Masái

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Masái
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Concepto:Pueblo de pastores y guerreros orgullosos que se ha negado a abandonar su tradicional forma de vida.

Los masái (también se escribe frecuentemente maasái) son un pueblo nómada que sigue hoy en día subsistiendo del pastoreo, aunque alguna de sus tribus, como los arusha (o masái lumbwa) se dedican a la agricultura.

Datos de interés

Se encuentran ubicados al Sur de Kenia y Norte de Tanzania (valle del Rift). Con una población estimada de 400.000 habitantes para su comunicación practican la lengua Nilo-sahariana, nilótico, lengua masái o maa siendo integradas por tribus como: arusha , baraguyu (o kwafi), samburu, kikongo.

Estructura social

La estructura social masái está jerárquicamente organizada. Además de los clanes (de los cuales el de los herreros es el más bajo), se dividen en guerreros o morane, jefes de familia y ancianos (responsables políticos o religiosos). Cada una de estas clases posee derechos y deberes específicos, que en el caso de los guerreros varían según la edad de los jóvenes.

Así pues, a los 16 años los muchachos se someten a la ceremonia del paso a la edad adulta que incluye la circuncisión, y por la cual se convierten en guerreros durante unos años. De aquí en adelante compartirán muchas facetas de su vida con sus compañeros de ritual. Son los llamados grupos de edad, pilar básico de la sociedad masái. Estos jóvenes guerreros desempeñaban antiguamente la función de defensa del territorio, pero hoy en día se ocupan las tareas más difíciles del pastoreo (de niños sólo vigilan el ganado), además de la caza y las importantes exhibiciones de valor.

Cuando los grupos de guerreros van contando mayor edad pasan a integrar los siguientes estratos sociales, desplazando a su vez a los del grupo de edad precedente hacia un status mayor. Cada aumento de status (siempre por grupos) va ofreciendo a los jóvenes más derechos y prerrogativas como poder fumar o casarse (siempre fuera del clan familiar); y cada vez van pesando más sus opiniones en la sociedad. Esta característica culmina cuando un grupo pasa a considerarse de “ancianos”, ya que son ellos quienes tomarán todas las decisiones importantes, de forma igualitaria y reunidos en consejo.

En cuanto a las niñas, también pasan por una ceremonia de iniciación que incluye la circuncisión femenina. Es habitual que su futuro matrimonio esté pactado por sus padres desde pequeñas, pero desde el rito de iniciación se les permite relacionarse con los jóvenes guerreros que deseen. Aunque pueda parecer lo contrario, la sociedad masái es muy abierta a este respecto, ya no está mal vista la promiscuidad femenina ni masculina.

Ceremonias

Entre los masái se llevan a cabo varias ceremonias o ritos, fuertemente relacionados con la edad. Uno de ellos es el rito de iniciación, que convierte a los muchachos (16 años) en jóvenes guerreros o moran.

Durante la importante ceremonia, los jóvenes son circuncidados al amanecer y recluidos todos juntos (manyatta) para pasar un periodo de convalecencia. Cuando la herida está cicatrizada los jóvenes se dedican a cazar pájaros con los que decorar su cabeza, que ha sido convenientemente rapada. Pero todavía no se considerarán guerreros hasta que su pelo crezca y pueda ser recogido en pequeñas trenzas.

Desde este momento, los ya guerreros, vivirán juntos en poblados propios. Este periodo estrecha fuertemente los lazos entre los muchachos que forman el grupo de edad, unión que han de respetar de por vida. En estas aldeas podrán ser visitados por las jóvenes que deseen mantener relaciones con ellos, pero no podrán casarse hasta que, unos quince años después, pasen a la edad adulta.

Durante esta etapa los moran aprenden las tradiciones y se ejercitan en la fuerza y el valor. Para los masai éstas son cualidades muy importantes. El guerrero que logre matar a un León con su lanza, lucirá la melena del animal y será respetado. Antiguamente los masái fueron considerados los guerreros más temibles del continente africano. Hoy en día, además de la caza, se encargan de las tareas más duras del pastoreo, aunque algunos regresan a las escuelas tras la circuncisión.

Otro rito muy importante en la vida masai es la ceremonia de paso a la edad adulta. Todo el grupo de edad dejará de ser guerrero, para adquirir responsabilidades en la vida social del poblado (familia, hijos y ganado). Es a partir de este momento cuando podrán casarse (a veces con varias esposas) y vivir con sus familias. Para esta ceremonia, llamada Eunoto, los guerreros pintan sus rostros con pintura rojiza, símbolo de la ferocidad del guerrero. Dejan sus lanzas y sólo van armados con largos palos. Se sacrifica algún buey en un recinto rodeado por las chozas que han construido las madres de los guerreros y se celebran festivas danzas.

La celebración llega a su momento más importante cuando las madres se disponen a cortar el cabello de sus hijos. Este hecho simboliza que abandonan la condición de guerreros y que el vínculo materno se rompe para comenzar una nueva vida, tras lo cual un anciano les otorgará el primer consejo de adultos: “Ahora que eres un adulto, arroja tus armas y en su lugar emplea la cabeza y la sabiduría”.

Costumbres antiguas

Antiguamente los masái fueron considerados los guerreros más temibles del continente africano por su agresividad, bravos cuya crueldad aterrorizó a los pueblos limítrofes. En épocas pasadas para que contraer matrimonio debía obsequiar en la petición a su futura esposa los testículos de un enemigo, que ella debía colgarse alrededor del cuello o usar para adornar su choza. Cuando un hombre moría se colocaban piedras frente a su monumento que simbolizan la cantidad de hombres que habían eliminado.

Matrimonio

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Una vez casadas abandonan la casa familiar para acompañar a su marido y con ayuda de las mujeres de su familia política dedicándose a barrer, limpiar las chozas y cuando el sol agrieta el estiércol del techo, le dan un revestimiento nuevo. El resto del tiempo lo emplean confeccionando collares y cintas con abalorios.

Costumbres

  • El marido puede tener más de una mujer, pero todas ellas con el mismo status.

El número de esposas de un hombre depende de su riqueza en rebaños. El precio de una esposa es generalmente unas tres vacas, dos ovejas y un buey. Un hombre muy rico puede poseer hasta 20 mujeres, pero son pocos los que tienen más de cinco. Los masi deben casarse fuera del clan al que pertenecen, evitando así los problemas de consanguinidad.

  • Las mujeres, aún casadas y con conocimiento de su marido, pueden tener relaciones con otros hombres del mismo grupo de edad que su esposo.
  • Entre sus derechos de esposa se incluyen la exclusividad del ordeño de algunos animales y la asignación de las cabezas de ganado familiar a sus hijos.
  • Al alcanzar una edad avanzada, las mujeres gozan de la misma consideración que los hombres ancianos.
  • Cuando una mujer masái queda embarazada, las relaciones sexuales quedan prohibidas hasta que el niño pueda andar.
  • Da a luz en su propia cabaña, a la que el marido no podrá entrar hasta transcurridos 10 días después del parto.
  • El marido ni puede comer en casa hasta que su hijo haya dado los primeros pasos. Si comparece un anciano bendecirá al niño escupiendo en su cabeza o pecho.
  • Cuando una muchacha alcanza la pubertad, es circuncidada; sin embargo, el matrimonio suele tener lugar después de haber tenido un hijo.

Familia

En la comunidad masái, la importancia y posición social de un hombre se mide por la cantidad de animales e hijos que posee. De hecho, a un hombre que cuente con menos de 50 cabezas de ganado se le considera pobre.

Con la ayuda de sus numerosos hijos y esposas, el masái espera llegar a acumular un gran rebaño que puede llegar a alcanzar los 1.000 ejemplares. Las familias sienten cariño por sus animales y llegan a estar tan unidas a ellos, que conocen bien sus mugidos y el carácter de de cada uno.

Marcan el ganado con largas líneas curvas e intrincados dibujos que realzan su belleza. En sus canciones describen la hermosura de ciertos miembros del rebaño y el afecto que les tienen. Los toros de grandes cuernos curvos son muy apreciados.

Viviendas

La vida cotidiana de los masái se desarrolla en el poblado, protegido por un fuerte y espinoso vallado. Construyen las viviendas luego de contraer matrimonio, con barro y ramas recubiertas del excrementos de vaca. Los grupos de chozas en que viven los masái albergan a varias familias dispuestas alrededor de los rediles de ganado.

Caza

Los masái cazan por diversión o para proteger sus ganados, pero nunca para comer. Los moran son los guerreros de los masái. Los morán o guerreros cazan para exhibir su valor y tal vez con la esperanza de lograr un magnífico tocado de crin de león. Como muchos nilo-camilas, los masái suelen adoptar en la llanura una posición similar a la de las cigüeñas, de pie con una pierna encogida detrás de la otra.

Alimentación

  • A los moran, sin embargo, se les permite comer carne, pero nunca junto con leche
  • El ganado vacuno (a veces también ovejas y cabras) es la base de la economía familiar, aunque los kikongo se ocupan también de extraer sal del lago Natron.
  • La carne de las reses provee a los masái de alimento, y la leche y sangre de bebida.
  • En un hábitat sin agua, la leche en forma de grasa se usa como medio de aseo.
  • Las pieles son utilizadas para confeccionar la vestimenta, el estiércol se emplea en la construcción de las casas, los huesos para elaborar armas...
  • Cuando un masái cae enfermo, ha sufrido la circuncisión o está agotado se le da a beber sangre de buey. Para obtenerla agarran al animal y le atan una correa de cuero alrededor del cuello; luego retuercen la correa de modo que la vena yugular se abulte. Entonces clavan en la vena una flecha que lleva en la punta un pequeño trozo de madera para evitar que penetre demasiado, y recogen la sangre en una calabaza. Una vez extraído un litro, ponen un poco de estiércol en la herida para hacer que la sangre se coagule y sueltan al animal.

Religión

Los masái veneran al dios creador Ngai (Enkai), ante el que se llevan a cabo ofrendas y rezos para pedir la lluvia, la protección, entre otras necesidades. Asimismo creen que su dios les ha concedido todo el ganado de la tierra, y como forma de agradecimiento, son los niños quienes cuidan el ganado.

Curiosamente, los ritos más importantes se relacionan con la edad o los ciclos vitales, pero no con la muerte. Para los masái no existe el más allá, por lo tanto no tiene sentido rezar u honrar a los muertos, que son abandonados a su suerte en la llanura. El peso ritual y religioso de la sociedad masai lo ejerce un anciano (laibon) cuya única función es el ser responsable religioso del poblado. Se le atribuyen poderes adivinatorios.

La religión de los masái es monoteísta y austera. La hierba también es sagrada y en la circuncisión de las mujeres se esparce hierba sobre su cabeza. Un niño a punto de ser golpeado por un adulto enfadado puede librarse de la paliza si consigue arrancar un puñado de hierba. Según sus creencias muy pocas personas son merecedoras de la vida eterna y los cadáveres, generalmente, se dejan a merced de los carroñeros. Como se piensa que una casa queda contaminada si alguien muere dentro, los enfermos desahuciados son expulsados y quedan en el campo para que sean devorados por las hienas, aunque todavía estén plenamente conscientes.

A veces, los cadáveres de los grandes hombres son enterrados en una tumba poco profunda, con la cabeza inclinada hacia la casa, y a su lado depositan hierba, un bastón y sandalias nuevas. Los "Laibon" o profetas, reciben sepultura bajo un túmulo de piedras, sobre el cual la gente devota tira un guijarro al pasar. Los muertos no son nunca aludidos, y si el difunto tenía un apodo, en la conversación conviene utilizar un sinónimo de esta palabra para referirse a él.

El "laibon" es el intermediario entre Ngai y el pueblo masái. Su cargo es hereditario y limitado a una reducida casta. Actúa como juez y también predice el futuro, para lo cual examina las vísceras de una cabra o agita guijarros en un cuerno de búfalo. La interpretación dependerá de la posición en que caen. Además, preside las ceremonias, asegura la fertilidad y, lo más importante de todo, autoriza la guerra y trae la lluvia.

Una de las tareas más importantes del laibon es la de aconsejar a los moran, los cuales deben mantener la tradición que les prohíbe tomar alcohol o aspirar tabaco por la nariz. El único estimulante permitido es la corteza del árbol de la mimosa, que mascan antes de entrar en batalla o ir a robar ganado.

Problemas sociales

A mediados del siglo XIX los masái ejercían un importante poder en la zona, pero los enfrentamientos con las tribus vecinas y las fuertes sequías mermaron esta influencia. Con la colonización británica a principios del siglo XX comenzó la presión para que este pueblo abandonase su tradicional forma de vida, pero los masái mostraron su oposición.

Más tarde los gobiernos de Kenia y Tanzania intentaron que los masái abandonasen el pastoreo y se integraran en la cultura de sus respectivos países como agricultores. Hoy en día los masái siguen ignorando reglamentos, leyes u mandatos oficiales que modifiquen sus costumbres, les prohíban ser guerreros o les obliguen a pagar impuestos.

Fuentes