Romanticismo francés

Romanticismo francés
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Concepto:El romanticismo francés se refiere a la época romántica en la literatura y el arte franceses desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XIX.

Romanticismo francés. No es solo el movimiento literario, sino también la visión del mundo, la época, la escuela y el estilo. Incluye todos los géneros y artes. La clasificación temporal es aproximadamente entre 1750 y 1850. Es una corriente artística de Europa occidental que se inició a lo largo del siglo XVIII en Gran Bretaña (Outre-Manche) y en Alemania (Outre-Rhin), extendiéndose hasta Francia, Italia y España en el siglo XIX. En Francia, se desarrolló durante la Restauración, como reacción contra las normas del Clasicismo y el Racionalismo filosófico de los siglos anteriores.

Historia

El Romanticismo en Francia fue una corriente filosófica y artística que se desarrolló en esa nación durante el siglo XIX, y que estuvo inspirada en un movimiento de origen inglés y alemán del siglo XVIII.

Su nacimiento fue en parte una respuesta a la racionalidad de la Ilustración y la transformación de la vida cotidiana provocada por la Revolución Industrial. Su origen coincidió con el periodo conocido como la Restauración Francesa.

Aunque inicialmente estuvo asociado con la literatura y la música, pronto se extendió hacia las otras áreas de las Bellas Artes. En estos ámbitos, implicó la ruptura con el patrimonio racional y ordenado heredado.

Al igual que otras formas de arte romántico, el romanticismo francés desafió las normas del Clasicismo y el Racionalismo filosófico de los siglos anteriores. Los artistas exploraron diversos temas y trabajaron en estilos variados.

En cada uno de los estilos desarrollados, la importancia no residía en el tema ni en el apego a la realidad al presentarlo. Por el contrario, el énfasis se mantuvo en la forma en que era sentido por el autor al exponerlo.

Contexto histórico-social

La Revolución francesa de 1789 creó un torrente de ideales románticos en toda Europa. No fue una lucha por la independencia de un poder imperial exterior, sino una lucha interna dentro de una de las grandes naciones de Europa.

En este sentido, el conflicto era sobre la clase social y las ideologías políticas en competencia, ideas que en verdad eran amenazantes y revolucionarias.

Debido a esta revolución, todos los principios del romanticismo de repente se convirtieron en la base del gobierno. El clamor por la fraternidad, la igualdad y la libertad sacudió los cimientos de las monarquías europeas.

Así, la gente común llegó a creer en los “Derechos del Hombre”. El mundo europeo intentó comprender las causas de la Revolución francesa y cuáles fueron sus mayores implicaciones para la humanidad.

Esta inspiró a muchos escritores románticos a pensar en la historia como una evolución hacia un estado superior. La Revolución francesa parecía anunciar un renacimiento de la posibilidad humana.

En la antigua forma de pensar, la historia era una pirámide estática. Era una jerarquía que fluía de Dios, hasta los reyes, a la gente común, y luego al mundo natural.

En la nueva forma de pensar, la historia fluía más libremente. Esta se consideraba como un viaje a propósito, moral. No contaba la historia de reyes y héroes, sino de democracias, la voluntad del pueblo y el triunfo del individuo.

Características

Temas sociales

En el romanticismo francés, el tema central de las obras artísticas deja de ser el varón pensante y la historia. Los temas tocan ahora a los niños, las mujeres o la voz del pueblo.

Estos tres elementos no se tomaban en cuenta en la dinámica intelectual anterior.

Sensibilidad masculina

La identidad masculina sufrió una transformación durante el periodo del romanticismo francés. El hombre dejó de ser estoico, y se tornó en un hombre sensible que llora, se estremece y es sensible a las situaciones que lo rodean.

Espontaneidad enfrentada al racionalismo

Este movimiento representó el triunfo de lo espontáneo y de la naturaleza como nuevos ideales frente a la convención y la historia. También supuso la recuperación de la tradición del mundo medieval y su arte, despreciados hasta entonces.

Cambio en el paradigma de la belleza

En cuanto a la estética romántica, el concepto de belleza que había sido aceptado desde el Renacimiento, cedió espacios a otros valores. La expresividad, la verdad y lo infinito fueron incorporados a los valores estéticos.

Esta ampliación de la esteticidad dio lugar a lo pintoresco, a lo realista y a lo sublime. Asimismo, dio espacio a su opuesto, la fealdad, a la que se consideraba más dinámica y variada que a la belleza.

Autores y obras representativos

Víctor Hugo (1802-1885)

Victor Hugo fue una figura literaria prominente del movimiento romántico del siglo XIX en Francia. Asimismo, fue un eminente novelista, poeta, dramaturgo y ensayista francés.

Entre sus sus logros más notables destacan las obras inmortales Las contemplaciones (poemas), Los Miserables (novela) y Nuestra Señora de París (novela).

Otros títulos destacados incluyen Odas y baladas, Los orientales, Las hojas de otoño. Los cantos del crepúsculo, Las voces interiores, Los rayos y las sombras, entre una muy extensa relación de títulos. Alexandre Dumas, hijo (1824-1895).

Dumas fue un destacado novelista y escritor francés, autor de la conocida pieza romántica La dama de las camelias (1848). Esta novela fue posteriormente adaptada por Giuseppe Verdi en la ópera La Traviata.

Integrante de la Legión de Honor (distinción otorgada por Francia), presenta en su haber obras como Aventuras de cuatro mujeres y un loro, Cesarina, El doctor Servans, Antonina, Tristán o el hijo del crimen, entre muchas otras.

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)

Aunque este filósofo, escritor y teórico político nació en Suiza, sus tratados y novelas inspiraron a los líderes de la Revolución Francesa y a la generación romántica.

De su pensamiento destacan las obras Discurso sobre las Ciencias y las Artes, La Nueva Eloísa, Emilio, El Contrato Social, Las Confesiones (2 volúmenes) y Caminante solitario (publicada 4 años luego de su muerte).

Théodore Géricault (1791-1824)

Jean-Louis André Théodore Géricault fue un pintor francés de corta trayectoria. Solo vivió 32 años, y de estos dedicó diez a la pintura. No obstante, su obra es ampliamente reconocida.

Fue uno de los primeros representantes del romanticismo francés. Sus obras incluyen La Balsa de la Medusa, Oficial de cazadores a la carga, Coracero herido saliendo del fuego, El tren de artillería y Carrera de caballos libres.

Antoine-Jean Gros (1771-1835)

Este pintor romántico francés es recordado principalmente por sus cuadros históricos que representan eventos significativos en la carrera militar de Napoleón.

De su legado cultural se pueden citar Madame Pasteur, Bonaparte en el puente de Arcole, Retrato de Christine Boyer, La batalla de Nazaret, El primer cónsul Bonaparte, Bonaparte visitando a los apestados de Jaffa, entre otros.

Henri-Benjamin Constant de Rebecque (1767-1830)

Este representante del romanticismo francés fue político, periodista, filósofo y escritor. Promocionó para Francia un modelo político similar al inglés: división de poderes y monarquía constitucional.

De su obra, destacan Adolfo, El cuaderno rojo, Cécile, La Guerra, El Cetro Criteriano y Curso de política constitucional.

Fuentes