San Lázaro
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San Lázaro. En San Lázaro se da la confluencia de dos personajes distintos: San Lázaro[1], amigo de Jesús - que fue canonizado por la Iglesia Católica Romana - y Lázaro, el pobre mendigo representado como un anciano melenudo y barbudo que viste harapos y usa un par de muletas, con las piernas llenas de llagas y rodeado de perros, que siguen las masas populares:
Origen
Lázaro es un nombre significativo en el idioma de Israel. Quiere decir: ¨Dios es mi auxilio¨. Lázaro y sus dos hermanas, Santa María de Betania y Santa Marta, eran amigos de Jesús y le invitaban a su casa en Betania, cerca de Jerusalén, donde era amado y acogido.
Señal de su intimidad con Jesús es el hecho de que éste, aún yendo a resucitarle, luego de morir Lázaro, lloró, al contemplar el duelo de María y Marta. Uno de los milagros más grandes atribuidos a Cristo por la religión cristiana fue, precisamente el traer de nuevo a la vida a Lázaro. A estos episodios se limita la mención de Lázaro en el Nuevo Testamento. Según las tradiciones judeo - cristianas acompañó a San Pedro a Siria o que fue embarcado por los judíos en Jaffa en una nave que hacía agua y sin velas, con sus dos hermanas y otros cristianos hasta que llegó a la isla de Chipre. Lázaro fue, según esa tradición, elegido obispo de Kition y murió 30 años después.
En el siglo XI, la leyenda provenzal de Santa María Magdalena, pone a Lázaro como obispo de Provenza y muerto como mártir en Francia. Incluso el Papa Benedicto IX, al consagrar la Iglesia de San Víctor de Marsella, afirmó que sus reliquias estaban ahí (lo único cierto de todo esto es que hubo un Lázaro obispo de Marsella, pero en el siglo IV).
Culto
Su veneración es muy antigua. La gallega Eteria, una peregrina a Jerusalén en el siglo III, describe sobre la gran procesión que se hacía el sábado anterior al Domingo de Ramos al "Lazarium" o tumba de San Lázaro (esta procesión aún se celebra por parte de la Iglesia Ortodoxa).
En año 890, el emperador León VI construyó una iglesia y un monasterio en su honor en Constantinopla y trasladó allá una parte de las pretendidas reliquias, que se hallaban en Chipre.
La veneración a San Lázaro "de las muletas" existió y existe aún en la Iglesia (en San Nicolás de Bilbao se venera una estupenda talla). Vitrales, frescos, tallas, hablan de la veneración a este personaje, ligada junto a San Roque a los leprosorios y hospitales, pues padeció la lepra (aunque el Evangelio no lo dice). Además de las muletas y los perros, sus otros atributos son una campanilla o matraca, (instrumentos medievales que tenían que portar los leprosos para anunciar su presencia y la gente se alejara). Los cultos afrocubanos los han sincretizado a ambos, poniendo su fiesta en la del santo obispo y, desde entonces han ido juntos.
Culto en Cuba
Después de la Virgen de la Caridad, San Lázaro es el santo más venerado en Cuba, casi siempre ligado a la santería.
Los devotos de San Lázaro le ofrecen grandes sacrificios, entre los cuales no está exenta la flagelación corporal. Cada día 17 de diciembre muchos de sus seguidores visten con tela de saco.
El centro del culto tiene lugar en el Santuario Nacional de San Lázaro ubicado en el poblado de Rincón, actual municipio Boyeros en la provincia La Habana. La efigie se coloca en las afueras de la iglesia, porque la institución no reconoce al San Lázaro que veneran los devotos. Delante, una sábana blanca sirve de alcancía donde se arroja el dinero. Muy cerca, una fuente emana un constante chorro de agua, supuestamente bendecida por la deidad y es llevada por los creyentes como un tesoro inapreciable.
A las 12 de la noche del 16 de diciembre, la muchedumbre hace silencio ante el advenimiento del Día de San Lázaro. A esa hora se produce la misa más importante de la jornada y el resto del tiempo, los párrocos se mantienen atendiendo a los penitentes, tratando de aliviar su dolor corporal y espiritual.
Cada año la peregrinación supera los 15 000 creyentes, lo que ocasiona el cierre oficial al tráfico automotor de las carreteras de acceso a el Rincón; las rutas de ómnibus locales requieren de refuerzos especiales para evacuar a los pasajeros y ocurren embotellamientos en las amplias avenidas que conducen a la zona.
Es común que los penitentes mantengan en secreto el milagro, como parte de la mística que rodea sus acciones. Son múltiples los casos de familias que durante el año ahorran para hacerle ofrendas a San Lázaro, mientras otros van allí a rezar y meditar sus penas frente a la estatua del santo.