Pedro Gregorio Echeandía y Jiménez

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Busto de Pedro Gregorio Echeandía
NombrePedro Gregorio Echeandía y Jiménez
Nacimiento1746
Pamplona, Bandera de España España
Fallecimiento1817
Zaragoza, Bandera de España España

Pedro Gregorio Echeandía y Jiménez fue un farmacéutico y destacado botánico español.

(Pamplona, 1746 - Zaragoza, 1817). Ilustre farmacéutico y botánicoque desarrolló una importante labor docente en el primero de los grandes períodos de la Botánica aragonesa moderna. En principio, su vida transcurrió en Pamplona, donde cursó varios años de Teología antes de dedicarse al estudio y práctica de la Farmacia, y de su ingreso en el Colegio de San Cosme y San Damián. Más tarde se trasladó a Zaragoza, siendo admitido en el antiguo Colegio de Boticarios, que le asignó en 1772 una de las nueve boticas existentes en la ciudad, concretamente la situada en la calle San Pablo.

En 1786, y presentado por el médico Antonio Ased, fue nombrado socio de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País Junto con Francisco Otano, fue comisionado por el Jardín Botánico de Madrid para el acopio de semillas, arbustos y árboles criados en Aragón y, al no disponer de medios económicos para llevar a cabo su trabajo, solicitaron, en 1787 y mientras durase éste, ser nombrados examinadores y visitadores de boticas. En 1796 se ofreció para enseñar gratuitamente la Botánica en la Sociedad Económica y emprendió las siembras y plantaciones oportunas para la formación del Jardín Botánico, con materiales vegetales tanto aragoneses como procedentes de Valencia, Sevilla, Madrid, Barcelona, París y América; en este momento reunía los títulos de alcalde examinador del Real Colegio de Boticarios de Zaragoza, ex visitador de las boticas del reino de Aragón, socio correspondiente de los Jardines Botánicos de Madrid y Montpellier, socio de mérito de la R.S.E.A.A.P. y de la Económica de Sevilla.

El 18-IV-1797, y con asistencia de una nutrida representación de la burguesía ilustrada zaragozana, tuvo lugar la solemne inauguración pública de las cátedras de Botánica y Química, en la que leyó un importante discurso.

A lo largo de veinte años de docencia, escasamente interrumpida por la invasión napoleónica, escucharon sus lecciones numerosos alumnos, entre los que figuró Mariano Lagasca. Su rebotica fue cátedra en ocasiones, y habitualmente lugar de tertulia donde instruía a sus vecinos, labradores de la parroquia del Gancho, sobre temas botánicos especialmente orientados hacia la agricultura.

Reconoció todo el término agrícola de Zaragoza, formando un gran herbario y escribió una magna obra, Flora Cesaraugustana, en la que figuraban varias especies no descritas hasta entonces. Jamás lamentaremos bastante escribió Manuel Pardo Bartolini- que se haya perdido una obra que tan útil hubiera sido a la población, y tanto hubiera enaltecido a la Farmacia de Zaragoza y a la Sociedad Económica, cuyas corporaciones hubieran hecho un servicio a las ciencias adquiriendo el manuscrito al fallecer Echeandía; en ella se reunía cuanto Linneo exigió en esta clase de trabajos: descripción completa del vegetal, lugares de localización y estudio de los usos médicos y económicos del mismo; empeñándose, a veces, en discusiones luminosas acerca de muchos puntos que necesitaban ilustración.

Años después de la muerte del botánico, su discípulo José Gorría, halló en Sangüesa fragmentos de la obra utilizados como papel de envolver. Afortunadamente otro discípulo, Rudesindo Lozano, pudo conservar un resumen o índice que el Colegio de Farmacéuticos de Madrid publicó en 1861, donde se consignaban localizaciones y época de florescencia de 936 especies. Echeandía convirtió a Zaragoza en una de las primeras localidades del mundo que tuvo catalogada su flora según el sistema linneano.

Entre su producción inédita y, desgraciadamente, también perdida, figuran los trabajos titulados Comentarios a la materia médica de Cullen y Sinonimia botánica. Redactó un reglamento para el buen funcionamiento del Botánico, que, junto con otro manuscrito donde defendía los medios ideados para el sostenimiento de las cátedras, fueron vistos en la R.S.E.A.A.P. a principios del siglo actual por Hilarión Gimeno y Fernández.

Con grandes dificultades, Echeandía logró introducir el cultivo de la patata en Aragón. Realizó una importante serie de ensayos agronómicos con determinadas especies útiles, tras los cuales logró mejorar los rendimientos en cultivos de sésamo, cacahuete, melón, sandía y trigo; cultivó la adormidera con el fin de obtener opio y evitar su importación. En el gabinete de química de la Sociedad Económica efectuó análisis de tierras y alimentos. Divulgó las teorías de eminentes científicos extranjeros como Proust, Lavoisier, Baumé o Linneo, del que fue entusiasta seguidor.

Gómez Ortega le dedicó el género Echeandía, que comprende tres liliáceas americanas de la tribu de las asfodéleas, una de las cuales, la Echeandía terniflora, se halla representada en la lámina que Pardo Bartolini ilustró para la Universidad de Zaragoza. El Ayuntamiento de Zaragoza le declaró hijo adoptivo de la ciudad y dio su nombre a una de las calles que afluyen a la de San Pablo; el rector Borau mandó modelar su busto para el Jardín Botánico y encargó la recopilación de datos para completar su biografía. La Facultad de Ciencias le hizo figurar entre los sabios que adornan su antiguo salón de actos.

En el Colegio de Boticarios de Zaragoza ostentó los cargos de secretario y posteriormente mayordomo, desarrollando una intensa actividad corporativa que, en su última época, puede seguirse a través del Libro de acuerdos y resoluciones, manuscrito conservado hasta hoy, escrito en parte por Echeandía y estudiado por Federico Vallés García. Murió pobre, y su botica fue vendida a los frailes de San Lázaro, mientras sus libros y manuscritos, en pública subasta, cayeron en manos que no supieron apreciarlos. Su labor docente fue continuada por Rudesindo Lozano y Arturo Cebollero, farmacéuticos zaragozanos que habían sido aventajados discípulos.

En enero de 1856, su obra empezó a valorarse desde el primer número del semanario profesional La Unión Médica de Aragón; meses más tarde, el mismo periódico publicaba la Memoria sobre el Jardín Botánico de Zaragoza y su primer profesor, biografía todavía no superada que, en 1907, fue reeditada por los naturalistas aragoneses en el libro Homenaje a Linneo. El hispanista francés Sarrailh situó a Echeandía entre los grandes hombres de la España ilustrada de segunda mitad del siglo XVIII.

• El herbario: Es el herbario conservado más antiguo de Aragón y uno de los primeros de España. Consta de 215 ejemplares de plantas y se conserva en la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País (Zaragoza), a donde fue donado por su autor. Las plantas están colocadas sobre cartulina y envueltas en papel con solapas. Junto a los ejemplares aparece un número variable de etiquetas que son reflejo de las diversas fases de estudio del herbario. En ellas figura el nombre científico de la planta y, en muchos casos, otros datos sobre su distribución, usos, etc. Por otro lado, fuera de los pliegos e intercaladas entre ellos al comienzo de cada uno de los órdenes de la clasificación taxonómica, se encuentran unas hojas con la lista de los nombres científicos y vulgares de las plantas de ese orden contenidas en el herbario. Deberían existir 24 listas correspondientes a los 24 Órdenes conservados, pero sólo 20 han llegado hasta hoy. El herbario parece concebido con una clara finalidad didáctica y probablemente fue utilizado por Echeandía para las demostraciones prácticas de su Curso práctico de Botánica (ed. póstuma, M., Imp. de Añoz, 1861). En la ordenación de los distintos grupos taxonómicos sigue fielmente el sistema linneano, en perfecta concordancia con el texto del Curso de Botánica, aunque en algunas etiquetas aparece la equivalencia de estos grupos con los del sistema natural de Jussieu. La cuidada realización de las etiquetas confirma también este enfoque didáctico del herbario. Está en curso su edición crítica.

Obra

Función Pública de abertura de las Cátedras de Botánica y Química que celebró la Real Sociedad Aragonesa (Miedes, Zaragoza, 1797), Memoria sobre el Maní de los americanos, Cacahuete de los españoles y Arachis hypogoea de Linneo (Imp. Miedes, Zaragoza, 1800), Flora Cesaraugustana y Curso práctico de Botánica, obra póstuma de D. Pedro Gregorio Echeandía, precedida de un discurso leído por D. Manuel Pardo Bartolini (Imp. Añoz, Madrid, 1861).

Fuentes