Síndrome de muerte súbita del lactante

Síndrome de muerte súbita del lactante
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Concepto:Para evitar el síndrome de muerte súbita, es mejor que el lactante duerma boca arriba.

El síndrome de muerte súbita del lactante ―también conocido como muerte de cuna― se refiere a la muerte repentina e inesperada de un bebé, que aparentemente estaba sano.[1]

Generalmente, se presenta en bebés de un mes hasta un año de edad, aunque es más común que ocurra durante los primeros cuatro meses de vida. Estudios recientes, demuestran que estos casos son más frecuentes en niñas que niños y la mayoría ocurren durante el otoño, invierno y principios de la primavera.

Este síndrome tiene varios nombres:

  • muerte de cuna;
  • síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL);
  • síndrome de muerte súbita infantil (SMSI);
  • síndrome de muerte infantil súbita (SMIS);
  • síndrome infantil de muerte súbita (SIMS).[2]

El síndrome es el diagnóstico por la muerte de un bebé de menos de un año de edad, que no logra ser explicada luego de realizar una investigación minuciosa, en la que se incluyen autopsia, investigación de la escena en que ocurrió la muerte y análisis de los síntomas y enfermedades que el niño pudo presentar antes de fallecer.[3]

Asimismo, se analizan otros aspectos de la historia médica del niño o de la familia que pudieran resultar de utilidad. Como la mayoría de los casos se producen mientras el bebé duerme en su cuna, este tipo de muerte recibe a veces el nombre de “muerte en cuna”. Pero hay que aclarar que la cuna no es la causa del síndrome de muerte súbita del lactante. No obstante, otros aspectos relacionados con el sueño del bebé sí aumentan el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante.

Causas

La condición no es contagiosa ni es causada por asfixia o vómito.

Una teoría sugiere la anormalidad neurológica; una alteración química cerebral. Los estudios apuntan hacia dificultades en la regulación del control respiratorio, en la transición del sueño a vigilia y en despertar y ser capaz de girar la cabeza con el fin de evitar el ahogamiento. Los bebés afectados pueden carecer de un mecanismo protector que les permite despertar para girar la cabeza cuando la respiración está restringida por la postura. En Italia los investigadores han encontrado una relación clara entre el síndrome de muerte súbita del lactante y una anormalidad inusual en el ritmo cardíaco, la cual puede identificarse mediante un electromiocardiograma.

Parece que el síndrome de muerte súbita en los lactantes es el resultado de una combinación de factores. Un defecto biológico subyacente puede hacer que durante un período crítico de su desarrollo algunos bebés sean vulnerables a ciertas experiencias que contribuyen o desencadenan el síndrome como la exposición al cigarrillo o dormir sobre el abdomen.

La investigación apoya firmemente la conexión con el tabaquismo en los progenitores. Casi el 30 % de las muertes súbitas podrían evitarse si las mujeres embarazas no fumaran. La exposición al cigarrillo, tanto antes como después del nacimiento, parece estar relacionada con el desarrollo pulmonar y cerebral. La exposición a la cafeína también puede constituir un factor de riesgo. Si una madre consume diariamente por lo menos cuatro tazas de café (u otras bebidas con cafeína) mientras está embarazada, su bebé tiene un riesgo un 65 % más alto de sufrir síndrome de muerte súbita del lactante.

Los estudios respaldan la relación entre el síndrome de muerte súbita del lactante y dormir sobre el estómago. Dormir de lado tampoco es seguro, pues los bebés colocados en esta posición a menudo se dan la vuelta sobre el abdomen. Las tasas de síndrome de muerte súbita del lactante disminuyeron cerca del 70 %en algunos países que siguieron las recomendaciones de las autoridades sanitarias internacionales para hacer que los bebés duerman sobre sus espaldas. Los bebés no deben colocarse en superficies blandas como almohadas, edredones o piel de oveja.

Dormir sobre la espalda tiende a dar como resultado un retardo temporal en el desarrollo de las habilidades motoras que requieren fuerza en la parte superior del tronco, como girar sobre sí mismo, sentarse, gatear y ponerse de pie. Sin embargo, estos logros aún continúan realizándose dentro de las edades normales y el momento en el cual los bebés comienzan a caminar no resulta significativamente afectado.

Existe una gran cantidad de evidencia científica que permite afirmar que los bebés fallecidos a causa del síndrome de muerte súbita del lactante nacen con una anormalidad en su cerebro que los ubica en una situación de vulnerabilidad con respecto al síndrome de muerte súbita del lactante. Varias investigaciones realizadas directamente en víctimas del síndrome de muerte súbita del lactante revelan que estos bebés poseen una anormalidad en el “núcleo arcuatum”, región del cerebro que controla la respiración, la frecuencia cardiaca, la termorregulación y los despertares durante el sueño. Asimismo, los bebés que nacen con otras anormalidades en su cerebro o en su cuerpo, también serían más vulnerables a una muerte súbita e inesperada. El origen de estas anormalidades podría ser la exposición del feto durante el embarazo a alguna sustancia tóxica o a la falta de algún elemento vital en el ambiente, como suficiente cantidad de oxígeno.

Factores de riesgo

Uno de los principales factores de riesgo, es la posición en que duerme el bebé. Hasta los años 1970, era común que los niños durmieran boca arriba y el número de muertes de cuna era bajo. Sin embargo, después los pediatras, empezaron a colocar a los niños prematuros boca bajo, por que parecía que esa posición mejoraba su respiración y reducía los riesgos de bronco aspiración, en caso de que el bebé vomitara. Finalmente la práctica se extendió a los bebés nacidos en término.

Aunque en 1965, la importancia de la posición para dormir en relación con el síndrome de muerte súbita del lactante fue analizada, fue hasta 1986, cuando se compararon los índices de "muertes de cuna" en diferentes comunidades, se observó que era menor en aquellos lugares donde los niños dormían boca arriba.

Otro factor que puede propiciar este síndrome, es una madre que fuma durante el embarazo (también aumenta el riesgo de que sea el bebé prematuro o tenga peso escaso). El riesgo es dos veces mayor para los bebés de madres no fumadoras que empiezan a fumar después del parto, y tres veces mayor si fuma durante y después del embarazo. Este riesgo puede aumentar con el número de cigarrillos fumados, lo mismo que si fuma la madre y el padre, es conveniente que este hábito no esté presente durante el embarazo y los primeros meses de vida del bebé.

Dos tercios de las muertes de cuna, suceden en invierno, cuando los bebés pueden estar muy abrigados. Muchos padres aumentan la cantidad de ropa de cama cuando el bebé está enfermo. Si se evita la pérdida de calor, la temperatura del cuerpo de un bebé intranquilo que padece una infección puede aumentar un grado Celsius (1 °C) por hora. El bebé pierde la mayor parte de calor por la cara, el pecho y el abdomen, de modo que tenerlo boca arriba permite que la temperatura del cuerpo esté mejor controlada.

Período de mayor incidencia

Este síndrome es la principal causa de muerte de bebés entre un mes y un año de edad. La mayoría de los casos se registra entre el segundo y el cuarto mes, y el 90 % de las muertes se producen antes de los seis meses. Luego el riesgo comienza a disminuir.

Abuso infantil

El abuso infantil fatal (homicidio), afortunadamente no es frecuente, pero puede ser considerado cuando un niño muere súbita e inesperadamente, se estima que hasta el 5 % del síndrome de muerte súbita del lactante pueden ser verdaderos homicidios. Muchas muertes relacionadas con abuso infantil pueden ser distinguidas del síndrome de muerte súbita del lactante mediante la autopsia completa, la investigación de la escena de la muerte y la revisión de la historia clínica. Sin embargo, mediante la autopsia no puede distinguirse entre asfixia deliberada o accidental con un objeto blando y el síndrome de muerte súbita del lactante.

Algunos elementos aumentan la sospecha de asfixia deliberada pero no confirmada como:

  • Apnea, cianosis previa recurrente o eventos aparentemente amenazantes para la vida (ALTE) mientras es cuidado por otra persona. Edad al morir mayor de 6 meses.
  • Muerte previa inesperada o inexplicable de uno más hermanos
  • Muerte previa de lactantes en casa de cuidadores
  • Muerte simultánea o cercana de gemelos
  • Evidencia de hemorragia pulmonar (tal como siderófilos en el pulmón).

Igual cuando se sospecha esta forma de abuso infantil es extraordinariamente difícil de probar. El énfasis en la investigación de la escena de la muerte mediante individuos entrenados y la revisión cuidadosa de la historia clínica del niño y la familia pudieran minimizar en errores en el diagnóstico de la causa y forma de la muerte.

Existen eventos con aparente amenaza para la vida (ALTE) en los que ocurre un cambio brusco e inesperado del comportamiento del lactante, puede acontecer durante el sueño, la vigilia o la alimentación. Con frecuencia se describe una combinación de apnea, cambio de color (cianosis o palidez, ocasionalmente rubicundez) importante manifestación del tono muscular (hipotonía o rigidez) ocasional ahogos y arqueadas.

En la mayoría de los casos la persona que cuidaba del niño ha pensado que se trata de una situación en que la vida se encuentra en peligro de muerte o que había fallecido.

En algunos casos el episodio es breve y se normaliza de forma espontánea, otros se ha normalizado después de una intervención oportuna.

Historia

Desde 1992, las tasas del síndrome de muerte súbita del lactante han bajado en forma considerable, cuando por primera vez se alertó a los padres sobre la conveniencia de acostar boca arriba a los bebés para reducir la posibilidad del síndrome de muerte súbita del lactante. Infortunadamente, este síndrome sigue siendo una causa significativa de muerte de bebés menores de un año.

El síndrome de muerte súbita del lactante tiene más probabilidades de ocurrir entre los 2 y 4 meses de edad y ocurre con mayor frecuencia en los niños que en las niñas. La mayoría de las muertes por síndrome de muerte súbita del lactante se presentan durante el invierno.

Prevención

Durante los años 2000 se aplicaron un grupo de estrategias con vistas a disminuir el síndrome de muerte súbita del lactante, basadas en las recomendaciones realizadas por el grupo de muerte súbita del lactante de la AAP y la Sociedad Pediátrica de Canadá.

Estas recomendaciones están dirigidas a lactantes con buen estado de salud, durante el sueño. En condiciones médicas individuales, el médico está autorizado a comparar riesgo y beneficio relativos, en situaciones especiales.

En la actualidad, no existe forma de predecir qué bebés morirán a causa del síndrome de muerte súbita del lactante. Sin embargo, los padres deben respetar un conjunto de recomendaciones que ayudarán a disminuir el riesgo y a que sus bebés puedan crecer de la forma más saludable.

Posición boca arriba para dormir

Acostar al bebé boca arriba para dormir es la medida más importante que deben implementar los padres y las personas que cuidan al niño para disminuir el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante. Si el bebé se queda dormido boca abajo debe ser acostado boca arriba con suavidad. Las investigaciones señalan que en los países en los que se cambió la posición para acostar a dormir a los bebés (adoptando la posición boca arriba) la incidencia del síndrome de muerte súbita del lactante disminuyó más del 50 %. Cada año se salvan aproximadamente 3500 niños en Estados Unidos por respetar esta simple recomendación de cuidado infantil.

Ropa de cama

Los padres deben procurar que su bebé duerma sobre un colchón duro y firme ubicado dentro de una cuna que cumpla con las recomendaciones de seguridad. Las personas que cuidan al bebé también deben evitar colocar en el interior de la cuna elementos acolchados o mullidos como ropa de cama u otros objetos. No debe acostarse al bebé sobre almohadas, pieles de abrigo ni mantas. Es mejor utilizar una bolsa de dormir para bebé u otra vestimenta especial para dormir en lugar de sábanas. De esta manera, no es necesario agregar más abrigo. Si utiliza una sábana, los pies del bebé deben llegar al extremo de la cuna. La sábana debe ajustarse firmemente a ambos lados del colchón y cubrir sólo hasta la altura del pecho del bebé, para evitar que este pueda deslizarse y cubrir su rostro accidentalmente. Los bebés menores de un año de edad no deben ser acostados a dormir sobre camas de agua ni sofás; tampoco se los debe rodear de juguetes ni almohadas cuando duermen.

Rostro descubierto

Procura que el rostro del bebé quede descubierto mientras duerme. El riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante aumenta si el rostro del bebé queda cubierto. No utilices sábanas para proteger a tu bebé del sol o del frío, ni para evitar que se despierte por sonidos del exterior. El amontonamiento de ropa cerca del rostro del bebé puede obstruir la boca y la nariz, lo que podría causar la reinhalación de aire espirado.[4]

Dormir en la misma cama o en un sofá con el bebé

Además de que en la cama de los adultos hay elementos peligrosos para la vida del bebé (almohadas, edredones, etc.) otro de los peligros asociados con esta práctica es que los adultos pueden caer en un sueño profundo, producto del cansancio o del consumo de alcohol o drogas, que les impida despertar si el bebé está en peligro. También es peligroso dormir en la cama con el bebé si los padres son fumadores.

También existen peligros si el bebé duerme en la misma cama con hermanos u otros familiares.

Los sofás y las sillas son lugares muy peligrosos para acostar a dormir a un bebé.

No se ha demostrado que el colecho (dormir en la cama con el bebé) pueda ser un factor protector contra el síndrome de muerte súbita del lactante. Sin embargo, la co-habitación podría ser un factor protector: colocar la cuna del bebé junto a la cama de los adultos proporciona al niño una sensación de seguridad y cercanía con sus padres. Además, esta práctica facilita la lactancia materna.

Tabaquismo

Las madres que fuman durante el embarazo triplican el riesgo de que su bebé pueda morir a causa del síndrome de muerte súbita del lactante. Asimismo, si el padre o la madre fuman después de nacer el bebé y exponen al niño a estas sustancias tóxicas duplican su riesgo. Los padres deben procurar un ambiente sin humo de cigarrillo para el bebé. Las investigaciones demostraron que el índice del síndrome de muerte súbita del lactante aumenta con cada persona que fuma en la casa, con cada cigarrillo fumado y con la exposición del bebé al humo del cigarrillo. Las sustancias tóxicas presentes en el cigarrillo interfieren negativamente en el desarrollo de los pulmones y el sistema nervioso del bebé, y limitan la capacidad del niño de despertarse durante el sueño.

Temperatura de la habitación

Los bebés deben estar a una temperatura cálida pero no demasiado calurosa. Si el bebé está abrigado en exceso le resultará muy difícil despertarse del sueño profundo. La temperatura de la habitación del bebé debe ser agradable para una persona adulta y el niño no debe estar demasiado abrigado.

Cuidados durante el embarazo

Los cuidados durante el embarazo (alimentación adecuada, abstinencia de consumir bebidas alcohólicas, drogas, cigarrillos), así como los controles médicos frecuentes (desde el inicio del embarazo), ayudan al bebé a crecer sano y a prevenir el desarrollo de una anormalidad que lo exponga a una muerte súbita.

Controles pediátricos frecuentes

Los padres deben llevar al bebé al pediatra para sus controles de rutina. Además, deben respetar el calendario de vacunación.

Personas dedicadas al cuidado infantil

Cuando un bebé duerme habitualmente boca arriba y es acostado boca abajo por una persona bien intencionada pero mal informada, el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante aumenta notablemente. Procura transmitir las recomendaciones de la “Campaña bebés boca arriba” a todas las personas que cuidan al bebé (niñeras, abuelos, personas dedicadas al cuidado infantil). No todas las personas están al tanto de estas importantes recomendaciones, por lo tanto, es necesario informar acerca de ellas.

Recomendaciones

A continuación se muestran las recomendaciones realizadas por ellos:

  • Acostar al bebé boca arriba (siempre y cuando no exista una recomendación del médico de que duerma boca abajo, lo cual podría suceder si el niño sufre de reflujo gastroesofágico grave o malformaciones craneofaciales).
  • No fumar durante y después del embarazo.
  • Proporcionar un ambiente libre de humo de cigarrillo.
  • Usar un colchón firme en la cuna.
  • No colocar en la cuna almohadas, peluches, cobijas muy gruesas y/o edredones.
  • Amamantar al bebé, ya que esto lo mantiene sano.
  • No sobrecalentar al bebé (no abrigarlo con demasiada ropa).
  • No envolverlo al arroparlo para que él pueda apartar la ropa si tiene mucho calor.
  • La cabeza del bebé no debe quedar cubierta por las cobijas: se debe tapar al bebé hasta la altura de los hombros, de tal manera que sus brazos queden por fuera de la sábana o cobija.
  • Colocar al bebé de tal manera que sus pies toquen el borde de la cuna, para que no pueda resbalarse por debajo de las cobijas hasta quedar cubierto.
  • No mantener la habitación muy caliente (si la temperatura es agradable para el adulto, probablemente también lo sea para el bebé).
  • Si el bebé tiene fiebre no ponerle más ropa, sino al revés: es mejor quitar algunas ropas para que pierda calor.
  • Si la mamá piensa que su bebé se siente mal no debe dudar esta en consultar a su médico.

Monitoreo

En la actualidad existen algunos aparatos, como un monitor respiratorio infantil, que puede ayudar a prevenir la muerte de cuna, pues avisa a los padres cuando su bebé tiene una apnea (deja de respirar). El instrumento monitorea electrónicamente el movimiento respiratorio del bebé con un detector que se coloca debajo del colchón. Este señala los movimientos con un sonido y con un pequeño foco verde intermitente. No hay ningún contacto con la piel del bebé. Si el movimiento y la respiración del bebé se interrumpen por un período que exceda los 20 segundos, suena una fuerte alarma y un foco rojo.

Fuentes