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Revisión del 09:51 29 oct 2012

El Mago del Lente
Información sobre la plantilla
Bindo2.jpg
EL MAGO DEL LENTE
NombreJosé Floresbindo García Fernández
Nacimiento25 de marzo de 1904
Sandamías, Pravia, España
Fallecimiento2 de agosto de 2002
Puerto Padre, Las Tunas, Cuba
Causa de la muerteNeumonía
ResidenciaPuerto Padre
NacionalidadEspañola
Otros nombresBindo
CiudadaníaEspañola
OcupaciónFotógrafo
Conocido porBindo
PadresRafael y Perfecta

DECADA DEL 30

Con la llegada de la década del 30 ya Bindo era un famoso fotógrafo que recorría día a día la ciudad de Puerto Padre para fotografiarla. Algunos dicen que fue su maestro Abosaid quien le dio el epíteto del “Mago del lente”, otros atestiguan que fue Pedro Zacca, comerciante libanés y fundador de la radio emisora local, algunos que el Padre Francisco, de la Iglesia católica, con quien conversaba mucho y se profesaban una gran amistad a pesar de que Bindo no asistiera a su iglesia ni se deleitara con su vino rojo. Nadie se pone de acuerdo, nadie sabe quien fue el primero en llamarlo así, lo cierto es que su estudio se hizo un lugar de referencia para aquellos que deseaban adentrarse en el mundo de la fotografía, donde ofrece venta y suscripciones de revistas y todo tipo de artículos, accesorios, además de retratos profesionales, fotos de niños, modas, fotos para los periódicos de la época. El negocio prosperaba apreciablemente en todas estas ramas de la fotografía.

El 10 de julio de 1935 Bindo compra una cámara grande de cajón para el interior del estudio al fotógrafo Pedro Mustelier quien además era agente de creyones labiales y útiles de artes plásticas y que hizo una apreciable labor social en la fotografía municipal. Bindo le da a Mustelier una cámara para fotos de carné.

La cámara de uso, con Lente de fuelle, cuatro ruedas, manivela de graduación de altura, es de la marca Century, patentada el 23 de septiembre de 1902 y fabricada en 1903 por el propio George Eastman, de las que se fabricaron 100 cámaras de alta calidad y reforzado diseño. Este importante hombre de negocios es el creador de la compañía Kodak de los Estados Unidos, que se convirtió en una industria insuperable con más de 96 edificios dedicados por entero a la producción de proyectores, papel fotográfico, filtros, etc, y que es conocida desde el año 1885 cuando introdujo en el mercado las cámaras de cajón para fotografiar y filmar. Esta cámara acompañó al Mago del lente durante su labor como fotógrafo, es testigo silenciosa de innumerables anécdotas y las intimidades del Estudio Bindo. Captó para la eternidad los rostros de cientos de ciudadanos de la villa azul. Fue el puente conector entre el autor y su obra fotográfica. Aún se conserva dentro de las pertenencias dejadas por el Mago del lente.

En 1938 conoce Bindo la orden Rosae Crucis (Rosacruz) teosofía mística que tiene sus antecedentes en el antiguo Egipto, que recoge en sus enseñanzas experimentos seudocientíficos para energetizar la mente y el cuerpo. Fue Miguel Betancourt, farmacéutico, un ferviente promotor de esta organización, en la que introduce a Bindo en esta hermandad que tiene por sede mundial al parque San José de California, en los EE. UU. Miguel Betancourt además fue un excelente pintor que obtuvo premio en pintura en un concurso internacional en Francia, quien junto a su maestro de artes plásticas José Martínez Ochoa decoraron dos paneles en el estudio de Bindo.

José Floresbindo, con sus ahorros, ayudó a financiar la compra de monografías a otros integrantes del “círculo Rosacruz” de Puerto Padre, entre ellos se encontraban Pablo Silva, Jorge Peña, José Peña, Lalo Ochoa Calderón, Rafael Nadal Prats, entre otros, quienes cada noche de jueves reunidos en la casa estudio de Bindo daban lectura a las monografías y libros como el Mágnum Rosae Crucis (la Biblia Rosacruz).

Bindo dedicó más de 25 años al estudio de esta teosofía mística, recibía los manuales por correspondencia y otras informaciones a través del capítulo Rosacruz de Holguín, que era donde radicaba este tipo de Logia en el oriente cubano. Recibía además la visita de miembros de la logia de Camagüey.

Llegó el Mago del lente al 12 grado Rosae Crucis, hizo grados superiores y se convierte primeramente en Caballero Rosacruz y luego en Maitre Rosae Crucis, el más alto título que concede esta orden a miembros por correspondencia. Muy pocos en Cuba llegaron a esta categoría filosófica.

DECADA DEL 40

Participa Bindo en diferentes actividades sociales, dejando constancia fotográfica de hechos memorables de la historia local. El 24 de febrero de 1940 salió al aire la Emisora radial CMKY “Radio Puerto Padre”, fundada por el comerciante de origen libanés Pedro Zacca Cheda, fue la decimotercera emisora que empezó a transmitir en Cuba. Bindo no faltó a la cita para fotografiar este instante irrepetible. Días después un anuncio radial decía: “Fotos Bindo, la mejor opción para cumpleaños, boda, quinces. Fotos Bindo, el Mago del lente. Solicite sus servicios en Avenida Libertad No. 39. Fotos Bindo, el Mago del lente…”

El 20 de enero de 1943 se efectúa el entierro del insigne maestro, pintor y hombre culto de Puerto Padre, José Martínez Ochoa. Bindo fotografió este momento de dolor y pena.

Otros hechos quedaron reflejados por la cámara de Bindo, el 20 de octubre de 1944 un zeppelín sobrevolaba por la ciudad de Puerto Padre. Aterrizó cerca de la “anacahuita”, deja un bulto de correo y luego se eleva para continuar viaje. Esta foto fue publicada por un periódico de la época. Bindo realizó esta instantánea al igual que un fotomontaje donde aparece la “villa azul” invadida con varios dirigibles que se pierden en la lejanía. Es una obra difícil de lograr según los medios de la época.

El 24 de febrero de 1948 se cambia el nombre a la antigua Avenida 12 de agosto por el de Avenida General Máximo Gómez. El acto fue presidido por el alcalde municipal Raúl Cabrera del Valle y Santiago Marrero Giraldo, promotor del cambio del nombre y quien fuera escolta del generalísimo. El acto contó con la presencia de Bindo, quien fotografió y filmó este hecho histórico.

En 1949 la revista norteamericana “Flash fhotography” publica uno de los retratos de Bindo. Esto fue posible a través del fotógrafo William Mortensen, amigo de Bindo por correspondencia. Para el fotógrafo y periodista Julián Puig, "La casa Bindo era el reino de los misterios no solo porque eran contados los que podían entrar, sino porque se respiraba el incógnito aire de los espíritus, con fotografías que te clavaban una mirada punzante, exigiendo respeto. Se hablaba poco dentro, se hacía poco silencio y era casi obligado por el embrujo no mirar por el respeto, pues te lo exigía no se sabe que cosa de la naturaleza humana. Era un lugar demasiado estrecho para guardar tantas incógnitas”.

Hacia 1949 Ramón Torres Infante comenzó de aprendiz de fotógrafo en los estudios de Bindo, primeramente buscaba los alimentos cocinados por la adventista Elvira Sims, cerca de la Anacahuita, que luego sobre la mesa ambos degustaban. Elvira era muy buena en la elaboración de comida vegetariana, dieta que BIndo eligió cuando se inicia en el Rosacrucianismo. Antes el Mago del lente se alimentaba con la comida que elaboraban en el Café Oriente, de la comunidad china. Luego entabla amistad con Labrada, el propietario del Restaurante “El Bambi” y le comienzan a preparar sus alimentos en este centro gastronómico, pero nunca dejó de buscar alimentos en casa de Elvira Sims.

“Una vez llegué a su casa y estaba muy triste: se le había roto la cámara de cajón. Yo se la arreglé con un adaptador para la película. Desde entonces me tomó cariño y siempre me ayudó mucho”, recuerda Ramón Torres.

Bindo ayudaba con créditos a los comerciantes de la localidad y a muchas personas que acudían a él en busca de su alma caritativa. Algunos le pagaron las deudas, con otros no tuvo igual suerte.

Durante siete años Ramón Torres trabajó en el Estudio Bindo y fue testigo junto al maestro de disímiles sucesos y anécdotas y conservó fotos y dos rollos de películas silentes de 16 milímetros tomadas por el Mago del Lente, quien luego la enviaba a La Habana al departamento de fotografía de la tienda Fin de Siglo o a la Unión Trading C.O ubicada en Humbolt 7, para el revelado de estas cintas. Estas películas las filmaba con una cámara de cine Revere de 16 mm, modelo Magacine Torrecilla, famosas por su alta precisión y acabado perfecto, con visor graduable para cortas y largas distancias, control para cuatro velocidades (16, 24, 32 y 86 fotogramas por segundo), en su época fue de las mejores marcas del mundo y luego las proyectaba en el Kodacope Mod FB-40 con motor de marcha silenciosa muy uniforme (motor de inducción), con excelente estabilidad de la imagen. Su maletín, igualmente práctico, protege perfectamente todas las partes, por lo que puede transportarse muy fácilmente.

DECADA DEL 50

En 1950 entabla Bindo amistad por correspondencia con Charlie Preston mediante su amigo Juan Rafael Fernández. Charlie Preston desde los once años de edad empezó con la fotografía. Después de graduarse en la escuela superior fue reportero gráfico del periódico local de Alabama, EE.UU. Durante la Segunda Guerra Mundial fue instructor y piloto de bombarderos B24 y B29 y fotógrafo. Después fue el fotógrafo oficial de los concursos Miss América. Juan Rafael Fernández y Charlie Preston fueron amigos y compañeros de estudio en el pilotaje de aviones en los Estados Unidos.

Entre las amistades que frecuentaban la casa Estudio Bindo se encontraban Pedro Zacca Cheda, propietario de las mueblerías Zacca y dueño de la Emisora local; José Martínez Ochoa, maestro y pintor, hombre de amplia cultura; Ramón Pintado; Neño Rosende, el Padre Francisco, J. A. Abosaid, fotógrafo, los hermanos Julio y Lalo Ochoa, entre otros.

Es una época de esplendor para la fotografía en Puerto Padre. En el Estudio Bindo se realizaban fotografías de carné, retratos, paisajes, actividades sociales, culturales, carnavales, actos públicos, revelado de rollos, reparaciones de equipos, postales, fotos pintadas con óleo, acuarela o lápiz, montajes fotográficos y aparecen las primeras fotografías aéreas de la ciudad.

Estas últimas eran tiradas desde las avionetas de Juan Rafael Fernández y Acacio Labrada. Para esto Bindo les preparaba la cámara, les daba una mínima preparación y esperaba ansioso la llegada de estos para ver los resultados, que en algunos casos no eran los esperados pues no siempre salían bien. Las avionetas salían desde una pista que había en la finca El Molino, en el camino del Itabo al sur de la ciudad de Puerto Padre, que era propiedad de Juan Rafael Fernández. De esta aventura del aire quedaron reflejadas vistas de la ciudad, con sus parques, las casas con sus tejados, los solares que hoy están ocupados por majestuosas obras de arquitectura local y la urbanidad de la villa azul, la playa, el cayo Juan Claro, el cementerio y el estadio de pelota, el Boquerón, la Bahía, el parque con su glorieta.

Otra de las modalidades de la fotografía utilizadas por Bindo fue la diapositiva, las que se veían a través de un proyector que poseía y en las que se podían deleitar a mayor dimensión las imágenes de la ciudad tomadas por el ojo visor de este sorprendente maestro del lente. Las mismas se conservan en la actualidad.

En el Estudio, después del paraban con un paisaje asiático indicándonos un mundo natural de ríos y montañas, estaba la inmensa cámara que hacía posible detener la niñez y la sonrisa distintiva de la juventud. Había gigantes lámparas de luz amarilla, de sofocante calor, y la orden de ¡¡Quieto!! hasta tanto la bombilla de goma, que oprimía con las manos, hacia mover por el aire las complicadas aspas del obturador. En fracciones de segundos se detenía el tiempo en una fotografía que los años pondrían amarilla como la nostalgia.

De los rollos conservados por Ramón Torres, uno tiene tres minutos de duración, en blanco y negro con imágenes del carnaval de Puerto Padre del año 1957, aparece un cartel que dice “Bienvenidos al Carnaval”, el Fuerte de la Loma, calles adornadas, una guagua ruta 80 con un grupo de músicos y las carrozas en su paseo nocturno. El otro es a color, de aproximadamente dos minutos, bastante desteñido por el tiempo, que contiene imágenes de la playa La Boca, el bote Hilda Roque, bañistas y otros barcos que poblaron la bahía.

Aun se conservan las películas de hechos como el cambio de nombre de la avenida 12 de agosto por el de Máximo Gómez; la colocación del Busto a las Madres; la siembra del Árbol de la Amistad, una ceiba que se plantó con tierra de los 13 barrios de Puerto Padre; las fiestas de San José; los momentos en que se construía el mural escultórico Canto a la Revolución, obra testimonial de la muralista mexicana Electa Arenal Huerta. Están, además, las calles empedradas y su pavimentación. Consta, también, el bajareque rústico que prueba la infelicidad de las economías depauperadas. Consta todo, lo sublime y lo ridículo, las virtudes y los defectos de una sociedad empujada por los tiempos, víctima de la pobreza y de la riqueza.

Pueden verse fotingos parqueados en laterales que luego fueron aceras, con argollas para los caballos de aquellos que haciendo sonar sus espuelas decidieron, en aquel momento, visitar bares y cantinas.

En 1956 es derribada la glorieta en el Parque de la Independencia, en cuya base se colocaría la estatua de la libertad, la que cedía su puesto al Anfiteatro de la Ciudad. Ante el dolor que causaba no volver a ver esta bella obra arquitectónica que engalanaba el parque y en la cual conversaban los jóvenes, jugaban los niños o posaban ante las cámaras de los fotógrafos aquellos que deseaban un recuerdo bonito de la ciudad, Bindo deja contancia al filmar y fotografiar este hecho.

En 1957 Ramón Torres abandona el Estudio Bindo porque ganaba poco, estaba casado y se había involucrado en la causa revolucionaria, la clandestinidad, donde ocupaba un lugar importante. El testimonio de Torres Infante alega que “Bindo simpatizaba con la causa de Fidel y el movimiento 26 de julio, cada vez que le proponíamos la venta de algún bono de cinco pesos para recaudar fondos siempre lo compraba, hablaba bien de los rebeldes”.

Entre sus características personales vinculadas a la amistad está que Bindo no iba a los velorios, sin embargo estaba presente en cada uno de los entierros y era el último en irse, después que meditaba solo ante la tumba de sus amigos.

En 1957 Lester Pérez Hornia, “Barón”, andaba sin trabajo. Eran tiempos de Carnavales y caminaba por la Avenida Libertad. Se detiene frente al Estudio Bindo a contemplar as fotos que se exhibían en las vidrieras y ve a su propietario limpiando el local. El encargado de esas labores era Mayito Gisbert y hacía tres días que no iba al trabajo. La situación era crítica y no tardó la propuesta: ¿Quiere que le ayude a limpiar?, dijo Barón. Bindo aceptó la propuesta pero solo hasta que se incorporara el dueño de la plaza pues no sabía las causas de su ausencia. El nuevo integrante del Estudio Bindo se destaca en las labores de limpieza del local y al no incorporarse Mayito pasa a desarrollar esa labor por un salario de 25 pesos mensuales.

No solo desarrollaba la limpieza del local y otros menesteres, por su seriedad en el trabajo comienza a colorear fotografías, realiza labores en el cuarto oscuro y toma fotos en la galería, llegando a fotografiar actividades sociales, fundamentalmente las bodas de entonces. Para las labores clandestinas de Lester, Bindo le entregó balas y un revolver que luego, junto a Amable Santiesteban, entregarían a Favio Quesada, que era jefe de un grupo guerrillero que operaba en la zona da La Morena y el Socucho.

En 1959 el Estudio Bindo dejó constancia fotográfica de todos los juicios que se realizaron en el territorio a los elementos contrarrevolucionarios, actos políticos y concentraciones masivas. Bindo continuó su labor como fotógrafo. “Bindo era caritativo, daba dinero a todos, era metódico, vegetariano, gustaba de los guineos y las galletas” - comenta Barón.

Juan Cartaya, de 63 años y pensionado social, nos cuenta que la primera foto que tuvo se la tiró Bindo. “Yo andaba loco por tener una foto mía pero no tenía dinero. Un día Bindo me dijo: “Niño, párate ahí”. Me apuntó con el aparato, luego le dije donde vivía y al día siguiente fue a mi casa con la foto dentro de un librito de lo más chulo y que me lo regalaba. Yo no se como supo que yo quería una foto mía si yo nunca se lo había dicho a nadie”.

René Pérez Diéguez “Guara”, de 72 años y chofer retirado, nos cuenta que cuando tenía 15 años salió con su hermano Mandrake (José Angel Pérez) y su amigo el Curro Véliz y “no teníamos dinero para comprar una cerveza, y al Curro Véliz se le ocurrió ir al Estudio de Bindo para timarle el dinero y este lo sacó dándole empujones. Ya en el frente de la casa el Curro quiso demostrar su fuerza, era más joven, pero voló por encima de Bindo con una batida que este le dio, cayó en medio de la calle que levantó el polvo y se perdió huyendo y llorando. Días después el Curro me contó que Bindo lo tocó con las manos y le dio un corrientaza por todo el cuerpo, las piernas se le aflojaron y fue porque Bindo era de eso, Rosacruz”.

Para Agustín Rodríguez, de 68 años y barbero, “Bindo fue un gran amigo y maestro Rosacruz que yo tuve, era pasífico y callado. Me regaló alguna literatura mística. Yo me carteaba con él usando el alfabeto Rosacruz para ocultar las respuestas e interpretaciones que él le daba a mis dudas”.

Isabel Pérez Fernández, de 48 años e instructora de arte recuerda con gratitud: “Mi hijo iba a cumplir el primer año y me regalaron unos rollos de películas de 8 milímetros y nos volvimos locos porque ya las cámaras y proyectores de ese tipo no existían. Fui a casa de Bindo y él me prestó la cámara para filmar y gracias a él pude tener esas imágenes. A pesar de que era un equipo de los años 40 estaba como nuevo”

DECADA DEL 60

Antonio Ramón Martínez Pérez, nos cuenta que el 21 de junio de 1961 comenzó a trabajar en el Estudio Bindo de aprendíz de fotógrafo, “él me dio ese día una carterita que todavía conservo y le echó un peso y me dijo: tú vas a ver que nunca te va a faltar un peso en tu cartera, y así mismo fue.” Desde ese momento Ramón se encarga de la atención de Bindo, de su dieta vegetariana y las labores en el estudio. Aprende fotografía y labora junto al maestro hasta que en 1967 es intervenido el estudio fotográfico, por lo que pasa a trabajar en el Central “Antonio Guiteras”, aunque no abandona la atención y cuidadao del maestro y amigo, que lo acogió como un hijo.

Intervenido el Estudio Bindo le correspondió a Léster recibirlo como administrador del estudio estatal. Cuenta que se portó bien, que puso en sus manos todos los medios que tenía el estudio y aceptó quedarse trabajando como obrero en el mismo, el que seguía radicando en su propia casa. Barón estuvo administrando el estudio hasta 1968. Para él Bindo “era un maestro, tenía relaciones con fotógrafos de distintos niveles. Hacía fotografías con efectos de luces y fotografías a color que quedaban insuperables. Él mismo preparaba su propia química”. Con Barón trabajaron además los fotógrafos Germán López Balmaseda y Miguel Hornia Miranda “Pupi”, quienes ayudados por por Bindo dieron los primeros pasos en la fotografía. Otro que también fue discípulo del Mago del Lente fue Alexis Leyva, radicado actualmente en Buenaventura, provincia de Holguín.

Con la intervención del Estudio, algunos medios fueron recogidos para ponerlos al servicio de otras entidades en el territorio, aunque no todas le dieran el uso que requerían, tal es el caso de la Cámara de Cajón Century, que estaba en un local de servicios en la localidad de Vázquez y una ampliadora que dormitaba en un almacén de servicios en la localidad de Chaparra. Ramón Torres era el Jefe de Servicios en Puerto Padre y en agradecimiento a su maestro y amigo Bindo hizo todas las gestiones para rescatar estos dos medios importantes, los reparó y entregó al Mago del Lente, quien le agradeció el gesto en honor a su amistad. Gracias a la sensibilidad de Torres Infante estos dos testigos y participantes de la historia fotográfica de Puerto Padre se conservan dentro del archivo legado por Bindo.

DECADA DEL 70

Durante este tiempo Bindo ofrece sus conocimientos a los más jóvenes y contribuye al desarrollo de la fotografía en la localidad. En saludo al Primer Congreso del Partido, celebrado en 1975, ofrece un curso de apreciación fotográfica. Pone además sus recursos y medios en función de su centro laboral.

Bindo se mantiene como fotógrafo en el estudio estatal hasta 1976 que se inaugura el nuevo estudio fotográfico ubicado en la calle 24 de febrero No. 52, esquina Maceo. Se retira por edad y comienza a recibir una pensión. Obtiene patente de fotógrafo y continúa su oficio, enseñando a todo el que deseaba aprender fotografía, es la época en que las relaciones con los países del campo socialista estaban florecientes y la fotografía se vio favorecida por la entrada al país de materiales de todo tipo y cámaras de muy buena calidad.

En 1977 Ramón Torres Infante imparte un curso de fotografía donde se graduaron un grupo de jóvenes interesados en este arte. Ramón imprimió en un mimeógrafo todas las clases, modificadas por él. Para este empeño contó con la ayuda de Bindo. Auspiciado por la Casa de Cultura “Enrique Peña” se crea en 1980 un Club de Fotografía. Fue su presidente Ramón Torres y entre los integrantes del Club estuvieron: David Lobera, Wilfredo Pérez Caballero, César Mombiela, Ramón Pérez “Katico”, Luís Gustavo Celorrio Zaragoza, entre otros, quienes recibieron asesoría de Bindo para el desarrollo del proyecto y continúan el legado del maestro de la fotografía en la villa azul.

En los años finales de la década del 70 Ramón Torres cumple misión internacionalista en la República de Angola. Demostrando su amistad y atención a quienes quiso, Bindo visitaba cada domingo su casa interesándose por la salud de su esposa e hijos y brindaba todo su apoyo ante cualquier necesidad de sus familiares.

BINDO Y LA FOTOGRAFIA

La fotografía es un medio del que se vale el artista para concebir una realidad que no volverá a suceder, un conocimiento implícito dentro de la contextualidad del panorama de las corrientes analíticas en épocas que cobran un extraordinario interés ya que aportan al testimonio histórico las anotaciones visuales que tienen la ventaja de responder y reconstruir hechos olvidados.

La fotografía con intenciones sociales se convierte en popular y el fotógrafo es el personaje amado de los pueblos, a él acuden personas de varias capas de la sociedad por diferentes motivos fotográficos.

José Floresbindo García Fernández fue uno de esos grandes genios del alma que durante más de 70 años de labor como fotógrafo convirtió y promovió la imagen gráfica de Puerto Padre. Fue el segundo fotógrafo de esta ciudad y el más grande de cuantos hayan existido en este terruño al norte de la provincia Las Tunas en todos los tiempos.

Sus fotos poseen un apasionamiento poético, realizado en distintas épocas. Con ellas se pueden ver como si estuviésemos en la máquina del tiempo las transformaciones arquitectónicas, los carnavales, fiestas de cumpleaños y otras en las que se aprecian los rasgos estilísticos más significativos de la visión histórica-gráfica, como referente al punto de convertirse en sugerencia y documento estrictamente sólido para la macrohistoria de la localidad.

El retrato es un género bien conocido desde que se inventó la fotografía. Un retrato aporta las características personales, sociales-sicológicas del individuo. Muchos retratos que salieron de la magia de Bindo poseen un enriquecimiento idealizado que se desprenden de poses clásicas, algunos iluminados con velas logrando una atmósfera fantasmagórica, elementos fundamentales para lograr la estética fantástica, casi sobrenatural, que rige a modo de revelación y expresa la relación íntima del autor con la obra. En otros tienen una trascendencia sorprendente lo insólito que a nuestro juicio invita el conflicto con el cambio de lo físico para adentrarse en el alma del que posa,

Hay un gran número de retratos de personajes conocidos y desconocidos que pasaron por su estudio, hombres y mujeres distinguidos, mendigos, con un alarde de maestría gráfica inigualable. Sus retratos a contra luz amenizan las cualidades interpretativas en cuanto a la relación figura-fondo que parece concentrarse en el mensaje de la forma, el anfitrión, que describe la maestría, devela la intimidad del instante. Suman miles de fotos en un género tan exigente y frecuentado por los artistas de las cámaras.

Como parte del decorado del estudio se podía apreciar una foto con un rostro de barba canosa que bien pudo cofundirse con una personalidad de la localidad o uno de los ansestros del Mago del lente, muchos se preguntaron (y se preguntan al verlo en fotografías de la época) quien era. Nada de familiaridad ni amistad, era el rostro de un mendigo que apareció un día frente al Estudio pidiendo caridad. Bindo lo atendió pero dejó constancia de su imagen en un retrato que luego mostraría para inquietud de los que visitaban su casa estudio.

Las fotos de Bindo cuentan la historia del papel fotográfico desde los años veinte hasta la década del noventa del siglo XX, transitando por los fabricados con la marca Kodak hasta nuestros días, apreciandose los de Opal platino, Kadabromide, Eko enlarginc, Solar bromide, Kodak velite, Contacto-stanbard (kodagrah), Autopositeno y Azo ilustrador.

Estos papeles sirvieron de soporte para las fotos blanco y negro, zepia y azules, luego las coloreadas con crema de óleo, hasta que llegó la era del color después de 1950, con el que se revoluciona el papel fotográfico. Entre sus fotos aparecen paples de otras marcas como Agfha, Graphic, Contox.

Su archivo es también la memoria de los negativos, que van desde los antiguos hechos en cristal, utilizado a principios del siglo XX, hasta otros materiales flexibles, entre los que se encuentran: Kadalith, Infra-red, Panatomix, Tri-x panch, Super speed ortho.

Cámaras de diferentes milímetros como las de 120 y 35 sirvieron para captar la luz tropical de diferentes texturas lumínico visual y contrastar el resultado con un acontecimiento o simplemente por mero gusto del artista. Así vemos la arquitectura, un sujeto estático de la fotografía, ya cambiada en algunos casos que para beneplácito nuestro quedaron para siempre impresos en el papel fotográfico.

Para Bindo fue motivo de gran interés la relación de obra fotográfica con el referente arquitectónico que reviste de un singular período de transición, sin proponérselo, por la historia.

El paisaje anima, recrea, en él se intertualizan la comunidad, los acontecimientos, la necesidad de participación. A veces el paisaje neutraliza los eventos temporales, roba el interés ante el sujeto central, siempre es descriptivo y ocupó en Bindo un hecho recurrente al fotografiar las arboledas que sombreaban la Avenida Libertad, las grandes extensiones suburbanas y las fotos aéreas de Puerto Padre.

Las cámaras del Mago del Lente nos cuentan la historia, el apogeo de la fama de distintas marcas. El verdadero trabajo está en el cuarto oscuro, pero siempre las cámaras cumplen un aire mítico porque pasan a relatar el comentario óptico de las escenas en el tiempo. Fueron las de la marca Kodak las preferidas por Bindo a lo largo de sus años, algunas se desgastaron por el uso contínuo, otras por ser más fuertes lo acompañaron hasta su última foto. El testimonio gráfico más completo de Puerto Padre desde los hechos más inesperados, retratos surrealistas (muchos) hasta lo verdadero, son las noticias del ojo visor del género que sin este instrumento el mundo fuera menos recordado.

Los locales ubicados en los alrededores de la casa de Bindo entran en un estado de deterioro constructivo, que incluían casas de familias y centros comerciales. Ante esta emergencia se le entregan materiales para que se construyera una nueva vivienda, la que con esfuerzo propio levanta en la calle 10 de octubre No. 19, esquina Francisco Vicente Aguilera. El 14 de abril de 1983 Bindo cambia su residencia para la nueva morada, al lado de la casa de Ramón Martínez, quien fue su alumno en 1961 y lo acompañó siempre, encargándose de su atención y cuidado. La familia Martínez Ponce pasa a residir a la nueva casa y la que ellos habitaban pasa a ser el nuevo Estudio Bindo. Para entonces el maestro solo se dedicaba a realizar fotos de carné.

En noviembre de 1993 se inaugura en el Museo “Fernando García Grave de Peralta” la exposición “Imagen retenida” en la que se muestran cámaras y proyectores con sus descripciones técnicas, negativos y fotografías, todos cortesía de Bindo y la curaduría de René Cordero Torres. Se mostraba ante el público una parte de la actividad fotográfica del Mago del Lente.

El 17 de julio de 1995, Ramón acompaña a Bindo en un viaje a España, invitación hecha a ambos por María del Pilar García, sobrina del Mago del lente. Viajan de Madrid a Oviedo. “Cuando llegamos - recuerda Ramón -, Bindo reconoce a la familia, se quedó un rato vibrando y llorando, pierde la memoria, la que va recobrando poco a poco.

Visitamos Sandamías, de donde había partido 72 años atrás. El pueblo estaba cambiado pero mantenía sus casas antiguas”.

La casa natal está más iluminada y mejor atendida que aquellos años. En Pravia fue a la iglesia de San Donato, parroquia donde se encuentra el panteón de sus antepasados. Volvía a degustar los quesos, la fabada, señalaba y reconocía los lugares de su infancia. La familia pensó en una reunificación, pero el estado de salud de Bindo y su apego a Ramón fue suficiente para entender que debía regresar a su ciudad de ensueños. Era época de verano, había neblina en la mañana y lloviznas en la tarde, pero a los dos meses la temperatura empezaba a cambiar, comienza a ser más fría y deciden regresar por temor a que Bindo se enfermara. En este tiempo recibió las muestras de cariño de sus familiares y una buena atención. La familia García aún se dedicaba a la ganadería y la siembra de pastos para la alimentación de estos, aunque con modernas técnicas para ambas labores. Estos momentos fueron captados y Bindo quedaba atrapado en imágenes fotográficas que le recordaban después los días alegres que pasó junto a sus sobrinos y demás familiares. Atrás quedan los recuerdos de su infancia, su natal Pravia y de su familia, con algunas ausencias y nuevos integrantes; nuevas cosas que recordar.

A pesar de su figura delgada y su dieta vegetariana, Bindo se mostraba saludable. Desde que en 1926 padeció de tifus no se le conoció enfermedad alguna hasta la década del 70 que padece de Hepatitis y para los 80 que enferma dos veces de Neumonía. Ya en los noventa le comienza una leve sordera, la que se le agudiza progresivamente. Su medico fue el Dr. Julio Ochoa Calderón, hasta que fallece en 1999. Después lo atiende el Dr. José Ramón Bosch.

En el año 2002 le celebran, en ambiente festivo y familiar el cumpleaños 98 al Mago el Lente. Su estado de salud es delicado, continúa con problemas respiratorios y es ingresado en el Hospital General Docente “Guillermo Domínguez López” de la localidad. Alrededor de la una de la madrugada del 2 de agosto de 2002, a causa de una neumonía falleció José Floresbindo García Fernández.

En septiembre de ese año el periodista Julián Puig Hernández publica la crónica “Fotos Bindo, la memoria dormida”, en el periódico 26 de Las Tunas. En ella rinde homenaje a quien fuera en vida el más grande de la fotografía en Puerto Padre, al maestro de tantos fotógrafos, al incansable captador de la imagen local, al Mago del Lente: “Todavía se le ve con su incansable espíritu haciendo gestos con sus manos, cuyas uñas llevan las manchas del metol, el sulfito y la hidroquinona, indicando, sugiriendo, aprobando, reprochando o curando.

En su cara estaba el espejo de todo: una mueca asentía o disentía. Un sonido onomatopéyico concluía el “diálogo”. No hacían falta tantas palabras para hacer un juicio de los hombres… ¿Sus amores? La naturaleza, la bondad, el trabajo, el bien, los hechos, la preservación de la virtud.”

FUENTES

  • Carralero Bosch, Ernesto. Cronología de Puerto Padre. Editorial Sanlope, Las Tunas 2001. unas, 2001.
  • Carralero Bosch, Ernesto. Cronicas de Puerto Padre. Editorial Sanlope. Las Tunas, 2004.
  • Colectivo De Autores. Guerra y Revolución en España. Editorial Progreso. Moscú, 1967. Tomo I y II.
  • Cordero Torres, Rene. Archivo personal.
  • Cordero Torres, Rene. Programa 61 del Rincón Español, Radio Libertad, 1997.
  • Diccionario Enciclopédico. UTEA, México, 1952.
  • Marcos García, Nelson. El fotorreportaje y su técnica. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1987.
  • Oviedo. Guía para el turista. España, 1998.
  • Petr Tausk. Introducción a la fotografía de prensa. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1984.
  • Puig Hernández, Julian. Fotos Bindo: la memoria dormida, en periódico 26, Las Tunas, septiembre de 2002.
  • Sastre Matos, Abel Julio. Archivo personal.
  • Varios. Temas de fotografía. Editorial Pablo de la Torriente. La Habana, 1989.
  • Puerto Padre

REVISTAS Y CATALOGOS:

  • Fotografía Popular. La Habana. Junio 1957 y marzo 1958.
  • Minicam. Habana, 1949.

FUENTES ORALES:

  • Antonio Ramón Martínez Pérez.
  • Thelma Martínez Ponce.
  • Teresita Ponce Moreira.
  • René Pérez Diéguez.
  • Ramón Torres Infante.
  • Julián Puig Hernández.
  • Lester Pérez Hornia.