Tos contagiosa del caballo

Tos contagiosa del caballo
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Tos contagiosa del caballo.

Este proceso infeccioso es muy contagioso, y se extiende rápidamente en los efectivos equinos, sobre todo en las cuadras de caballos de carreras, donde aparece casi todos los años. Su difusión se facilita por los frecuentes transportes de los caballos de carreras de unos hipódromos a otros y a las yeguadas. No obstante, puede transmitirse también a otros caballos y a los animales dedicados a los trabajos agrícolas.

Etiología

Después de haber logrado FILZI transmisiones artificiales con filtrados hemáticos, WALDMANN y KOBE (1934) consideraron como agente patógeno un virus neumótropo, el cual se encuentra en los pulmones en el acmé de la enfermedad, y en la sangre, durante la fase febril. Parece ser que el virus es poco resistente (sin embargo, en estado de congelación conserva su capacidad contagiante hasta 23 días); en pruebas de transmisión artificial puede hacerse enfermar no sólo a los caballos, sino también a los bóvidos. Sobre la receptividad de los animales de laboratorio no hay experiencias hasta la fecha.

Forma de contagio

El contagio se efectúa por los caballos enfermos o en período de incubación, y, lo más frecuentemente, mediante las gotitas expulsadas al toser. No se puede afirmar todavía si el hombre y los objetos inertes desempeñan un papel como portadores intermedios. Además, según BELLER (1950), los caballos pueden contagiarse también en los establos de ganado vacuno, si en ellos hay algún bóvido que padece esta misma enfermedad. Ni la raza ni la edad influyen apreciablemente sobre la receptividad.

Patogenia

El virus se multiplica en las fosas nasales y cavidad faríngea y penetra en la sangre, desde donde pasa a los bronquios y causa bronquitis, con infiltración celular de los tejidos peribronquiales. Con ello acaba la enfermedad producida de manera inmediata por el virus, y éste desaparece de los tejidos bronquiales en algunos días. Pero cuando los animales vuelven al trabajo pese a su enfermedad, principalmente en tiempo desapacible, o se someten a otras condiciones ambientales desfavorables, surgen complicaciones que, de por si, carecen de importancia y que se deben a la acción de bacterias patógenas facultativas, entre las cuales destacan algunos estreptococos.

Independientemente de que en muchos casos aparezca la papera como complicación de la tos contagiosa, lo más frecuente es que penetren en los tejidos bronquiales y en pulmones, Streptococus pyogenes (anilnalis), los cuales originan el cuadro clínico de la bronquitis infecciosa y bronconeumonía (enfermedad de Bruselas o de Gante). El proceso se agrava todavía más, según GRATZL, cuando en las complicaciones interviene también el Bacterium abortus equi, el cual da los síntomas de una septicemia.

Alteraciones anatómicas

En los animales afectados exclusivamente por la acción del virus, sólo reconocibles en el matadero o como hallazgo casual en la necropsia, aparece un catarro bronquial, con una mucosidad viscosa, amarillenta, que se encuentra hasta en las más finas ramificaciones de los bronquios; además se aprecia intensa tumefacción de los ganglios bronquiales y peribronquitis, con infiltración, apreciable en el examen histológico, causada por linfocitos y macrófolos.

En muchos casos se presenta asimismo laringotraqueítis. Cuando aparecen complicaciones se observa una bronconeumonía manifiesta, casi siempre supurada, con degeneración parenquimatosa de distintos órganos, eventualmente con lesiones septicémicas. El cuadro de la necrosia corresponde a veces al de la paper.

Síntomas

Tras una incubación de 1 a 6 días (casi siempre, de 1 a 3), se observan fenómenos iniciales poco notables, como catarro seroso conjuntival y nasal, con flujo escaso, que seca en pequeños copos, color aframbuesado de la mucosa nasal y sensibilidad a la presión de la laringe y de los primeros anillos traqueales. Simultáneamente, durante 12-24 horas, y según el tiempo de permanencia del virus en la sangre, se produce elevación de la temperatura hasta de 390_400 C., acompañada de otros síntomas febriles (la temperatura puede permanecer también, más tarde, permanentemente elevada algunas décimas sobre 38° C.). Días después, cuando el animal ha recuperado su vivacidad, aparece tos seca, profunda, dura, dolorosa, que se repite en accesos separados por cortos intervalos.

Más adelante, la tos es casi el único síntoma de la enfermedad; a lo sumo pueden oírse estertores en la tráquea y en el tórax, pero con el tiempo los golpes de tos se van haciendo cada vez más raros y, -3 semanas después (excepcionalmente, algo más tarde), desaparecen.

La curación de la enfermedad deja una inmunidad activa de corta duración; pero cuando esto se repite varias veces, la inmunidad parece ser más sólida.La complicación más grave es la bronconeumonía, que viene a interferir el cuadro clínico del proceso, generalmente benigno. En tales circunstancias, la tos se repite y causa gran fatiga; además, la temperatura se eleva hasta 39,5°-40,4° C. e incluso 41° C., casi siempre de curso atípico, y se observan amplias oscilaciones y hasta períodos apiréticos. También puede haber variaciones en el número de pulsaciones, siempre aumentado. La conjuntiva palpebral se observa de color rojo escarlata, y se advierte flujo ocular, desde mucoso a mucopurulento. El apetito y la sed se conservan bien al principio, para disminuir más tarde e incluso desaparecer. Siempre hay flujo nasal mucopurulento y hasta purulento, grumoso, cremoso o verdeamarillento; más tarde, muchas veces, fétido, y después, a menudo, moderada tumefacción de los ganglios linfáticos del canal exterior. La respiración se hace muy frecuente, difícil y hasta anhelante. La percusión del tórax revela con frecuencia focos alterados, como en la bronconeumonía, y la auscultación descubre, en puntos circunscritos, estertores húmedos, respiración ruda y hasta bronquial.

Cuando aparecen estas complicaciones en muchos casos, 2 a 3 semanas después o antes los enfermos mejoran y, pese a las posibles elevaciones de la temperatura, curan al final de la 4.a ó 5a semanas. En cambio, otros casos empeoran rápidamente, y los enfermos mueren ya en los primeros 3 a 12 días. La enfermedad suele durar 7-8 y hasta 9-12 semanas, y pueden presentarse súbitamente agravaciones y recaídas, a veces de terminación mortal. La letalidad varía entre 12 y 67 %. No es rara la transformación del mal en huélfago, a consecuencia de bronquitis crónica, induración pulmonar, atelectasia y enfisema pulmonar.

Otra complicación es la paperas, que aparece frecuentemente como consecuencia de la tos contagiosa, hasta tal extremo, que muchos autores ponen en duda la existencia de casos de papera independientes.

Diagnóstico

La influenza de los équidos difiere de la tos contagiosa por la alta temperatura, que se establece ya desde el principio, y por la quemosis de las conjuntivas. Además, en el primer padecimiento la tos, cuando aparece al principio, no se debe a bronquitis, sino a laringitis. La pleuroneumonía se diferencia de la tos contagiosa por las características cruposas de la neumonía.

Tratamiento y profilaxis

Los medicamentos son superfluos. Aparte un reposo de 2-3 semanas por lo menos de duración, basta la permanencia del animal en un establo limpio y seco, o, si hace buen tiempo, al aire libre; además, se le proporcionará pienso seco libre de polvo o humedecido, eventualmente, en forma de agua de harina o de salvado. A veces el cambio de lugar detiene la epizootia. Cuando aparece bronconeumonía se trata según las reglas recomendadas para la neumonía catarral, y en este sentido es muy ventajosa la aplicación de sulfamidas y antibióticos.

Para evitar el contagio, los animales recién comprados se mantendrán separados del resto, por lo menos 10 días, en los puntos de gran acumulación de ganado caballar.

La epizootía se combate solamente con medidas higiénicas, distribuyendo ganado en varios grupos lo más pequeños posibles, para evitar la infección por contacto entre los distintos grupos. Se puede recurrir a la infección artificial del efectivo cuando se quiera evitar que la enfermedad se produzca en determinado tiempo (por ejemplo, en la época de carreras), y el ganado infectado artificialmente pueda ser protegido sin inconveniente durante tres semanas (KÖBE).

Fuente.

  • Libro de texto Patología y Terapéutica Especiales de los Animales Doméstico

Dr. Rudolf Manninger y Dr. Johannes Mócsy