. En un sentido contrario y por razones no del todo conocidas la frecuencia de párkinson es menor entre las personas que fuman y que consumen café habitualmente.

Descripción clínica

La edad de inicio de los síntomas motores se sitúa entre los 21 y los 45 años de edad. Los síntomas motores iniciales predominantes son la rigidez y los calambres dolorosos, que pueden ir seguidos de temblor, bradicinesia, alteraciones de la marcha y caídas. En comparación con la EP, se ha descrito un menor riesgo de desarrollar caídas y congelación de la marcha, pero un mayor riesgo de distonía, fluctuaciones motoras y discinesia inducida por levodopa (DIL). Los pacientes con EPJ refieren una mayor prevalencia de síntomas no motores, como apatía, trastornos de ansiedad (incluidos los trastornos de pánico, el trastorno de ansiedad generalizada y la fobia social), depresión, psicosis (alucinaciones), trastornos de la conducta (agitación o trastorno del control de impulsos), demencia y mayores dificultades de concentración que los pacientes con la forma esporádica o más típica de la EP. Las mujeres son más propensas a presentar temblores o a desarrollar apatía, ansiedad, depresión o DIL. Asimismo, los pacientes con EPJ no tratados pueden presentar calambres y posturas distónicas con mayor frecuencia que los pacientes con EP de edad más avanzada.

Sintomatología

La disfunción autonómica se acompaña de diversas manifestaciones: Hipotensión Ortostática, Estreñimiento, Urgencia miccional, Sudoración excesiva, Seborrea. La hipotensión ortostática puede ser ocasionada tanto por la denervación simpática del corazón como por efecto colateral de la terapia dopaminomimética. La depresión afecta a aproximadamente el 50% de los pacientes con enfermedad de Parkinson y puede presentarse en cualquier momento de evolución de la enfermedad, sin embargo puede ser agravada por la administración de agentes antiparkinsonianos y psicotrópicos; otras causas de depresión refractaria a tratamiento incluyen: hipotiroidismo, hipogonadismo, déficit de vitamina B12. Los síntomas psicóticos (más que una genuina psicosis se trata de la semiología de una demencia) afectan a 6 – 40% de los pacientes, en etapas tempranas incluyen alucinaciones visuales, aunque la depresión y la demencia son los principales desencadenantes de la psicosis.

Métodos diagnósticos

El diagnóstico se basa en la presencia de los síntomas clínicos con temblor presente en el 85% de los pacientes con EPJ, en el inicio precoz, antecedentes familiares de EP y una respuesta positiva al tratamiento dopaminérgico. El diagnóstico se confirma mediante un análisis genético y una gammagrafía cerebral de transportadores de dopamina. El diagnóstico definitivo suele lograrse por detección de cuerpos de Lewy en el cerebro durante la autopsia.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial incluye el parkinsonismo juvenil atípico, la EP de inicio tardío, el temblor esencial hereditario, la enfermedad de Wilson, la enfermedad de Gaucher tipo 3, la neurodegeneración asociada a pantotenato quinasa, la enfermedad de Huntington juvenil y las lesiones de los ganglios basales.

Consejo genético

En la mayoría de los casos, la EPJ es esporádica. Sin embargo, se han descrito casos familiares en los que se ha sugerido un modo de herencia autosómico recesivo.

Manejo y tratamiento

Para la terapia sintomática, se aconseja un tratamiento inicial con un agonista de receptores de dopamina mantenido a un umbral muy bajo. Se recomienda cambiar a añadir levodopa (L-DOPA) en los casos con respuesta subóptima al tratamiento o si aparecen importantes efectos adversos. Sin embargo, tras 5 años de tratamiento con L-DOPA, el 30-40% de los pacientes (59-100% a los 10 años) desarrolla discinesias y fluctuaciones motoras. Algunos agonistas dopaminérgicos también pueden presentar eficacia antidepresiva. Otros tratamientos adicionales incluyen la estimulación cerebral profunda del núcleo subtalámico y la cirugía estereotáctica (trasplante fetal, estimulación palidal, palidotomía, talamotomía o ambas).

Pronóstico

La tasa de supervivencia es favorable, con supervivencia media de 30 años. La EPJ también se asocia a una progresión más lenta de la enfermedad y a un menor deterioro cognitivo hasta edades más avanzadas. Sin embargo, los pacientes con EPJ son más propensos a presentar complicaciones motoras precoces, como discinesias violentas e incapacitantes, distonía dolorosa y fluctuaciones motoras imprevisibles y graves con una mayor frecuencia de aparición. También se ha observado una peor calidad de vida como consecuencia de la repercusión social y psicosocial.

Fuentes