Pronunciamiento constitucionalista en Santiago de Cuba

Pronunciamiento constitucionalista en Santiago de Cuba
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Intento de implantar en Cuba la constitución española.
Fecha:1836


Pronunciamiento constitucionalista en Santiago de Cuba. Pronunciamiento constitucionalista protagonizado por el gobernador de Santiago de Cuba, general Manuel Lorenzo y aplastado por el capitán general y gobernador de la Isla Miguel Tacón, que tenía como objetivo implantar en Cuba la Constitución española de 1812, que daba algunas libertades.

Antecedentes

Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, invadió a España en 1808 e impuso a su hermano José I en el trono, lo que desató la Guerra de Independencia Española, que duraría cinco años. En ese tiempo se elaboró la primera Constitución española, una de las primeras del mundo y muy progresista para la época. Fue promulgada el 19 de marzo de 1812, festividad de San José, por lo que popularmente se la conoció como La Pepa.

La Constitución establecía la soberanía en la Nación –no en el rey-, la monarquía constitucional, separación de poderes, sufragio universal masculino indirecto, libertad de imprenta, libertad de industria, el derecho de propiedad, abolición de los señoríos, entre otras cuestiones. Además, incorporaba la ciudadanía española para todos los nacidos en territorios americanos, prácticamente fundando un solo país junto a las colonias americanas.

Ninguna de estas libertades existía en Cuba ni en las otras colonias españolas, por lo que si se implantaba acá esta Constitución, se lograría un considerable adelanto social y político.

Con la derrota de las tropas de Napoleón en 1813, Fernando VII volvió al trono de España y derogó la Constitución de 1812. Tras la muerte de Fernando VII en 1833, la regente María Cristina proclamó la constitución y dio el poder al Partido Liberal burgués español, con la oposición de su hermano Carlos, que inició las llamadas Guerras Carlistas.

El gobernador de Santiago

El general Manuel Lorenzo, de antecedentes y convicciones liberales, gobernaba a Santiago de Cuba desde el 19 de julio de 1835. Se había destacado en España luchando contra los carlistas, pero su filiación política preocupaba a Tacón, quien intentó restarle fuerzas ordenándole trasladar la mayor parte de sus tropas a Puerto Príncipe.

El gobernador santiaguero se negó a ello hasta que recibiera órdenes expresas desde Madrid de hacerlo y de subordinarse totalmente al capitán general.

La oposición del capitán general

El 29 de septiembre de 1836 llegó a Santiago de Cuba, procedente de Cádiz, el bergantín Guadalupe con el real decreto firmado el 13 de agosto, que mandaba a jurar la Constitución en todas las provincias del reino.

El gobernador santiaguero, apoyado por los terratenientes orientales y por algunos fieles seguidores, como su cuñado Manuel María Arcana, segundo jefe del batallón Cataluña, el coronel de milicias Juan Kindelán y otros, se apresuraron a jurar la Carta Magna, restablecer el ayuntamiento y la diputación provincial y crear dos batallones de milicias nacionales. Tacón se mantuvo a la expectativa, pero se cercioró de que las autoridades de Puerto Príncipe no estaban a favor de la constitución, con lo que el movimiento quedaba aislado en Oriente.

El 12 de octubre, Tacón recibió instrucciones desde Madrid, en las que le confirmaban que lo válido para la península no era extensivo a las colonias y lo autorizaban a actuar a discreción. Con tal respaldo, el capitán general tomó la iniciativa. Dos días después ordenó al comandante del apostadero de La Habana bloquear los puertos orientales, destituyó a Lorenzo y le ordenó entregar el mando al brigadier Juan de Moya, al tiempo que preparaba una expedición para liquidar el pronunciamiento.

Por su parte, Lorenzo arrestó a Moya, armó a la milicia y puso al departamento en estado de defensa. Trató también de ganarse a Puerto Príncipe pero no lo consiguió; en cambio, 400 jinetes procedentes de esa ciudad marcharon sobre Santiago. En La Habana, Tacón concentró 3 000 efectivos, lo que hizo titubear a la mayor parte de los seguidores de Lorenzo, entre ellos el enviado secreto de Tacón, coronel Santiago Fortún y el arzobispo de Santiago, Cirilo Alameda, quienes encontraron campo propicio para su labor de zapa e intimidación.

Fracaso del intento constitucionalista

La llegada desde Madrid de disposiciones expresas que desautorizaban oficialmente las medidas tomadas por Lorenzo, fue el golpe de gracia al movimiento. Obró también en contra del movimiento el cónsul británico en Santiago de Cuba, copropietario de las minas de El Cobre –donde los británicos tenían invertidos diez millones de pesos–, a quien el bloqueo naval decretado por Tacón, había paralizado sus operaciones.

El cónsul persuadió a Lorenzo de que su causa no tenía partidarios y le ofreció la salida en la fragata inglesa Vestal. El 18 de diciembre, la mayoría de los adeptos al gobernador santiaguero le comunicaron que no le seguirían más; el 19 las guarniciones de Bayamo y Guisa se insubordinaron y el 21, en reunión de jefes, Lorenzo entregó el mando al coronel Fortún.

Al día siguiente, el ex gobernador del Departamento Oriental con sus más fieles seguidores abandonó el territorio nacional a bordo de la fragata Vestal, con lo que se puso punto final a la intentona constitucionalista. Sin embargo, Tacón marchó sobre Santiago y escarmentó con singular saña todo vestigio constitucionalista, lo que le valió el título de marqués de la Unión de Cuba y vizconde de Bayamo.

España sí, las colonias no

Para los criollos quedaba claro lo que ya las Cortes españolas habían acordado en sesión secreta del 16 de enero de 1837: las libertades peninsulares no alcanzaban a las costas cubanas, los criollos tenían que olvidarse de la Constitución y seguir viviendo bajo el régimen de facultades omnímodas.

Fuentes

  • Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
  • FAR. Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera parte (1510-1898). Tomo III. Centro de Historia Militar de las FAR. La Habana, 2006.