Totemismo

Totemismo
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Concepto:Es una de las formas iniciales de la religión de la sociedad primitiva. Lo fundamental del totemismo estriba en la creencia en un origen común y en la afinidad consanguínea de un grupo de personas con una determinada especie de animales, de plantas, de objetos o de fenómenos

Totemismo. (de la palabra “ototeman”, que en la lengua de los indios de la tribu norteamericana ojibwas significa “clan de él”). Es una de las formas iniciales de la religión de la sociedad primitiva. El primero en utilizar dicho término fue J. Long (fines del siglo XVIII. Lo fundamental del totemismo estriba en la creencia en un origen común y en la afinidad consanguínea de un grupo de personas con una determinada especie de animales, de plantas, de objetos o de fenómenos. La aparición del totemismo está condicionada por una economía primitiva (caza, recolección de frutos silvestres) y por el desconocimiento de todo nexo en la sociedad, excepción hecha del parentesco de sangre. Se da el nombre de tótem al animal antecesor, a su imagen o símbolo, y también a un grupo de personas.

El tótem, poderoso protector de los individuos, les facilita los alimentos. El totemismo se encuentra extendido entre las tribus de Australia, de América del Norte y del Sur, de Melanesia, de Polinesia y de África. En las religiones desarrolladas, se han conservado supervivencias del totemismo. (Dios como padre de los creyentes; animales puros e impuros; comunión como acto de consustanciarse con el cuerpo de Dios); también se han conservado el folklore (narraciones sobre relaciones matrimoniales y de parentesco entre hombres y animales).

Definiciones

La exótica voz tótem aparece utilizada por vez primera en la obra, del viajero anglosajón J. Long, Voyages and Travels of an Indian Interpreter and Trader (Londres, 1719) bajo la forma tótem y otras variantes como dodaim y toodaim. En los amerindios Ojibway, tribu algonquina de la región norteamericana de los Grandes Lagos, el emblema (=figura simbólica) de un clan es un objeto, animal, vegetal, geográfico, telúrico o cósmico, que representa al clan y con el que éste se considera en una determinada relación de parentesco; así, por ejemplo, un ciervo o la figura de un ciervo constituyen el tótem del clan llamado o que se autodenomina «del ciervo» o «de los ciervos».

De aquí que la voz tótem posiblemente venga de la grafía incorrecta adoptada por Long para la palabra algonquina ototemam (=su antepasado, su pariente). Así, pues, ha venido a denominarse tótem a un ente de la naturaleza, por lo común un animal, o su efigie, que en la mitología de algunas tribus y pueblos antiguos se toma como emblema, y a veces como protector o como antepasado o progenitor, de la colectividad o del individuo, y que en ocasiones recibe alguna especie de culto (de ahí que la voz tótem pase al lenguaje coloquial para significar un objeto o ente al que se venera casi sacralmente).

Las relaciones de unos individuos, de una tribu o de un clan con un tótem se encuentran a veces institucionalizadas, hablándose entonces en Etnología, Historia de las religiones y otras ciencias de totemismo. Éste se puede considerar como un sistema clasificatorio exogámico, tanto en el plano religioso, como en el social y en el lingüístico, basado en la creencia en un tótem. Quizá sería más lógico hablar de totemismos que de totemismo, dada la multivocidad y complejidad del sistema que A. R. Radcliffe-Brown considera como una serie de «costumbres o creencias por las que se establece un sistema especial de relaciones entre la sociedad y los animales, plantas y demás objetos naturales que son importantes para la vida social».

El apego de una persona hacia el objeto que constituye su tótem, o el de su grupo, está inspirado al parecer en un sentimiento, muchas veces mezclado con lucubraciones más o menos pseudomíticas, de íntima afinidad o parentesco que se cree advertir entre sí y un determinado objeto; parentesco que en muchos autores (antropólogos, sociólogos e historiadores de las religiones) se interpreta como una relación de mayor o menor identidad sustancial con el tótem, y que se manifiesta en el hecho de que los miembros de un determinado grupo portan como nombre común y estírpico el de su tótem, al que consideran su antepasado. Los fenómenos socio-religioso e institucionales a que dan lugar tales creencias y prácticas, que se encuentran en ciertos pueblos, especialmente los dedicados a la caza y recolección de frutos naturales, constituyen el complejo y proteico fenómeno denominado totemismo, que, en general, puede considerarse como una forma de superstición.

Estudios

El tótem va generalmente acompañado de creencias o leyendas acerca del origen genealógico del grupo humano supuestamente relacionado con él, y tiene implicaciones en la moral instituida y en determinados tabúes, que ordenan su evitación o ritualizan estrictamente su contacto. El antropólogo James Frazer fue el primero en analizar en su conjunto el fenómeno totemístico, en su libro Totemism (1885), y, sobre todo, en los cuatro tomos de su Totemism and Exogamy (1910). Numerosos sociólogos, antropólogos y psicólogos estudiaron el fenómeno del totemismo en las primeras décadas del siglo XX, movidos por la esperanza de haber encontrado un camino prometedor en la investigación de las raíces sociales y psicológicas del ser humano. Muy particularmente, se escogieron como campo de estudio las sociedades primitivas de los aborígenes australianos.

Tótem, tabú y exogamia (matrimonio fuera del grupo) son tres fenómenos que aparecen inextricablemente entrelazados en muchas sociedades, por lo que los estudiosos los agruparon dentro del concepto más general de totemismo, llegando a crear complejos sistemas que englobaban símbolos, prohibiciones, relaciones magicorreligiosas, modalidades matrimoniales y otras muchas manifestaciones culturales.

Con el transcurso del tiempo, un número creciente de investigadores se situó frente al totemismo en posición crítica, observando que los pretendidos fenómenos totémicos no se daban en estado puro, en su totalidad, en ninguna sociedad, ni formaban un todo homogéneo. El concepto de totemismo se aplicaba a un gran número de instituciones diversas que parecían tener algo en común. Pero por ello mismo pecaba de cierta indefinición, que provocaba a su respecto el desacuerdo de los estudiosos, hasta el punto de dejar de constituir un instrumento útil para la comprensión de las peculiaridades culturales de algunas sociedades.

El antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, en Le Totémisme aujourd´hui (1963; El totemismo en la actualidad), llegó a la conclusión de que el totemismo no es más que una expresión simbólica que permite al individuo un mejor entendimiento y expresión de la realidad social que lo rodea y de la diferenciación de clanes y de roles. Según este autor, su importancia había sido exagerada por los estudiosos del primer tercio del siglo XX.

Evolución

El totemismo se encuentra sólo en determinados pueblos. Formas más o menos acusadas de totemismo individual se han observado en pueblos situados en cualquier nivel de civilización y organización social, desde pueblos cazadores y culturas arcaicas a sociedades modernas. Así R. Linton ha observado el fenómeno, con variados matices y tendencias, entre contemporáneos norteamericanos y europeos: miembros de un equipo de fútbol o béisbol, que pueden autodenominarse como osos, panteras u otros animales más o menos feroces, de clubs cívicos (leones, etc.), partidos políticos, organizaciones militares o paramilitares, etc. La cuestión de si el totemismo de grupo -forma quizá la más difundida de los totemismos- ha tenido un origen único o múltiple no tiene respuesta. Lo que parece más seguro es que haya surgido en distintas ocasiones independientes; sus formas son muy divergentes, aunque se advierte en él la tendencia a establecer una coordinación ideológica y mágica entre la naturaleza y cosmos con el respectivo grupo social.

Un posible precedente del llamado totemismo de grupo es el totemismo individual (herencia del totemismo personal del jefe de una familia o grupo local). Ya se ha indicado como un apego o sentimiento hacia un objeto que se considera afín, semejante, etc., puede degenerar en un cierto totemismo. Además, O. Falsirol ha señalado como fundamentos ideológicos del totemismo a los proporcionados por el animalismo que suele imponerse en las culturas cazadoras y en las que predomina el elemento viril. A partir de ahí se daría en ocasiones el totemismo de grupo y de clan en pueblos que además de la caza conocían la agricultura, y en los que un sedimentarismo efectivo favoreció la formación de grupos de parentesco bien trabado (clanes), constituidos a veces a partir de dos mitades exogámicas precedentes, puestas bajo el patrocinio de un tótem o de un supuesto soporte de una potencia impersonal. A éste se atribuiría una especie de fundamento sagrado para la vida del grupo, imponiendo multitud de prohibiciones: tabús (v.) alimenticios, sexuales, funerarios, etc.

La percepción del totemismo como una especie de sistema socioreligioso sirvió de pretexto en el s. XIX para extrañas lucubraciones de diversos antropólogos y etnólogos evolucionistas sobre la historia de la religión. Entre ellas, la hipótesis del totemismo de grupo como origen o forma primera de religión (W. Robertson Smith, E. Durkheim), hipótesis que fue pronto refutada y abandonada. En efecto, el totemismo no se encuentra en todos los pueblos más antiguos conocidos por la etnología y prehistoria, y en los que se perciben elementos religiosos; tampoco constituye una fase que se encuentre en la historia cultural de todos los pueblos.

Además, los elementos o aspectos religiosos del totemismo y su proyección no son suficientemente acusados para atribuir al totemismo un papel importante en ese terreno; destacan más en el totemismo elementos simbólicos y sociales, y también mágicos y supersticiosos, que son más bien lo opuesto a la religión. El totemismo de grupo, dentro del conjunto de la cultura del pueblo en que se da, y en el que marca más o menos su estructura, a menudo sólo es un elemento externo informal y los tótems sólo son meros nombres y emblemas.

Clases de totemismo y características

El estudio del llamado totemismo se lleva a cabo desde mediados del s. XIX, de acuerdo con diversas tendencias de escuela, que han dado lugar a muy distintas conclusiones. De todas formas, los que han estudiado el totemismo están de acuerdo en que por lo menos pueden distinguirse tres formas: individual o personal, o de grupo o colectivo y de sexo. Se llama totemismo individual a la relación místico-mágica o semirreligiosa de una persona con un animal singular, una planta o un determinado fenómeno de la naturaleza. En el totemismo de grupo se admite la existencia de una relación totémica de grupos o clanes locales con una especie entera de animales o plantas.

Dicha relación está sustentada por elementos tales como narraciones tradicionales, que explican una descendencia común desde el tótem o aventuras corridas por el ancestro humano del grupo con el tótem; prohibiciones de casarse dentro del mismo grupo totémico; transmisión hereditaria del tótem (más en la línea masculina, menos en la femenina); asociaciones simbólicas o mágicas de tótems u objetos naturales en virtud de analogías reales o supuestas. Los tótems más frecuentes pertenecen al mundo animal; más raros son los de fenómenos naturales y cuerpos celestes. Y se llama totemismo de sexo (tipo especial limitado a Australia) cuando los hombres por una parte y las mujeres por otra, en una misma tribu, poseen separadamente su propio tótem.

«Las notas comunes a todas estas formas son:

  • la) relación permanente de carácter emocional, místico, mágico, mítico y de parentesco de los miembros de una unidad social o de personas individuales con animales u objetos naturales considerados como tótems;
  • el tótem considerado como patrono, auxiliador, compañero o pariente, con fuerzas a menudo sobrehumanas;
  • nombres y emblemas relativos al tótem;
  • identificación con el tótem;
  • prohibición de matar al tótem, de comerlo o tocarlo;
  • ritual referente al tótem»

No hay que confundir el totemismo con la Zoolatría. En el totemismo se trata, entre otras cosas, no de culto a animales, sino de presuntas representaciones del padre de la tribu o de divinidades en forma animal, de metamorfosis de hechiceros o de animales a los que se atribuye un simbolismo astral o alquímico. El denominado totemismo cúltico, de ciertos grupos de Oceanía y Australia, es una especie de totemismo de grupo, que se encuentra en clanes locales con referencias a ascendientes totémicos de los tiempos míticos, con mitos, cantos y lugares sacros, objetos cúlticos, imágenes de piedra o trazadas sobre arena, dramatización de los actos de los ascendientes totémicos, ritos para la reproducción de especies animales y vegetales e intuiciones y creencias acerca del origen supraterreno de las almas de los niños.

Organización social

El totemismo de grupo se considera frecuentemente como un sistema social, un «operador lógico» lo definió Lévi-Strauss, que rige diversos o todos los aspectos de la existencia del grupo, determinando lo que se puede y lo que no se puede hacer en el mismo. Así, los miembros de un mismo tótem son obligados a no consumir la carne del animal que les sirve de patronimio y también la de especies que presenten relaciones analógicas con el tótem (lo que sirvió de ocasión a Freud para publicar algunas de sus curiosas especulaciones). Igualmente, cuando se lleva el «nombre de familia» del tótem (prácticamente equivalente a un apellido), indicando el ascendiente, no se puede buscar cónyuge más que fuera del propio clan. Atentar contra el tótem comiéndolo o consumiéndolo, contra la hermana (incesto), contra el hermano (fratricidio) vienen a ser como tres aspectos de un mismo sacrilegio, falta moral o más bien sociológica (en cuanto viene a considerarse una especie de «imposibilidad» estructural). Para que la sociedad funcione, alimentos, esposas, etc., se cree que deben ser buscados fuera del clan; por ello se toman precauciones para evitar ciertos contactos con lo relacionado con el tótem y se imponen más prohibiciones que prescripciones. Evidentemente todo esto es independiente de un presunto contenido sacral.

Lo que Lévi-Strauss denomina «operador totémico» serviría para plantear una serie de identidades y de diferencias entre especies naturales y «especies culturales», es decir, clasificaciones sociales y lógicas, en términos de homologías y cambios. Se trataría de un problema, que lejos de ser únicamente el de las sociedades totémicas es el de toda sociedad: «Cómo hacer para que la oposición, en lugar de ser obstáculo en la integración, sirva más bien para producirla» (Lévi-Strauss). El totemismo sería un intento de respuesta, afirmando compartimientos diferenciales entre los animales y en la naturaleza, que son llevados al terreno de la cultura. Las diferentes categorías que por homología se asignan a las diversas series animales sirven para reconocer diferencias y cambios entre los hombres. Que todo ello esté más o menos mezclado a veces con supersticiones o a veces con cuestiones religiosas es otro tema que no siempre es fácil tratar independientemente.

Véase también

Fuentes

Enlaces externos