Pintura cubana moderna

Pintura cubana moderna
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Concepto:Pintura que surge en Cuba y se orienta hacia nuevas tendencias

Pintura cubana moderna. Es la pintura que surge en Cuba y se orienta hacia nuevas tendencias entre los años 1938 y 1950.

Historia

A partir de 1938 y hasta fines de la década de 1950 la pintura cubana rebasa los horizontes de la primera vanguardia, decanta sus logros esenciales y se orienta hacia nuevas tendencias. Desde esa fecha existe una pintura cubana moderna, con múltiples estilos e intensas variaciones cromáticas, con cuadros ejemplares y resonancia internacional. En esa época fue decisiva la influencia del Estudio Libre para Pintores y Escultores, y el vínculo de muchos artistas a las revistas Verbum, Espuela de Plata y Orígenes, fundadas por José Lezama Lima entre 1938 y 1944.

En esos años emergen nuevos maestros como Mariano Rodríguez, René Portocarrero, Wifredo Lam, Roberto Diago, Mario Carreño o Jorge Rigol, mientras los fundadores llegan al clímax de su trabajo. El pintor cubano más reconocido en la primera mitad del siglo XX fue Wifredo Lam.

La fascinación de la nueva pintura americana (mexicana en particular), el surrealismo francés y otras tendencias derivadas del expresionismo, ejercen todavía una gran influencia, en tanto los salones nacionales adquieren relevancia y permanencia, y jerarquizan el trabajo de los pintores cubanos.

Con ellos comenzó una segunda vanguardia, quizás más compleja, la cual encontró su plasmación más característica en la década de 1950, cuando ese grupo de pintores alcanzó su mejor definición.

Mariano y Portocarrero son los más jóvenes pintores del Estudio Libre fundado por Abela en 1937. Ellos estaban cerca, en sus primeros años, del muralismo mexicano y de cierta ascendencia surrealista. Hacia la década de 1940-1950 cada uno definió su propio estilo y se despegó de sus influencias originales.

Con Sandú Darié, Julio Girona y Luís Martínez Pedro aparece la pintura abstracta en la plástica nacional; también estará el Grupo Los Once, que integran entre otros pintores, Antonio Vidal y Fayad Jamis, quienes establecen las técnicas del expresionismo abstracto, el informalismo y la abstracción pura. Los cambios cromáticos y expresivos se sucedían entonces con mayor rapidez.

Con un trabajo más independiente aparecen tres pintores cubanos con elementos muy personales, quienes toman de la abstracción, el expresionismo, los interiores criollos y los ambientes sombríos en la figuración: Raúl Milián, Cundo Bermúdez y Antonia Eiriz. Ellos combinan estos valores, más cerca de unos o de otros, y van integrando un nuevo concepto de figuración, nacido de ese choque de estilos.

En ese mismo período se mueven otras tendencias con Carmelo González y Adigio Benítez como cultores de un arte más figurativo y convencional.

Nuevos pintores como Raúl Martínez y Servando Cabrera Moreno, quienes vienen de la abstracción o de la estilización de las formas ornamentales, participaron también de esa ramificación en la pintura cubana a fines de la década de 1950-1960.

En este punto de su desarrollo la plástica cubana tiene renombre en todas sus tendencias artísticas, las que llegan a la Revolución y continúan sus líneas ascendentes.

Fuente

  • Enciclopedia Cubana. Producto de Prensa Latina. ISBN 959-7124-67-X